sábado, 7 de febrero de 2009

"Épocas de paz en Medio Oriente son páginas blancas"

Oded Balaban

Hay opiniones que no se basan en el conocimiento de los hechos. Se trata de ideas y creencias que se sostienen para reforzar y justificar valores que se sustentarían también sin ellas. Son auto-justificatorias, es decir, son mera tautología, repiten en el predicado lo que ya estaba incluído en el sujeto. Para sustentarlas no se necesita el conocimiento de los hechos. Y si los hechos las desmienten, no es motivo de preocupación: hay que forzarlos para que concuerden con las ideas preconcebidas. Por ejemplo, basta con invertir el orden de las cosas transformando causa en efecto o efecto en causa, según la comodidad del caso.


Este es el caso cuando se argumenta que el causante del presente conflicto armado fue el ejército israelí y no el Hamas. El Hamas, así dicen, solamente reaccionó. Los defensores del Hamas afirman que fue la política del Estado de israel la que provocó la violencia al mantener a la franja de Gaza bloqueada durante años. La causa de la violencia, así afirman, es esa política israelí y no la respuesta del Hamas al enviar proyectiles a poblaciones civiles al sur de Israel.


Los siguientes datos que suministra el Instituto Conmemorativo para la Prevención del Terrorismo (MIPT) son iluminadores al respecto. El MIPT fue creado por los sobrevivientes y familiares de víctimas del atentado contra el Edificio Federal de Oklahoma en 1995; se dedica a documentar ataques terroristas en todo el mundo.


Según el MIPT, Israel completó su retroceso de Gaza el 12 de septiembre de 2005. Y en efecto, desde entonces hasta el 25 de noviembre, el cruce de Rafiah con Egipto, el punto geográfico de contacto más importante de la franja de Gaza con el mundo, estuvo generalmente cerrado, y hubo un promedio de un ataque con cohetes de Gaza a la población civil de Israel cada dos días. El 25 de noviembre de 2005 se abrió el cruce al abastecimiento de bienes, nafta, gasoil para generadores, gas doméstico y medicinas. Desde entonces, los incidentes de ataques con cohetes hacia Israel se duplicaron a un promedio de un ataque por día, y esto durante un período en el que no hubo bloqueo económico. El 25 de enero de 2006, hubo elecciones democráticas en la Autoridad Palestina y el Hamas obtuvo una victoria arrasadora. El cruce de Rafiah se mantuvo abierto hasta el 25 de junio de 2006, o sea, cinco meses. Es decir: no habiendo aún un bloqueo a Gaza, los ataques con cohetes se continuaron con la misma intensidad.


La evidencia de los 5 meses en que el cruce de Rafiah permaneció abierto muestra que el bloqueo económico no fue la causa del ataque de proyectiles como medio de resistencia. Por el contrario, la suspensión del bloqueo tuvo como resultado inmediato un aumento radical en el número de ataques. Los eventos que se siguieron luego del retroceso de los colonos judíos de Gaza en Septiembre del 2005 muestran que no fue, contrariamente a lo que se suele argüir, la frustración ante el bloqueo económico lo que causó el apoyo de la población palestina al Hamas. Por el contrario, fue la anulación del bloqueo, que fue vista como un triunfo de la política del Hamas, lo que provocó su triunfo en las urnas.


La pobreza y sufrimiento de la población en la franja de Gaza son el caldo de cultivo de la política de violencia e intransigencia del Hamas. Pero los caldos de cultivo no son los que determinan qué se cultive en ellos.


Contrariamente a la política del Hamas, los dirigentes palestinos de Cisjordania, han decidido poner fin al sufrimiento adoptando políticas antiterroristas de paz y desarrollo que no siempre los gobiernos de Israel supieron o quisieron aprovechar. Estas políticas se implementaros pese a las vallas militares de inspección y otros obstáculos impuestos por los gobiernos israelíes a lo largo de los años. Los dirigentes de la Autoridad Palestina en Cisjordania no sostienen esa política porque los palestinos vivan bajo mejores condiciones que los habitantes de Gaza, lo que es cierto, sino que los palestinos de Cisjordania viven en mejores condiciones por mantener esa política dirigida a cambiar el curso de su sangrienta historia.


La dirigencia del Hamas, por el contrario, trastocando consecuencia por causa, perpetúa y crea su propia intransigencia acusando al Otro de sus propios actos. Y para asegurar el éxito de su gestión emprende sus ataques a Israel un mes antes de las elecciones en Israel, queriendo asegurarse así de tener un partner adecuado en Israel, tratando de reforzar a los sectores más intransigentes de la política israelí. Si lo logran, todo sería más fácil para ellos.


El Hamas ya no tendrá que recurrir a ideologías tan ruidosas. Bastará con señalar a la eventual política israelí. Pero es precisamente la necesidad de recurrir a esta estratagema de acusar al enemigo de lo que uno mismo implementa lo que nos da esperanzas. Es la prueba más fehaciente de que los pueblos a los que ese discurso apunta, los palestinos como los judíos, prefieren la paz a la guerra. Si no fuera así, los dirigentes no tendrían que recurrir a acusar al Otro de fomentar el odio y la tensión. Se declararían ellos mismos partidarios de lo que acusan.


Nada esencial hay en el carácter de los árabes e israelíes que impide que haya relaciones de paz y colaboración en el medio oriente. Por ejemplo hubo épocas en que por las calles de El Cairo se cantaron vivas al sionismo, liberador del colonialismo inglés. Hubo tiempos más recientes, luego de los acuerdos de Oslo, en que pareció hacerse realidad la colaboración entre ambos pueblos.


El caso no es que esos períodos hayan sido cortos. Fueron mucho más largos que los períodos de guerra. Hegel proponía hacer una distinción entre la historia real, la historiam rerum gestarum, los eventos propiamente históricos, los sucesos mismos, y las narrativas, las res gestas que se supone deberían describirlos. Y en efecto ¿Qué tienen las narrativas para contar acerca de los tiempos de paz, es decir, acerca de los tiempos normales? Los libros de historia viven de abstracciones. Bertolt Brecht se quejaba de que los libros de historia dicen “César conquistó a los galos” ¿No tenían un cocinero?


Para entrar en la narrativa histórica hay que matar y cometer atrocidades. Como Ricardo III de Shakespeare, los historiadores se impacientan con la paz y están mejor dispuestos para la batalla. Pintan a sus lectores imágenes sangrientas, y éstos confunden el drama con la verdad terminando sin comprender inclusive su propio ser. Es por eso que Hegel dijo que “los tiempos de paz son páginas blancas en los libros de historia”.


Oded Balaban es catedrático de filosofía de la Universidad de Haifa, y se encuentra actualmente realizando un sabático en Buenos Aires.

<balaban@research.haifa.ac.il>

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