jueves, 14 de febrero de 2008

HORACIO C. ROSSI, DESDE LA TERRAZA....


BORRADOR SOBRE TANGO



Hay quien se cree que es cuestión
de zamparse el uno al otro,
con calentura de potro,
mientras arde el bandoneón…

Pero este baile trenzón,
antiguo ya de tan viejo
(los otros son el reflejo
de su mismo corazón)…

Va rezando en su canción:
todos los cuerpos son uno,
todo tiempo es oportuno,
todo encuentro es ocasión…

Ya no tenemos fogón
en el centro de la rueda,
pero hay fuego en la voz queda
que hilvana el ritmo y el son…

Delicadeza en acción
gana todas las batallas,
y derriba las murallas
su profunda conmoción…

Es como una religión
que se baila para adentro,
buscando hallarse en un centro
en medio del envión…





Nadie queda de mirón
si encuentra oportunidad
de gozar humanidad
en parejero montón…

Hay quien molesta, bocón,
y se propasa de más:
no dura. Y te lo encontrás,
hociqueando, en un rincón…

Es de tango la reunión:
asunto sobreentendido.
Nadie que no haya venido
aprenderá su lección…

Ritmito arisco y dulzón
que no necesita letra
que lo armoniza o perpetra
según quien fuese el firmón…

Mejor si suena zumbón
contando el canto del cuento:
lo que se llevará el viento
fue lo hecho sin emoción…

Podrá con su virazón
devolvernos al principio,
sin el muerto precipicio
de la civilización…



Y acabo la anotación,
como en un tango, abrazando
a los que llegan, bailando
su sagrada comunión…





ENTREMÉS DEL COMPADRITO

¿y éste dóndesque salió?:
apareció redepente:
de la neblina surgió:
de lejos, parece gente:
morocho que mejoró:
acaso gringo criollado:
un fierro le regaló:
algún amigo o cuñado:
no sé si mató o murió:
y se mezclan ya sus días:
no se sabe si existió:
o lo inventó la poesía:
por contar lo que pasó:
culpa de alguna pollera:
o así contado quedó:
mujer, pero no cualquiera:
parece que lo enredó:
y hubo que pagar afrenta:
y el cuchillo se afiló:
que no digan que aparenta:
y el duelo que se trabó:
no se cae de la memoria:
dizque aún no terminó:
sigue creciendo esa historia:
el tiro al cuello eligió:
de los tres del duelo crioyo:
entonces, él hociqueó:
de cuál otro, y fue pa´l hoyo:
que un´a l´otro se mandó:
ese día y cada día:
siempre que alguien se acordó:
celebrando la alegría:
del honor que se lavó:
y así es que sigue la ronda:
fogón que nadie apagó:

ni aún la noche más honda:
su rastro de luz perdíó:
con voz nueva, que entonó:
afinada cuerda intensa:
¿y este dóndesque salió?...












ENTREMÉS DE LA PIBA




Mucho tango la nombra. Y hace bien.

Ni me hagás acordar lo linda que era.

Fue verano, mas bién, su primavera.

Nadie vio cuándo se la llevó el tren.



Ese que pasa antes de tiempo. O nunca.

Y que nos deja tan desorientados.

Por decirlo mejor: desangelados.

Y a la flor de la vida deja trunca.



Sin flor tampoco hay fruto o sea mañana.

Repleto el corazón en carneviva

De nombres que nos dejan sensitiva

La piel, al oir de nuevo su campana.



Ella se fue, y quedó. La siempre sola.

Su trenza, su flequillo, su faldita

La hacían parecer la muñequita,

Esa que un día se llevó la ola



Para no volver más. El barrio todo

Comentó, hasta gastar el argumento,

De algún mal despechado sentimiento

Que la hizo marcharse de aquel modo:




Ni saludó. Ni carta. Ni noticia

Por terceros comunes, comedidos,

De los que nunca faltan. O atrevidos

Que inventan, por tener una primicia.:



De esas historias, hubo: que ascendía

Como una falsa estrella, allá, en el centro:

O caía al fangal del desencuentro

Con la fama buscada. Y se perdía…



O se casó, nomás, con alguien bueno

Y vivieron comunes vidas, juntos:

¡No puede ser!, dijeron: ¡sus asuntos

No pudieron tener final sereno!



Rubia, morocha, pelirroja era.

Seguro que teñida andará, ahora.

O con peluca. Y de vergúenza llora,

Al no poder campear la más primera



De todas las palomas que volaron

Del barrio, un día. Ni me acuerdo cuándo,

Ni cómo, ni por qué. Me olvidé tánto.

Menos lo solos que ellas nos dejaron…






Nadie vio cuándo se la llevó el tren.

Fue verano, masbién, su primavera.

Ni me hagás acordar lo linda que era.

Mucho tango la nombra. Y hace bien.-











horacio c. rossi, en la terraza…






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