Entre cuentos de Dylan Thomas y una novelita muy difundida sobre Rosas (El Farmer, de Andrés Rivera), me cayeron en las manos Loco afán (selección de crónicas de sidario), de Pedro Lemebel (sacado por Página/12 a 9 pesos, menos de 3 dólares), y El libro perdido de Heinrich Böll, de la mexicana Liliana V. Blum. Especialmente recomiendo el libro de Blum (también los otros, el que menos entusiasmo me causó fue el de Rivera, me habían inflado mucho esa novela, varias veces postergué su lectura, varias veces tuve ganas de tomarla, los rosistas repudian a Rivera, yo tiendo al rosismo por mi conservadurismo, claro; es una novela pequeñita, la terminé en una tarde, entretenida, pero nada más que eso). Volviendo a Blum, no sé cómo se pueda conseguir fuera de México su libro editado por Jus, pero para mí fue toda una felicidad leer esas piezas tristes de mujeres más tristes todavía. Incluso soñé con una de esas chicas de sus historias y en ese sueño se me entrecruzó el travesti convertido en mujer por la Virgen (que figura en una crónica de Lemebel que más que crónica es un cuento); en ambos textos el tema religioso es abordado de manera conflictiva, algo que para alguien como yo es siempre un eje que llama poderosamente la atención: la chica de Blum con la que soñé es la hija de un cura; la metamorfosis cifrada por Lemebel es algo así como una versión cristiana y al mismo tiempo gay de Ovidio.
fuente:http://sinpastillas.blogspot.com/2010/01/lecturas-escandalosas-de-enero.html#links
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