domingo, 3 de enero de 2010

Roberto Arlt: "Atenti nena, que el tiempo pasa"


Hoy, mientras venía el tranvía, carpeteaba a una jovenzuela que, acompañada por el novio, ponía cara de hacerle un favor a éste permitiéndole que lo tuviera al lado. En todo el viaje no dijo otra palabra que no fuera si o no. Y para ahorarse saliva movía la "zabeca" como mula noriega. El gil que la acompañaba ensayaba todo arte de conversación, pero al ñudo: porque la nena se hacía la interesante y miraba al espacio como si buscara algo que fuera menos zanahoria que el acompañante.
Yo meditaba broncas filosóficas, al tiempo que pensaba. En tanto las cuadras pasaban y el Romeo de marras venía dale que dale, conversando con la nena que me ponía nervioso de verla tan consentida. Y sobrándola, yo le decia "in mente":
- Nena no te hablaré del tiempo, del concepto matemático del rantifuso tiempo que tenían Spencer, Poincare, Einstein y Proust. No te hablaré del tiempo espacio, porque sos muy burra para entenderme; pero atendé estas razones que son del hombre que ha vivido y que preferiría vender verdura a escribir:

"No lo desprecies al tipo que llevas al lado. No, nena; no lo despreciés".
"El Tiempo, esa abstracción matemática que revuelve la sesera a todos los otarios con patentes de sabios, existe, nena. Existe para escarnio de tu trompita que dentro de algunos años tendrá mas arrugas que guante de vieja o traje de cesante.
-"¡Atenti, piba, que los siglos corren!
"Cierto es que tu novio tiene cara de zanahoria, con esa nariz fuera de ordenanza y los "tegobitos" como los de una foca. Cierto que cada fosa nasal puede llevar contrabando, y que tiene la mirada pitañosa como sirviente sin sueldo o también sin destino, cierto que hay muchachos mas lindos, mas simpáticos, mas ranas, mas prácticos para pulsar la vihuela de tu corazón y cualquier cosa y cualquier cosa que se le ocurra al que me lee. Cierto es. Pero el tiempo pasa, a pesar de que Spencer decía que no existía, y Einstein afirme que es una realidad de la geometría euclidiana que no tiene minga que ver con otras geometrías...¡Atenti. nena, que el tiempo pasa!
Pasa, Y cada día merma el stock de giles. Cada día desaparece un zonzo de circulación. Parece mentira, pero así nomas es.
"Te adivino el pensamiento percalera. Es éste:
"puede venir otro mejor"..."cierto...Pero pensá que todos quieren tomarle tacto a la mercadería, pulsar la estofa, saber lo que compran para batir despues que no les gusta, y ¡que diablos! Recordate que ni en las ferias se permite tocar la manteca, que la ordenanza municipal en los puestos de los turcos bien claro lo dice: "Se prohibe tocar la carne", pero esas ordenanzas en la casa del novio, en el clásico del civil no rezan, y que muchas veces hay que infringir el digesto municipal para llegar al registro nacional.
"¿ Que el hombre es feo como un gorila ?" Cierto es; pero se te acostumbrás a mirarlo te va a parecer más lindo que Valentino. Despues que un novio no vale por la cara, sino por otras cosas. Por el sueldo, por lo empacador de vento que sea, por lo cuidadoso del laburo...por los ascensos que puede tener...en fin...por muchas cosas... Y el tiempo pasa, nena. Pasa al galope; pasa con bronca. Y cada día merma el stock de los zanahorias; cada día desaparece de la circulación un zonzo. Algunos que se mueren, otros que se avivan..."
Así iba yo pensando en el bondi donde las moza iba de interesante con el señor que la acompañaba. Juro que la autoengrupida no pronunció media docena de parabras durante todo el viaje, y no era yo sólo el que la venía carpeteando, sino que también otros pasajeros se fijaron en el silencio de la fulana, y hasta sentíamos bronca y verguenza, porque el mal trago lo pasaba un hombre, y¡ que diablos ! al fin y al cabo entre los leones hay alguna solidaridad aunque sea involuntaria.
En Caballito, la niña subió a una conbinación mientras que el gil se quedo en la acera esperando que el bondi rajara.
Y ella desde arriba y el desde la rúa, se miraban con comedia de despedida sin consuelo. Y cuando el gaita mótorman arrancó él, como quien saluda a una princesa, se quito el capelo mientras que ella digitaleaba en el espacio como si se alejara en un "píccolo navio".
Y fijándome en la pinta de la dama, nuevamente reflexioné:
-í Atenti nena que el tiempo raja ! todavía estás a tiempo de atrapar al zonzo que tratás con prepotencia, pero no te ilusiones.
"Vienen años de miseria, de bronca, de revolución, de dictadura, de quiebra y de concordatos. Vienen tiempos de encarecimientos. El que más, el que menos, galgueará en la rúa en busca del sustento cotidiano. No seas, entonces, bauala con el hombre, y atendelo como es debido. Meditá. Hoy todavía lo tenés al lado; mañana podés no tenerlo.
Conversalo, que es lo que menos cuesta. Pensá que a los hombres no les gustan las novias silenciosas porque barruntan que bajo el silencio se esconde una mala pécora y una tía taimada, zorrina y broncosa. ¡ Atenti, nena; que el tiempo no vuelve !..."



EL AUTOR:
Hijo de un inmigrante prusiano y una italiana, Roberto Godofredo Christophersen Arlt nació en Buenos Aires, en el barrio de Flores, el 2 de abril de 1900.
Publicó El juguete rabioso, su primer novela, en 1926. Por entonces comenzaba también a escribir para los diarios Crítica y El mundo. Sus columnas diarias Aguafuertes porteñas, aparecieron de 1928 a 1935 y fueron después recopiladas en el libro del mismo nombre. Se divertía contando de sus amistades con rufianes, falsificadores y pistoleros, de las que saldrían muchos de sus personajes. Las Aguafuertes se convirtieron con el tiempo en uno de los clásicos de la literatura argentina.
Al mismo tiempo de su actividad como escritor, Arlt buscó constantemente hacerse rico como inventor, con singular fracaso. Formó una sociedad, ARNA (por Arlt y Naccaratti) y con el poco dinero que el actor Pascual Naccaratti pudo aportar instaló un pequeño laboratorio químico en Lanús. Llegó incluso a patentar unas medias reforzadas con caucho, que no fueron comercializadas, y al decir de un amigo, "parecen botas de bombero".
En 1935, viajó a España y África enviado por El Mundo, de donde salen sus Aguafuertes Españolas. Pero salvo este viaje y alguna escapada a Chile y Brasil, permaneció en la ciudad de Buenos Aires, tanto en la vida real como en sus novelas, Los siete locos y su continuación, Los lanzallamas.
Murió de un ataque cardíaco en Buenos Aires, el 26 de julio de 1942.



Entre sus obras:



El juguete rabioso (1926)
Los siete locos (1929)
Un hombre extraño
Las opiniones del Rufián Melancólico
Discurso del Astrólogo
Los lanzallamas (1931)
El amor brujo (1932)
Aguafuertes porteñas (1933)
El fiacún
El jorobadito (1933)
El jorobadito
Aguafuertes españolas (1936)
El criador de gorilas (1941)
Nuevas aguafuertes españolas (1960)
Teatro completo (1968)
Cuentos Completos (1997)



fuente: el cuento llego en un e-mail.
la foto y los datos bio-bibliograficos son de http://www.literatura.org/Arlt/Arlt.html

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