domingo, 8 de mayo de 2011

Argentina: Jorge Luis Borges, 25 años después: nuevos descubrimientos y miradas


Un pasado en sombras, un interrogante y una frase enigmática como pista. Con estos elementos comunes a cualquier trama de misterio, Martin Hadis se lanzó a una pesquisa de cinco años sobre la genealogía del gran escritor, para revelar una insospechada trama de literatos y excéntricos.


por
SOL LAURÍA.











Cuando Martín Hadis, a los 15 años, leyó Los Conjurados, no sabía que nunca más iba a poder despegarse de Jorge Luis Borges. Esa fue la primera aventura: un viaje que lo obligó a averiguar más y querer ver más del hombre nacido un 24 de agosto en una típica casa porteña, con patio y aljibe. Y el comienzo de uno que pasó por la creación de un sitio web y la publicación de “Borges, profesor”, y todavía no termina. Lo encuentra hoy, en un café de Buenos Aires, hablando de clanes, ancestros y un linaje que pesó sobre el autor de El Aleph, que él mismo desconocía.

Nadie lo sabía, en realidad. Dicen que Borges era un erudito, alguien que escribió a contramano de los mandatos, un referente local de lo que los ingleses llaman el understatement. Y mucho más. Pero ¿quién era Borges? La duda se transformó en obsesión para Hadis, que no lograba saciar la incertidumbre con ninguno de los libros y fuentes que consultaba. Nadie sabía, repite. Tal vez Frances sí, la abuela inglesa paterna de Borges que era una lectora voraz, sabía la biblia de memoria y heredó a su hijo parte de una biblioteca en inglés que el nieto deglutiría. Una mujer que contagió, por no decir impuso, una vocación de escritor a Jorge Guillermo Borges, que se trasladó a Jorge Luis cuando el padre quedó ciego. Frances lo sabía, pero no lo dijo.

De esta mujer distinta, inmigrante que por dolor o sentido del provenir prefirió dejar en el viejo continente las anécdotas de sus ancestros, sólo se conocía una frase en la autobiografía del autor. ¿Qué había detrás? Si Borges admitió que su vocación literaria tiene origen en el lado inglés de la familia, ¿de quién la heredaron ellos? ¿Cómo y de dónde salió un escritor de este brillo? Esa pregunta llevó a Martín Hadis a navegar durante cinco años en archivos, diarios, pequeñas y grandes ciudades. Todo eso está en “Literatos y Excéntricos”, un libro que devela una dinastía intelectual de tres siglos.

- ¿Cuáles fueron las sospechas iniciales de la investigación?

- Borges escribió una autobiografía, un texto corto que era un apéndice para una de las ediciones de un cuento de él que se publicó en Estados Unidos. Ahí explica que heredó la literatura a través de su padre, que descubrió el poder de la poesía a través de la lengua inglesa, que empezó a disfrutar de la literatura en inglés antes que en castellano. La abuela paterna de él era inglesa. Y bueno, ahí me pregunté de dónde sale todo. Para él, la figura fue el padre. Si Borges lo heredó del padre, ¿el padre de dónde lo heredó?

- ¿No podía ser de la rama materna?

- La madre, Leonor Acevedo, era una mujer muy lúcida, muy inteligente, que le heredó mucho de lo idiosincrásico, de lo porteño, pero no era una mujer que le pudiera legar un armazón cultural. Ella aportó conocimientos de otra índole. Le dio lo mítico y heroico. Un legado muy importante de memoria y pertenencia. Es muy importante.

Pero, ¿quién le puede haber impuesto ese mandato de ser un escritor? Primero al padre de Borges y después a él. El materno no fue. Y en el paterno tenemos la abuela inglesa. El esposo de la abuela inglesa murió en el año que nació el padre de Borges, así que no puede haber sido otro.

- Y ¿quién era esa mujer que quería tener un hijo o un nieto escritor?

- En una investigación encontré una señora que había hecho una materia con Borges en los Estados Unidos, cuando él fue a enseñar inglés antiguo. Ella me contó: “Me dijo que aprendió a recitar los primeros versos en beagle, el inglés antiguo, de su abuela”. Estamos hablando del inglés del siglo X. Cuanto más piezas iba encontrando, más raro se ponía. Ahí dije voy a investigar porque estos Haslam son muy raros.

- ¿Qué descubriste acerca de ellos?

- Frances Haslam es descendiente de un clan muy antiguo de escritores ingleses, intelectuales, escritores, editores, maestros, libreros, investigadores, científicos. Es un clan de eruditos. Lo funda un pastor metodista, William Haslam (1768). La investigación en ese punto fue complicada porque los pastores metodistas, hasta el día de hoy, tienen la costumbre de ser embajadores de la fe y cada dos años rotan de ciudad. Hoy por el mundo, en esa época, por un país. Entonces toda esa familia que tuve que investigar a 200 años de distancia, se fue moviendo de ciudad en ciudad por Inglaterra. Y para colmo se llamaban Haslam, que acá son exóticos pero en el norte de Inglaterra son como Pérez. Cuando encontraba en un censo un nombre nunca podía estar seguro de que era esta familia. Lo tenía que triangular por testamento, libros, por algún otro documento que fuera de ellos, por los mismos registros internos de la iglesia metodista. No fue una investigación genealógica común, tuve que hilvanar. No dormía pensando en estas cosas.

- ¿Y cómo llegaste a William Haslam?

- Había muchos con el mismo nombre. Después de años llegué a los archivos metodistas, les escribí y les dije que estaba buscando la biografía del reverendo William Haslam. Me contestaron que, por el tiempo en que vivió, había dos opciones, que eligiese una. Decidí por uno, del que me mandan la biografía por fax. Cuando lo leo se me puso la piel de gallina: “A pesar de una ceguera progresiva, el reverendo Haslam continuó publicando libros, que era lo que más le gustaba, al fin de sus días. Disfrutaba de dar largos paseos en soledad, para pensar en introspección sobre la obra de Dios. En la charla era afable, jovial, proclive al absurdo y veloz para la réplica”. Además, amaba los libros, coleccionó libros de teología y tenía una enorme biblioteca. Y decía que en el púlpito, era serio sin ser afectado, un poco raro al hablar y le gustaba citar a antiguos escritores. Era Borges, 150 años antes. Igual, igual en todo.

- ¿Cómo era su familia?

- Él tuvo cinco hijos, que se casaron con personajes interesantes. Cada uno que descubría era maestro o editor o librero. El metodismo era muy erudito, sostenía que había que combatir la falta de fe y la ignorancia al mismo tiempo. Los pastores metodistas, además de la biblia, estaban llenos de libros de los temas que quieras, biología, matemática, filosofía, política. Toda esta gente creció en el seno del metodismo y de ahí viene esa veta.

- ¿Cuántos escritores hubo entre los ascendentes de Borges?

- Seis, hasta el padre, que también escribió. Así que Borges es el octavo. Con lo cual, esta investigación te permite ver a Borges como el resultado de una confluencia entre la cultura de eruditos ingleses y la cultura criolla.

- Esos eran los literatos, ¿y los excéntricos?

- Había personajes muy peculiares. Encontraba un censo, encontraba un pariente y veía: profesión, craneólogo. Joseph Davis, casado con Elizabeth Haslam, coleccionaba cráneos, tenía 2500 en la casa y escribió varios libros, con toda la colección ilustrada. Era el tío bisabuelo de Borges, un médico que se carteaba con Charles Darwin.

Hubo otro que fundó un manicomio y escribió “La guía doméstica para casos de insanía”, un manual donde explica cómo tratar a un loco en la familia. Thomas Bakewell. Compró una mansión hermosa en un pueblo donde hacía laborterapia, que es un concepto que se inventó mucho más tarde.

John Bucley Haslam, hijo del reverendo, era la oveja negra de la familia que huyó de Inglaterra y se fue a los EEUU. Apareció muy golpeado, le rompieron todas las costillas, agonizó durante dos días y se murió.

- ¿Y las mujeres?

- El experto en insanía tiene un hijo que se llama John, que se casó con Marianne Haslam, que fue una escritora de guías prácticas. Una de ellas fue un best seller, vendió 20 mil libros en el siglo XIX. Era una tía bisabuela de Borges, que además escribió muchos artículos y fue editora de una colección.

Mary Eleonora Allbut, que se casa con un hijo del reverendo, era una mujer muy culta también: maestra e hija de un editor que le publicó muchos libros a la familia.

- Descubriste cosas que Borges desconocía...

- Claro. Lo único que lamento es no poder darle este libro en la mano. Porque seguro, con lo que él amaba la genealogía y su propia historia, le hubiera desatado 20 poemas en la cabeza, no hubiera parado de escribir.


PARA SEGUIR LEYENDO

Para conocer más del autor y su investigación: www.martinhadis.com.

El libro se consigue en la librería Eterna Cadencia: www.eternacadencia.com.ar.

FERVOR EN LA FERIA DEL LIBRO

Ricardo Piglia, María Kodama, Horacio González y María Esther Vázquez son algunas de las figuras que pasaron y pasarán para recordar los 25 años del fallecimiento de Jorge Luis Borges en la Feria del Libro de Buenos Aires.

Piglia, que fue el que inauguró la seguidilla de paneles, rescató una originalidad que a Borges lo alejó del Nobel: “Su obra no está en el registro de lo que galardona el Premio Nobel, que son esos libros de biblioteca, que parecen barcos”. Borges, según Piglia, se autocolocaba en una línea que incluía a Kipling, a Wells, a Chesterton, a Stevenson y de manera inteligente evadía la relación con las grandes narrativas como la de Proust o Dostoievski.

Precisamente en esa originalidad Piglia ve el mérito: “No es lo mismo escribir desde un espacio periférico como Argentina, que escribir en un país central. Porque las condiciones en las que se produce son diferentes; así Borges hizo muchas tareas que lo distrajeron de su literatura” y recordó el itinerario de sus trabajos, desde los artículos en “El Hogar”, hasta su empleo como funcionario municipal.

En otra sala, otro día, Alejandro Vaccaro, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) dijo: “Debe de ser el escritor sobre el que más libros se han escrito en los últimos años. Yo sólo tengo 600 títulos escritos sobre él”.

Vendrán otras mil y una maneras a analizar a este autor. Algunas harán foco en su psicología, otras en su memoria. Estarán quienes se detendrán en sus falsificadores, su concepción y sus vínculos con la política. Los menos se quedarán en simples anécdotas de la vida cotidiana que pintan su temperamento. Ninguno se va a cansar de escudriñar en sus laberintos y alimentar el fervor.


fuente: DIARIO EL LITORAL, SANTA FE














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