sábado, 14 de agosto de 2010

Cuba: Jorge Gonzalez Allué, poeta, músico, compositor, pianista cubano y universal. Tres versiones





Jorge Gonzalez Allué. Un tinajón por corazón en medio del pecho


Por Ernesto R. del Valle
En este año (el 11 febrero) conmemoramos su natalicio nro. CIEN. Este joven centenario fue homenajeado en La Feria del Libro celebrada en su ciudad natal. Puedo contarme entre sus amigos y tuve, gracias a su cordialidad, el honor de visitar su casa varias veces y charlar animadamente sobre el arte en general. Últimamente su cuerpo endeble, su desgaste físico lo mantenía alejado de las actividades culturales diarias.
Pianista, poeta, compositor y director de orquesta. Nació en su Camagüey tinajonero el 11 de Febrero de 1910
Cuenta que su Amorosa Guajira, la canción que lo elevó a niveles internacionales, no era su mejor canción -él mismo lo decía- para mi la mejor es Fatalidad, pero fue esta Amorosa Guajira, entre las más de 300 canciones -creo que 360-, la que se llevo los laureles de la popularidad, como le ha pasado a varios autores como a Pedro Junco con Nosotros o a Isolina Carrillo con Dos Gardenias.
No se llamó así al principio, Guajira sentimental fue su nombre original y no nació en Camagüey, fue en unas vacaciones en Pinar del Rio, en uno de esos paseos en la tarde cuando ya el sol va a despedirse de esta parte del mundo. Su sensibilidad de artista guardo aquella belleza campestre y meses después, ‘ de un tirón’ salió esta canción que ha dado la vuelta al mundo en la voz de muchos intérpretes.
Su poema costumbrista Los quince de Florita, escrita especialmente para su amigo Luis Carbonell, se encuentra entre sus favoritas y la ha internacionalizado en sus recitales.

Lo invité a mi Peña TARDES DE YARABEY pensando que no iría, pero aceptó con la condición de que lo recogiéramos en su casa, eso fue la tarde del 11 de Febrero de 1995. Ya venía padeciendo los achaques propios de su edad.
Su poema costumbrista Los quince de Florita, escrita especialmente para su amigo Luis Carbonell, ha dado la vuelta al mundo
Lo trajimos a la Peña en coche. Venía luciendo una flamante guayabera blanca. Fue recibido por los asistentes (todos trabajadores de la EPIA 11, con un aplauso respetuoso y elocuente.
Cogido a mi brazo izquierdo se acerco a mi oído para decirme.
-Por qué me haces esto, chico.?
-Ud se lo ha ganado Maestro, la gente lo quiere y respeta. Le respondí.
Por la noche, a nombre de la Peña TARDES DE YARABEY, le llevé un enorme pastel a su residencia en Ave. de los Mártires 224 y le di lectura, en su presencia, del poema que a continuación les reproduzco.



ELHOMBRE EN SU METÁFORA

En los 85 años de Jorge Gonález Allué
Camaguey, 11 de Febrero de 1995


Cuando hables de Jorge González Allué
no pierdas el tiempo en falsas detonaciones vanguardistas.
No pienses en nacer a la posteridad
ni te rompas los afanes en el ditirambo.
Y si le das la mano, confía,
no en sus duendes ovillados
a la sombra de algún tinajón camagüeyano
ni tan siquiera, en lasa garzas silenciosas
que verás en sus miradas.
Cuenta que su Amorosa Guajira, la canción que lo elevó a niveles internacionales, no era su mejor canción –él mismo lo decía- para mi la mejor es Fatalidad
Este hombre es el sobreviviente de una época,
es el intemporal, el ‘ casi pesadilla’
de aquellos que nunca lo soñaron.
Aquí está, fresco y radiante; fuerte y travieso
como el trago de ron que bebe sin prisa
como para sentir ese regusto a cubanía
correrle por la garganta,
o para inmolar en su ardentía
el cuerpo de la mujer cubana.
Cuando pases frente a su casa
en la Avenida de los Mártires doscientos veinticuatro,
alarga tu pecho si vas a tocar el aldabón de su puerta.
No vaciles, Jorge siempre está al acecho
con el corazón abierto,
su corazón que es la puerta de su casa
y late su puerta con ese corazón grande
fuerte, intencionado.
Cuando oigas su ‘ ¡CARAJO!’
sentirás distinto sonido en la palabra;
apacible como su voz, largo como su vida,
fuerte como su carácter;
y cuando escuches en cualquier lugar del mundo
esa Guajira de salón, que no lo es,
que se titula ‘ Amorosa Guajira’ ?y tampoco es así-
Cuando sientas sus notas meterse despacito por tu piel
como un holgorio, o como una tajada de mango en la boca
entonces, hermano,
sabrás para siempre que Jorge González Allué
además de vivo, además de bebedor, además de cubano,
es un ala de paloma siempre en vuelo,
el bicho insomne de este siglo,
un tinajón tan utópico como real, duende también
pero sobre todo, un sortilegio.
Cuando te encuentres en tu vida con González Allué
ten esto en cuenta.
¡Yo te lo advierto!.


Camaguey, Febrero11 de 1995

Esta noticia se publica con licencia Distribución gratuita
Fuente: http://globedia.com/jorge-gonzalez-allue-tinajon-corazon-pecho


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Jorge González Allué, su Amorosa guajira y algo más

Adalberto Afonso,
para Camagüeyanos por el Mundo.
Madrid, octubre de 2003.

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Fui muy amigo de Jorge González Allué y de su familia. Por si algunos no lo saben, fue un excelente poeta. Su más famoso y jocoso poema es la estampa folklórica Los quince de Florita, popularizado por el declamador Luis Carbonell y que siempre ha gustado y seguirá gustando.

Su obra consta de canciones y de música para piano; parte de esa obra fue premiada en concursos nacionales, pero muy poca fue publicada o editada en discos, por lo que permanece casi completamente inédita. En la década de los años 70, se estrenó con muchísimo éxito su zarzuela La leyenda del agua de tinajón, con música y libreto suyos. Se hicieron gestiones para grabarla en discos, pero no se pudo lograr por el pretexto de dificultades económicas de Cultura.

Su obra musical completa, sus archivos, fotografías y cartas autógrafas de él y de grandes personalidades con las que tuvo estrecho contacto (Roig, Guillén, Lecuona, Rita Montaner, Bola de Nieve, Adolfo Guzmán, Rodrigo Prats, Esther Borja, Luis Carbonell, Sara Escarpenter, etc.) y todas las grabaciones de su obra, conocidas por él, están en el archivo del departamento de música de la biblioteca provincial de Camagüey, ubicada en lo que fue el Liceo, frente al Parque Agramonte.

En vida se le publicaron varias entrevistas, así como una buena biografía, de una docena de páginas, con muchas fotos y algunas partituras en la revista Signos de Santa Clara. Se le filmaron algunos videos en sus últimos años. Su último biógrafo ha sido el periodista Oscar Viñas Ortiz, quien reside en Camagüey, y quien lo entrevistó durante algún tiempo.

Quiero dejar constancia de que recibió muchas condecoraciones y honores por su obra, pero pasaban hambre él y su familia, pues la ridícula pensión que le pagaban malamente le permitía adquirir alimentos y mucho menos comprar en bolsa negra. Siempre mantuvimos mucho contacto, pues yo residía en Camagüey. Cuando lo visité para despedirme, al marcharme de Cuba, habían empeorado sus condiciones: su famosa "cochera", donde estaba su estudio-museo y que amenazaba derrumbe, ya se había desplomado; el viejo refrigerador y el televisor, ambos descompuestos desde hacía años, no tenían arreglo y su anciana esposa cocinaba, agachada, delante de un improvisado fogón de carbón. Su única hija, María del Pilar, madre soltera, trabajaba de maestra con un mísero sueldo para atender a tres niños menores de seis años. Era espeluznante ver cómo todos se deterioraban física y moralmente mientras el gobierno no les ofrecía ninguna ayuda, ni siquiera la de la reparación de parte de su vieja casona de La Vigía ni de algunos necesarios equipos electrodomésticos, o alguna ración de alimentos extra (como sí recibían y reciben jerarcas del PCC, el ejército y el Ministerio del Interior). Sólo homenajes, condecoraciones, diplomas, pero ni un poco de dinero. ¡Ah!, y lo más trágico: su Amorosa guajira o Guajira sentimental le fue comprada por una editorial de Estados Unidos a principios de los años 40 y nunca, ¡nunca!, recibió derechos de autor por las grabaciones en el extranjero. Y los derechos de autor que cobraba en Cuba eran poquísimos. Por su poema Los quince de Florita, tan publicado y difundido, ¡nunca cobró derechos!, pues se le argumentaba que debía estar impreso en una colección de poemas suyos y nunca pudo publicar un libro. Él escribió el poema pensando en que pudiese gustarle a Luis Carbonell. Se lo regaló y Carbonell lo dio conocer. A Carbonell le pagaban por recitarlo y a González Allué nunca le pagaron por haberlo escrito. Son cosas que suceden en cualquier parte... y, por supuesto, también en Cuba.

Y algo más: su piano, el piano que tuvo toda su vida, desde niño, dejó de ser su necesario e inseparable compañero por el comején, la carcoma, la falta de cuerdas y por no poseer el dinero necesario para hacerlo reparar por algún afinador particular, pues el Ministerio de Cultura no se lo facilitó gratuitamente, a pesar de solicitarlo. A veces no conseguía los medicamentos que necesitaba su fatigado corazón, ya que no llegaban a las farmacias en la cantidad necesaria para toda la población y sólo podía conseguirlos gracias a excelentes amigos, como el Dr. Víctor Romero Sóñora, quien siempre cuidó de él, logrando internarlo en el Hospital Amalia Simoni de vez en cuando, para hacerle "chequeos", cuando la realidad era para que se alimentase un poquito mejor y estuviese más aseado. (Esto puede molestar la susceptibilidad de alguno, pero la historia debe ser lo más verídica posible, aunque fastidie.)

En su archivo completo –guardado en el departamento de Música de la biblioteca provincial de Camagüey– también hay una extensa autobiografía suya, en la cual no expuso realidades de su vida más íntima que sí ha contado al Sr. Oscar Viñas Ortiz. Realidades que lo marginaban por no reunir todas las condiciones machistas o revolucionarias. El anecdotario sobre personajes de la cultura y la farándula cubanas de distintas épocas, que con su gracejo y chispeante humor narraba González Allué, hubiera servido para hilarante complemento de las biografías de ilustres y no tan ilustres (pero famosos) personajes cubanos.

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Jorge González Allué en el corazón del Camagüey



Por Miozotis Fabelo Pinares/

Colaboradora de Radio Cadena Agramonte

Jorge González Allué, pianista, compositor y director de orquesta, nació en Camagüey, el 11 de febrero de 1910, y desde muy pequeño comienza estudios de piano, solfeo y teoría musical, primero con su prima María Josefa González, después con la profesora Maria Larín, y luego, en el Conservatorio Rafols, adscripto al Conservatorio Nacional que dirigía Hubert de Blanck. En 1925 se gradúa de piano, solfeo y teoría.

Y aunque muy poco se conoce de la vida de este camagüeyano, compartimos hoy algunos detalles sobre su legado musical…

El primer piano que tuvo Allué, se lo regaló su madre. El niño tenía entonces 10 años, y la madre, vendiendo litros de leche, que costaban tres centavos, logró reunir los 160 pesos que valía el instrumento.

Con apenas doce años, tocaba el piano en la orquesta de Alberto Noriega de Varona, y acompañaba las funciones de cine silente que tenían lugar en el Liceo camagüeyano…

Tal vez por eso, cuando el niño cumple los 13 años de edad, resuelve dispensarla del compromiso de pagarle sus estudios de música.

Anima fiestas y bailes particulares, y casi adolescente compone su primera pieza, un pequeño vals al que llama "Corazón mudo".

Graduado de piano, solfeo y teoría en el Conservatorio Nacional Hubert de Blanck, ofrece en 1931 su primer recital público, en el que estrena “Mulata”, y “Negro bembón”, con textos de su amigo y coterráneo Nicolás Guillén.

González Allué, compone las partituras de esos versos, que estrena el 27 de noviembre de 1931, apenas un año y meses después que se publica el poemario “Ideales de una raza”, en El Diario de La Marina:
“¿Po qué te pone tan bravo,
cuando te dicen negro bembón,
Si tiene la boca santa,
Negro bembón?”

Luego aquellos versos se volvieron a escuchar en el Teatro Cuba, de la ciudad de Santiago de Cuba el doce de febrero de 1932, sin que quedaran grabaciones radiales o volviera a presentarse en la Habana durante la década de 1930.

Amadeo Roldán, en 1932; y Alejandro García Caturla en 1933, también ponen música a los versos de Nicolás Guillén.

¿Sería esa la causa que provocó que quedara en el olvido la musicalización de Allué? La investigadora MsC. Verónica Fernández anda tras los pasos de esta historia, y dice en uno de sus artículos:

“No podemos asegurarlo, pero sí es un hecho a tener en cuenta, sobre todo si consideramos que la Mulata de Amadeo Roldán, también sobre los versos de Guillén, fue estrenada por Nicolás Slonimsky, en 1934 en Nueva York, cruzando de esta manera las fronteras nacionales.

“El reencuentro con las musicalizaciones que el camagüeyano Allué realizó a los poemas de Guillén y en particular a “Mulata”, permite revalorizar la obra de este compositor y estudiar nuevas aristas de su labor creativa".

Ya en el año 1935, Jorge González Allué ocupa lugar protagónico en la radio local, desde que actúa en la CMJK, La Voz del Camagüeyano, luego convertida, en 1949, en Radio Camagüey, emisora instrumental.

En ese mismo año, Allué crea su Orquesta Yemayá, del tipo jazz band, con la que debuta en el Teatro Principal, de su natal ciudad.

El camagüeyano viaja a Colombia, donde trabaja como pianista con la orquesta de Florián Maya, y se presenta en la Cadena de Lima, en el Perú, con la orquesta de Don Vidal.

En el teatro Auditórium de La Habana, en 1938, interpreta junto a once pianistas "La Malagueña", de Ernesto Lecuona y está entre los 24 músicos que acompañan a Esther Borja en "Serenata".

“Escasos, más bien nulos, -dice la Msc. Verónica Fernández- han sido los escritos musicológicos dedicados al camagüeyano Allué, a pesar de que su obra sobrepasa las 300 composiciones, distribuidas en diferentes géneros que abordan tanto lo popular como la música de conciertos, el teatro musical y la música para ballet.

“Allué fue autor de diversas estampas costumbritas, publicadas en el periódico El Camagüeyano. Y sobresalen entre ellas, de manera especial, la titulada “Los Quince de Florita”, en la década de 1950, que dedicó a su amigo Luis Carbonell quien la ha mantenido siempre en su repertorio y la ha popularizado entre los cubanos… y en otros escenarios del mundo.

“Cierto es que el camagüeyano Jorge González Allué es tenido por muchos, como el autor de una sola melodía: "Amorosa guajira". Sin embargo, el ya desaparecido músico fue creador de infinidad de canciones, sones, guarachas, boleros, una comedía lírica y hasta una estampa, pero su Amorosa Guajira lo hizo ocupar un lugar de privilegio en la cultura cubana”.

Jorge González Allué contó así la historia de la Amorosa Guajira:

"…yo la escribí en julio de 1937, y fue estrenada en la emisora CMJK, a los pocos días de compuesta, e interpretada por el cantante Luis Raga, que era integrante del Trío de Eduardo Saborit. Pocos días después, se cantó por primera vez en público en un baile en el Club Atlético Ferroviario, aquí mismo en la ciudad de Camagüey".

La letra y la música fueron compuestas aquí; pero la inspiración nació en Pinar del Río:

“Yo había ido de visita a la finca de la familia de un amigo mío en Los Palacios, provincia de Pinar del Río, y allí recorrí los campos, y me sorprendió una puesta de sol. Un atardecer bellísimo, que me cautivó, para cantarle a la campiña cubana. Originalmente la titulé Guajira Sentimental, pero comercialmente, cuando se grabó por primera vez, apareció con el nombre que la hecho famosas: Amorosa Guajira”:

En su larga y fecunda carrera, el autor de "Amorosa guajira" conoció muchos momentos de gloria, particularmente, en su querido Camagüey, no solo como pianista y compositor, sino también como profesor de música, pero también los hubo de amargura.

“Aquí vino un americano, dueño de una firma de discos, que escuhó la canción en boca de un trío, y le gustó. Se puso en contacto conmigo, fui a La Habana, e hicimos el contrato. La canción se grabó en 1940, en la voz de Ramón Armengol, cantante español radicado en México, y con el acompañamiento de la Orquesta de Noro Morales; y entonces me pagaron 50 dólares; pero yo debía percibir el pago de derecho de autor, que eran tres centavos por cada vez que se pusiera.

“Al cabo de tres o cuatro años, yo sabía que esa disquera tenía sucursales en todas las grandes capitales del mundo, y mi canción se escuchaba mucho, por lo que reclamé; pero, resulta que yo todavía les debía a ellos seis pesos; porque el pago por derecho de autor, me lo descontaban de aquellos míseros 50 pesos que me pagaron cuando se grabó".

La Amorosa Guajira es, probablemente, la canción cubana más grabada en el mundo, y con mayor cantidad de versiones.

En el año 1959 regresa Jorge González Allué a su querida ciudad de Camagüey, donde funda, lo que entonces se llamaba un combo. Dirige la comedia musical "Las Yaguas", de Piloto y Vera, y "Matrimonio perfecto", de Rómulo Loredo, la que además, musicaliza.

Jorge González Allué falleció a los 92 años de edad. Había recibido la Orden Félix Varela de Primer Grado, y hasta sus últimos días, el estímulo del público que le reconoce sus aportes a la cancionística cubana.


Jueves, 11 de Febrero de 2010 09:15
FUENTE:

http://www.cadenagramonte.cubaweb.cu/index.php?option=com_content&view=article&id=5297:jorge-gonzalez-allue-en-el-corazon-del-camaguey&catid=5:musica&Itemid=51




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