Casa tomada
Julio Cortázar
Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.
DE WIKIPEDIA.ORG:
Casa tomada es un cuento del escritor argentino Julio Cortázar. "El primero", según bastantes críticos [¿cuál?]. Aparecido por primera vez en la revista Anales de Buenos Aires, publicada por Jorge Luis Borges, fue recogido en el volumen Bestiario, de 1951.1 El cuento —un ejemplo temprano de las narraciones fantásticas cortazarianas— comienza de manera realista e introduce paulatinamente un ambiente de distorsión de las leyes naturales.
Entre los recursos que se harían habituales en el cuento de Cortázar se cuentan el uso de signos gráficos (en este caso, paréntesis) como reflejo de la censura. Cortázar se basó en una casa de la ciudad de Chivilcoy, todavía en pie sobre las calles Suipacha y Necochea[cita requerida].
Contenido |
Argumento del cuento
En la narración de uno de los protagonistas (narrador intradiegético) se nos cuenta la historia de dos hermanos que siempre han permanecido juntos en una casa colonial muy antigua, a la cual han dedicado su vida para mantenerla y cuidarla. Ninguno de los dos se ha casado bajo el pretexto de cuidar la casa y les asquea la idea de que un día, cuando ellos mueran, primos lejanos la vendan para enriquecerse. Después de una detallada descripción de la casa y de las meticulosas costumbres de sus habitantes, encontramos el nudo: a causa de unos extraños ruidos (susurros, el volcar de una silla...), estos dos hermanos tienen que ir abandonando partes de la casa que son tomadas por los intrusos. Las incursiones de éstos acaban por tomar toda la casa y los hermanos tienen que irse, tirando la llave por la alcantarilla para que ningún desafortunado ladrón entrase y se encontrase con la casa tomada. En ningún momento del cuento el autor deja claro de qué naturaleza son estos intrusos. De todos modos es sorprendente con que facilidad y resignación los dos hermanos abandonan la casa, su casa, la que los ha mantenido unidos y a la que han dedicado tanto tiempo, sin siquiera intentar luchar.
Resumen
El cuento de La casa tomada narra cómo dos hermanos son expulsados de su propia casa familiar a causa de “algo” que se va apoderando de ella, desplazándolos poco a poco a lo largo de las habitaciones de la casa, hasta la calle.
El protagonista y su hermana Irene (la coadyuvante de la historia) se resisten a abandonarla, lamentando tan sólo las pérdidas que les ocasiona ese “algo” cada vez que toma una parte de la casa. Pero, cuando ésta es tomada completamente, no tienen más remedio que dejarla, llevándose únicamente consigo un reloj y la llave de la casa, de la cual se deshacen tirándola por la cloaca.
Al personaje principal, al igual que a su hermana, le gusta la casa por ser espaciosa y antigua y, además, por guardar los recuerdos de su familia. Él es un hombre culto, amante de la literatura francesa. Ella una mujer tranquila y sencilla a la que le gusta pasar el día tejiendo. Ambos viven la situación como si nada estuviera pasando, no se sienten asustados, se toman la apropiación de la casa por lo desconocido como algo normal e irremediable.
Viven solos, tan sólo acompañados por lo que se apodera de casa. Realizan las tareas de limpieza juntos, cooperando por igual. No trabajan, el dinero les llega de los campos que, posiblemente, poseen y explotan sus trabajadores. En vez de hermanos, su relación parece más bien la de una pareja bien avenida.
Los dos se caracterizan por no evolucionar en carácter a lo largo de la obra. Siempre se comportan igual, siguiendo la rutina del día a día, como ajenos a la situación que están viviendo.
La casa está ubicada en Argentina, por lo tanto la acción transcurre en ese país, pero esto no aporta ningún significado a la obra. Las indicaciones espaciales son mínimas, sólo se conoce el país por lo que comenta el protagonista en algunas ocasiones, lo único que importa de que la acción ocurra en Argentina es que, a causa de esto, el protagonista no puede comprar novedades en literatura francesa, que tanto le gusta, porque desde 1939 no llega nada valioso. Esta fecha es también la única que nos sitúa un poco en el tiempo histórico.
A lo largo de “Casa Tomada” Irene y el narrador se encentran amenazados por un murmullo externo y en vez de enfrentar este conflicto, se repliegan cada vez más hasta finalmente quedar fuera. Esta acción de repliegue restringe la rutina que poseían originalmente los personajes. Viendo esto desde un aspecto sociológico de la época del peronismo según Luis Alberto Romero, uno ve que el fragmento hace alusión a la relación de la sociedad normalizada con el aluvión zoológico que irrumpía un orden desde ya instalado. “Casa Tomada” cumple el protocolo típico de un cuento neo fantástico de Cortázar ya que hay un elemento externo, no necesariamente sobrenatural, que distorsiona un orden preestablecido.
En cuanto al tiempo narrativo, la acción que narra transcurre en más tiempo del que aparenta, tan sólo cuenta los hechos más importantes, es decir, el avance en la posesión de la casa, y, también, la descripción de ésta y de su hermana. El tiempo es lineal ya que sigue un orden cronológico. ...
Interpretaciones del cuento
En más de una oportunidad, se ha hecho una interpretación del cuento en la que se indica que el mismo es una alegoría antiperonista. La casa tomada no sería otra cosa más que la Argentina tradicional que debe ir retrocediendo bajo la avanzada del peronismo y la participación en la vida política de sectores, hasta entonces, marginados de esa actividad. Esta visión de esta obra cortazariana ha significado una verdadera anatemización del autor por parte de la cultura oficial peronista, que durante años lo calificó de gorila (término con el que se designaba a los opositores al gobierno de Perón).1
Personajes
Narrador: Tiene 40 años y vive en una casa vieja con su hermana Irene, ellos han vivido en esa casa desde su infancia y se ayudan con la limpieza y mantenimiento de la misma. Él es un buen hombre e intenta ayudar a su hermana con todo lo que puede.
Irene: Hermana del narrador. El narrador la describe como ‘’nacida para no molestar’’ ya que es callada y buena trabajando. Ella tuvo dos oportunidades de casarse pero rechazo a ambos pretendientes.
María Esther: Este personaje es el fallecido amor del narrador, ésta muere antes del matrimonio.
La casa: La casa es uno de los personajes principales del cuento, ya que tiene la facultad de guardar recuerdos. Además, en el cuento se hace referencia a la casa como "ella", cuando dice que "era ella la que no nos dejó casarnos." La toma de la casa define a los personajes, Irene y el narrador, pero también define a la casa en sí.
Es importante mencionar que Irene y el narrador son protagonistas de una extraña relación que podría calificarse como incestuosa.
Secuencia de acciones
1. El narrador nos cuenta acerca de la historia de la casa y de su rutina para mantenerla.
2. Nos habla de su hermana Irene y del rechazo a los 2 pretendientes de ella.
3. Nos dice que la casa es más valiosa por materiales y terreno que por la casa en sí, también que en el caso de su muerte sus primos la heredarían.
4. Describe a Irene y nos habla de su pasatiempo favorito, tejer. El dice que ella es muy buena tejiendo y que le gustan mucho sus tejidos.....
5. El habla de su gusto por la literatura francesa y que últimamente le ha sido muy difícil encontrar ésta en las librerías que frecuenta.
6. El narrador habla de que no les hace falta trabajar ya que ellos son dueños de un negocio que es manejado por otras personas en el campo.
7. Nos habla del aspecto físico de la casa y de cómo está distribuida.
8. El dice que ellos permanecen en una sección específica de la casa y el único momento cuando la abandonan es para limpiar el resto.
9. Por primera vez se escucha un ruido en una de las secciones de la casa. El sonido fue descrito como un murmullo sordo.
10. El narrador cierra la puerta de donde el escucha el murmullo y después se dirige a la cocina para avisarle a su hermana que ha tomado el fondo de la casa.
11. Irene queda en shock, ellos deciden vivir en este lado de la casa, esto los fuerza a aceptar la pérdida de varios objetos que aún querían.
12. Ya que tenían que limpiar menos ellos tenían más tiempo libre, el narrador mataba tiempo viendo la vieja colección de estampillas de su padre.
13. De día cuando estaban cerca del cuarto donde estaba el ente desconocido ellos intentaban impedir que hubiera silencio y así ignorar más fácilmente la situación.
14. En la cocina se escucha un aumento en la frecuencia en la que oyen los ruidos y en qué tan fuerte el sonido se presentaba.
15. Se quedaron escuchando los ruidos de su lado de la casa hasta que narrador toma a Irene y la lleva a la puerta principal.
16. Los ruidos se oían más fuertes ya que otra parte de la casa había sido tomada.
17. El narrador agarra a su hermana y la lleva hacia afuera, cierra la puerta de la casa con llave y después bota la llave a la alcantarilla.
Espacios Físicos
• La casa: Está situada en Buenos Aires, Argentina. Es una casa muy vieja donde los personajes han vivido su infancia. Es una casa muy grande y espaciosa, pero el terreno donde se encuentra tiene un valor mayor al de la casa en sí. La casa representa una locura de la protagonista.
Simbolismos decisivos
Puerta de roble: Es un simbolismo de lo impenetrable y de encarcelamiento. Los personajes cierran la puerta y se excluyen a sí mismos de una sección de su propia casa. El ente del cual se están protegiendo pronto los hace prisioneros ya que su presencia les impide ir a la parte "tomada".
Tejido: Éste es un inter-texto de la Odisea, Penélope tejía y destejía el mismo manto una y otra vez como señal de espera ya que el parar esto significaría la rendición o perder la esperanza.
Interpretación de simbolismos clave
Tejido: Irene lo hace para entretenerse casi todo el día y al final de la historia al tirarlo, renuncia ese entretenimiento que ha pasado haciendo todo este tiempo, lo deja atrás, abandonando todas sus manualidades hechas que le gustaba hacer y que a su hermano le fascinaba ver y apreciar.
Llave: Ésta representa la liberación del narrador ya que dejen al ente adentro de la casa sin posibilidad de salir. Ésta también se puede ver como instrumento de castigo hacia el ente desconocido.
Referencias
Luis Blaquier: Hacia Cortázar:"A lo largo de “Casa Tomada” Irene y el narrador se encuentran amenazados por un murmullo externo y en vez de enfrentar este conflicto, se repliegan cada vez más hasta finalmente quedar fuera. Esta acción de repliegue restringe la rutina que poseían originalmente los personajes. Viendo esto desde un aspecto sociológico de la época del peronismo según Luis Alberto Romero, uno ve que el fragmento hace alusión a la relación de la sociedad normalizada con el aluvión zoológico que irrumpía un orden desde ya instalado. “Casa Tomada” cumple el protocolo típico de un cuento neo fantástico de Cortázar ya que hay un elemento externo, no necesariamente sobrenatural, que distorsiona un orden preestablecido."
- ↑ a b Jaime Alazraki: Hacia Cortázar. Aproximaciones a su obra, Anthropos, 1994, "casa+tomada"+peronismo&ots=FHCeqU6eLs&sig=p5Rcoxcs8I5XqGodkWziDKRdK1I hojear en google-books
Enlaces externos
- Ficha Técnica Bestiario de Julio Cortazar, Por Abel Gurfinkiel Kisel
Casa tomada es un cuento del escritor argentino Julio Cortázar. "El primero", según bastantes críticos [¿cuál?]. Aparecido por primera vez en la revista Anales de Buenos Aires, publicada por Jorge Luis Borges, fue recogido en el volumen Bestiario, de 1951.1 El cuento —un ejemplo temprano de las narraciones fantásticas cortazarianas— comienza de manera realista e introduce paulatinamente un ambiente de distorsión de las leyes naturales.
Entre los recursos que se harían habituales en el cuento de Cortázar se cuentan el uso de signos gráficos (en este caso, paréntesis) como reflejo de la censura. Cortázar se basó en una casa de la ciudad de Chivilcoy, todavía en pie sobre las calles Suipacha y Necochea[cita requerida].
Contenido |
Argumento del cuento
En la narración de uno de los protagonistas (narrador intradiegético) se nos cuenta la historia de dos hermanos que siempre han permanecido juntos en una casa colonial muy antigua, a la cual han dedicado su vida para mantenerla y cuidarla. Ninguno de los dos se ha casado bajo el pretexto de cuidar la casa y les asquea la idea de que un día, cuando ellos mueran, primos lejanos la vendan para enriquecerse. Después de una detallada descripción de la casa y de las meticulosas costumbres de sus habitantes, encontramos el nudo: a causa de unos extraños ruidos (susurros, el volcar de una silla...), estos dos hermanos tienen que ir abandonando partes de la casa que son tomadas por los intrusos. Las incursiones de éstos acaban por tomar toda la casa y los hermanos tienen que irse, tirando la llave por la alcantarilla para que ningún desafortunado ladrón entrase y se encontrase con la casa tomada. En ningún momento del cuento el autor deja claro de qué naturaleza son estos intrusos. De todos modos es sorprendente con que facilidad y resignación los dos hermanos abandonan la casa, su casa, la que los ha mantenido unidos y a la que han dedicado tanto tiempo, sin siquiera intentar luchar.
Resumen
El cuento de La casa tomada narra cómo dos hermanos son expulsados de su propia casa familiar a causa de “algo” que se va apoderando de ella, desplazándolos poco a poco a lo largo de las habitaciones de la casa, hasta la calle.
El protagonista y su hermana Irene (la coadyuvante de la historia) se resisten a abandonarla, lamentando tan sólo las pérdidas que les ocasiona ese “algo” cada vez que toma una parte de la casa. Pero, cuando ésta es tomada completamente, no tienen más remedio que dejarla, llevándose únicamente consigo un reloj y la llave de la casa, de la cual se deshacen tirándola por la cloaca.
Al personaje principal, al igual que a su hermana, le gusta la casa por ser espaciosa y antigua y, además, por guardar los recuerdos de su familia. Él es un hombre culto, amante de la literatura francesa. Ella una mujer tranquila y sencilla a la que le gusta pasar el día tejiendo. Ambos viven la situación como si nada estuviera pasando, no se sienten asustados, se toman la apropiación de la casa por lo desconocido como algo normal e irremediable.
Viven solos, tan sólo acompañados por lo que se apodera de casa. Realizan las tareas de limpieza juntos, cooperando por igual. No trabajan, el dinero les llega de los campos que, posiblemente, poseen y explotan sus trabajadores. En vez de hermanos, su relación parece más bien la de una pareja bien avenida.
Los dos se caracterizan por no evolucionar en carácter a lo largo de la obra. Siempre se comportan igual, siguiendo la rutina del día a día, como ajenos a la situación que están viviendo.
La casa está ubicada en Argentina, por lo tanto la acción transcurre en ese país, pero esto no aporta ningún significado a la obra. Las indicaciones espaciales son mínimas, sólo se conoce el país por lo que comenta el protagonista en algunas ocasiones, lo único que importa de que la acción ocurra en Argentina es que, a causa de esto, el protagonista no puede comprar novedades en literatura francesa, que tanto le gusta, porque desde 1939 no llega nada valioso. Esta fecha es también la única que nos sitúa un poco en el tiempo histórico.
A lo largo de “Casa Tomada” Irene y el narrador se encentran amenazados por un murmullo externo y en vez de enfrentar este conflicto, se repliegan cada vez más hasta finalmente quedar fuera. Esta acción de repliegue restringe la rutina que poseían originalmente los personajes. Viendo esto desde un aspecto sociológico de la época del peronismo según Luis Alberto Romero, uno ve que el fragmento hace alusión a la relación de la sociedad normalizada con el aluvión zoológico que irrumpía un orden desde ya instalado. “Casa Tomada” cumple el protocolo típico de un cuento neo fantástico de Cortázar ya que hay un elemento externo, no necesariamente sobrenatural, que distorsiona un orden preestablecido.
En cuanto al tiempo narrativo, la acción que narra transcurre en más tiempo del que aparenta, tan sólo cuenta los hechos más importantes, es decir, el avance en la posesión de la casa, y, también, la descripción de ésta y de su hermana. El tiempo es lineal ya que sigue un orden cronológico. ...
Interpretaciones del cuento
En más de una oportunidad, se ha hecho una interpretación del cuento en la que se indica que el mismo es una alegoría antiperonista. La casa tomada no sería otra cosa más que la Argentina tradicional que debe ir retrocediendo bajo la avanzada del peronismo y la participación en la vida política de sectores, hasta entonces, marginados de esa actividad. Esta visión de esta obra cortazariana ha significado una verdadera anatemización del autor por parte de la cultura oficial peronista, que durante años lo calificó de gorila (término con el que se designaba a los opositores al gobierno de Perón).1
Personajes
Narrador: Tiene 40 años y vive en una casa vieja con su hermana Irene, ellos han vivido en esa casa desde su infancia y se ayudan con la limpieza y mantenimiento de la misma. Él es un buen hombre e intenta ayudar a su hermana con todo lo que puede.
Irene: Hermana del narrador. El narrador la describe como ‘’nacida para no molestar’’ ya que es callada y buena trabajando. Ella tuvo dos oportunidades de casarse pero rechazo a ambos pretendientes.
María Esther: Este personaje es el fallecido amor del narrador, ésta muere antes del matrimonio.
La casa: La casa es uno de los personajes principales del cuento, ya que tiene la facultad de guardar recuerdos. Además, en el cuento se hace referencia a la casa como "ella", cuando dice que "era ella la que no nos dejó casarnos." La toma de la casa define a los personajes, Irene y el narrador, pero también define a la casa en sí.
Es importante mencionar que Irene y el narrador son protagonistas de una extraña relación que podría calificarse como incestuosa.
Secuencia de acciones
1. El narrador nos cuenta acerca de la historia de la casa y de su rutina para mantenerla.
2. Nos habla de su hermana Irene y del rechazo a los 2 pretendientes de ella.
3. Nos dice que la casa es más valiosa por materiales y terreno que por la casa en sí, también que en el caso de su muerte sus primos la heredarían.
4. Describe a Irene y nos habla de su pasatiempo favorito, tejer. El dice que ella es muy buena tejiendo y que le gustan mucho sus tejidos.....
5. El habla de su gusto por la literatura francesa y que últimamente le ha sido muy difícil encontrar ésta en las librerías que frecuenta.
6. El narrador habla de que no les hace falta trabajar ya que ellos son dueños de un negocio que es manejado por otras personas en el campo.
7. Nos habla del aspecto físico de la casa y de cómo está distribuida.
8. El dice que ellos permanecen en una sección específica de la casa y el único momento cuando la abandonan es para limpiar el resto.
9. Por primera vez se escucha un ruido en una de las secciones de la casa. El sonido fue descrito como un murmullo sordo.
10. El narrador cierra la puerta de donde el escucha el murmullo y después se dirige a la cocina para avisarle a su hermana que ha tomado el fondo de la casa.
11. Irene queda en shock, ellos deciden vivir en este lado de la casa, esto los fuerza a aceptar la pérdida de varios objetos que aún querían.
12. Ya que tenían que limpiar menos ellos tenían más tiempo libre, el narrador mataba tiempo viendo la vieja colección de estampillas de su padre.
13. De día cuando estaban cerca del cuarto donde estaba el ente desconocido ellos intentaban impedir que hubiera silencio y así ignorar más fácilmente la situación.
14. En la cocina se escucha un aumento en la frecuencia en la que oyen los ruidos y en qué tan fuerte el sonido se presentaba.
15. Se quedaron escuchando los ruidos de su lado de la casa hasta que narrador toma a Irene y la lleva a la puerta principal.
16. Los ruidos se oían más fuertes ya que otra parte de la casa había sido tomada.
17. El narrador agarra a su hermana y la lleva hacia afuera, cierra la puerta de la casa con llave y después bota la llave a la alcantarilla.
Espacios Físicos
• La casa: Está situada en Buenos Aires, Argentina. Es una casa muy vieja donde los personajes han vivido su infancia. Es una casa muy grande y espaciosa, pero el terreno donde se encuentra tiene un valor mayor al de la casa en sí. La casa representa una locura de la protagonista.
Simbolismos decisivos
Puerta de roble: Es un simbolismo de lo impenetrable y de encarcelamiento. Los personajes cierran la puerta y se excluyen a sí mismos de una sección de su propia casa. El ente del cual se están protegiendo pronto los hace prisioneros ya que su presencia les impide ir a la parte "tomada".
Tejido: Éste es un inter-texto de la Odisea, Penélope tejía y destejía el mismo manto una y otra vez como señal de espera ya que el parar esto significaría la rendición o perder la esperanza.
Interpretación de simbolismos clave
Tejido: Irene lo hace para entretenerse casi todo el día y al final de la historia al tirarlo, renuncia ese entretenimiento que ha pasado haciendo todo este tiempo, lo deja atrás, abandonando todas sus manualidades hechas que le gustaba hacer y que a su hermano le fascinaba ver y apreciar.
Llave: Ésta representa la liberación del narrador ya que dejen al ente adentro de la casa sin posibilidad de salir. Ésta también se puede ver como instrumento de castigo hacia el ente desconocido.
Referencias
Luis Blaquier: Hacia Cortázar:"A lo largo de “Casa Tomada” Irene y el narrador se encuentran amenazados por un murmullo externo y en vez de enfrentar este conflicto, se repliegan cada vez más hasta finalmente quedar fuera. Esta acción de repliegue restringe la rutina que poseían originalmente los personajes. Viendo esto desde un aspecto sociológico de la época del peronismo según Luis Alberto Romero, uno ve que el fragmento hace alusión a la relación de la sociedad normalizada con el aluvión zoológico que irrumpía un orden desde ya instalado. “Casa Tomada” cumple el protocolo típico de un cuento neo fantástico de Cortázar ya que hay un elemento externo, no necesariamente sobrenatural, que distorsiona un orden preestablecido."
- ↑ a b Jaime Alazraki: Hacia Cortázar. Aproximaciones a su obra, Anthropos, 1994, "casa+tomada"+peronismo&ots=FHCeqU6eLs&sig=p5Rcoxcs8I5XqGodkWziDKRdK1I hojear en google-books
Enlaces externos
- Ficha Técnica Bestiario de Julio Cortazar, Por Abel Gurfinkiel Kisel
Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las ultimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.
Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de su dormitorio. No sé por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina.
Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; no tuve valor para preguntarle a Irene que pensaba hacer con ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso.
Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte más retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y mas allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos.
Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.
Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:
-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
-¿Estás seguro?
Asentí.
-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.
Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.
Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.
-No está aquí.
Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa.
Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre resultaba molesto tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con la mesa en el dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre.
Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá, y eso me sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más cómodo. A veces Irene decía:
-Fijate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol?
Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.
(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios.
Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en vos más alta o Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.)
Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro.
No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.
-Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.
-¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le pregunté inútilmente.
-No, nada.
Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.
Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.