miércoles, 21 de diciembre de 2011

HUMOR DEL BUENO: Fiesta de los 70 años... MEJOR REIR QUE LLORAR !!!!


En realidad no me acuerdo de ninguno en
particular. En tercero o cuarto año de la
secundaria te empezaban a llover
invitaciones en cartulinas blancas con
letras doradas:



¡Llegábamos a los cumpleaños de 15!


Ocho o diez años después, comenzaron
los casamientos. Luego llegaron los
cumple de los hijos, de los amiguitos de
los hijos, de los hijos de los amigos.


Después todo se volvió más tranquilo
el de los nietos en saloncitos, de 5 a 7
y media de la tarde y adiós.


Hasta que alguien invento el cumpleaños
del numero redondo, festejar 70.
¡Y estuvo genial! ¡Sí, señor!! Es casi,
casi la Fiesta de la Nostalgia.


Y de pronto nos invitaron a una,
justamente cuando hacía mucho tiempo
que no teníamos una salida formal, y
había que ir bien empeluchados.


La modista arregló vestidos , ensanchó
trajes y pantalones.


Llegado el día, nos fuimos al encuentro
de los compañeros de una generación
pujante y vital!


Llegamos, saludamos a José el festejado
y cuando sirvieron desde unos fuentones
con mechero los platos calientes que se
comían de pié comenzaron los problemas.



Raviolitos y ñoquis al verdeo.

Mollejitas fritas con salsa cuatro quesos.

Camarones en salsa provenzal.


Todo bien servido a los 200 comensales
que, apretaditos y de pie durante la
recepción, sosteníamos un plato caliente
con una mano, el tenedor con la otra,
el vaso de whisky con la otra,
saludábamos a un amigo con la otra y
un leve pero persistente temblequeo
de párkinson en todas las manos a la vez...



El desparramo de salsas fue inevitable...
me mancharon el traje 3 veces, una con
salsa roja, la otra con aroma a ajillo y
otra con una crema espesa.


Y, por fin pasamos al salón principal.

La conversación en la mesa se fue
poniendo linda…. Todas las frases
comenzaban con:


"¿Te acuerdas de...? ¿Tú estabas el día que...?",

"El que no está bien es...",


"¿Sabes quien tuvo otro nieto...?",


"Viste quién se murió…?".


Cuando alguien trataba de recordar quién
fue el que hizo tal o cual cosa en los años
60, aparecían los… "¿eeeehhhh?",

"¿Cómo era?..."

"¿Cómo se llamaba ?..."

Y las conversaciones fueron más o menos
así…

- ¿Y ustedes ya tienen nietos? preguntó
un invitado al que se le movía la
dentadura postiza.


- Si, una - le decía la mujer.

- ¿Dos nietas ya?

- No, una sola.

- ¿Dos varones?

- ¡¡UNA, UNA NIETAAAA!


- ¿Neneta? Qué lindo nombre. Disculpa
que no te escucho bien. Están poniendo
la música muy alta.


- Acá tengo una foto de mis nietecitas - le
dijo mi mujer a otro invitado..


- Ni te molestes - contestó - sin los lentes
no veo nada.
La fiesta estaba bien buena,
el discjockey pasaba de "Zapatos Rotos"
a "Yo en mi
casa y ella en el bar" y de
"La Lambada" a "La Felicidad".



De la pista me hacía seña un cabeza
pelada que oficiaba de locomotora

para que saliéramos a bailar con el
trencito.



Dos veces me tenté y dos veces me senté.
Dos veces me paré y dos veces
mi mujer
me pegó un pellizcón en zonas de
compromiso, me aplicó el
plan taco
aguja y me gritó en secreto al oído:



- ¡¡Espera a los lentos, si bailamos esto
se nos descose todo!! ¿Por
qué no vas a
fumar un cigarro afuera con Carlitos y
Oscar? Ahí viene
el mozo ¿Te pido algo?


- Sí, pídeme un trago largo con Milanta,
y un par de Aspirinas batido
con bastante
hielo. Estoy que repito todo lo que comí.
Ya vengo.



- Mi amor - me dijo mi mujer cuando me
paré- llévate el celular por
las dudas y
llévate también este papel con el numero
de la mesa
anotadito que después te la
pasas buscando por todo el salón.



El baño estaba de lo más concurrido,
flojos de vejiga y de intestinos,
asi
como prostáticos agrandados, nos
encontrábamos a cada rato en los

orinales.


Eso sí que estaba divertido!!



Desde adentro, el tipo del parlante
avisaba que había aparecido una
señora
llamada Raquelita y no encontraba la
mesa y que estaba junto al
tipo que
pasaba la música. Que fueran a retirarla
allí.



Fue una fiesta inolvidable, a las 11 nos
tomaron la presión a todos y
un
enfermero atendía sin costo a los que
se sofocaban bailando. El
cardiólogo
hacía bajar la presión de los más graves
con pastillas
sublinguales. Por suerte
no fue necesario utilizar el aparato para

electrocardiogramas ni tampoco el
DEA (Desfribrilador Externo
Automático)


Para tranquilidad de todos avisaron que
una ambulancia hacía guardia
pasiva en
la puerta del salón. Junto con los
souvenirs, en un detalle
realmente
novedoso, (José es un detallista) a los
que queríamos seguir
tomando cerveza
nos iban entregando pañales desechables.



¡Formidable invento esto de los
cumpleaños de 70!



¡Y que se pongan de moda justo ahora,
que todavía estamos hecho unos potros!



(...Si vas a reenviar este mail,
dejale la letra grande, pues la

mayoría de tus amigos no ve
ni un carajo.)






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