El ejército sirio recrudeció el domingo 15/07 sus bombardeos contra el feudo opositor de Homs e irrumpió con tanques en el barrio de Al Tadamun en Damasco, según los grupos opositores, que denunciaron la muerte de cerca de medio centenar de personas.
El activista de Homs Abdesalam al Homsi explicó que las fuerzas gubernamentales bombardearon los barrios de Baba Amr y Yobar de esa ciudad, y que solo se libraron de los ataques las zonas habitadas por la comunidad alauí, a la que pertenece el presidente sirio, Bachar al Asad.
A través de las redes sociales algunos habitantes de la capital siria señalaban que nunca se habían producido hasta ahora enfrentamientos tan violentos y menos de día, empezaron por la tarde, a menos de cuatro kilómetros de la célebre mezquita de los Omeyas.
“Se oyen explosiones y se ven columnas de humo”, comentó vía Skype, al anochecer, una residente del acomodado barrio de Al Mezzé. “Nunca habían tenido tanta intensidad”, añadió, desde que hace 16 meses estalló la rebelión contra el régimen de Bachar el Asad. En los distritos del sur se luchaba calle por calle al atardecer.
Los enfrentamientos provocaron la clausura de varios accesos a Damasco como la autovía de Deraa y la carretera que conduce al aeropuerto que también acabó cerrando. El comercio no tardó en echar el cierre hasta en los barrios más animados como Al Haria y Mehdat Basha por miedo o, según la oposición, por solidaridad con los barrios castigados. La luz se cortó en buena parte de la capital.
Aunque el toque de queda no fue declarado, las calles se vaciaron mucho antes de que cayera la noche.”Solo circulan vehículos del Ejército y ambulancias”, señaló la mujer de Al Mezzé que pidió que se no publicara su nombre. Una treintena de carros de combate se movía por las calles de la ciudad, rumbo a los barrios del sur. Las ambulancias trasladaban a los heridos del Ejército regular hasta los hospitales. Al caer la noche el Observatorio Sirio de Derechos Humanos indicó que 72 personas habían resultado muertas el domingo en Siria, 11 de ellas en Damasco.
Estado propio
Pese al uso de la artillería pesada, los carros de combate y hasta la aviación para bombardear barrios sublevados, el régimen del presidente Bachar el Asad está perdiendo la guerra.
Hay provincias, como Deir el Zor, que ya escaparon al control del Ejército regular. Desde junio hay combates en los suburbios de Damasco. El estruendo de las bombas se escuchó desde el palacio presidencial.
¿Qué harán El Asad y sus partidarios, de la minoría alauí, una rama del islam chií, cuando los rebeldes armados empiecen a conquistar Damasco?
Aunque algunos pocos militares alauíes han desertado, entre generales y jefes de los servicios de seguridad que comparten la misma religión que el Presidente ninguno ha cambiado de bando. Los alauíes representan el 10% de los 22 millones de sirios (75% musulmanes suníes).
Miembros de la oposición siria y académicos expertos en la región sospechan que los fieles de El Asad no van a luchar hasta la última gota de sangre sino que intentarán ponerse a salvo en una región noroeste del país, en las montañas del Djebel Ansariye, y las ciudades costeras de Latakia y Tartús, de donde son originarios.
“Cuando llegue el día en que no puedan evitar la caída de Damasco los subordinados [de El Asad] pueden regresar a las zonas alauíes”, vaticina Gary Gambill, director de la publicación estadounidense Middel East Quarterly.
No solo la guardia pretoriana de El Asad sino el conjunto de los alauíes han de temer la venganza. “El clan de El Asad ha logrado comprometer a los miembros de su comunidad implicándoles en la represión y las matanzas”, sostiene el ex diplomático francés Ignace Leverrier. “Una mayoría de alauíes, militares, mujabarats [agentes de servicios secretos] y shabihas [milicianos a sueldo] han causado muchas víctimas entre la población suní”, añade.
“La creación de un Estado alauí se ha convertido en una cuasi certeza”, repite Abdel Halim Khaddam, quien fue vicepresidente sirio hasta poco antes de su exilio en Francia a finales de 2005. Desde diciembre del año pasado “los misiles y armas estratégicas han sido íntegramente transferidas” al noroeste del país, asegura él. “Los carros de combate y la artillería pesada solo en parte porque el régimen los necesita para continuar la represión”, precisa.
“La operación está en marcha y por eso, en ese área noroccidental, se está produciendo una discreta limpieza étnica matando o aterrorizando” a los suníes para reducir su peso, destaca Nawal Sibai, una escritora siria exiliada en Madrid.
A su vez, según Leverrier, muchos civiles alauíes, hasta ahora esparcidos por todo el país, regresan a la tierra de donde son originarios.
“Muchos profesionales alauíes se han quedado sin clientes de otras confesiones porque la guerra provoca un repliegue sobre su propia comunidad”, explica el ex diplomático, quien vivió largos años en Damasco. “Han optado por volver al terruño”, prosigue. “A eso se añaden todas las familias alauíes que, al acabar el colegio, se han ido como de costumbre de vacaciones a la costa pero con más equipaje por si no vuelven”.
Leverrier cree que Rusia apoyaría esa entidad alauí, que podría ser algo parecida al Kurdistan autónomo dentro de Irak, para conservar así en Tartús su base naval. Israel tampoco debería verla con malos ojos porque fragmentaría y debilitaría a Siria, que no volvería a ser una amenaza para el Estado hebreo.
Francia creó en 1922 un territorio autónomo alauí, que en 1924 se convirtió en un Estado alauí y, a partir de 1930, acabó llamándose Gobierno independiente de Latakia, bajo la tutela de la metrópoli. En 1936 París lo reincorporó a Siria.
fuente: URGENTE24.COM
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