martes, 30 de septiembre de 2008

"LILIANA LARA: UNA ESCRITORA MARGINAL EN EL CENTRO DEL MUNDO"

Liliana Lara, caraqueña residenciada en Israel desde el 2002, resultó ganadora de la mención Cuento de la XVI Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre por su libro Los jardines de Salomón, escogido entre 28 obras por un jurado integrado por el ecuatoriano Raúl Pérez Torres y los venezolanos Milton Quero Arévalo y Luís Barrera Linares





El pasado 13 de junio Liliana Lara aguardaba noticias del veredicto de la XVI Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre. Lo hacía impaciente frente a la pantalla de su computadora, cerca del teléfono, artefactos que la conectan con la vida más allá del Kibbutz Bror Hail, donde reside en el sur de Israel. “Primero pensé que había perdido porque no encontré ningún mensaje en mi correo electrónico, pero no tomé en cuenta el cambio de horario”, cuenta a través de una conversación vía Messenger. “Cuando llamaron desde Cumaná, yo no estaba en la casa y me dejaron un mensaje con un hebreo parlante que sólo entendió "Venezuela" y "universidad", es decir, nada. Pero supuse que podía ser una llamada de la Bienal y esperé, esperé, esperé al lado del teléfono, hasta que finalmente volvió a sonar. ¡No lo podía creer! Aunque algunas veces me pareció que mis cuenticos no estaban tan mal, la mayor parte del tiempo pensaba que no ganaría porque me imaginaba concursando solo con autores "éditos".... Fue una emoción escuchar que gané. No pude dormir en toda esa semana. No paraba de decir: ¡qué increíble, qué increíble!”. Nada tiene de increíble que Liliana Lara haya obtenido el preciado galardón literario, pues desde hace mucho es escritora de oficio y conciencia. Nacida en Caracas en 1971, se mudó a los seis años a Maturín y luego a Cumaná para estudiar Educación mención Castellano y Literatura en la Universidad de Oriente. Fue tallerista en varias oportunidades de la Casa Ramos Sucre. Más tarde hizo la maestría en Literatura Latinoamericana de la Universidad Simón Bolívar.


En mayo del 2001 los péndulos del amor la hicieron conocer a un argentino israelí con el que un año después se casó y se mudó a Tierra Santa. Hoy tiene dos hijos, Emiliana, de tres años y medio y Sebastián de ocho meses, hermosas y rubias razones por las que su escritura se acopla a las intermitencias, sus correos son anhelos de media noche y sus conversas cibernéticas se ven interrumpidas por un “ya vengo, despertó el bebé, debo darle pecho”. Esa calistenia maternal la hace alimentar su blog, hasta hace poco anónimo, Memorias y avatares de una madre intelectual: http://memoriasdelamamacita.blogspot.com/


.—¿Cómo escribe una venezolana en el Medio Oriente?


Podría decir que una venezolana que escribe en el Medio Oriente escribe igual a una venezolana que escribe en cualquier otra parte del mundo. Creo que escribir cuentos en su mayoría venezolanos desde acá debe ser como Jorge Volpi escribiendo su novela alemana, En busca de Klingsor, desde México o Rodrigo Fresán escribiendo su novela inglesa, Jardines de Kensington, desde Barcelona o Buenos Aires. O más aún, Juan José Saer escribiendo novelas argentinas desde París, con la debida distancia, claro, ya quisiera yo... Nombro a estos tres escritores —aunque seguro hay y habrá muchos otros en la misma situación— porque para mi significaron un gran hallazgo: gente que escribe sobre geografías distantes o sobre geografías propias estando distantes. Cuando llegué a Israel me dije a mi misma: “bueno, ya no escribo más, si en Venezuela era inédita sin esperanzas, desde aquí ni hablar... además, estando tan lejos, ¿sobre qué voy a escribir?”. Entonces abandoné la escritura, con toda la tristeza que eso acarrea, también porque estaba más ocupada en sobrevivir a las diferencias culturales. En esa época entré en contacto con el semanario venezolano Nuevo Mundo Israelita, comencé a escribir crónicas para ellos y esa fue una especie de salvación a la completa anulación de la escritura que me había auto impuesto. Disfruté muchísimo esas crónicas y comencé a ver la realidad que me rodeaba con nuevos ojos: ojos literarios. Lo cierto es que tras leer a Saer, Volpi y Fresán me di cuenta de que, en líneas generales, no importa el lugar dónde se encuentre el escritor. Para escribir hay que escribir. Puede que esto se note o no en lo escrito, pero ese es otro asunto. Por supuesto, no es lo mismo estar en París que en el Medio Oriente y si eso ha afectado mi escritura diría que ha sido en el sentido de estar más sola, más alejada de cualquier centro, siendo más extranjera. Podría decirse que soy una “escritora marginal”, aunque Jerusalén sea el centro del mundo —y vivo a una hora de ese centro.


—¿Todo escritor no es, de alguna manera, un marginal?


—No todos los escritores son tan marginales. Hay quienes se las pasan en cuanto evento, presentación de libro, conferencia existe. Se reúnen y se leen los unos a los otros, hacen grupos, se pelean... Marginales son los que escriben desde la soledad, desde lejos de Caracas, por ejemplo o de las ciudades grandes. Eso creo que es ser marginal (marginal dentro de lo marginal). También se puede hablar de marginalidad lingüística: alguien que vive en otro idioma que no es el oficial...

—Su marginalidad es, en todo caso, escogida…


Por un lado escogida (porque es muy chic ser marginal....jajajaja!) por otro, no tengo otra opción viviendo lejos de mi idioma y de mi país. Aunque si viviera en Venezuela también estaría lejos de los centros, creo, porque viviría en el oriente venezolano.


—Siempre Oriente.... el del mundo, el del país…


—Si, me encantan los orientes, aunque soy un poco desorientada.



—¿Cómo surgió el libro Los jardines de Salomón?


—Retomé la escritura con las crónicas que hice para Nuevo Mundo Israelita, con algunos poemas chillones y larguísimas cartas a mis amigos. Pensé que no escribiría más cuentos (que era lo que más me gustaba) hasta que una historia me llegó de pronto. Una historia venezolana-israelí que se me ocurría como una película de producción binacional (imposible de filmar en estos días). “Los jardines de Salomón” se llama ese cuento y es el que da título al libro. No lo escribí de un tirón, lo abandoné varias veces y comencé a escribir otras cosas, pero siempre pensé que si algún día lo terminaba iba a ser parte de un libro que llevaría el mismo nombre por una razón muy personal: fue el primer cuento luego de una larga sequía. Después, cuando escribí otros cuentos, me di cuenta que había un cierto espíritu “salomonesco” —por no decir salomónico— que podía dar unidad a todo un libro. De pronto tuve un proyecto de libro (ya no se trataba de escribir cosas sueltas, como había hecho siempre). Entonces por primera vez me senté frente a mi computadora a terminar ese libro. Fue un trabajo arduo: todas las mañanas me sentaba a escribir, a veces no salía nada, otras veces miles de historias fluían. Se puede decir que terminé el libro en un mes y medio de trabajo intensivo, hace justo un año. Además, estaba apurada porque tenía fecha de parto de mi segundo hijo y sabía que con un bebé recién nacido no iba a poder escribir. Fue un verano muy fecundo, se podría decir.


—Fue el verano de la guerra con Líbano…


—Nunca antes me había encontrado en una situación bélica y a pesar de que vivo lejos de la frontera —donde caían cohetes, sonaban alarmas y la gente vivía metida en los refugios— la sensación de muerte y fin de mundo estaba en todas partes. Los israelíes tienen una capacidad especial para soportar situaciones extremas aferrándose al día a día, cosa de la que carecemos los venezolanos. Lo cierto es que pensé que el mundo se acababa y yo no había escrito mis historias, así que con la urgencia que da esa terrible sensación de que en cualquier momento suena una alarma antiaérea y nos tenemos que meter debajo de la cama a esperar el final, me puse a escribir. Podría haber escrito un blog de guerra (hubo muchos) pero lo que menos quería era pensar en lo que pasaba. Si en algo ha influido en mi escritura la situación geográfica en la que me encuentro es en ese sentido apocalíptico de que hay que escribir más y hay que terminar los proyectos de escritura que uno tenga, independientemente de si luego quedan engavetados o ganan premios: escribir con la urgencia de quien no sabe qué le depara el futuro, por decirlo de una forma dramática. Hay quienes tienen la teoría de que en las dictaduras los escritores escriben más, bueno, pasa otro tanto con las guerras.


—El jurado de la Bienal acotó un cierto parentesco del libro con la escritura de José Antonio Ramos Sucre.


—¡Jajaja! ¿En qué sentido lo habrán dicho? Yo ni soy tan culta, ni tan elegante, ni tan poeta, ni tan insomne (si no duermo en este periodo de mi vida es porque tengo un bebé comelón).


—¿Qué significa ser profeta en tu tierra, viviendo lejos, justamente en tierra de profetas?


—Ojalá yo fuese profeta en mi tierra y ojalá ésta fuese todavía la tierra de los profetas. Hoy en día no hay profetas en Israel. Amos Oz dijo en una entrevista reciente, a propósito del premio Príncipe de Asturias, que era difícil ser profeta en la tierra de los profetas porque había mucha competencia. Seguramente hablaba de profetas muertos o presos... Y allá, en Venezuela, ojalá yo fuese profeta, qué no haría…


—¿La escritura se ve afectada por el hecho de que hables una lengua a diario y escribas en otra?


—Probablemente si, porque aparte de todo soy profesora de español y he terminado hablando un español muy neutro. Aunque los modismos siempre salen a flote.


—Y los paisajes tan ajenos, ¿cómo influyen?


—No sé, creo que han influido más en mi poesía, que también escribo, aunque es muy mala... pero seguro también en los cuentos... el desierto es muy impresionante!!!


—¿Qué viene en lo inmediato?


—De momento me dedico a disfrutar de este minuto de fama, no todos los días se gana uno un premio y es entrevistado. ¿Planes? Escribir una novela. Cuando terminé el libro me di cuenta de que mis cuentos eran cada vez más largos y pensé que lo que viene es escribir una novela. Me gustan mucho las narraciones largas y, la verdad, soy más lectora de novelas que de cuentos. Tengo las ganas, el gusto, las lecturas, algunas historias: ¡habrá que ver si eso es todo lo que se necesita para escribir una novela!


©Jacqueline Goldberg

Publicado en Papel Literario, El Nacional, 2007.
Publicado por Jacqueline Goldberg en


http://jacquelinegoldberg/-

entrevistas.blogspot.com/2007/08/liliana-lara-una-escritora-marginal-en.html


Nota del Editor:

Conocí a Liliana Lara a fines de marzo de 2008, en
una velada cultural en el barrio norte de Tel Aviv.

Me la presentó la joven escritora mexicana Liliana V. Blum,
que esa noche recibía en ese lugar, el Primer premio del Concurso Internacional de Narrativa Breve organizado por CICLA.


Liliana, la mexicana, me había comentado que quería encontrarse con su amiga cibernetica, la Liliana venezolana, con la que se escribía desde su ciudad, alli en la lejana Mexico.

Conversamos muy poco los tres, ya que había allí un coctail organizado por la Embajada de Mexico en homenaje a su conciudadana premiada en este país.
Y luego comenzaron los discursos, las fotografías, los aplausos,
y los saludos...en la sala colmada del lugar.

Interesante: el ganador del segundo premio en ese Concurso internacional tambien fue un joven ciudadano mexicano, radicado en Israel...

Liliana Lara me hizo acordar a mi nueva nuera, SOLANGE APARICION, la esposa brasileña de mi primogenito. Ambas delgadas, ambas jovenes, ambas casadas con argentinos-israelíes...pero Solange no escribe cuentos.

Liliana, la venezolana, me contó que se había casado con un joven argentino-israelí, que viven en un Kibutz, que enseña castellano en un College a pocos kilometros de la frontera con Gaza, pero no me dijo que habia recibido un Primer Premio de literatura en Venezuela.
Fue la escritora venezolana Riolama Fernandez, bióloga
reputada y escritora venezolana (hija de la talentosa poeta y escritora Teresa Coraspe) quien me lo comentó.
Desde aquí saludo fraternalmente a todas las involucradas, deseándoles escritura fertil y fuerzas para seguir adelante en esa
dura tarea de ser escritora en un mundo no precisamente
solidario con ellas, y además, generalmente, tambien madres y
esposas responsables de sólidos hogares .

A Liliana Lara, en especial, mi solidaridad de alguien llegado
a Israel desde un idioma similar al suyo (castellano) y conviviendo diariamente en otro, tan distinto y difícil, como lo
es el idioma hebreo.
Lic. Jose Pivín
frente al puerto de Haifa
frente al mar Mediterráneo

MUSICA DEL CONTINENTE AMERICANO, EN LA CIUDAD DE SANTA FE- ARGENTINA


VIERNES 3 DE OCTUBRE, 21.30 HRS.
CINE -AUDITORIO 'ATE'
SAN LUIS 2854
CIUDAD DE SANTA FE- ARGENTINA
OSCAR GOMITOLO Y MATIAS MARCIPAR
invitado especial JULIAN MARCIPAR
"SIRVIÑACO":
ENZO VALLS Y HERNAN CARNERO

lunes, 29 de septiembre de 2008

México lee sólo 2.96 libros al año



El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), Juan Luis Arzoz, destacó que la lectura en México continúa muy relegada, luego de que al año sólo se leen 2.96 libros por persona.

Al anunciar la Octava Feria del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México, señaló que 41% de los visitantes a estos eventos lo hacen por un requerimiento escolar y otro 48% acude para comprar un libro por gusto o entretenimiento.


Informó que en esta ocasión participarán 183 editoriales y 380 fondos editoriales, lo cuales ofertarán 55,000 títulos durante esta feria, que se realizará del 10 al 19 de octubre.


Al destacar la importancia de las ferias del libro, dijo que más de la mitad de los asistentes ha participado o acudido por segunda vez o en más ocasiones.

El presidente de la Caniem, expuso que la Feria del Libro se ha consolidado con una mayor participación de editoriales y un aumento de visitantes, "para llegar a ser uno de los eventos culturales más importantes de la ciudad de México".

Indicó que con el fin de conocer mejor al público que acude a la feria y sus preferencias de compra, la Cámara realizó una encuesta, la cual reveló que 64% de los encuestados dijo que acudió para comprar un libro, 22% para asistir a un evento y 14% sólo para ver.
"Sin embargo, los que fueron sólo a un evento y a ver, terminaron comprando uno o varios libros", comentó. Por otra parte, estimó que en cada feria se venden aproximadamente 200,000 libros.
Respecto a las motivaciones para adquirir un libro, 36% de los consultados respondió que lo compró porque le pareció interesante la obra, 32% señaló que conocía y le gustaban las obras del autor y 18% porque se lo recomendaron.

"Como pueden ver, esta feria ya es esperada, se ha ido colocando en el gusto del público y ha contribuido en el fomento de la lectura", puntualizó Arzoz.


fuente: CNN- publicado WWW.YAHOO.COM.MX
el sabado 27 de septiembre de 2008
sábado 27 de septiembre, 08:45 AM

domingo, 28 de septiembre de 2008

Ciclo de Cine: Salvadores en el Holocausto

Solidaridad y Coraje
Jueves 16, 23 y 30 de octubre y 6 de noviembre


"Centro Cultural Ricardo Rojas"

El ciclo de cine Salvadores en el Holocausto, presentado por el Centro Cultural Ricardo Rojas, la Fundación Internacional Raoul Wallenberg y la Subsecretaría de Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, invita a un ejercicio de memoria histórica, en homenaje a quienes lograron iluminar un tramo de la oscura y criminal historia de la II Guerra Mundial.

Los Salvadores son personas que auxiliaron a decenas de miles de judíos perseguidos y condenados a muerte por el nazismo. A pesar de lo colosal de sus acciones, llevadas a cabo contra todas las adversidades, a la mayoría de ellos les ha ganado el olvido. ¿Quién recuerda al matrimonio de Jan y Miep Gies, la pareja de holandeses que protegió a Ana Frank y su familia hasta el día en que fueron descubiertos?

¿Quién recuerda a Arístides de Sousa Mendes, cónsul portugués en Bordeaux, Francia, que desafiando las instrucciones de su gobierno, entregó visas a más de treinta mil refugiados? ¿Quién sabe o escuchó algo acerca de Jan Karski?

Fue un polaco cristiano que ingresó subrepticiamente dos veces al gueto de Varsovia y al campo de concentración de Belzec, para luego brindar uno de los primeros testimonios presenciales de la "Solución Final" que se llevaba a cabo.

El ciclo Salvadores en el Holocausto, que estrenará en la Argentina el premiado documental En brazos de extraños, quiere honrar a quienes arriesgaron sus propias vidas para salvar las de otros, y a quienes, aun en los tramos más tenebrosos de la historia de la humanidad, no perdieron la esperanza en el valor de la solidaridad, ni la capacidad de indignarse ante la agresión a la vida.


PROGRAMACIÓN


16/10
19.00 Panel de presentación con José Ignacio García Hamilton, Josefina Delgado, Raúl Manrupe y Cecilia Vázquez.
20:00 Lo mejor de nosotros, de Jan Hrebejk (2001)
>
23/10


13:00 Mr. Klein, de Joseph Losey (1976)
19:00 Una luz de esperanza, de Lionel Chetwynd (2001)


30/10

13:00 Nicholas Winton, the power of good, de Matej Minac (2002)Será proyectada con subtítulos en inglés.
19:00 Amén de Costa-Gavras (2002)


6/11

13:00 Lo mejor de nosotros
19:00 En brazos de extraños, de Mark Jonathan Harris (2000)Estreno en Argentina.



FICHAS TÉCNICAS

Lo mejor de nosotros
Título original: Musime si pomáhat
Género: DramaDirector: Jan Hrebejk
Protagonistas: Boleslav Polivka, Anna Siskova, Jaroslav Dusek, Csongor Kassai, Jiri Kodet.Duración: 122 minutos
Origen: República Checa
Año: 2001

"Aunque imponga rasgos de comedia a un tema tan terrible como la persecución de los judíos bajo la ocupación nazi, en 'Lo mejor de nosotros' estamos muy lejos de la apelación sentimental a la manera de 'La vida es bella', de Roberto Benigni, y bastante más cerca del espíritu irónico del gran cine checo de los años sesenta, con su libertad de tono y su capacidad de refinar la sátira para señalar las fragilidades humanas y para encontrar el costado cómico en medio de las situaciones más dolorosas." (Fernándo López, La Nación).


El otro señor Klein
Título original: Mr. Klein
Género: Drama
Director: Joseph Losey
Protagonistas: Jeanne Moreau, Francine Bergé, Juliet Berto.
Duración: 123 minutos
Origen: Francia / ItaliaAño: 1976

Paris, 1942. Robert Klein vive en su confortable departamento. Tiene una amante y su negocio prospera. Los judíos perseguidos por el régimen de Vichy, aliado del invasor nazi, se desprenden de sus bienes, en particular obras de arte. Robert Klein aprovecha esa circunstancia y, sin dudarlo, compra obras a precios ridículamente bajos. Sin embargo, su vida de comodidades se ve de pronto interrumpida por la presencia de un personaje de conducta misteriosa, huidizo y amenazante.

Una luz de esperanza
Título original: Varian's WarGénero: DramaDirector: Lionel ChetwyndProtagonistas: William Hurt, Julia Ormond, Matt Craven, Alan Arkin.Duración: 121 minutosOrigen: Estados Unidos
Año: 2001
Berlín, 1938. Los nazis destruyen comercios judíos vociferando consignas antisemitas. Varian Fry, un periodista estadounidense, sabe lo que está pasando. Sin embargo, en Nueva York nadie le cree. El destino de los judíos europeos se precipita en medio de la apatía y la incomprensión. En 1940 Fry llega a Francia y pone en marcha una operación de rescate que permite a miles de judíos eludir una muerte segura a manos de la maquinaria nazi de exterminio industrial.


Nicholas Winton, the power of good
Género: Documental
Director: Matej Minac
Protagonistas: Joe Schlesinger, Karel Reisz, Hugo Morom, Joseph Guns.
Duración: 64 minutos
Origen: República Checa
Año: 2002
Atrapante documental sobre el coraje y la determinación de un joven corredor de bolsa británico de veintinueve años que salvó las vidas de 669 niños. En sólo seis meses de 1939 Nicholas Winton organizó ocho viajes entre Praga y Londres con la misión de encontrar nuevos hogares a niños judíos amenazados por el nazismo. Winton mantuvo en secreto su épica hasta que en 1988 los detalles de la misma fueron encontrados en un cuaderno de notas. Sólo dos países, Inglaterra y Suecia, atendieron sus pedidos de asilo para los pequeños refugiados.



Amén
Título original: Amen
Género: Drama
Director: Costa-Gavras
Protagonistas: Ulrich Tukur, Mathieu Kassovitz, Ulrich Mühe, Michel Duchaussoy.
Duración: 132 minutos
Origen: Francia
Año: 2002

La máquina nazi y la diplomacia vaticana. Dos hombres que luchan desde sus respectivos lugares. Por un lado Kurt Gerstein, químico y oficial de las SS que suministra Zyklon B a los campos de exterminio, al tiempo que denuncia los crímenes cometidos y alerta a los aliados, el Papa, los alemanes y la iglesia, arriesgando su vida y la de su familia. Por otro lado, Ricardo Fontana, un joven jesuita que representa a todos los sacerdotes que se oponen con tenacidad a los planes genocidas del Tercer Reich y al silencio de la jerarquía eclesiástica.


En brazos de extraños
Título original: Into the Arms of Strangers: Stories of the Kindertransport
Género: Documental
Director: Mark Jonathan Harris
Protagonistas: Judi Dench (narradora), Lorraine Allard, Lory Cahn, Mariam Cohen.
Duración: 122 minutos
Origen: Estados Unidos
Año: 2000

Entre 1938 y 1939 alrededor de 10.000 niños alemanes, austríacos y checoslovacos, la mayoría judíos, fueron enviados a Inglaterra por sus padres. Allí, familias adoptivas los recibieron, criaron y educaron. Muchos años después del fin de la guerra, la madre de uno de ellos, una madre adoptiva, un sobreviviente de Auschwitz y dos organizadores de la red de salvataje, recuerdan los aciagos días de la guerra, a los diez mil salvados y al millón y medio asesinado.


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HISTORICO CONCIERTO DE PAUL MCCARTNEY EN TEL AVIV



Paul McCartney ofreció ayer jueves su primer concierto en Israel ante decenas de miles de fanáticos, 43 años después de que a los Beatles se les prohibió presentarse en el país debido al temor de que podían corromper a la juventud.
La seguridad era estricta en el parque Yarkon en Tel Aviv y reportes de medios en Gran Bretaña informaron que un terrorista islámico había amenazado al músico, mientras que algunos palestinos lo instaron a cancelar su viaje.
El artista de 66 años ignoró las demandas, pero complació a sus seguidores palestinos durante su visita a la región cuando se dirigió a la ciudad cisjordana de Belén, encendió velas en la Iglesia de la Natividad y extendió su deseo de paz a los palestinos.
McCartney inició el concierto en Tel Aviv con el tema de los Beatles "Hello Goodbye" y se dirigió a los 40.000 asistentes en hebreo, árabe e inglés durante la presentación."Shalom Tel Aviv!", saludó el cantante, usando la palabra hebrea para "paz" y "hola".
El artista también deseó a la multitud un feliz año nuevo en hebreo, de cara a las celebraciones judías de la próxima semana, y en árabe deseó a los musulmanes un buen Ramadán, o mes de ayuno.McCartney, quien usó una chaqueta oscura y una camiseta rosada, dedicó el tema "My Love" de su banda Wings a Linda, su esposa que falleció de cáncer en 1998, y también rindió tributo a sus fallecidos compañeros de los Beatles, John Lennon y George Harrison.
Entre los favoritos interpretados estuvieron "Give Peace a Chance" y "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band", el tema con el que cerró la noche.La visita de McCartney a Israel provocó una nueva ola de "beatlemanía", en la que las estaciones de radio estuvieron tocando las canciones de la banda de manera casi continua durante los últimos días.
Israel rechazó la visita de los Beatles en 1965, cuando la banda estaba en la cima de su carrera. Pero el embajador israelí en el Reino Unido se disculpó formalmente en enero por la acción e invitó a McCartney y al otro integrante de la famosa banda Richard Starkey, conocido como Ringo Starr, a presentarse en Israel.
fuente: Israel en noticias: http://www.hagshama.org.il/es.

JUAN CARLOS GOMEZ: GOMBROWICZIDAS

GOMBROWICZ Y LA ARGENTINA

Las señales más conspicuas que aparecen sobre la existencia de un Gombrowicz argentino son tres.

La declaración del Vate Marxista de que Gombrowicz es el mejor escritor argentino del siglo XX.El nombramiento de Gombrowicz como autoridad de una mesa electoral que le hace el Ministerio del Interior en una nota que encuentra el Pegajoso en la casa de Venezuela filmando una escena de la peor de todas las películas que se hicieron sobre Gombrowicz.La inclusión de Gombrowicz en "Historia crítica de la literatura argentina" que llevó adelante Noé Jitrik venciendo la resistencia que le opuso una buena parte de la obtusa intelectualidad local.
Recientemente incorporado al club de gombrowiczidas Noé Jitrik es, sin embargo, un viejo admirador del admirable Gombrowicz."Leí ‘Ferdydurke’ casi cuando apareció la versión en castellano; muy posteriormente ‘Trans-Atlántico’ y las obras de teatro. Me deslumbró. Sentí que rompía todos los límites y se atrevía, en un gesto vanguardista muy radical, a poner todo el orden convencional patas para arriba"Gombrowicz vivió un cuarto de siglo entre nosotros, si bien ésta no puede ser considerada la cuarta señal conspicua de su argentinismo sí lo pueden ser el mar y el campo.A Gombrowicz le gustaba pasar las vacaciones en las playas y en las estancias, aunque con escasos recursos económicos tenía acceso a las clases más acomodadas de modo que se ponía en contacto con toda la variedad de nuestras costumbres ya que su medio más natural era el de la bohemia y el de la pobreza.
Ese alcance social lo estimulaba a opinar también sobre política, a pesar de que consideraba a la política como una actividad de trocha angosta."La Cabaña" era una estancia cercana a las playas de Necochea donde Gombrowicz pasaba sus vacaciones, una casa en la que escribió páginas memorables de los diarios como la de los escarabajos, el contraste entre las playas y el campo le resultaba propicio para la meditación.En esa pampa ilimitada no hay océano ni sal ni vientos, después de la agitación de las playas, ahora estaba frente a la tranquilidad, el silencio y el relajamiento. En el campo argentino no hay campesinos como los hay en Polonia, aquí no hay nadie. Unos cuantos peones cuidan los campos y la enorme cantidad de vacas y de caballos, pero sin prisa. Un hombre con un tractor labra, siega, trilla y embolsa los granos.
Gombrowicz caminaba por las avenidas de eucaliptos en medio de la inmensidad de la pampa húmeda, y de nuevo lo asaltaba el presentimiento de una agonía solitaria en un sótano asfixiante. Sabía que Dios no sería un asilo para su vejez, y menos aún la trascendencia del existencialismo con sus borracheras de sentimientos trágicos. El tiempo del deshielo presionaba sobre su conciencia y se preguntaba si su regreso a Polonia, si su regreso a la patria no podría darle lo que Dios y la filosofía no podían darle. Pero en ese caso se tendría que enfrentar con una libertad relativa, una libertad que debía presentarse dos veces por semana en la oficina de control para poder vivir una semivida y una semiverdad.A través de estas cavilaciones se estaba definiendo respecto a la ética del catolicismo, del existencialismo y del marxismo, pero la moral es sólo un fragmento de la vida, y los otros fragmentos lo seguían presionando por todas partes pues la realidad es inagotable.
Esa contradicción entre el ser y el existir lo llevaba de la mano al mundo palpable de los eucaliptos y de la tierra, ese único mundo amigable y creíble, un mundo que se le había diluido en esa pampa inmensa bajo la bóveda celeste, se le había borrado.Ni siquiera el globo terrestre, suspendido él mismo, podía asegurarle un terreno firme para los pies. Ese abismo sin fondo podría enloquecernos si es que no estuviéramos tan acostumbrados a él.En las playas de Necochea tomaba contacto en cambio con la flor y nata de la clase alta, donde también se le prendía la lamparita, por la aplicación de una determinada ciencia infusa supo de repente cómo se había realizado en la Argentina la reforma agraria."Santiago Achaval, Juan Santamarina, Paco Virasoro y Pepe Uriburu: jóvenes de la oligarquía, ricos. ¿Cuántos hermanos y hermanas tienen? Paco es el que tiene menos, sólo seis. Entre los cuatro, un total de cuarenta hermanos. Niaki Zuberbühler tiene ochenta primos de primer grado. La reforma agraria se lleva a cabo en la cama"
Pero Gombrowicz también tenía acceso a estancias ubicadas a mayor altura sobre el nivel del mar. En una de las vacaciones que pasó en la ciudad de Córdoba se alojó en la residencia de un nuevo rico argentino que había llegado al lugar con unas monedas en el bolsillo y que había llegado a tener doscientos millones, un Rolls Royce, un yate, un avión y una piscina de tres plantas que se adaptaba a cada nivel del terreno."Soporto mal la riqueza, la brutal preponderancia del dinero por lo general me ofende, de modo que interiormente me preparé para mostrarme disgustado y rebelde. Pero resultó que mi rebeldía estaba fuera de lugar"Gombrowicz se fue dando cuenta de que en la mesa donde estaba cenando había una especie de sinceridad infantil y una falta total de afectación y arrogancia.
El dueño de la casa, a diferencia del tío de "Ferdydurke", miraba sin temor a los criados, y eso porque aún hoy seguía trabajando duro, probablemente más duro que sus propios sirvientes.No había reticencias entre el magnate y los empleados, la situación era evidente para todos, en la vida unos tienen mucha suerte y otros no tienen tanta."Es cierto que en la Argentina, y quizás en toda América, se da menos importancia al dinero que en Europa. El dinero es más ligero. Es más inocente. Tiene menos pretensiones. Y cambia de manos con facilidad"El vecino de mesa, un coronel simpático, le señala discretamente a un señor corpulento sentado junto a la señora de la casa: –Es Neruda.
Y aquí comienza el desarrollo de un malentendido que tiene un final inesperado, como tantos otros finales inesperados que lo persiguieron durante el cuarto de siglo que vivió en la Argentina.Neruda, ese bardo comunista tenía más suerte que Gombrowicz, él sólo era un burgués instalado en el capitalismo que vivía apenas mejor que un obrero.El cantor del proletariado en cambio, censor de la explotación del hombre por el hombre, se revolcaba en millones largos gracias precisamente a su melopea revolucionaria."No hay mejor cosa que ser un poeta rojo en el podrido Occidente: se goza de una fama universal, también detrás del ‘telón de acero’, se gana un montón de dinero y encima todos los placeres de ese capitalismo podrido están a mano. Sin hablar de que una situación casi oficial te convierte en una especie de embajador o ministro"
Cuando estaba realmente contrariado con todos estos pensamientos que le habían venido a la cabeza se la acerca la señora de la casa: –Señor Gombrowicz, el señor Neruda es un gran admirador suyo.Gombrowicz no comprendía nada, ¿cómo ese enemigo suyo podía ser su admirador? El coronel, muy nervioso, le da un codazo: –Es Neruda, pero no el que usted piensa. Es otro Neruda. Éste es del Chaco.Juró para dentro de sí aprovechar la primera ocasión que se le presentara para vengarse de ese coronel gracioso, mientras tanto salieron a pasear por el campo. Pero, lamentablemente para Gombrowicz, la primera ocasión para hacer una nueva broma se le volvió a presentar al coronel.
Si en la Polonia de antes de la guerra, en un campo de doscientas hectáreas, vivían más o menos diez familias de jornaleros, en la Argentina, en cuatro mil hectáreas, no habitaban más de quince personas.Todo se hacía a máquina, y el ganado no vivía en establos como en Europa, vivía en el campo día y noche, en verano y en invierno.Otra cosa que llamaba la atención de Gombrowicz era que por la noche no se cerraban las puertas, quedaban abiertas, y esto era así seguramente porque a los habitantes del lugar, con una población tan escasa, les hubiera resultado difícil cometer delitos sin que los identificaran, todos se conocían.A la vuelta del paseo se sentaron en el salón, y como las puertas estaban abiertas se metió una serpiente que sólo atemorizó a Gombrowicz.
"Perdí la conciencia de lo que pasaba conmigo y sólo al cabo de un rato constaté que estaba de pie sobre una frágil mesita de caoba: un milagro de equilibrio, que no sé cómo se produjo"Antes de irse a dormir en la maravillosa residencia del magnate a Gombrowicz le ocurrió algo que me hizo recodar a una aventura que había tenido con el Beduino.Una tarde conversaba con el Beduino en un banco de la plaza principal de Santiago. Este pichón santiagueño de sociólogo le preguntaba de vez en cuando si tenía tanto sentido del humor como parecía a primera vista. Mientras tanto le contaba que cada uno de los hermanos Santucho tenía una tendencia política diferente, gracias a esto la familia no le temía a las revoluciones tan frecuentes en aquella época, cualquiera fuese la que triunfara algún hermano ganaría: el comunista, el nacionalista, el liberal, el cura o el peronista.
El Beduino trataba de asegurarse, más que de ninguna otra cosa, de que Gombrowicz tuviera sentido del humor. Cuando estuvo seguro, con mucho disimulo, encendió un petardo y lo puso debajo del banco, el petardo estalló: –Perdón, Gombrowicz, ¿se asustó?; –No utilice, jovencito, esas armas infernales. Me contaba el Beduino que se puso blanco como un papel y durante un largo rato no pronunció palabra."El coronel me preguntó si me gustaba que me gastaran bromitas. Le contesté que sí, que un hombre dotado de un sentido del humor como el mío puede deleitarse con cualquier bromita. El coronel se alejó un momento para beber agua, mientras yo pegaba un brinco, debajo de mi sillón se produjo un estallido ensordecedor. ¡Me había puesto un petardo!"
El acceso natural que tenía a todas las clases sociales y una curiosidad manifiesta por lo fenómeno sociales le daban aire para opinar sobre política.Las circunstancias políticas que vivió Gombrowicz después de la aparición de "Ferdydurke" en la Argentina fueron: el peronismo, la revolución libertadora y el gobierno de Frondizi. Le interesaban poco los contenidos políticos cualesquiera fuera el régimen, le interesaba más el estilo de los políticos."Este país tan aburrido que es la Argentina de un día para otro se ha convertido en uno de los espectáculos más interesantes del mundo" Fue una época de una gran exaltación política, Frondizi había hecho un pacto con Perón y ganó las elecciones del año 1958 de una manera aplastante.
Los discursos de su campaña electoral contenían programas de la izquierda nacionalista. El petróleo debía ser nuestro, había que llevar adelante la reforma agraria, darle un gran impulso a la industria nacional y socializar el capital.Este programa despertó el entusiasmo del pueblo y obtuvo cuatro millones de sufragios sobre siete millones de votantes... pero..."Apenas nueve meses más tarde, ese mismo Frondizi entregaba la explotación del petróleo a los magnates extranjeros. Anuncia un programa de reformas financieras y económicas que es uno de los más draconianos del mundo. Empieza a cerrar las empresas estatales y despide a los empleados. Abre de par en par las puertas del país al capital extranjero. Proclama el estado de sitio y sofoca la huelga general con el ejército"
Este escándalo le resulta a Gombrowicz bastante instructivo. Los argentinos estaban aturdidos, habían pasado del arrebato de entusiasmo, al temor y la rabia. Los salarios subían por la escalera y los precios empezaron a subir por el ascensor, Gombrowicz estaba cayendo en la cuenta de que se había acabado la facilidad.El país era tan rico que durante largos años había soportado la demagogia, la megalomanía y la fraseología, así como toda clase de teorías magníficas, sin hablar de diversos negocios turbios que habían prosperado en ese caldo de cultivo.Gombrowicz se estaba refiriendo a la época peronista, a su entender había llegado la hora de enfrentarse cara a cara con la realidad, con el enorme despilfarro que había realizado el régimen derrocado.
"La enorme energía acumulada en el capital internacional ha irrumpido en la Argentina, un país que es casi tan grande como la mitad de Europa. De modo que un ciudadano de a pie no entiende nada de nada y no sabe a qué atenerse. Durante largos años le han dicho que todo eso era ‘explotación’ e ‘imperialismo’, y ahora resulta que es la perspectiva de un nuevo bienestar y el remedio más eficaz contra la anemia"Los nacionalistas piensan que Frondizi los ha traicionado: –¿Qué es lo que, según ustedes, se puede hacer?; –La revolución; –Bien. Pero, al llegar al poder... ¿qué programa tienen para salir de la crisis?; –¿Programa? Bueno...Era imposible seguir imprimiendo billetes sin el respaldo de la provisión de fondos, pero el nacionalismo argentino, como todos los nacionalismos del mundo, es emocional y no le gustan las cifras.
"Todo su programa se reduce a un odio verdaderamente enfermizo hacia los Estados Unidos y a un temor igualmente enfermizo de que los Estados Unidos los va a devorar (...) La Argentina debe a los Estados Unidos una parte importante de su desarrollo técnico, sin hablar ya de los provechos en el tema de la política: ¿quién, por ejemplo, les defendió de Hitler?"Según la manera de ver las cosas que tenía Gombrowicz se estaba produciendo una guerra entre las cifras y los sentimientos, las fobias y las ilusiones. Los nacionalistas habían conducido el país al aislamiento económico, una de las causas principales de la crisis. En la Argentina existían varios tipos de nacionalismos y cada uno de ellos deseaba un tipo distinto de dictadura para recuperar la dignidad.
Un cierto tipo de nacionalismo era el clerical militarista, admirador de España y de Franco, que había formado parte de la revolución contra Perón porque quemaba iglesias y combatía al clero.Pero en la época de Frondizi ese mismo grupo intentaba aliarse con los peronistas y con los comunistas, porque también ellos eran nacionalistas, para formar un frente antigubernamental y establecer una dictadura. Pero la única dictadura posible en la Argentina era la dictadura militar, y el ejército estaba contra ellos.Para los comunistas del país existían tres centros de poder: el ejército, la iglesia católica y los sindicatos obreros. Las instituciones democráticas, como el parlamento y la corte suprema, habían sido violadas tantas veces que carecían de prestigio.
Los partidos políticos y la opinión pública estaban desorientados, habían elegido un presidente de izquierda y progresista y justamente él los había traicionado. El cambio de chaqueta del presidente había provocado una confusión infernal en todo el país.Pero a un simple obrero no le preocupa tanto la victoria de la revolución mundial, lo que quería era seguir viviendo más o menos bien, descubriendo sin saltos, poco a poco, esta realidad."Mientras volvía a casa, unas masas de niebla irrumpían por entre los bloques de edificios, y yo me decía que si la Argentina es un lugar del mundo tan atractivo, incluso para un escritor como yo, poco interesado en política, debe ser porque aquí, aunque todavía flotan en el aire brumosos montones de consignas, nombres, ideas, corrientes políticas, ideologías, intereses, poco a poco la niebla va disipándose y deja al descubierto el implacable contorno de la vida real (…)"
"Todo eso ocurre por sí solo, simplemente porque se ha agotado el dinero, el dinero, que es el infalible instrumento de la ilusión. La verdad es que toda esa aventura de ellos no ha sido nada original. Se trata de un proceso histórico dialécticamente clásico (…)""La izquierda llega al poder: reformas, subidas de sueldos, precios más bajos, planificación, reestructuración, manipulación y declamación, después de lo cual aparece el fondo de la caja.Entonces empieza la crisis, el poder da un giro a la derecha, liberal, impopular, y al cabo de unos años de esfuerzos y ahorro las cajas vuelven a estar llenas y de nuevo se puede soñar, y planificar, y engrandecer..., e imprimir los billetes para cubrir todos esos gastos.He aquí la noria de la Historia. Vuelta a empezar"GOMBROWICZ Y LA ARGENTINA
Las señales más conspicuas que aparecen sobre la existencia de un Gombrowicz argentino son tres.La declaración del Vate Marxista de que Gombrowicz es el mejor escritor argentino del siglo XX.El nombramiento de Gombrowicz como autoridad de una mesa electoral que le hace el Ministerio del Interior en una nota que encuentra el Pegajoso en la casa de Venezuela filmando una escena de la peor de todas las películas que se hicieron sobre Gombrowicz.La inclusión de Gombrowicz en "Historia crítica de la literatura argentina" que llevó adelante Noé Jitrik venciendo la resistencia que le opuso una buena parte de la obtusa intelectualidad local.
Recientemente incorporado al club de gombrowiczidas Noé Jitrik es, sin embargo, un viejo admirador del admirable Gombrowicz."Leí ‘Ferdydurke’ casi cuando apareció la versión en castellano; muy posteriormente ‘Trans-Atlántico’ y las obras de teatro. Me deslumbró. Sentí que rompía todos los límites y se atrevía, en un gesto vanguardista muy radical, a poner todo el orden convencional patas para arriba"Gombrowicz vivió un cuarto de siglo entre nosotros, si bien ésta no puede ser considerada la cuarta señal conspicua de su argentinismo sí lo pueden ser el mar y el campo.A Gombrowicz le gustaba pasar las vacaciones en las playas y en las estancias, aunque con escasos recursos económicos tenía acceso a las clases más acomodadas de modo que se ponía en contacto con toda la variedad de nuestras costumbres ya que su medio más natural era el de la bohemia y el de la pobreza.
Ese alcance social lo estimulaba a opinar también sobre política, a pesar de que consideraba a la política como una actividad de trocha angosta."La Cabaña" era una estancia cercana a las playas de Necochea donde Gombrowicz pasaba sus vacaciones, una casa en la que escribió páginas memorables de los diarios como la de los escarabajos, el contraste entre las playas y el campo le resultaba propicio para la meditación.En esa pampa ilimitada no hay océano ni sal ni vientos, después de la agitación de las playas, ahora estaba frente a la tranquilidad, el silencio y el relajamiento. En el campo argentino no hay campesinos como los hay en Polonia, aquí no hay nadie. Unos cuantos peones cuidan los campos y la enorme cantidad de vacas y de caballos, pero sin prisa. Un hombre con un tractor labra, siega, trilla y embolsa los granos.
Gombrowicz caminaba por las avenidas de eucaliptos en medio de la inmensidad de la pampa húmeda, y de nuevo lo asaltaba el presentimiento de una agonía solitaria en un sótano asfixiante. Sabía que Dios no sería un asilo para su vejez, y menos aún la trascendencia del existencialismo con sus borracheras de sentimientos trágicos. El tiempo del deshielo presionaba sobre su conciencia y se preguntaba si su regreso a Polonia, si su regreso a la patria no podría darle lo que Dios y la filosofía no podían darle. Pero en ese caso se tendría que enfrentar con una libertad relativa, una libertad que debía presentarse dos veces por semana en la oficina de control para poder vivir una semivida y una semiverdad.A través de estas cavilaciones se estaba definiendo respecto a la ética del catolicismo, del existencialismo y del marxismo, pero la moral es sólo un fragmento de la vida, y los otros fragmentos lo seguían presionando por todas partes pues la realidad es inagotable.
Esa contradicción entre el ser y el existir lo llevaba de la mano al mundo palpable de los eucaliptos y de la tierra, ese único mundo amigable y creíble, un mundo que se le había diluido en esa pampa inmensa bajo la bóveda celeste, se le había borrado.Ni siquiera el globo terrestre, suspendido él mismo, podía asegurarle un terreno firme para los pies. Ese abismo sin fondo podría enloquecernos si es que no estuviéramos tan acostumbrados a él.En las playas de Necochea tomaba contacto en cambio con la flor y nata de la clase alta, donde también se le prendía la lamparita, por la aplicación de una determinada ciencia infusa supo de repente cómo se había realizado en la Argentina la reforma agraria."Santiago Achaval, Juan Santamarina, Paco Virasoro y Pepe Uriburu: jóvenes de la oligarquía, ricos. ¿Cuántos hermanos y hermanas tienen? Paco es el que tiene menos, sólo seis. Entre los cuatro, un total de cuarenta hermanos. Niaki Zuberbühler tiene ochenta primos de primer grado. La reforma agraria se lleva a cabo en la cama"
Pero Gombrowicz también tenía acceso a estancias ubicadas a mayor altura sobre el nivel del mar. En una de las vacaciones que pasó en la ciudad de Córdoba se alojó en la residencia de un nuevo rico argentino que había llegado al lugar con unas monedas en el bolsillo y que había llegado a tener doscientos millones, un Rolls Royce, un yate, un avión y una piscina de tres plantas que se adaptaba a cada nivel del terreno."Soporto mal la riqueza, la brutal preponderancia del dinero por lo general me ofende, de modo que interiormente me preparé para mostrarme disgustado y rebelde. Pero resultó que mi rebeldía estaba fuera de lugar"Gombrowicz se fue dando cuenta de que en la mesa donde estaba cenando había una especie de sinceridad infantil y una falta total de afectación y arrogancia.
El dueño de la casa, a diferencia del tío de "Ferdydurke", miraba sin temor a los criados, y eso porque aún hoy seguía trabajando duro, probablemente más duro que sus propios sirvientes.No había reticencias entre el magnate y los empleados, la situación era evidente para todos, en la vida unos tienen mucha suerte y otros no tienen tanta."Es cierto que en la Argentina, y quizás en toda América, se da menos importancia al dinero que en Europa. El dinero es más ligero. Es más inocente. Tiene menos pretensiones. Y cambia de manos con facilidad"El vecino de mesa, un coronel simpático, le señala discretamente a un señor corpulento sentado junto a la señora de la casa: –Es Neruda.
Y aquí comienza el desarrollo de un malentendido que tiene un final inesperado, como tantos otros finales inesperados que lo persiguieron durante el cuarto de siglo que vivió en la Argentina.Neruda, ese bardo comunista tenía más suerte que Gombrowicz, él sólo era un burgués instalado en el capitalismo que vivía apenas mejor que un obrero.El cantor del proletariado en cambio, censor de la explotación del hombre por el hombre, se revolcaba en millones largos gracias precisamente a su melopea revolucionaria."No hay mejor cosa que ser un poeta rojo en el podrido Occidente: se goza de una fama universal, también detrás del ‘telón de acero’, se gana un montón de dinero y encima todos los placeres de ese capitalismo podrido están a mano. Sin hablar de que una situación casi oficial te convierte en una especie de embajador o ministro"
Cuando estaba realmente contrariado con todos estos pensamientos que le habían venido a la cabeza se la acerca la señora de la casa: –Señor Gombrowicz, el señor Neruda es un gran admirador suyo.Gombrowicz no comprendía nada, ¿cómo ese enemigo suyo podía ser su admirador? El coronel, muy nervioso, le da un codazo: –Es Neruda, pero no el que usted piensa. Es otro Neruda. Éste es del Chaco.Juró para dentro de sí aprovechar la primera ocasión que se le presentara para vengarse de ese coronel gracioso, mientras tanto salieron a pasear por el campo. Pero, lamentablemente para Gombrowicz, la primera ocasión para hacer una nueva broma se le volvió a presentar al coronel.
Si en la Polonia de antes de la guerra, en un campo de doscientas hectáreas, vivían más o menos diez familias de jornaleros, en la Argentina, en cuatro mil hectáreas, no habitaban más de quince personas.Todo se hacía a máquina, y el ganado no vivía en establos como en Europa, vivía en el campo día y noche, en verano y en invierno.Otra cosa que llamaba la atención de Gombrowicz era que por la noche no se cerraban las puertas, quedaban abiertas, y esto era así seguramente porque a los habitantes del lugar, con una población tan escasa, les hubiera resultado difícil cometer delitos sin que los identificaran, todos se conocían.A la vuelta del paseo se sentaron en el salón, y como las puertas estaban abiertas se metió una serpiente que sólo atemorizó a Gombrowicz.
"Perdí la conciencia de lo que pasaba conmigo y sólo al cabo de un rato constaté que estaba de pie sobre una frágil mesita de caoba: un milagro de equilibrio, que no sé cómo se produjo"Antes de irse a dormir en la maravillosa residencia del magnate a Gombrowicz le ocurrió algo que me hizo recodar a una aventura que había tenido con el Beduino.Una tarde conversaba con el Beduino en un banco de la plaza principal de Santiago. Este pichón santiagueño de sociólogo le preguntaba de vez en cuando si tenía tanto sentido del humor como parecía a primera vista. Mientras tanto le contaba que cada uno de los hermanos Santucho tenía una tendencia política diferente, gracias a esto la familia no le temía a las revoluciones tan frecuentes en aquella época, cualquiera fuese la que triunfara algún hermano ganaría: el comunista, el nacionalista, el liberal, el cura o el peronista.
El Beduino trataba de asegurarse, más que de ninguna otra cosa, de que Gombrowicz tuviera sentido del humor. Cuando estuvo seguro, con mucho disimulo, encendió un petardo y lo puso debajo del banco, el petardo estalló: –Perdón, Gombrowicz, ¿se asustó?; –No utilice, jovencito, esas armas infernales. Me contaba el Beduino que se puso blanco como un papel y durante un largo rato no pronunció palabra."El coronel me preguntó si me gustaba que me gastaran bromitas. Le contesté que sí, que un hombre dotado de un sentido del humor como el mío puede deleitarse con cualquier bromita. El coronel se alejó un momento para beber agua, mientras yo pegaba un brinco, debajo de mi sillón se produjo un estallido ensordecedor. ¡Me había puesto un petardo!"
El acceso natural que tenía a todas las clases sociales y una curiosidad manifiesta por lo fenómeno sociales le daban aire para opinar sobre política.Las circunstancias políticas que vivió Gombrowicz después de la aparición de "Ferdydurke" en la Argentina fueron: el peronismo, la revolución libertadora y el gobierno de Frondizi. Le interesaban poco los contenidos políticos cualesquiera fuera el régimen, le interesaba más el estilo de los políticos."Este país tan aburrido que es la Argentina de un día para otro se ha convertido en uno de los espectáculos más interesantes del mundo" Fue una época de una gran exaltación política, Frondizi había hecho un pacto con Perón y ganó las elecciones del año 1958 de una manera aplastante.
Los discursos de su campaña electoral contenían programas de la izquierda nacionalista. El petróleo debía ser nuestro, había que llevar adelante la reforma agraria, darle un gran impulso a la industria nacional y socializar el capital.Este programa despertó el entusiasmo del pueblo y obtuvo cuatro millones de sufragios sobre siete millones de votantes... pero..."Apenas nueve meses más tarde, ese mismo Frondizi entregaba la explotación del petróleo a los magnates extranjeros. Anuncia un programa de reformas financieras y económicas que es uno de los más draconianos del mundo. Empieza a cerrar las empresas estatales y despide a los empleados. Abre de par en par las puertas del país al capital extranjero. Proclama el estado de sitio y sofoca la huelga general con el ejército"
Este escándalo le resulta a Gombrowicz bastante instructivo. Los argentinos estaban aturdidos, habían pasado del arrebato de entusiasmo, al temor y la rabia. Los salarios subían por la escalera y los precios empezaron a subir por el ascensor, Gombrowicz estaba cayendo en la cuenta de que se había acabado la facilidad.El país era tan rico que durante largos años había soportado la demagogia, la megalomanía y la fraseología, así como toda clase de teorías magníficas, sin hablar de diversos negocios turbios que habían prosperado en ese caldo de cultivo.Gombrowicz se estaba refiriendo a la época peronista, a su entender había llegado la hora de enfrentarse cara a cara con la realidad, con el enorme despilfarro que había realizado el régimen derrocado.
"La enorme energía acumulada en el capital internacional ha irrumpido en la Argentina, un país que es casi tan grande como la mitad de Europa. De modo que un ciudadano de a pie no entiende nada de nada y no sabe a qué atenerse. Durante largos años le han dicho que todo eso era ‘explotación’ e ‘imperialismo’, y ahora resulta que es la perspectiva de un nuevo bienestar y el remedio más eficaz contra la anemia"Los nacionalistas piensan que Frondizi los ha traicionado: –¿Qué es lo que, según ustedes, se puede hacer?; –La revolución; –Bien. Pero, al llegar al poder... ¿qué programa tienen para salir de la crisis?; –¿Programa? Bueno...Era imposible seguir imprimiendo billetes sin el respaldo de la provisión de fondos, pero el nacionalismo argentino, como todos los nacionalismos del mundo, es emocional y no le gustan las cifras.
"Todo su programa se reduce a un odio verdaderamente enfermizo hacia los Estados Unidos y a un temor igualmente enfermizo de que los Estados Unidos los va a devorar (...) La Argentina debe a los Estados Unidos una parte importante de su desarrollo técnico, sin hablar ya de los provechos en el tema de la política: ¿quién, por ejemplo, les defendió de Hitler?"Según la manera de ver las cosas que tenía Gombrowicz se estaba produciendo una guerra entre las cifras y los sentimientos, las fobias y las ilusiones. Los nacionalistas habían conducido el país al aislamiento económico, una de las causas principales de la crisis. En la Argentina existían varios tipos de nacionalismos y cada uno de ellos deseaba un tipo distinto de dictadura para recuperar la dignidad.
Un cierto tipo de nacionalismo era el clerical militarista, admirador de España y de Franco, que había formado parte de la revolución contra Perón porque quemaba iglesias y combatía al clero.Pero en la época de Frondizi ese mismo grupo intentaba aliarse con los peronistas y con los comunistas, porque también ellos eran nacionalistas, para formar un frente antigubernamental y establecer una dictadura. Pero la única dictadura posible en la Argentina era la dictadura militar, y el ejército estaba contra ellos.Para los comunistas del país existían tres centros de poder: el ejército, la iglesia católica y los sindicatos obreros. Las instituciones democráticas, como el parlamento y la corte suprema, habían sido violadas tantas veces que carecían de prestigio.
Los partidos políticos y la opinión pública estaban desorientados, habían elegido un presidente de izquierda y progresista y justamente él los había traicionado. El cambio de chaqueta del presidente había provocado una confusión infernal en todo el país.Pero a un simple obrero no le preocupa tanto la victoria de la revolución mundial, lo que quería era seguir viviendo más o menos bien, descubriendo sin saltos, poco a poco, esta realidad."Mientras volvía a casa, unas masas de niebla irrumpían por entre los bloques de edificios, y yo me decía que si la Argentina es un lugar del mundo tan atractivo, incluso para un escritor como yo, poco interesado en política, debe ser porque aquí, aunque todavía flotan en el aire brumosos montones de consignas, nombres, ideas, corrientes políticas, ideologías, intereses, poco a poco la niebla va disipándose y deja al descubierto el implacable contorno de la vida real (…)"
"Todo eso ocurre por sí solo, simplemente porque se ha agotado el dinero, el dinero, que es el infalible instrumento de la ilusión. La verdad es que toda esa aventura de ellos no ha sido nada original. Se trata de un proceso histórico dialécticamente clásico (…)""La izquierda llega al poder: reformas, subidas de sueldos, precios más bajos, planificación, reestructuración, manipulación y declamación, después de lo cual aparece el fondo de la caja.Entonces empieza la crisis, el poder da un giro a la derecha, liberal, impopular, y al cabo de unos años de esfuerzos y ahorro las cajas vuelven a estar llenas y de nuevo se puede soñar, y planificar, y engrandecer..., e imprimir los billetes para cubrir todos esos gastos.He aquí la noria de la Historia. Vuelta a empezar"GOMBROWICZ Y LA ARGENTINA
Las señales más conspicuas que aparecen sobre la existencia de un Gombrowicz argentino son tres.La declaración del Vate Marxista de que Gombrowicz es el mejor escritor argentino del siglo XX.El nombramiento de Gombrowicz como autoridad de una mesa electoral que le hace el Ministerio del Interior en una nota que encuentra el Pegajoso en la casa de Venezuela filmando una escena de la peor de todas las películas que se hicieron sobre Gombrowicz.La inclusión de Gombrowicz en "Historia crítica de la literatura argentina" que llevó adelante Noé Jitrik venciendo la resistencia que le opuso una buena parte de la obtusa intelectualidad local.
Recientemente incorporado al club de gombrowiczidas Noé Jitrik es, sin embargo, un viejo admirador del admirable Gombrowicz."Leí ‘Ferdydurke’ casi cuando apareció la versión en castellano; muy posteriormente ‘Trans-Atlántico’ y las obras de teatro. Me deslumbró. Sentí que rompía todos los límites y se atrevía, en un gesto vanguardista muy radical, a poner todo el orden convencional patas para arriba"Gombrowicz vivió un cuarto de siglo entre nosotros, si bien ésta no puede ser considerada la cuarta señal conspicua de su argentinismo sí lo pueden ser el mar y el campo.A Gombrowicz le gustaba pasar las vacaciones en las playas y en las estancias, aunque con escasos recursos económicos tenía acceso a las clases más acomodadas de modo que se ponía en contacto con toda la variedad de nuestras costumbres ya que su medio más natural era el de la bohemia y el de la pobreza.
Ese alcance social lo estimulaba a opinar también sobre política, a pesar de que consideraba a la política como una actividad de trocha angosta."La Cabaña" era una estancia cercana a las playas de Necochea donde Gombrowicz pasaba sus vacaciones, una casa en la que escribió páginas memorables de los diarios como la de los escarabajos, el contraste entre las playas y el campo le resultaba propicio para la meditación.En esa pampa ilimitada no hay océano ni sal ni vientos, después de la agitación de las playas, ahora estaba frente a la tranquilidad, el silencio y el relajamiento. En el campo argentino no hay campesinos como los hay en Polonia, aquí no hay nadie. Unos cuantos peones cuidan los campos y la enorme cantidad de vacas y de caballos, pero sin prisa. Un hombre con un tractor labra, siega, trilla y embolsa los granos.
Gombrowicz caminaba por las avenidas de eucaliptos en medio de la inmensidad de la pampa húmeda, y de nuevo lo asaltaba el presentimiento de una agonía solitaria en un sótano asfixiante. Sabía que Dios no sería un asilo para su vejez, y menos aún la trascendencia del existencialismo con sus borracheras de sentimientos trágicos. El tiempo del deshielo presionaba sobre su conciencia y se preguntaba si su regreso a Polonia, si su regreso a la patria no podría darle lo que Dios y la filosofía no podían darle. Pero en ese caso se tendría que enfrentar con una libertad relativa, una libertad que debía presentarse dos veces por semana en la oficina de control para poder vivir una semivida y una semiverdad.A través de estas cavilaciones se estaba definiendo respecto a la ética del catolicismo, del existencialismo y del marxismo, pero la moral es sólo un fragmento de la vida, y los otros fragmentos lo seguían presionando por todas partes pues la realidad es inagotable.
Esa contradicción entre el ser y el existir lo llevaba de la mano al mundo palpable de los eucaliptos y de la tierra, ese único mundo amigable y creíble, un mundo que se le había diluido en esa pampa inmensa bajo la bóveda celeste, se le había borrado.Ni siquiera el globo terrestre, suspendido él mismo, podía asegurarle un terreno firme para los pies. Ese abismo sin fondo podría enloquecernos si es que no estuviéramos tan acostumbrados a él.En las playas de Necochea tomaba contacto en cambio con la flor y nata de la clase alta, donde también se le prendía la lamparita, por la aplicación de una determinada ciencia infusa supo de repente cómo se había realizado en la Argentina la reforma agraria."Santiago Achaval, Juan Santamarina, Paco Virasoro y Pepe Uriburu: jóvenes de la oligarquía, ricos. ¿Cuántos hermanos y hermanas tienen? Paco es el que tiene menos, sólo seis. Entre los cuatro, un total de cuarenta hermanos. Niaki Zuberbühler tiene ochenta primos de primer grado. La reforma agraria se lleva a cabo en la cama"
Pero Gombrowicz también tenía acceso a estancias ubicadas a mayor altura sobre el nivel del mar. En una de las vacaciones que pasó en la ciudad de Córdoba se alojó en la residencia de un nuevo rico argentino que había llegado al lugar con unas monedas en el bolsillo y que había llegado a tener doscientos millones, un Rolls Royce, un yate, un avión y una piscina de tres plantas que se adaptaba a cada nivel del terreno."Soporto mal la riqueza, la brutal preponderancia del dinero por lo general me ofende, de modo que interiormente me preparé para mostrarme disgustado y rebelde. Pero resultó que mi rebeldía estaba fuera de lugar"Gombrowicz se fue dando cuenta de que en la mesa donde estaba cenando había una especie de sinceridad infantil y una falta total de afectación y arrogancia.
El dueño de la casa, a diferencia del tío de "Ferdydurke", miraba sin temor a los criados, y eso porque aún hoy seguía trabajando duro, probablemente más duro que sus propios sirvientes.No había reticencias entre el magnate y los empleados, la situación era evidente para todos, en la vida unos tienen mucha suerte y otros no tienen tanta."Es cierto que en la Argentina, y quizás en toda América, se da menos importancia al dinero que en Europa. El dinero es más ligero. Es más inocente. Tiene menos pretensiones. Y cambia de manos con facilidad"El vecino de mesa, un coronel simpático, le señala discretamente a un señor corpulento sentado junto a la señora de la casa: –Es Neruda.
Y aquí comienza el desarrollo de un malentendido que tiene un final inesperado, como tantos otros finales inesperados que lo persiguieron durante el cuarto de siglo que vivió en la Argentina.Neruda, ese bardo comunista tenía más suerte que Gombrowicz, él sólo era un burgués instalado en el capitalismo que vivía apenas mejor que un obrero.El cantor del proletariado en cambio, censor de la explotación del hombre por el hombre, se revolcaba en millones largos gracias precisamente a su melopea revolucionaria."No hay mejor cosa que ser un poeta rojo en el podrido Occidente: se goza de una fama universal, también detrás del ‘telón de acero’, se gana un montón de dinero y encima todos los placeres de ese capitalismo podrido están a mano. Sin hablar de que una situación casi oficial te convierte en una especie de embajador o ministro"
Cuando estaba realmente contrariado con todos estos pensamientos que le habían venido a la cabeza se la acerca la señora de la casa: –Señor Gombrowicz, el señor Neruda es un gran admirador suyo.Gombrowicz no comprendía nada, ¿cómo ese enemigo suyo podía ser su admirador? El coronel, muy nervioso, le da un codazo: –Es Neruda, pero no el que usted piensa. Es otro Neruda. Éste es del Chaco.Juró para dentro de sí aprovechar la primera ocasión que se le presentara para vengarse de ese coronel gracioso, mientras tanto salieron a pasear por el campo. Pero, lamentablemente para Gombrowicz, la primera ocasión para hacer una nueva broma se le volvió a presentar al coronel.
Si en la Polonia de antes de la guerra, en un campo de doscientas hectáreas, vivían más o menos diez familias de jornaleros, en la Argentina, en cuatro mil hectáreas, no habitaban más de quince personas.Todo se hacía a máquina, y el ganado no vivía en establos como en Europa, vivía en el campo día y noche, en verano y en invierno.Otra cosa que llamaba la atención de Gombrowicz era que por la noche no se cerraban las puertas, quedaban abiertas, y esto era así seguramente porque a los habitantes del lugar, con una población tan escasa, les hubiera resultado difícil cometer delitos sin que los identificaran, todos se conocían.A la vuelta del paseo se sentaron en el salón, y como las puertas estaban abiertas se metió una serpiente que sólo atemorizó a Gombrowicz.
"Perdí la conciencia de lo que pasaba conmigo y sólo al cabo de un rato constaté que estaba de pie sobre una frágil mesita de caoba: un milagro de equilibrio, que no sé cómo se produjo"Antes de irse a dormir en la maravillosa residencia del magnate a Gombrowicz le ocurrió algo que me hizo recodar a una aventura que había tenido con el Beduino.Una tarde conversaba con el Beduino en un banco de la plaza principal de Santiago. Este pichón santiagueño de sociólogo le preguntaba de vez en cuando si tenía tanto sentido del humor como parecía a primera vista. Mientras tanto le contaba que cada uno de los hermanos Santucho tenía una tendencia política diferente, gracias a esto la familia no le temía a las revoluciones tan frecuentes en aquella época, cualquiera fuese la que triunfara algún hermano ganaría: el comunista, el nacionalista, el liberal, el cura o el peronista.
El Beduino trataba de asegurarse, más que de ninguna otra cosa, de que Gombrowicz tuviera sentido del humor. Cuando estuvo seguro, con mucho disimulo, encendió un petardo y lo puso debajo del banco, el petardo estalló: –Perdón, Gombrowicz, ¿se asustó?; –No utilice, jovencito, esas armas infernales. Me contaba el Beduino que se puso blanco como un papel y durante un largo rato no pronunció palabra."El coronel me preguntó si me gustaba que me gastaran bromitas. Le contesté que sí, que un hombre dotado de un sentido del humor como el mío puede deleitarse con cualquier bromita. El coronel se alejó un momento para beber agua, mientras yo pegaba un brinco, debajo de mi sillón se produjo un estallido ensordecedor. ¡Me había puesto un petardo!"
El acceso natural que tenía a todas las clases sociales y una curiosidad manifiesta por lo fenómeno sociales le daban aire para opinar sobre política.Las circunstancias políticas que vivió Gombrowicz después de la aparición de "Ferdydurke" en la Argentina fueron: el peronismo, la revolución libertadora y el gobierno de Frondizi. Le interesaban poco los contenidos políticos cualesquiera fuera el régimen, le interesaba más el estilo de los políticos."Este país tan aburrido que es la Argentina de un día para otro se ha convertido en uno de los espectáculos más interesantes del mundo" Fue una época de una gran exaltación política, Frondizi había hecho un pacto con Perón y ganó las elecciones del año 1958 de una manera aplastante.
Los discursos de su campaña electoral contenían programas de la izquierda nacionalista. El petróleo debía ser nuestro, había que llevar adelante la reforma agraria, darle un gran impulso a la industria nacional y socializar el capital.Este programa despertó el entusiasmo del pueblo y obtuvo cuatro millones de sufragios sobre siete millones de votantes... pero..."Apenas nueve meses más tarde, ese mismo Frondizi entregaba la explotación del petróleo a los magnates extranjeros. Anuncia un programa de reformas financieras y económicas que es uno de los más draconianos del mundo. Empieza a cerrar las empresas estatales y despide a los empleados. Abre de par en par las puertas del país al capital extranjero. Proclama el estado de sitio y sofoca la huelga general con el ejército"
Este escándalo le resulta a Gombrowicz bastante instructivo. Los argentinos estaban aturdidos, habían pasado del arrebato de entusiasmo, al temor y la rabia. Los salarios subían por la escalera y los precios empezaron a subir por el ascensor, Gombrowicz estaba cayendo en la cuenta de que se había acabado la facilidad.El país era tan rico que durante largos años había soportado la demagogia, la megalomanía y la fraseología, así como toda clase de teorías magníficas, sin hablar de diversos negocios turbios que habían prosperado en ese caldo de cultivo.Gombrowicz se estaba refiriendo a la época peronista, a su entender había llegado la hora de enfrentarse cara a cara con la realidad, con el enorme despilfarro que había realizado el régimen derrocado.
"La enorme energía acumulada en el capital internacional ha irrumpido en la Argentina, un país que es casi tan grande como la mitad de Europa. De modo que un ciudadano de a pie no entiende nada de nada y no sabe a qué atenerse. Durante largos años le han dicho que todo eso era ‘explotación’ e ‘imperialismo’, y ahora resulta que es la perspectiva de un nuevo bienestar y el remedio más eficaz contra la anemia"Los nacionalistas piensan que Frondizi los ha traicionado: –¿Qué es lo que, según ustedes, se puede hacer?; –La revolución; –Bien. Pero, al llegar al poder... ¿qué programa tienen para salir de la crisis?; –¿Programa? Bueno...Era imposible seguir imprimiendo billetes sin el respaldo de la provisión de fondos, pero el nacionalismo argentino, como todos los nacionalismos del mundo, es emocional y no le gustan las cifras.
"Todo su programa se reduce a un odio verdaderamente enfermizo hacia los Estados Unidos y a un temor igualmente enfermizo de que los Estados Unidos los va a devorar (...) La Argentina debe a los Estados Unidos una parte importante de su desarrollo técnico, sin hablar ya de los provechos en el tema de la política: ¿quién, por ejemplo, les defendió de Hitler?"Según la manera de ver las cosas que tenía Gombrowicz se estaba produciendo una guerra entre las cifras y los sentimientos, las fobias y las ilusiones. Los nacionalistas habían conducido el país al aislamiento económico, una de las causas principales de la crisis. En la Argentina existían varios tipos de nacionalismos y cada uno de ellos deseaba un tipo distinto de dictadura para recuperar la dignidad.
Un cierto tipo de nacionalismo era el clerical militarista, admirador de España y de Franco, que había formado parte de la revolución contra Perón porque quemaba iglesias y combatía al clero.Pero en la época de Frondizi ese mismo grupo intentaba aliarse con los peronistas y con los comunistas, porque también ellos eran nacionalistas, para formar un frente antigubernamental y establecer una dictadura. Pero la única dictadura posible en la Argentina era la dictadura militar, y el ejército estaba contra ellos.Para los comunistas del país existían tres centros de poder: el ejército, la iglesia católica y los sindicatos obreros. Las instituciones democráticas, como el parlamento y la corte suprema, habían sido violadas tantas veces que carecían de prestigio.
Los partidos políticos y la opinión pública estaban desorientados, habían elegido un presidente de izquierda y progresista y justamente él los había traicionado. El cambio de chaqueta del presidente había provocado una confusión infernal en todo el país.Pero a un simple obrero no le preocupa tanto la victoria de la revolución mundial, lo que quería era seguir viviendo más o menos bien, descubriendo sin saltos, poco a poco, esta realidad."Mientras volvía a casa, unas masas de niebla irrumpían por entre los bloques de edificios, y yo me decía que si la Argentina es un lugar del mundo tan atractivo, incluso para un escritor como yo, poco interesado en política, debe ser porque aquí, aunque todavía flotan en el aire brumosos montones de consignas, nombres, ideas, corrientes políticas, ideologías, intereses, poco a poco la niebla va disipándose y deja al descubierto el implacable contorno de la vida real (…)"
"Todo eso ocurre por sí solo, simplemente porque se ha agotado el dinero, el dinero, que es el infalible instrumento de la ilusión. La verdad es que toda esa aventura de ellos no ha sido nada original. Se trata de un proceso histórico dialécticamente clásico (…)""La izquierda llega al poder: reformas, subidas de sueldos, precios más bajos, planificación, reestructuración, manipulación y declamación, después de lo cual aparece el fondo de la caja.Entonces empieza la crisis, el poder da un giro a la derecha, liberal, impopular, y al cabo de unos años de esfuerzos y ahorro las cajas vuelven a estar llenas y de nuevo se puede soñar, y planificar, y engrandecer..., e imprimir los billetes para cubrir todos esos gastos.He aquí la noria de la Historia. Vuelta a empezar"GOMBROWICZ Y LA ARGENTINA
Las señales más conspicuas que aparecen sobre la existencia de un Gombrowicz argentino son tres.La declaración del Vate Marxista de que Gombrowicz es el mejor escritor argentino del siglo XX.El nombramiento de Gombrowicz como autoridad de una mesa electoral que le hace el Ministerio del Interior en una nota que encuentra el Pegajoso en la casa de Venezuela filmando una escena de la peor de todas las películas que se hicieron sobre Gombrowicz.La inclusión de Gombrowicz en "Historia crítica de la literatura argentina" que llevó adelante Noé Jitrik venciendo la resistencia que le opuso una buena parte de la obtusa intelectualidad local.
Recientemente incorporado al club de gombrowiczidas Noé Jitrik es, sin embargo, un viejo admirador del admirable Gombrowicz."Leí ‘Ferdydurke’ casi cuando apareció la versión en castellano; muy posteriormente ‘Trans-Atlántico’ y las obras de teatro. Me deslumbró. Sentí que rompía todos los límites y se atrevía, en un gesto vanguardista muy radical, a poner todo el orden convencional patas para arriba"Gombrowicz vivió un cuarto de siglo entre nosotros, si bien ésta no puede ser considerada la cuarta señal conspicua de su argentinismo sí lo pueden ser el mar y el campo.A Gombrowicz le gustaba pasar las vacaciones en las playas y en las estancias, aunque con escasos recursos económicos tenía acceso a las clases más acomodadas de modo que se ponía en contacto con toda la variedad de nuestras costumbres ya que su medio más natural era el de la bohemia y el de la pobreza.
Ese alcance social lo estimulaba a opinar también sobre política, a pesar de que consideraba a la política como una actividad de trocha angosta."La Cabaña" era una estancia cercana a las playas de Necochea donde Gombrowicz pasaba sus vacaciones, una casa en la que escribió páginas memorables de los diarios como la de los escarabajos, el contraste entre las playas y el campo le resultaba propicio para la meditación.En esa pampa ilimitada no hay océano ni sal ni vientos, después de la agitación de las playas, ahora estaba frente a la tranquilidad, el silencio y el relajamiento. En el campo argentino no hay campesinos como los hay en Polonia, aquí no hay nadie. Unos cuantos peones cuidan los campos y la enorme cantidad de vacas y de caballos, pero sin prisa. Un hombre con un tractor labra, siega, trilla y embolsa los granos.
Gombrowicz caminaba por las avenidas de eucaliptos en medio de la inmensidad de la pampa húmeda, y de nuevo lo asaltaba el presentimiento de una agonía solitaria en un sótano asfixiante. Sabía que Dios no sería un asilo para su vejez, y menos aún la trascendencia del existencialismo con sus borracheras de sentimientos trágicos. El tiempo del deshielo presionaba sobre su conciencia y se preguntaba si su regreso a Polonia, si su regreso a la patria no podría darle lo que Dios y la filosofía no podían darle. Pero en ese caso se tendría que enfrentar con una libertad relativa, una libertad que debía presentarse dos veces por semana en la oficina de control para poder vivir una semivida y una semiverdad.A través de estas cavilaciones se estaba definiendo respecto a la ética del catolicismo, del existencialismo y del marxismo, pero la moral es sólo un fragmento de la vida, y los otros fragmentos lo seguían presionando por todas partes pues la realidad es inagotable.
Esa contradicción entre el ser y el existir lo llevaba de la mano al mundo palpable de los eucaliptos y de la tierra, ese único mundo amigable y creíble, un mundo que se le había diluido en esa pampa inmensa bajo la bóveda celeste, se le había borrado.Ni siquiera el globo terrestre, suspendido él mismo, podía asegurarle un terreno firme para los pies. Ese abismo sin fondo podría enloquecernos si es que no estuviéramos tan acostumbrados a él.En las playas de Necochea tomaba contacto en cambio con la flor y nata de la clase alta, donde también se le prendía la lamparita, por la aplicación de una determinada ciencia infusa supo de repente cómo se había realizado en la Argentina la reforma agraria."Santiago Achaval, Juan Santamarina, Paco Virasoro y Pepe Uriburu: jóvenes de la oligarquía, ricos. ¿Cuántos hermanos y hermanas tienen? Paco es el que tiene menos, sólo seis. Entre los cuatro, un total de cuarenta hermanos. Niaki Zuberbühler tiene ochenta primos de primer grado. La reforma agraria se lleva a cabo en la cama"
Pero Gombrowicz también tenía acceso a estancias ubicadas a mayor altura sobre el nivel del mar. En una de las vacaciones que pasó en la ciudad de Córdoba se alojó en la residencia de un nuevo rico argentino que había llegado al lugar con unas monedas en el bolsillo y que había llegado a tener doscientos millones, un Rolls Royce, un yate, un avión y una piscina de tres plantas que se adaptaba a cada nivel del terreno."Soporto mal la riqueza, la brutal preponderancia del dinero por lo general me ofende, de modo que interiormente me preparé para mostrarme disgustado y rebelde. Pero resultó que mi rebeldía estaba fuera de lugar"Gombrowicz se fue dando cuenta de que en la mesa donde estaba cenando había una especie de sinceridad infantil y una falta total de afectación y arrogancia.
El dueño de la casa, a diferencia del tío de "Ferdydurke", miraba sin temor a los criados, y eso porque aún hoy seguía trabajando duro, probablemente más duro que sus propios sirvientes.No había reticencias entre el magnate y los empleados, la situación era evidente para todos, en la vida unos tienen mucha suerte y otros no tienen tanta."Es cierto que en la Argentina, y quizás en toda América, se da menos importancia al dinero que en Europa. El dinero es más ligero. Es más inocente. Tiene menos pretensiones. Y cambia de manos con facilidad"El vecino de mesa, un coronel simpático, le señala discretamente a un señor corpulento sentado junto a la señora de la casa: –Es Neruda.
Y aquí comienza el desarrollo de un malentendido que tiene un final inesperado, como tantos otros finales inesperados que lo persiguieron durante el cuarto de siglo que vivió en la Argentina.Neruda, ese bardo comunista tenía más suerte que Gombrowicz, él sólo era un burgués instalado en el capitalismo que vivía apenas mejor que un obrero.El cantor del proletariado en cambio, censor de la explotación del hombre por el hombre, se revolcaba en millones largos gracias precisamente a su melopea revolucionaria."No hay mejor cosa que ser un poeta rojo en el podrido Occidente: se goza de una fama universal, también detrás del ‘telón de acero’, se gana un montón de dinero y encima todos los placeres de ese capitalismo podrido están a mano. Sin hablar de que una situación casi oficial te convierte en una especie de embajador o ministro"
Cuando estaba realmente contrariado con todos estos pensamientos que le habían venido a la cabeza se la acerca la señora de la casa: –Señor Gombrowicz, el señor Neruda es un gran admirador suyo.Gombrowicz no comprendía nada, ¿cómo ese enemigo suyo podía ser su admirador? El coronel, muy nervioso, le da un codazo: –Es Neruda, pero no el que usted piensa. Es otro Neruda. Éste es del Chaco.Juró para dentro de sí aprovechar la primera ocasión que se le presentara para vengarse de ese coronel gracioso, mientras tanto salieron a pasear por el campo. Pero, lamentablemente para Gombrowicz, la primera ocasión para hacer una nueva broma se le volvió a presentar al coronel.
Si en la Polonia de antes de la guerra, en un campo de doscientas hectáreas, vivían más o menos diez familias de jornaleros, en la Argentina, en cuatro mil hectáreas, no habitaban más de quince personas.Todo se hacía a máquina, y el ganado no vivía en establos como en Europa, vivía en el campo día y noche, en verano y en invierno.Otra cosa que llamaba la atención de Gombrowicz era que por la noche no se cerraban las puertas, quedaban abiertas, y esto era así seguramente porque a los habitantes del lugar, con una población tan escasa, les hubiera resultado difícil cometer delitos sin que los identificaran, todos se conocían.A la vuelta del paseo se sentaron en el salón, y como las puertas estaban abiertas se metió una serpiente que sólo atemorizó a Gombrowicz.
"Perdí la conciencia de lo que pasaba conmigo y sólo al cabo de un rato constaté que estaba de pie sobre una frágil mesita de caoba: un milagro de equilibrio, que no sé cómo se produjo"Antes de irse a dormir en la maravillosa residencia del magnate a Gombrowicz le ocurrió algo que me hizo recodar a una aventura que había tenido con el Beduino.Una tarde conversaba con el Beduino en un banco de la plaza principal de Santiago. Este pichón santiagueño de sociólogo le preguntaba de vez en cuando si tenía tanto sentido del humor como parecía a primera vista. Mientras tanto le contaba que cada uno de los hermanos Santucho tenía una tendencia política diferente, gracias a esto la familia no le temía a las revoluciones tan frecuentes en aquella época, cualquiera fuese la que triunfara algún hermano ganaría: el comunista, el nacionalista, el liberal, el cura o el peronista.
El Beduino trataba de asegurarse, más que de ninguna otra cosa, de que Gombrowicz tuviera sentido del humor. Cuando estuvo seguro, con mucho disimulo, encendió un petardo y lo puso debajo del banco, el petardo estalló: –Perdón, Gombrowicz, ¿se asustó?; –No utilice, jovencito, esas armas infernales. Me contaba el Beduino que se puso blanco como un papel y durante un largo rato no pronunció palabra."El coronel me preguntó si me gustaba que me gastaran bromitas. Le contesté que sí, que un hombre dotado de un sentido del humor como el mío puede deleitarse con cualquier bromita. El coronel se alejó un momento para beber agua, mientras yo pegaba un brinco, debajo de mi sillón se produjo un estallido ensordecedor. ¡Me había puesto un petardo!"
El acceso natural que tenía a todas las clases sociales y una curiosidad manifiesta por lo fenómeno sociales le daban aire para opinar sobre política.Las circunstancias políticas que vivió Gombrowicz después de la aparición de "Ferdydurke" en la Argentina fueron: el peronismo, la revolución libertadora y el gobierno de Frondizi. Le interesaban poco los contenidos políticos cualesquiera fuera el régimen, le interesaba más el estilo de los políticos."Este país tan aburrido que es la Argentina de un día para otro se ha convertido en uno de los espectáculos más interesantes del mundo" Fue una época de una gran exaltación política, Frondizi había hecho un pacto con Perón y ganó las elecciones del año 1958 de una manera aplastante.
Los discursos de su campaña electoral contenían programas de la izquierda nacionalista. El petróleo debía ser nuestro, había que llevar adelante la reforma agraria, darle un gran impulso a la industria nacional y socializar el capital.Este programa despertó el entusiasmo del pueblo y obtuvo cuatro millones de sufragios sobre siete millones de votantes... pero..."Apenas nueve meses más tarde, ese mismo Frondizi entregaba la explotación del petróleo a los magnates extranjeros. Anuncia un programa de reformas financieras y económicas que es uno de los más draconianos del mundo. Empieza a cerrar las empresas estatales y despide a los empleados. Abre de par en par las puertas del país al capital extranjero. Proclama el estado de sitio y sofoca la huelga general con el ejército"
Este escándalo le resulta a Gombrowicz bastante instructivo. Los argentinos estaban aturdidos, habían pasado del arrebato de entusiasmo, al temor y la rabia. Los salarios subían por la escalera y los precios empezaron a subir por el ascensor, Gombrowicz estaba cayendo en la cuenta de que se había acabado la facilidad.El país era tan rico que durante largos años había soportado la demagogia, la megalomanía y la fraseología, así como toda clase de teorías magníficas, sin hablar de diversos negocios turbios que habían prosperado en ese caldo de cultivo.Gombrowicz se estaba refiriendo a la época peronista, a su entender había llegado la hora de enfrentarse cara a cara con la realidad, con el enorme despilfarro que había realizado el régimen derrocado.
"La enorme energía acumulada en el capital internacional ha irrumpido en la Argentina, un país que es casi tan grande como la mitad de Europa. De modo que un ciudadano de a pie no entiende nada de nada y no sabe a qué atenerse. Durante largos años le han dicho que todo eso era ‘explotación’ e ‘imperialismo’, y ahora resulta que es la perspectiva de un nuevo bienestar y el remedio más eficaz contra la anemia"Los nacionalistas piensan que Frondizi los ha traicionado: –¿Qué es lo que, según ustedes, se puede hacer?; –La revolución; –Bien. Pero, al llegar al poder... ¿qué programa tienen para salir de la crisis?; –¿Programa? Bueno...Era imposible seguir imprimiendo billetes sin el respaldo de la provisión de fondos, pero el nacionalismo argentino, como todos los nacionalismos del mundo, es emocional y no le gustan las cifras.
"Todo su programa se reduce a un odio verdaderamente enfermizo hacia los Estados Unidos y a un temor igualmente enfermizo de que los Estados Unidos los va a devorar (...) La Argentina debe a los Estados Unidos una parte importante de su desarrollo técnico, sin hablar ya de los provechos en el tema de la política: ¿quién, por ejemplo, les defendió de Hitler?"Según la manera de ver las cosas que tenía Gombrowicz se estaba produciendo una guerra entre las cifras y los sentimientos, las fobias y las ilusiones. Los nacionalistas habían conducido el país al aislamiento económico, una de las causas principales de la crisis. En la Argentina existían varios tipos de nacionalismos y cada uno de ellos deseaba un tipo distinto de dictadura para recuperar la dignidad.
Un cierto tipo de nacionalismo era el clerical militarista, admirador de España y de Franco, que había formado parte de la revolución contra Perón porque quemaba iglesias y combatía al clero.Pero en la época de Frondizi ese mismo grupo intentaba aliarse con los peronistas y con los comunistas, porque también ellos eran nacionalistas, para formar un frente antigubernamental y establecer una dictadura. Pero la única dictadura posible en la Argentina era la dictadura militar, y el ejército estaba contra ellos.Para los comunistas del país existían tres centros de poder: el ejército, la iglesia católica y los sindicatos obreros. Las instituciones democráticas, como el parlamento y la corte suprema, habían sido violadas tantas veces que carecían de prestigio.
Los partidos políticos y la opinión pública estaban desorientados, habían elegido un presidente de izquierda y progresista y justamente él los había traicionado. El cambio de chaqueta del presidente había provocado una confusión infernal en todo el país.Pero a un simple obrero no le preocupa tanto la victoria de la revolución mundial, lo que quería era seguir viviendo más o menos bien, descubriendo sin saltos, poco a poco, esta realidad."Mientras volvía a casa, unas masas de niebla irrumpían por entre los bloques de edificios, y yo me decía que si la Argentina es un lugar del mundo tan atractivo, incluso para un escritor como yo, poco interesado en política, debe ser porque aquí, aunque todavía flotan en el aire brumosos montones de consignas, nombres, ideas, corrientes políticas, ideologías, intereses, poco a poco la niebla va disipándose y deja al descubierto el implacable contorno de la vida real (…)"
"Todo eso ocurre por sí solo, simplemente porque se ha agotado el dinero, el dinero, que es el infalible instrumento de la ilusión. La verdad es que toda esa aventura de ellos no ha sido nada original. Se trata de un proceso histórico dialécticamente clásico (…)""La izquierda llega al poder: reformas, subidas de sueldos, precios más bajos, planificación, reestructuración, manipulación y declamación, después de lo cual aparece el fondo de la caja.Entonces empieza la crisis, el poder da un giro a la derecha, liberal, impopular, y al cabo de unos años de esfuerzos y ahorro las cajas vuelven a estar llenas y de nuevo se puede soñar, y planificar, y engrandecer..., e imprimir los billetes para cubrir todos esos gastos.He aquí la noria de la Historia. Vuelta a empezar"




FIDEL CASTRO Y EL
PRESIDENTE ARTURO
FRONDIZI
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EVITA(EVA DUARTE) Y JUAN PERON===>