domingo, 9 de octubre de 2011

Discriminación: los prejuicios son cruces pesadas que se sufren en silencio

Redacción LA GACETA

Twitter: @Lozanolucia



Un estudio demostró que más del 70% de la

sociedad se caracteriza por tener

pensamientos o prácticas discriminatorias.


Creció convencido de que era feo, inútil, holgazán, gordo y amargado. Juan S. era la oveja negra de la familia. Y de todos los espacios que su enorme cuerpo ocupaba. Nació hace 21 años. Desde entonces, carga con un estigma imperdonable: sufre obesidad. Los insultos le llueven hasta cuando camina por la calle. Si no cruza rápido le gritan "apurate, cerdo inmundo", según cuenta él. Aunque asegura estar inmunizado ante tanta violencia, sus ojos vidriosos muestran lo contrario. No quiere entregarse a su destino. Por eso, una vez más, denuncia ante las autoridades que no quieren darle trabajo.


En el almacén de los prejuicios y la segregación, la lista es larga. La semana pasada los judíos quedaron en el centro de la escena: una investigación que demostró el alto nivel de antisemitismo que hay en el país. Tucumán figuró entre las provincias más discriminadoras.


Las etiquetas no sólo tienen que ver con la religión. Hay muchas causas. Por ser morocho. Por ser boliviano. Por ser pobre. Por ser mujer. Por ser obeso. Por ser discapacitado. Y aparecen en cualquier parte. En los boliches. En la calle. En los comercios y empresas. En las escuelas. En cualquier esquina. En el mapa de la discriminación, nuestra geografía tiene muchas formas y colores. De acuerdo con una investigación del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), tres de cada diez argentinos fueron discriminados alguna vez. El estudio se realizó en todo el país entre personas adultas, por medio de encuestas domiciliarias. La mitad de la población presenció un acto de segregación. Pero apenas un 6% hizo una denuncia, lo que evidencia que la discriminación se sufre en silencio.


Demasiadas heridas


Los actos discriminatorios abundan en Tucumán, una de las provincias en las que más heridas dejan las diferencias. El 37% de los tucumanos sufrió alguna vez por este motivo, según el mapa del Inadi.

Un 75% cree que se discrimina mucho en nuestra provincia. Casi la misma cantidad de personas afirma que ante un acto de segregación "se quedó en el molde". El estudio demostró que más del 70% de la sociedad se caracteriza por tener pensamientos o prácticas discriminatorias. Los más segregados en Tucumán, según el informe, son los pobres, los feos, los gordos y los discapacitados. También los que padecen enfermedades contagiosas, las minorías sexuales y los extranjeros. La calle es el lugar adonde más se estampan los prejuicios. Le siguen las empresas y los boliches.


En lo que va del año, la delegación Tucumán del Inadi ya superó las 2.000 solicitudes de intervención por distintas denuncias de discriminación, una cifra récord. O sea que hubo siete denuncias diarias, destacó Teresa Ivankow, titular de la repartición.


La discriminación no tiene justificación. Pero sí explicación. En las denuncias, los que más se sienten diferenciados son los discapacitados. Le siguen las mujeres, quienes abren causas porque en el ámbito laboral no tienen las mismas oportunidades que los hombres. También hay denuncias por racismo, pero son muy pocas. Las cuestiones religiosas suelen aparecer como consecuencias de otras acusaciones.


Etiquetas dañinas


"Bolita de porquería, volvete a tu país, no podés estar acá". La brutalidad de la frase culminó con una trompada y una denuncia en la comisaría de San Isidro de Lules. Fue en noviembre del año pasado. Mario P. aún no olvida ese día en que vivió la peor forma de discriminación.


Vive en Lules desde hace varios años. Y junto a sus compatriotas sufren los prejuicios. Habla del desprecio con que se mira y se trata al "coya" o al "bolita". "Ser boliviano es ser sucio villero", resume, aunque admite que es impresionante la cantidad de motes con los que suelen marcarlos a quienes llegan de otro país.


Las etiquetas definen, califican y dejan sus marcas. Para bien o para mal, hay quienes logran desestimar o superar el poder social de los rótulos, así como otros quedan heridos, atrapados en la mirada o creencias de los demás y eso puede condicionar sus vida. Si no que lo diga Carla. Tiene 27 años. Por ser morocha y rellena, desde pequeña aprendió las miles de variantes de maltrato. "Siempre se burlaron de mí, me miraron con asco", recuerda sin dejar de cuestionarse qué hizo de malo para ser "diferente". Y en seguida se pregunta: ¿diferente de quién?



"La educación e información son claves para disminuir el antisemitismo"


"No me sorprende", fueron las primeras palabras de Ricardo Cohen, secretario de la Sociedad Unión Israelita de Tucumán (Kehilá) cuando conoció los resultados de un sondeo que muestra a Tucumán como la segunda provincia con mayores índices de antisemitismo en el país. El dato quedó expuesto en el sondeo difundido la semana pasada por la Delegación de Asociaciones Israelitas de Argentina. El estudio mostró, entre otras cosas, que tres de cada 10 consultados no vivirían en un barrio en el que hubiera muchos vecinos judíos. "El tema de la discriminación lleva mucho tiempo. Resulta extraño que ocurra en nuestro país, que se caracteriza por la diversidad. El problema es cuando se confunde igualdad con uniformidad. No hay por qué ser uniformes. Tal vez en nuestras historias y culturas haya diferencias, pero tenemos en común el presente y el futuro; todos vamos para el mismo lado", señaló. "Ya no debería existir el antisemitismo. Si hay, es por desconocimiento e ignorancia. Porque hay grupos que lo alientan sin justificación. Por eso, la información y educación son fundamentales para cambia la forma de pensar", subrayó Cohen.


"Los chicos detectan de los adultos cómo se debe tratar al que se tiende a excluir"



"¿Por qué discriminamos? Sin duda tiene que ver al principio con el conocimiento y la educación; con los valores que se han incorporado a lo largo de la vida. Se toman modelos de conducta de los mayores que nos rodean en la infancia, no sólo por lo que se dice, sino también por lo que se va detectando conscientemente o no, o sea, lo que se indica de cómo actuar frente a las personas diferentes. Así, los "pequeños" detectan de los "grandes" -mucho más de lo estos suponen- cómo se debe tratar a aquel otro al que se tiende a separar de sí, rechazarlo, excluirlo, discriminarlo ¿Por qué? Por tener un modo de vestir, una religión, un color de piel, un estilo de vida, un cuerpo con distinta manera de moverse, de actuar con relación a todo lo que no estamos habituados. Se excluye a otra persona por poseer características diferentes a las que las pautas de la cultura adquiridas le indicaron como adecuadas o correctas. Son mandatos, inconscientes o no, pero que hasta se transmiten de generación en generación", describe la licenciada Sara Liliana Keter, psicóloga del hospital Padilla y ex asesora en la Defensoría del Pueblo de Tucumán.


"Con acciones cotidianas podemos reconstruir una sociedad más justa"



"La discriminación es una barrera actitudinal que se conjuga con muchas otras dentro de la estructura social desintegrada, construida en base a supuestos parámetros generales, de normalidad y perfección, que se constituyen en preconceptos y la hacen excluyente. Estamos convencidos de que se discrimina por desinformación, por detenerse en esos preconceptos y prejuicios, ya que el desconocimiento genera temor, en muchos casos al fracaso personal de no saber cómo actuar frente al otro, cómo ayudarlo, como comunicarse con él. Esta estructura social excluyente debe ser reconstruida, y para ello debemos intervenir todos, asumiendo, desde todos los espacios, desde las políticas públicas y las acciones cotidianas, el compromiso de transformarla en más justa e inclusiva", expresa Darío Alfredo Mamaní, director del Programa de Discapacidad e Inclusión Social (Prodis), de la UNT. El experto da algunas pautas para empezar a cambiar: "lo primero que debemos hacer es reflexionar sobre nuestras actitudes, situándonos en el lugar del otro, eliminando nuestros miedos y prejuicios y luego, cada uno, puede detectar barreras y aportar ideas para elaborar, entre todos, estrategias que nos permitan superarlos".


Domingo 9 de Octubre de 2011 |

- 80% de los tucumanos cree que se segrega mucho a los pobres.

- 72% cree que Tucumán discrimina a los discapacitados.

- 78% de la gente cree que se descalifica a los gordos.
fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/459177/Tucumanos/Casi-40pc-tucumanos-siente-fue-discriminado.html




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