por Diana Wang
Los grandes números parecen todavía un misterio impenetrable, que supuestamente cubren con el velo ignorancia e imposibilidad de encontrar explicaciones racionales, a muchos fenómenos naturales (por ejemplo el terremoto Haitiano) y además muchos acontecimientos humanos (como la Shoá y otras tragedias).Los grandes números parecen todavía un misterio impenetrable, que supuestamente cubren con el velo ignorancia e imposibilidad de encontrar explicaciones racionales, a muchos fenómenos naturales (por ejemplo el terremoto Haitiano) y además muchos acontecimientos humanos (como la Shoá y otras tragedias).
Es doloroso ver y oír lo que está pasando en Haití. Se habla de cincuenta mil, cien mil muertos. Se habla de 3 millones de afectados, la tercera parte de la población. Y los números son siempre tan esmirriados de sentido. Cada vida, cada persona porta una historia y es un mundo. ¿Cómo incorporar la noción de la enormidad de esos números mencionados? ¿La tercera parte de la población afectada?
Uno lo dice y no entiende del todo de qué se trata porque la mente humana no alcanza a abrazar esos grandes números y atribuirles a cada uno una cara, una vida, unos sueños, unos futuros deseados. Hoy se me reactualiza lo que tantas veces pasa cuando se habla de seis millones, cuando se dice que era una tercera parte de la población judía mundial y veo, siento, me lacera la piel, esos números tan enormes que terminan siendo nubes incomprensibles y opacas que nos envuelven y ocultan más de lo que revelan. Lo único que nos dicen con claridad es que nos resulta imposible asir lo que se dice.
Aún cuando estas víctimas actuales lo son debido a fenómenos naturales y aquellas lo fueron debido a sociedades humanas, cada uno de los que se ha perdido abre el foso de lo definitivo arrasado, en cada muerto ha muerto un poco de la humanidad.
Haití nos hace pensar en la vulnerabilidad de los que habitan en zonas de riesgo geológico (lo sé muy bien porque mi hijo y su familia viven en San Francisco donde se espera "el grande", the big one) y en todo lo que hay investigar científicamente y prevenir en las poblaciones allí asentadas, sin olvidar el estado deplorable en que vivía la mayoría de los haitianos lo que agrava aún más el padecimiento y las dificultades; o sea, temas relativos a lo tecnológico y al desarrollo económico. La Shoá nos sigue enfrentando con una cuestión de otro orden, algo que la técnica y las prevenciones no llegan a modificar: la condición de las sociedades humanas en un mundo que, en muchos sentidos, sigue siendo el mismo que generó la Shoá.
Perdón por la disquisición. Fue la asociación que hice por la mención del "tercio de la población", de los tres millones, y esa sensación incómoda, culposa, de darme cuenta de que no entiendo bien de qué se trata. A veces pienso que lo mío es una "enfermedad mental": pase lo que pase termino pensando en la Shoá.
Diana Wang
FUENTE: "ITON GADOL " ("DIARIO GRANDE")
No hay comentarios:
Publicar un comentario