jueves, 23 de septiembre de 2010
Festividades Judías/Hebreas: SUCOT, Fiesta de los Tabernáculos o Festival de las Cabañas comenzó hoy miercoles 22 de Septiembre
La fiesta de Sucot no sólo ilustra la longevidad de la ley y la tradición judías, sino que también sirve como refrescante alejamiento de la predisposición al materialismo al destacar la importancia de la naturaleza y la subordinación a Dios, así como la compasión y la hospitalidad.
Por Shlomit Benazri
Rodeados permanentemente por centros de compras y cafés, boutiques y restaurantes, es fácil perder de vista los elementos básicos que conectan a los judíos de todo el mundo, elementos que trascienden el ser individual y nos unen mediante un sistema fundamental de creencias que sustituyen a la nacionalidad y cuyos valores son eternos.
La fiesta de Sucot no sólo ilustra la longevidad de la ley y la tradición judías, sino que también sirve como refrescante alejamiento de la predisposición al materialismo al destacar la importancia de la naturaleza y la subordinación a D's, así como la compasión y la hospitalidad.
Sucot, también llamada fiesta de los tabernáculos o festival de las cabañas, se celebra al finalizar la temporada de la cosecha para marcar el final de una temporada de cultivo y el comienzo de la siguiente. La asociación más común con esta fiesta es la habitación única que se ocupa durante los siete días de celebración, la Sucá.
La Sucá debe ser una habitación temporaria que se erige cada año, lo suficientemente grande como para que entren la cabeza y el cuerpo de un hombre y una mesa, debe resistir el viento y debe tener suficientes ramas como para darles a sus ocupantes más sombra que sol. Si bien la construcción de la Sucá (que debe comenzar inmediatamente después de Iom Kipur) es un aspecto importante de la fiesta, como lo es la tradición de comer, beber y descansar en ella, Sucot es más que sólo la Sucá.
Sucot como festival de la naturaleza
Sucot es la última de las tres fiestas de peregrinación (Shalosh Regalim) que se consideran las más sagradas del judaísmo. Igual que muchas fiestas, está profundamente conectada con la naturaleza y la agricultura. Conmemora la culminación de las temporadas de cosecha y por ello se la suele llamar festival de la recolección (jag haasif). Muchas de las costumbres de esta festividad giran en torno de la naturaleza y la agricultura, así como del agua y las oraciones pidiendo por una temporada lluviosa para la siguiente cosecha.
En la antigüedad, cuando el Beit Hamikdash se erguía orgulloso en Jerusalém, los judíos peregrinaban hasta la ciudad santa tres veces al año para ofrecer sacrificios: en Pésaj, Shavuot y Sucot. Cada una de las tres fiestas de peregrinación y sus sacrificios giraban en torno de la cosecha y el crecimiento de vegetación natural. Sucot marca específicamente la culminación de la temporada de recolección, tal como se describe en Éxodo 23:16 “Celebrarás la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido del campo los frutos de tus labores.” Durante todo el año, los judíos cultivaban y recolectaban sus cosechas y las completaban cerca de Sucot. Por lo tanto, además de celebrar el fin de la cosecha, esta fiesta representa la primera vez en el año en que los judíos se podían relajar y disfrutar del fruto de su trabajo.
Además de celebrar el fin de la temporada de recolección, Sucot, que se celebra por los meses de septiembre y octubre, marca el comienzo de la temporada de lluvias en Eretz Israel. En la época del Beit Hamikdash, Israel era una sociedad agrícola que dependía casi exclusivamente de las estaciones naturales. Debido a ello, una cantidad adecuada de lluvia era de extrema importancia para los granjeros cuyos cultivos no prosperarían sin el agua necesaria. Los sacrificios y las ofrendas de lo cosechado eran regalos para Hashem, en agradecimiento por su bondad el año anterior, que les permitió aprovechar los beneficios.
La extracción del agua era el punto central de las celebraciones de Sucot y celebraba el regalo de la lluvia que Hashem les daba a los israelitas. Durante la extracción del agua se llenaba una vasija de oro con agua de los pozos de Jerusalém. La llegada de los portadores del agua a los Portales del agua era la señal para que los tocadores de shofar comenzaran a tocar tres notas, con lo que marcaban el inicio de las celebraciones. A medida que las festividades continuaban, los que celebraban comenzaban a encender velas que daban la sensación de que toda la ciudad brillaba mientras se escuchaba por todas partes música proveniente de distintos instrumentos, como liras, arpas y trompetas.
Los símbolos centrales de Sucot, además de la Sucá, son los cuatro tipos o las cuatro especies: Lulav, Etrog, Hadas y Aravá. Cada una de ellas (conocidas en hebreo como arbaat haminim) está fuertemente conectada con el aspecto agrícola de la fiesta, así como la celebración del agua, ya que las cuatro están asociadas a ella. Hadas, o mirto, es una de las únicas plantas que pueden sobrevivir mucho tiempo sin agua, mientras que etrog necesita cantidades enormes para crecer. Las otras dos especies, aravá y lulav, también están fuertemente relacionadas con el agua. Aravá, el sauce, sólo puede crecer cerca de fuentes de agua y el lulav indica la ubicación del agua en medio del desierto.
Subordinación a Hashem [D'S]
Sucot es mucho más que la simple celebración de la naturaleza y el agua, es la celebración de Hashem y la relación entre Él y su pueblo elegido: los judíos. Desde la confianza puesta en que Él proveerá, nutrirá y cuidará a quienes habitan en la débil estructura de la Sucá, hasta las ofrendas presentadas en agradecimiento por las lluvias del año anterior, gran parte de la fiesta de Sucot tiene que ver con la relación entre los judíos y Hashem.
Las cuatro especies, que son símbolos del agua y la agricultura, también son simbólicas de los cuatro tipos de judíos que existen. Cuando los cuatro tipos se reúnen con fines ceremoniales, esto simboliza la unificación de los tipos de judíos como un ser que sirve a Hashem.
Las cuatro especies representan el cuerpo humano, que alberga el alma y el cuerpo que le rezan a Hashem. El etrog se parece y representa al corazón, que es el centro emocional de los hombres y sin el cual la vida no sería posible. El lulav es similar a la columna vertebral, que es esencial para mantener el cuerpo unido. La forma de hadas es similar a la de los ojos, que son la manera en que los hombres pueden visualizar y experimentar el mundo creado por Hashem y, finalmente, aravá se parece a los labios humanos desde donde los hombres expresan sus pensamientos y con los cuales le rezan a Hashem.
Las cuatro especies también representan los cuatro tipos de judíos que existen. El etrog es de sabor y aroma dulces y, por lo tanto, representa a aquellos judíos que estudian la Torá y la internalizan mediante la realización de mitzvot.
El lulav es de sabor dulce pero no tiene aroma con el cual se lo puede identificar, por lo tanto, representa a aquellos judíos que estudian la Torá pero no la internalizan poniendo en práctica las mitzvot que enseña.
El hadas es un fruto tramposo porque tiene un aroma dulce y tentador pero su sabor no es tan dulce como uno cree. Por eso, es representativo de aquellos que realizan todas las mitzvot pero no estudian la Torá. La última minim es aravá, que no tiene sabor ni aroma dulces y, por lo tanto, simboliza a aquellos judíos que no estudian la Torá, no realizan buenas obras ni mitzvot y es la última de las cuatro especies.
Hajnasat Orjim
Sucot encarna la noción de Hajnasat Orjim, darles la bienvenida a los visitantes, que es una de las cosas más importantes que puede hacer una persona.
Uno de los cuatro padres del pueblo judío, Avram, es nombrado con frecuencia como un hombre grande y amable que les daba la bienvenida a los visitantes a su tienda, que siempre estaba abierta para todos. Su mayor atributo era su entusiasmo por hacer Hajnasat Orjim, que solía buscar de manera activa. En lugar de esperar simplemente a que llegaran viajeros en busca de un lugar para descansar, Avram salía y esperaba a las personas que pasaban para poder invitarlas a entrar y tener la oportunidad de realizar la mitzvá.
El tercer día después de haber realizado en sí mismo el sagrado pacto de unión de la circuncisión, Avram se encontraba fuera de su tienda, ansioso por realizar la mitzvá de Hajnasat Orjim, cuando fue visitado por los tres ángeles enviados por Hashem. Llevó a los hombres, de los que no sabía que eran ángeles, a su tienda y les ofreció agua y alimentos.
La noción de Hajnasat Orjim se enfatiza en Sucot, cuando la tienda abierta les da la bienvenida a los visitantes. Durante las oraciones de la noche, que se recitan durante cada uno de los siete días que dura la festividad, se invita a Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Aarón, José y David a ingresar en cada Sucá junto con otros visitantes. También es importante invitar a aquellos que, de otro modo, no podrían sentarse en una Sucá o que no conocen su importancia. De esa manera se abraza y se realiza la mitzvá de Hajnasat Orjim.
Humildad
A diferencia de la mayoría de las fiestas judías, Sucot enfatiza el ser humilde y despojarse de las posesiones mundanas. Con frecuencia se cree que Pésaj es la fiesta judía que más destaca la humildad, ya que es la historia de cómo fuimos esclavos del pueblo egipcio. Sin embargo, de hecho, durante Pésaj los judíos celebran su huida victoriosa de la opresión de los egipcios y su surgimiento tan ricos como reyes que podían recostarse al comer.
Durante Sucot, los judíos permanecen en viviendas temporarias, igual que los judíos que deambularon por el desierto durante cuarenta años. Aunque finalmente se le permitió al pueblo judío ingresar en Eretz Israel, la importancia de la historia de Sucot no es que les permitieron entrar, sino más bien la de no olvidar el haber deambulado por el desierto durante cuarenta años. Esto se destaca en el libro de Vaikrá, que dice: "En las cabañas habitaréis por siete días; todo nativo de la casa de Israel habitará en las cabañas, para que vuestras generaciones venideras sepan que en cabañas hice Yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto (23:42).
Al abandonar las comodidades de las casas lujosas, la Torá fuerza a los judíos a abandonar sus bienes materiales y a recordar la época en que deambularon por el desierto y habitaron en cabañas. El dejar las posesiones mundanas atrás también reúne a los judíos con sus ancestros nómades, así como con el mundo natural creado por Hashem. El abandono de la seguridad de las viviendas permanentes también fortalece la creencia de que Hashem le proveerá a su pueblo comodidades y seguridad, con lo cual se les recuerda a los judíos la importancia de creer en Él.
Al final, regresamos a nuestros hogares lujosos con paredes permanentes, a los centros de compras y a los cafés, pero es de desear que, después de pasar siete días en una cabaña bajo las estrellas y los cielos que Hashem nos dio, apreciemos tanto nuestras posesiones como a nuestro D's. Sucot es mucho más que la Sucá. Sucot es humildad, compasión y aprecio por la naturaleza. Sucot es el epítome de los valores judíos.
FUENTE:
http://sp.jccenters.org/DetalleNota.aspx?id=3885
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