sábado, 27 de febrero de 2010
Cabalá - Purim: el significado interno
autor: RABINO DR. MICHAEL LAITMAN
La historia del Libro de Ester describe el camino espiritual que todos nosotros debemos atravesar. La belleza de la historia es que no tenemos que entenderla intelectualmente, sino que se va inculcando en la medida que vamos reconociendo su profundo significado.
El Libro de Ester destaca cuatro personajes principales: el Rey, Ajashverosh; la Reina, Ester, y los dos individuos que muestran aspavientos, Mordejai (el bueno) y Amán (el malo).
En hebreo, El Libro de Ester se llama Meguilat Ester. Meguilat viene de la palabra Gilui (descubrimiento), y Ester viene de la palabra Hester (encubrimiento). En otras palabras, El Libro de Ester pretende revelar lo que está oculto.
Primeramente, debemos recordar que la sabiduría de la Cábala explica que en el total de la realidad existen sólo dos fuerzas: el Creador y la Creación que le percibe. Tanto la Biblia como los demás textos sagrados explican en diferentes estilos los mismos conceptos espirituales descritos en la Cábala.
En El Libro de Ester, el Rey representa el Creador, pero ninguno de los otros protagonistas es una entidad separada; de hecho, cada personaje es otro aspecto del único creado del Creador.
Este es un concepto clave a recordar porque cambia totalmente de un cuento moralista acerca de cómo lo bueno eventualmente derrota a lo malo, a una alegoría acerca de nuestra relación personal con el Creador. Según la Cábala, Ester, Amán, y Mordejai son diferentes aspectos en nuestro interior, y el Creador es el atributo de benevolencia que necesitamos adquirir para poder unirnos con Él.
La historia de Ester comienza con el establecimiento del personaje del hombre bueno, Mordejai. Éste descubre que dos de los sirvientes del Rey están planeando asesinarle, y le alerta del peligro. Pero la reacción del Rey es muy diferente de lo que se esperaba: ¡promueve a Amán en lugar de Mordejai!
En esta historia, Ester representa el Alma Colectiva de todos los seres del mundo, y los dos rivales, Amán y Mordejai, representan las dos tendencias del alma: la mala o el egoísmo (Amán), y la buena o el altruismo (Mordejai).
Estos roles son la razón por la que el Rey asciende a Amán, en lugar de Mordejai. Si queremos adquirir la tendencia altruista y unirnos con el Creador, tenemos que comenzar por darnos cuenta de la trampa que significa para nosotros el egoísmo. En otras palabras, la sustancia de toda la Creación -todos nosotros incluidos- es el deseo de recibir placer. Por lo tanto, si deseamos hacer un cambio hacia el altruismo es imprescindible percatarnos de que el egoísmo es malo para nosotros, y consecuentemente, querer cambiarlo.
¿Cómo ocurre esto? Poniendo a Amán (egoísmo) una trampa que no pueda resistir para exponer su verdadera naturaleza hasta sus últimas consecuencias. Se le da más y más poder hasta que no puede resistir la tentación cuando se le pregunta, “¿Qué debe ser otorgado a un hombre a quien el Rey quiere honrar?”, y pica el anzuelo.
“Si hay alguien a quien el Rey quiera honrar, que traigan una vestidura real usada por el Rey y un caballo que Él ha montado, y que pongan en la cabeza de la cabalgadura una corona real”.
“Luego entregarán la vestidura y el caballo a un alto dignatario de la nobleza real, vestirán al hombre a quien el Rey quiere honrar y lo pasearán a caballo por la calle principal de la ciudad, proclamando delante de él: Así es tratado el hombre a quien el Rey quiere honrar”.
En el corazón de El Libro de Ester yace el principio más profundo de cómo adquirir espiritualidad: para descubrir al Creador, prepárate para descubrirte primero a ti mismo, ya que la Creación de la que todos nosotros somos parte, está hecha de una sola cosa: el deseo de recibir placer, mientras que el Creador, en el extremo opuesto de la escala, constituye el deseo de dar.
Si examináramos la relación del Creador con el creado como si fuera una relación común entre dos personas veríamos que no tienen nada en común y que son tan opuestas hasta que todo lo que una ama es odiado por la otra y viceversa. De ahí que no tienen ninguna forma de comunicarse entre ellas y, por lo tanto, si deseamos comunicarnos con el Creador, tenemos que ser como Él, al menos, en una mínima medida. Cuanto más semejantes seamos, mayor y mejor será nuestra comunicación.
La historia de El Libro de Ester describe el camino espiritual que todos nosotros debemos atravesar. La belleza de la historia es que no tenemos que entenderla intelectualmente, sino que se va inculcando en la medida que vamos reconociendo su profundo significado.
Este relato, puede ser leído una y otra vez, revelando nuevos secretos con cada lectura. Todo lo que necesitamos asimilar es este simple principio: para descubrir al Creador, prepárate para descubrirte a ti mismo, primero.
Cada vez que queramos conocer más al Creador, Él nos mostrará, en cambio, quiénes y cómo somos, ya que tenemos que descubrir el Amán en nosotros antes que podamos descubrir la grandeza de Mordejai, quien verdaderamente ama al Creador.
Trabajando de esta manera con este método, garantizamos no sólo que podamos descubrir al Creador, sino también la recompensa que Mordejai recibe por sus servicios: “Tomó Amán la vestidura y el caballo, vistió a Mordejai y lo paseó por la calle principal de la ciudad, proclamando delante de él: Así es tratado el hombre a quien el Rey quiere honrar”.
De ahí que podemos disfrutar de una simple historia de suspenso con un buen final o embarcarnos en la búsqueda de su significado interno, más allá de la trama y de los protagonistas, con la intención de encontrar la pista que nos conduzca finalmente al “Palacio del Rey”.
* El Rav Dr. Michael Laitman es master en cibern„ética, doctor en filosofía y Cábala, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel. Más información en www.laitman.es;
www.kabbalah.info/es y www.kab.tv/spa
FUENTE: semanario AURORA- Tel Aviv,
Etiquetas:
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