domingo, 17 de agosto de 2008

Evocación de Horacio Rossi



"Yo soy el que pasa escribiendo"

Por Roberto Malatesta


"Se me ha visto caminando al margen de las cosas / absorto en quién sabe qué asunto ajeno y distinto", así nos decía Horacio Rossi desde su poema "Retrato". Me pregunto cuál fue ese asunto ajeno y distinto, y no tengo dudas en responderme: Horacio siempre escribió el mismo poema solar de hermandad. Su búsqueda estuvo más allá de cualquier movimiento social y literario; su "asunto" fue la luz que no discrimina y participa del nacimiento de las cosas; su obsesión fue esa luz y ciertamente lo mantuvo al margen, como buen poeta, margen que el mundo no acepta puesto que no pudo con él lucrar. El margen de lo fructífero, del encuentro humano.
Siendo así, no es extraño que sus palabras poéticas Ätodo poeta tiene un puñado que bien sabe cómo dispensarlasÄ son: hermandad, abrazo, fértil, paz, día, luz, camino, amanecer, para nombrar algunas sobresalientes. Uno piensa, una poesía demasiado solar para estos tiempos de oscuridades, de literatura de escritorio por no decir de laboratorio, demasiada libertad para ser admirada por escuelitas literarias.
Horacio siempre Äasí lo recordaréÄ se presentaba con una sonrisa; una sonrisa absolutamente abierta y predispuesta a dar continuidad en el que la recibía. Fue un tipo que supo vivir, no porque haya vilipendiado los días y gastado las noches Äesos son escapismos, decía el amigo DaniloÄ, supo vivir porque lo hizo del lado de la luz, porque apostó a la energía de lo positivo, porque no se dejó abatir por tanta sombra, porque no vaciló en el hacer y el dar; porque vivió para escribir, puesto que allí veía su misión en el mundo, "convencido y triunfante", como dice en el citado poema "Retrato".
No hay duda; advierto y me maravillo de que lo recordaré siempre sonriente, recibiéndome con su extrema generosidad. Me doy cuenta de que en mí guardo un bien inapreciable, el que seguramente aumentará su valor; un bien que nadie me podrá quitar, porque así son las cosas del espíritu.
Mi memoria de Horacio Rossi será, de aquí en más, una de mis mejores posesiones. Soy un tipo afortunado de haberlo conocido, de haber sido su amigo hasta los últimos días, lo digo con humildad y, contradictoriamente, con un extraño orgullo. Debo agregar que no habrá sido tanto mérito mío sino de él, porque después de la poesía, si hay algo que supo cultivar Horacio fue la amistad, siendo un maestro Honoris Causa en relación con esa virtud.
Se podrían mencionar mil anécdotas del "Loco Rossi", todas tendrían el común denominador de lo ya apuntado, con su típica personalidad arrasadora. Se podrían marcar defectos, que no llevarían a otra parte que a su profundo aspecto humano. Se equivocó sólo por vivir, sólo por hacer, y en esto fue uno de los mejores: casi nunca se equivocó.
Horacio Rossi era el que Äy yo lo he visto una tarde en mi casaÄ podía escribir un reversón (soneto que puede leerse de la manera tradicional, como de atrás hacia adelante) directamente en una máquina de escribir, que acumuló material propio hasta la obsesión. Y no poseía esa inocencia de los que creen y están pendientes de los premios literarios; podía desechar todo eso, era libre de todo eso. Sus premios eran los halagos de los amigos, los abrazos en la calle, el saberse "experiente entre los otros, ... puente hacia el día de mañana".
Personalmente, lo sumo a mis maestros de la poesía y de la vida. íQué lastima que uno abre los ojos totalmente cuando se siente una ausencia!, en este caso atenuada por cuanto él vive en mi memoria, y también por aquello que ha dicho el amigo César: a los poetas les cabe un privilegio: nunca mueren.
Horacio Rossi fue ése que pasó escribiendo, pero su escritura no fue un ejercicio del ego, no una maniobra del lenguaje, sino la más clara voluntad de decir: aquí estoy, aquí estamos, y todos juntos podremos manifestar: "Hermanos del camino: / La vida presta un turno feliz: aprovechemos".
La revista El Arca del Sur, en su Nº 146, ha publicado una selección de textos de Horacio Rossi, en merecido homenaje a quien fuera uno de sus más constantes colaboradores. Un pequeño puñado de poemas para una vasta obra que, en su gran parte, permanece inédita, injusticia que esperemos que el tiempo y Äpor qué no aclararlo yaÄ las instituciones abocadas a la cultura, puedan remediar.

Tres poemas de Horacio Rossi



Retrato


Se me ha visto caminando al margen de las cosas,
absorto en quién sabe qué asunto ajeno y distinto,
distraído, llevando la cuenta de otros números,
apenas si enterado de lo que acontecía
simultánea y sucesivamente, extraño,
y si me preguntaban
respondía afiebrado
unas rarezas que no valían la pena de atender.
Ahora, cuando escribo,
todo se queda escrito en mis cuadernos
con la puntual exactitud
de un minucioso compañero,
memoria de la tribu, cabildo de uno solo
convencido y triunfante,
y es así nomás.
Yo he estado en las vidas que se murieron,
yo prosigo escribiendo como si escribir fuera
una válida persistencia a partir de la cual
se pudiera reconstruir el ejercicio de la casa
que la torna habitable, entendible, para todos.
Y ha de ser cierto, ha de ser verdad.
Porque los días me van permitiendo
practicarme experiente entre los otros,
y ser el reaseguro de lo fértil general
necesario,
el puente hacia el día
de mañana, desde todo el ayer
permanente, el puente hacia el día de mañana.
Yo soy el que pasa, escribiendo.

(de "Mainumby", 1984)



En sueño-homenaje...


ah, como helechos,
sí, ah, sus consabidas plumillas de delicia,
tenuemente antenas, tenuemente, posadas,
posadas a los pies de la palma que no ha encanecido
en la garúa del amanecer,
la de blanco modo violeta y virando sin cesar,
sin cesar hacia el centro de la tierra, virgen parturienta,
hacia la sangre negra de las cosas,
en pos de todo el frío necesario para que termine semejante a caricia,
a caricia, sí,
la ajena juventud
de inmolación al parecer ritual,
que no entiendo...
ah, como helechos
crece el jacarandá, crece el timbó, crece,
crece,
crece la acacia aquerenciada...
el sueño de estar vivos...


Retrato en noviembre/ reversón


de nuevo abro la mano: resucito
es hora - me lo dice l'aire'n flor
voyvengo del grafito hacia color
cual siempre, caminando yo medito
relleno y nunca harto de belleza
habiendo recorrido algo del mundo
jovial por fin, sin mengua de profundo
sesgo feliz de la naturaleza
casi cantando voy, vivo y maduro
fruta galana que se ofrece al día
cobrada apuesta a que habrá futuro
cosecho, hoy, la gratis siembra mía
a pasos que ya no tienen apuro
me pierdo por la humana estrellería...
me pierdo por la humana estrellería
a pasos que ya no tienen apuro
cosecho, hoy, la gratis siembra mía
cobrada apuesta a que habrá futuro
fruta galana que se ofrece al día
casi cantando voy, vivo y maduro
sesgo feliz de la naturaleza
jovial por fin, sin mengua de profundo
habiendo recorrido algo del mundo
relleno y nunca harto de belleza
cual siempre, caminando yo medito
voyvengo del grafito hacia color
es hora -me lo dice l'aire'n flor
de nuevo abro la mano: resucito...


(Horacio C. Rossi, en la terraza...)

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fuente: diario 'EL LITORAL' DE SANTA FE- ARGENTINA
15 DE AGOSTO DE 2008.
FELICITO AL DIARIO 'EL LITORAL' POR LA PUBLICACION
DEL EMOTIVO TEXTO DE ROBERTO MALATESTA Y LAS TRES
HERMOSAS POESIAS DE 'LACHO' ROSSI-Q.E.P.D.
Lic.Jose Pivín
frente al puerto de Haifa
frente al mar Mediterráneo

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