AUTOR:
Pedro Gómez-Valadés,
Galicia - ESPAÑA
No es, en absoluto, mi intención discutir ni debatir con quien parte de la premisa, en sus análisis del conflicto palestino-israelí, del no reconocimiento del derecho de Israel a existir.
Digo esto ya que no es sólo Hamás quien rechaza el derecho básico a la existencia del Estado de Israel; también en nuestros patios destacados opinadores en los medios de comunicación fundamentan explícita o implícitamente todas sus críticas a Israel desde esta óptica coincidente con el integrismo islámico que en Gaza abandera Hamás.
Lo más llamativo, escandalosamente llamativo, de los últimos días en el tratamiento a la Guerra en Gaza, es la iracunda reacción por parte de muchos opinadores y columnistas en los medios. Por supuesto que no todos, pero sí algunos desde luego muy significativos. Y su actitud actual es llamativa, escandalosamente llamativa insisto, por el vergonzoso silencio mantenido por estos mismos columnistas frente a los años de ataques indiscriminados contra pueblos y ciudades, contra la población civil de Israel por parte de la organización terrorista Hamás.
Vergonzoso silencio incluso cuando la propia Hamás pasó a cuchillo -literalmente- a cientos de militantes palestinos de Al Fatah. Que estos opinadores le nieguen a Israel el derecho a la autodefensa no es en absoluto extraño; a fin de cuentas si yo niego tu derecho a vivir nunca veré con malos ojos que alguien pretenda eliminarte.
De cajón. Pero también hay valoraciones y opiniones que desde la legítima crítica erran en mayor y menor grado por el simple hecho de partir del no reconocimiento del derecho del Estado de Israel a la autodefensa.
Curiosa negativa que no tiene parangón en otro estado miembro de las Naciones Unidas. Me resulta incomprensible que todos los estados de la Tierra tengan reconocido el derecho a legítima defensa menos precisamente uno de los más amenazados.
Uno de los fracasos, de los mayores fracasos de los que es fundamentalmente responsable la izquierda europea, es el de la perversa banalización del lenguaje.
Pretendiendo aumentar quizá el calibre de la munición usada contra Israel, se habla con irresponsable alegría de ``genocidio'' ``Auschwitz'' ``apartheid'', etc.
La irresponsabilidad histórica de parte de la izquierda europea tendrá algún día que rendir cuentas por su triste y en ocasiones miserable actitud cuando copia y pega las grandes palabras.
Porque si la muerte de 400 personas -en su mayoría uniformados- es un genocidio, ¿cómo calificar entonces el atentado de las Torres Gemelas? ¿Porque cómo se puede calificar la muerte de 400 personas de ``holocausto'', y luego no abrir la boca ante la constante y sistemática eliminación de la nación tibetana por China, del drama de cientos de miles de olvidados en Darfur o en el Congo?
Conozco a mucho izquierdista de salón -mucho, demasiado- queel 11 de septiembre de 2001 cuando el integrismo islámico hacía explotar las Torres Gemelas de Nueva York, disculpaban y minimizaban aquellas muertes con el delirante argumento de ``un ataque anti imperialista al corazón financiero de los Estados Unidos''.
¿Cómo calificar estas actitudes? Pero esta pseudo izquierda tiene una buena disculpa, padece de ceguera auto inflingida y teledirigida. Disculpa a la que no pueden recurrir algunos columnistas cuando a propósito y alguno de mala fe, deforman la realidad para así poder lanzar sus particulares piedras de salón al tanque israelí.
Toda guerra es un fracaso. Pero no es honesto ni sensato la negación a Israel de su derecho a defenderse. Defenderse de quien, como es el caso de la organización terrorista Hamás, tiene en su ``Carta Fundacional'' prevista la eliminación del Estado de Israel y la expulsión de los judíos.
Pedirles a los israelíes que no ejerzan su derecho a la legítima defensa es una hipocresía que desde luego no ayuda en nada a la resolución del conflicto por lo que casi todos hacemos votos.
fuente: semanario "AURORA"- Tel Aviv, Israel.
08 enero 2009
sábado, 10 de enero de 2009
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