El Holocausto - Ha- SHOA- El genocidio de 6 millones de judíos a manos de los Nazis Alemanes y sus compinches Asociados.
El holocausto
Por Luis Maldonado para Vanguardia – de Mexico
Hacia 1933, en los 21 países de Europa que serían ocupados por las tropas de Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, vivían cerca de nueve millones de judíos. A partir de 1938 y hasta 1945, campos de concentración como los de Auschwitz, Majdanek, Dachau y Treblinka, entre otros, redujeron esta cifra a tres millones.
De los seis millones de seres humanos asesinados, más de tres millones murieron en los campos de exterminio de la Polonia ocupada. Hubo otras víctimas: gitanos, polacos, eslavos, prisioneros soviéticos, homosexuales, comunistas y discapacitados, entre ellas. Sin embargo, el pueblo judío fue el blanco central del exterminio nazi: dos tercios de la población judía de Europa, que incluía a millón y medio de niños, fueron aniquilados.
Eberhard Jäckel, historiador alemán, señaló inequívocamente el genocidio: “Nunca antes un Estado había decidido y anunciado, bajo la autoridad de su responsable supremo, que había que exterminar a un grupo humano determinado, en su totalidad si era posible. Decisión que ese Estado aplicó después con todos los medios a su disposición”.
Con el triunfo de los ejércitos aliados, empezó a develarse el horror del exterminio. Pero los espeluznantes detalles del asesinato metódico de millones de seres humanos tardarían en conocerse plenamente, porque el impacto inicial provocado por el hallazgo de campos y de sobrevivientes, pareció diluirse ante la euforia de la victoria. Además, la mayor parte de los que habían sobrevivido a los campos de concentración preferían no hablar del genocidio.
En 1960, la captura en Buenos Aires de Adolfo Eichmann, El Ángel Exterminador, su juicio y ejecución posterior en Israel, todo ello dispuesto por el primer ministro David Ben Gurión, reencauzaron y revitalizaron en el pueblo judío la memoria del holocausto. Y el mundo conoció a fondo atrocidades como las cometidas en las cámaras de gas de Auschwitz, donde llegaron a ser sacrificados hasta 8 mil judíos diariamente.
Más allá de la resolución 60/7 de la Organización de las Naciones Unidas, emitida el primero de noviembre de 2005, para señalar el 27 de enero como el Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto, el hecho es que hoy el recuerdo del genocidio forma parte de la identidad y la cultura de Israel.
Ya no hay disyuntiva entre olvido o recuerdo. Para la mayoría de la población judía los horrores del pasado forman parte de la biografía personal o están incorporados a la identidad colectiva. El Holocausto es, han señalado los analistas, memoria nacional institucionalizada.
Conforme pasan los años, disminuye el número de sobrevivientes. Muchos eran entonces niños, atrapados tras las alambradas de los campos de concentración. Pero en ellos, con ellos y por ellos, está la memoria.
La lección del Holocausto es universal. Otras formas de discriminación originan crímenes de odio en diferentes partes del planeta. Hace cinco años, al cumplirse 50 años del holocausto, el ex secretario de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, nos recordó lo ocurrido en Camboya, Ruanda y la ex Yugoslavia. “El mundo ha fallado en su tarea de evitar el genocidio”, advirtió el Premio Nobel de la Paz.
fuente: Diario Vanguardia- Mexico-25/01/2010
FOTO: de Internet
El holocausto
Por Luis Maldonado para Vanguardia – de Mexico
Hacia 1933, en los 21 países de Europa que serían ocupados por las tropas de Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, vivían cerca de nueve millones de judíos. A partir de 1938 y hasta 1945, campos de concentración como los de Auschwitz, Majdanek, Dachau y Treblinka, entre otros, redujeron esta cifra a tres millones.
De los seis millones de seres humanos asesinados, más de tres millones murieron en los campos de exterminio de la Polonia ocupada. Hubo otras víctimas: gitanos, polacos, eslavos, prisioneros soviéticos, homosexuales, comunistas y discapacitados, entre ellas. Sin embargo, el pueblo judío fue el blanco central del exterminio nazi: dos tercios de la población judía de Europa, que incluía a millón y medio de niños, fueron aniquilados.
Eberhard Jäckel, historiador alemán, señaló inequívocamente el genocidio: “Nunca antes un Estado había decidido y anunciado, bajo la autoridad de su responsable supremo, que había que exterminar a un grupo humano determinado, en su totalidad si era posible. Decisión que ese Estado aplicó después con todos los medios a su disposición”.
Con el triunfo de los ejércitos aliados, empezó a develarse el horror del exterminio. Pero los espeluznantes detalles del asesinato metódico de millones de seres humanos tardarían en conocerse plenamente, porque el impacto inicial provocado por el hallazgo de campos y de sobrevivientes, pareció diluirse ante la euforia de la victoria. Además, la mayor parte de los que habían sobrevivido a los campos de concentración preferían no hablar del genocidio.
En 1960, la captura en Buenos Aires de Adolfo Eichmann, El Ángel Exterminador, su juicio y ejecución posterior en Israel, todo ello dispuesto por el primer ministro David Ben Gurión, reencauzaron y revitalizaron en el pueblo judío la memoria del holocausto. Y el mundo conoció a fondo atrocidades como las cometidas en las cámaras de gas de Auschwitz, donde llegaron a ser sacrificados hasta 8 mil judíos diariamente.
Más allá de la resolución 60/7 de la Organización de las Naciones Unidas, emitida el primero de noviembre de 2005, para señalar el 27 de enero como el Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto, el hecho es que hoy el recuerdo del genocidio forma parte de la identidad y la cultura de Israel.
Ya no hay disyuntiva entre olvido o recuerdo. Para la mayoría de la población judía los horrores del pasado forman parte de la biografía personal o están incorporados a la identidad colectiva. El Holocausto es, han señalado los analistas, memoria nacional institucionalizada.
Conforme pasan los años, disminuye el número de sobrevivientes. Muchos eran entonces niños, atrapados tras las alambradas de los campos de concentración. Pero en ellos, con ellos y por ellos, está la memoria.
La lección del Holocausto es universal. Otras formas de discriminación originan crímenes de odio en diferentes partes del planeta. Hace cinco años, al cumplirse 50 años del holocausto, el ex secretario de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, nos recordó lo ocurrido en Camboya, Ruanda y la ex Yugoslavia. “El mundo ha fallado en su tarea de evitar el genocidio”, advirtió el Premio Nobel de la Paz.
fuente: Diario Vanguardia- Mexico-25/01/2010
FOTO: de Internet
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