lunes, 14 de junio de 2010

Ian Welden, multifacetico artista plástico, escritor y poeta chileno, desde Dinamarca

CRÓNICAS NÓRDICAS

Ian Welden



EL VIEJO EN EL EXILIO
Y EL EJÉRCITO DE LA DICTADURA BANCARIA DEL NORTE & Co.

Por ser viejo
gris, canoso,
aficionado a los crepúsculos
fiel amante de subversiones
y eterno estudiante de la vida,
el Ejército de la Dictadura Bancaria
del Norte & Co. (EDBN & Co.)
me ha destituido y privado
de todas mis habilidades
privilegios y ocupaciones
tales como hilar sombras de colores
amar con ángeles en las esquinas obscuras
o liberar a viejas almas de sus tumbas
en las gélidas y oscuras tardes árticas

Sin embargo desafío al EDBN & Co.
y oculto en estas noches poderosas
grito auxilio encaramado en los icebergs
lanzo fuegos artificiales
bailo cuecas y tangos
rock y ballet
canto Gracias a la Vida a todo pulmón
y las sombras y los ángeles y las almas
se han aliado conmigo
trayéndome misteriosos mensajes
solidaridades y declaraciones de amor
desde lejanas tierras cálidas y melancólicas
en verdes botellas de náufragos.
Me siento entonces aquí
a esperar mi rescate final
mientras reviso mi bitácora nórdica.


LOS CAMIONCITOS HELADEROS

Cuando las familias nos reunimos a cenar
alrededor de la luz de una vela de sebo
de acuerdo a la milenaria tradición nórdica
se escuchan desde las calles desoladas
los melancólicos tilín tilín
de los camioncitos heladeros.

Los niños se sublevan inmediatamente
los viejos arrojan lejos sus tenedores y cuchillos
y las multitudes del continente
las islas y los fiordos
pierden la compostura
saliendo a los caminos a comprar helados
bajo las fieras tormentas de hielo y nieve.

Por un momento mágico
las ciudades y pueblos se iluminan
las iglesias campanean enloquecidas
las botellas de aguardiente son descorchadas
y todos bailan al son de las orquestas folklóricas
mientras que los choferes de los camioncitos
olvidando la naturaleza de su oficio
regalan a manos abiertas
los incomparables helados escandinavos.

Y luego regresa el silencio y la oscuridad
las velas son encendidas
y los cuentos de las abuelas
vuelan como hada madrinas
alrededor del placentero fuego del hogar.

Los camioncitos heladeros vuelven a sus casas
con sus tilines ya cansados
sin helados ni dinero
pero satisfechos de haber cumplido
una vez más
tan patriótica labor social.


SOLEDADES

He vivido en este edificio más de cincuenta años
y aún hay personas incógnitas para mi. Cincuenta años!

El Milico

Dicen las malas lenguas
y las buenas también
que la soledad por estos parajes
es una virtud,
una bendición de Valhalla.
El Milico es un viejo octogenario
altísimo y flaco como una jirafa
que vive solo como un alma
en el aún mas solitario séptimo piso
de mi noble y centenario edificio
sin ascensor.
Y este sonriente individuo
aún colorín y fresquito
como una zanahoria
sube y baja los peldaños
a gigantescos pasos de parada militar.

Nos saludamos cortésmente por las mañanas
y se va marchando ágil
cual dueño de algún mundo
hasta desaparecer en el horizonte escandinavo.

Siempre va consigo mismo
jamás lo he visto acompañado
no conozco su nombre
no tengo idea a dónde va
ni de donde viene
y menos su razón de vivir.
Dónde estará su familia giraffidae?
Cuándo morirá este insólito mamífero artiodáctilo?


El Ciclista Solitario

Arrastrando su oxidada bicicleta
y con su pesado bolsón
colgando de un hombro
El Ciclista Solitario va y viene
por las calles del barrio
con sus mechas rubias
cubriéndole la cara
y el peso del universo
sobre sus espaldas.

Nos encontramos muchas veces
en los recovecos y placitas del barrio
y le hago una seña con la mano.
El agacha la cabeza
me mira desconcertado
y sigue su camino.

Hay veces en que pienso
que no existe.


La Chancha

En el segundo piso
del edificio del frente
vive La Chancha.

Me observa silenciosa
desde su balcón.
Con su tez rosada
color de cerdo a punto de morir
sus ojos de vidrio azul
y su hocico rojo y severo
elige con asombrosa precisión
los momentos en que salgo de la ducha
o estoy con mi amada en el sofá
y nos levantamos
desnudos y riendo felices
por la gélidas mañanas nórdicas.

No sé su nombre
ni sus porqués
ni sus comos.

Jamás la he visto junto a otro ser humano.
A veces la encuentro en el supermercado
cargando cajas de cerveza en su carrito
y pasa indiferente a mi lado
oliendo a viejo sudor
y whisky barato
ignorándome
como si yo fuera un fantasma.


La Muerte

Con su pesada sotana negra
su sombrero de alas anchas
y su cuello blanco impecable
sale a las calles
solamente por las noches
como la muerte
deslizándose como una sombra anónima
pegado a los muros
cual molusco
o como una figura siniestra
escapada de un film de Ingmar Bergman.

Vive arriba en el segundo piso
yo vivo en el primero
y durante cincuenta años Dios mío
he escuchado sus pisadas inquietas
caminando de aquí para allá
de allá para acá
hasta el amanecer.

He divisado su rostro inexpresivo
pálido como una sábana de hospital.
No saluda
no sonríe
bailará?
Soñará?
Tendrá un nombre y un apellido?
O por lo menos
una medallita para este pecador,
padrecito?



LA GRAN INVASIÓN

En los últimos tiempos
del siniestro gobierno
del Ejército de la Dictadura Bancaria
del Norte & Co.
sucesos extraños
comenzaron a ocurrir
en el universo.
Señales misteriosas en los cielos nocturnos
descomunales letreros de neón en las estrellas
voces poderosas provenientes
de las atareadas galaxias
y objetos musicales luminosos y estridentes
no identificados
tocando la novena sinfonía de Beethoven.

Todo esto incitaba al pánico
al vicio y a la descompostura.

Temblaron también los cansados pilares
de las plácidas sociedades de bienestar
y en las otroras sonrientes y amables ciudades
reinaba el caos la violencia
y la traidora indiferencia.

Qué hacer Thor nuestro? Qué hacer?
era la pregunta cotidiana.

Pero hoy Thor ha contestado.

Las Valkirias
fuerte y hermosas guerreras rubias
fieles combatientes bárbaras
hijas de Odín,
secretario de Thor,
han salido alharacas y vehementes
desde sus misteriosos y obscuros bosques
invadiendo todo el territorio escandinavo.

y andan por aquí ahora
entre rascacielos y carreteras
en sus cabalgaduras magníficas
repartiendo Hidromiel a la población.

Traído directamente de Valhalla,
este producto relajante y euforizante
ha logrado tranquilizar hasta a las ratas
y los nórdicos se abrazan y besan nuevamente
así como lo hacían en las navidades.

Los enanos, expertos en metalurgia
han salido de sus cavernas ancestrales
para construir nuevas escuelas y hospitales
y reparar los milenarios puentes y caminos.

Los intrépidos y traviesos Elfos y Gnomos
han trepado desde sus tumbas y cementerios
para deshacerse de las toneladas de basura
acumuladas cual esculturas modernas y hediondas
en las esquinas de las bellas ciudades.

Y los Jotuns, seres gigantescos y monstruosos
pero sumamente sabios y dulces
han salido nadie sabe de donde
a administrar los servicios públicos
y a poner fin al EDB del NORTE &Co.

Ya no se ven ni se escuchan
los temerosos signos en los cielos
y los súbditos entregan mansamente a los Jotuns
sus armas y sus vicios.

Los nórdicos hemos regresado
a nuestras tiernas ocupaciones
tales como encender velas
amar a nuestros amores
y regalonear a los pequeños.

Y las Valquirias desaparecen
en sus oscuros bosques milenarios,
los Enanos vuelven a sus abrigadas cavernas,
los Elfos y Gnomos a sus fríos cementerios
y los Jotuns, dulces y poderosos como la Hidromiel
andan aún por aquí, lachos como gatos en celo,
de la mano de nuestras hijas.


LA VISITA DE FREYA

Con las narices metidas
en nuestros propios asuntos
la vida transcurre y transcurre
como suele hacerlo la vida.

Pero qué tontos podemos ser a veces
nosotros los seres humanos.

La paz y tranquilidad
que reina ahora por estos lares
se ha transformado en fatal aburrimiento
y hemos perdido tantas cosas bellas
tales como la sensualidad, el erotismo
la ternura y la intimidad.

Tenemos sí promiscuidad y fornicación
y orgías y bacanales en las navidades
y semanas santas.

Pero no la cálida
fértil
contagiosa
semilla de La Intimidad..

Debe ser por eso
que Freya anda por aquí.

Entró a nuestros reinos
una madrugada del 1 de mayo
su cumpleaños número mil
en su carruaje de madera de roble
tirado por dos gatos misteriosos
cuyos nombres nadie conoce
e instaló su cuartel general
al lado de la estatua de la Sirenita
en el neblinoso Puerto de Copenhague.

Diosa de la felicidad, la primavera
la fertilidad y el acto sexual
esta mujer dorada y preciosa
y de un genio violento y brutal
cual huracán desenfrenado
llamó de inmediato con su voz de trueno
a la Primera Reunión Nórdica del Amor.

Reyes y reinas y ministros
y ministras
se han apresurado vanidosamente
a acudir al llamado

Pero la diosa los ha increpado duramente
por egoísmo
deslealtad
elitismo
ostracismo
clasismo
narcisismo
amoralismo
cinismo
mentira
hipocresía
flojera
robo
soberbia
y tal vez amoralidad.
Pero sobre todo
por incompetencia y hurto.

Tanta fue su ira
que su collar de ámbar
regalado por Thor
se hizo añicos
y su voz se escuchó no tan sólo
en los reinos nórdicos
sino en todo el sistema solar..

Los ladrones incompetentes
huyeron despavoridos
a esconderse en sus palacios
y Freya se fue por los caminos
contagiando su intimidad
a diestra y siniestra
como si fuera
una benigna epidemia incurable.

Ahora que se ha ido
nosotros los mortales de cada día
nos atrevemos a reír en las iglesias
saludar a los vecinos
cantar a todo pulmón en las calles
y decir "te amo" sin avergonzarnos.



TUS OJOS EN LAS PLAYAS DE HIELO

Extraño sus ojos
jamás vistos de frente.

Por estas playas de hielo
voy tarareando alguna melodía
perdida en el reloj de arena.

Ojala la escuche por allá abajo
tan lejos.

Aquí se siente el canto de la sirena
lejano
como un lamento
lanzado al azar.

La niebla me hace desaparecer
y crea espejismos de ella.

Yo soy ahora el Norte
y ella el fin.

O seré yo el comienzo
y ella el Sur?

A quiénes estaremos engañando?


EL DILEMA

Terminados ya los disturbios,
y los dioses y los humanos
cada cual en su lugar,
camino a casa
por esta ciudad que amo
y saltando de una isla a otra
como un niño jugando al luche
mi almohadillita de lentejas
cae a los pies de la solemne estatua
de Hans Christian Andersen.

Despierto de mi embrujo
y miro alrededor.

El sol de la temprana primavera
las gigantescas vikingas doradas
las banderas rojas con cruces blancas
los cisnes cruzando ordenadamente la calle
el policía azul dirigiendo el tránsito
los inmigrantes multicolores
la reina comprando sin guardaespaldas
los edificios de los siglos XVI y XVII
y las maravillas arquitectónicas de Utzon
me roban el corazón.

Pero de pronto
me siento como un traidor.

Mi otra amada
allá abajo en el fin del mundo
donde los barcos caen a los abismos
los cachalotes vuelan entre las nubes
los cerros y cerras se aman locamente
las banderas son tricolores
su estrella blanca y solitaria
queriendo escapar entre las multitudes
las mujeres morenas cual cochayuyo
se llaman Rosa, Bárbara
Consuelo o Esperanza
y mi madre la cordillera
aún llora por mi ausencia.


EL PRÍNCIPE

Cuando cae la noche
con su niebla inhóspita
y los lobos aúllan
en las ciudades temerosas
aparece la trágica figura
del príncipe solitario
los fines de semana.

Arrastrando su ropaje gris
y su patética figura arcaica
por las calles eléctricas
los bares, cafés y discos,
las juventudes bellas y eufóricas
se apartan de él con horror
porque hiede a larvas y muertes.

Y se va por los cementerios
murmurando incoherencias
preguntándose atormentado
acerca de la existencia
o la no existencia
con el sonriente cráneo amarillo
entre sus manos tan solas.




HANS CHRISTIAN ANDERSEN EN LA OBSCURIDAD

Qué extraño como se viene la primavera
brotando de las nieves eternas
rodando cual carnaval de flores
o como un circo caminante
embrujado y encantado
jamás pintado por Chagall.

Se acuerda de los circos
Don Hans Christian?
Usted con sus siglos ya helados
aquí en su oscuridad?

Piensa aún en los payasos
que lo hacían reír
y sus gritos de alegría
y esperanza?

Sólo se acuerda del invierno
Don Hans
y de noches traidoras
como esta
su amante fiel
en las navidades silenciosas
y cumpleaños vacíos.

Y de las sonrisas de los niños
corriendo invisibles
por los pasillos estériles
de su casa de reposo.



EL FRÁGIL ENCUENTRO

Por ahí
entre mis sueños estrafalarios
mis almohadas de hielo azul
apareces tú
dulce como un hogar
cansada por tu viaje
desde los pies del planeta
hasta mi lecho norteño.

No alcanzo a tocarte
y ya te has ido
con tus maletas
y sonrisas y rosas
de regreso a tu cama sureña
y a tus propios sueños estrafalarios
tus alegres tres marías
y tu misteriosa cruz del sur.

Y me quedo tan solo
entre las locas montañas de hielo
con los lejanos rugidos de Freya
el sabor de los besos de las Valkirias
y una triste copa de Hidromiel
para seguir esperando mi rescate final.


Ian Welden

Copenhague.
ian.welden@mail.dk

FUENTE: recibido directamente del autor, al que agradezco y felicito.
Lic. Jose Pivín






No hay comentarios: