miércoles, 25 de marzo de 2009

BRUNO KAMPEL: NO HAY VUELTA QUE DARLE, ARGENTINA…

Los empujaban vivos desde los aviones. Por el honor de la patria, dijeron con orgullo cuando los juzgaban. Y las mataban y se quedaban con sus hijos a los que educaban en el odio a los que pensaban como sus padres verdaderos. Por el futuro de Argentina, declararon cuando se los juzgaba. Y los enterraban vivos en cementerios clandestinos como si fueran ratas. Todo por la libertad y los valores cristianos, decían ufanos cuando se los juzgaba. Y llegó la democracia, y sin perder tiempo impuso el borrón y cuenta nueva. Todo por la reconciliación, decían los profetas de la nueva patria. Y vino el punto final que de un plumazo condenó retroactivamente a los muertos inocentes y absolvió de culpa y cargo a los asesinos, a los torturadores, a los mandantes de crímenes horrendos y a los ejecutores de los mismos. Hoy, más de 30 años después de la ignominia, aún cuelgan fotos de Videla y de las Juntas en los establecimientos militares, y los verdugos están libres o “presos” en sus lujosos pisos, en sus amplias quintas, en sus modélicas haciendas, y el perdón por decreto que premió a todos los culpables y condenó a los muertos inocentes y a sus familias sigue siendo la última palabra, aunque nos quieran hacer pensar lo contrario mostrándonos la punta del iceberg en la cárcel. Mientras tanto, el pueblo se entretiene con el clásico de fútbol o con el último chisme de la farándula o, peor todavía, haciendo cuentas que nunca le salen para poder comer treinta días por mes doce meses por año. Pobre Argentina que no aprendió la lección. Los corruptos siguen administrando el patrimonio nacional. Los aprovechadores siguen dirigiendo los bancos y las grandes corporaciones. El capital extranjero sigue siendo dueño y señor de las riquezas minerales Los vendedores de sentencias siguen impartiendo Justicia. La policía casi siempre es más peligrosa que los delincuentes. Los políticos casi siempre son peores que la Policía. Los gobiernos casi siempre son peores que la suma de la Policía la Justicia y los políticos. Y así sucesivamente hasta que el país exhale su último suspiro. Que ganas de llorar… en esta tarde gris…

© Bruno Kampel

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