Tamara Rajczyk
“Esta es una sociedad totalmente hedonista, moderna, europea, con una cultura sofisticada y de golpe irrumpe un conflicto con características de la edad media”
por: Tamara Rajczyk (Desde Haifa)entrevista exclusiva.
Las copas de los árboles están aún húmedas en el Monte Carmel, donde está enclavada la ciudad de Haifa, lugar de residencia del escritor A. B. Yehoshúa. Nacido en Jerusalén en 1937, este hijo de padre sefaradí y madre de origen marroquí ha logrado saltar las barreras étnicas y consolidarse como uno de los más importantes escritores de la literatura hebrea moderna.
Es un intelectual comprometido con la Tierra en la que vive y no deja de emitir su opinión acerca del conflicto y las próximas elecciones. A. B. Yehoshúa recibió a "HorizonteWeb" en la sala de estar de su amplio departamento, cuyo balcón está rodeado de frondosos pinos.
Todo es armonioso en este ambiente: los colores ocres de sillones y alfombras, la vasta biblioteca que recubre las paredes, el piso de madera, los cuadros. El escritor ofrece café y se sienta, distendido, dispuesto a conversar.
-¿Puede escribir en estos días de tensión?
-Es difícil, muy difícil, porque constantemente me llaman de la prensa. Además, mis dos hijos fueron movilizados. Ya son grandes, ya tienen hijos, pero uno de ellos viajó hoy a entrenarse en Arad y también el otro está en el sur, no en Gaza, pero en la zona. Y nosotros también ayudamos a nuestras nueras con los nietos. No es fácil.
Como para ejemplificar las palabras del escritor, el teléfono interrumpe la entrevista. A. B. Yehoshúa responde en inglés que no está disponible en este momento, que podrá responder a las preguntas por la noche.
La prensa extranjera me llama constantemente. Allí hay mucho trabajo por hacer, porque la gente no entiende el contexto y la memoria es muy corta. Permanentemente debo recordarles que antes de la desconexión teníamos cuarenta muertos por día. Se olvidan de eso. Se habla mucho, se opina, pero no recuerdan que aquí murió mucha gente. En el extranjero no saben nada. Hay que recordarles todos los detalles. Es verdad también que Israel hace cosas malas y se mató gente también en Cisjordania, no solamente en Gaza. Pero es necesario decir también qué es lo que pasa acá.
-¿Por qué no se escuchan voces disidentes como oímos durante la Segunda Guerra del Líbano[1]?
-Se escuchan voces, todo el tiempo. Uno dice que es necesario detenerse aquí y el otro opina que hay que detenerse allí, otro dice que hay que lograr un cese de fuego. Todos tienen claro que este operativo era necesario, que no había otra opción. Pero uno dice que hay que hacer esto y otro dice que hay que hacer lo otro. Estamos cansados, la gente está cansada de nosotros. Todos están cansados de todo. Solamente hace dos años y medio atrás tuvimos una guerra.
-Se puede decir que en ese entonces usted estaba en el frente
-Bueno, esto no era precisamente el frente. Cayó uno que otro cohete, pero ese no era el problema. Hubo gente que realmente estuvo en el frente, en las localidades ubicadas a lo largo de la frontera. En líneas generales, esto es muy frustrante. Nosotros asumimos para nosotros mismos parámetros morales, nos preguntamos qué es correcto y qué no lo es. Son decisiones difíciles que hay que considerar constantemente, hay discusiones, idas y vueltas. Es difícil, es la décima guerra. ¿Argentina no tuvo ninguna guerra, no?
-Tuvimos varias dictaduras
-Una dictadura es otra historia. Pienso que es mejor sufrir cinco guerras antes que una dictadura. ¡Pero diez guerras! Ya prefiero una dictadura. ¡Cuánto es posible soportar! En la guerra anterior fui al entierro de Uri Grossman[2] y fue muy duro. ¡Qué se puede decir! Es muy complicado lo que pasa allí (en Gaza), están locos. Es necesario recurrir a herramientas absolutamente nuevas para analizar lo que ocurre allí, para comprender qué es el Hamas.
Es algo nihilista, ya no es el simple fundamentalismo, al que estábamos acostumbrados. Ya tiene dimensiones absurdas, postmodernas. Hay que inventar nuevos conceptos. Veo la base nihilista que tienen, que no estaba anteriormente entre los árabes, de esta manera, en una guerra inflexible en la que ellos mismos dejan desamparados a los niños, abandonan todo,
¿para luchar por qué? Esta no es una guerra por tierras. Eso lo entendería, pero ¿pelean por abrir los pasos hacia una Tierra que quieren destruir?
-¿Qué pasará en las próximas elecciones?
-Es difícil saberlo. Lo bueno es que durante la guerra se interrumpió la campaña y que la izquierda está subiendo en las encuestas. Barak no tenía posibilidades, lo veían débil, pero durante la guerra demostró fuerza y decisión, entonces, está subiendo su popularidad. La izquierda se está beneficiando con la guerra. Generalmente ocurre lo contrario. Pero, vaya uno a saber.
-Aquí siempre pasan cosas, uno nunca se aburre
-Sí, pero esto es muy desgastante. No solamente para personas ancianas como yo, sino también para los jóvenes. Los viejos leones rugimos de vez en cuando, pero los jóvenes viven en una especie de enajenación. Lo veo en mis hijos.
-Fuera de la zona sur, la vida transcurre normalmente
-Recuerdo que durante la Segunda Guerra del Líbano, nos alejábamos 20 km. de aquí y todo era normal, otro mundo. Esta es una sociedad totalmente hedonista, moderna, europea, con una cultura sofisticada y de golpe irrumpe un conflicto con características de la edad media. Existe una gran brecha entre la vida común y los conflictos que tienen otro origen. Esta fractura, la esquizofrenia en que vivimos, no son nada buenas.
Notas:
[1] Durante ese enfrentamiento, A. B. Yehoshúa, junto con los escritores Amos Oz y David Grossman hicieron un llamamiento conjunto al gobierno de Israel para que cesara los ataques.
2 Hijo del escritor David Grossman.
-Su libro La misión del encargado de recursos humanos, fue traducido en 2008 al español bajo el título Una mujer en Jerusalén. El libro está dedicado a Dafna. ¿Quién es esa mujer?
-Era una muy buena amiga, sirvió en el ejército junto con mi mujer y la conocíamos de toda la vida, casi cincuenta años. Perdió la vida en un atentado, en la Universidad Hebrea. Era una atrevida activista por la paz. Ella nos consideraba a nosotros derechistas. Era miembro del movimiento "Mujeres de negro
-¿Cómo nació la idea del libro?
-La idea surgió como consecuencia de la Intifada. La segunda Intifada fue realmente muy dura. Fue mucho más difícil que lo que nos está pasando ahora. Eso era algo que sucedía sorpresivamente. Teníamos Camp David, Arafat y de golpe estalla esa Intifada y empieza ese terror en las calles, que no se sabe de dónde viene y a dónde va. En esta guerra, con todo lo que pasa, tenemos diez muertos. Y en ese entonces, llegaba un terrorista y asesinaba a diez personas en un atentado. Sucedió que una familia entera fue muerta. Como en Maxime, el restaurant de aquí cerca: la terrorista llegó desde Jenin, se sentó y almorzó, observó a los comensales sabiendo que ellos y ella morirían. Era una cosa demente. Muy difícil. Podía suceder en cualquier lugar. Murieron mil personas en cuatro años, frente a cuatro mil de ellos. Noté que la sociedad israelí no sabía cómo enfrentar la situación. Era la primera vez que había un ataque de esa magnitud contra la población civil. No estamos acostumbrados a los ataques a civiles, estamos entrenados para los asuntos militares: entierro militar, después se edita un libro de recuerdo y todo eso. El soldado muere por algo, su muerte tiene un sentido. Pero durante la Intifada, un ser humano estaba sentado bebiendo café y moría. ¿Por qué murió? ¿Para qué? ¿Es un héroe? Un ama de casa, gente en el mercado... es imposible encontrar sentido a esas muertes. Todos sabían que esa guerra no tendría un cese de fuego. La sociedad israelí no sabía cómo digerir todo eso y se endureció más. Por la mañana explotaba un
ómnibus, limpiaban la calle, retiraban los cuerpos, por la noche se informaba en el noticiero y después se continuaba con la vida, los programas comunes, el entretenimiento, "Nace una estrella".
Lo mismo los palestinos: veían cómo explotaba un ómnibus lleno de niños y mujeres, gritaban de alegría. Y nosotros, mirábamos a los muertos de ellos, sin alegrarnos. Esa indiferencia por la muerte de niños viene de allí. Así se crea una sociedad cruel, enajenada de la muerte. Es muy peligroso para una sociedad desarrollar mecanismos de enajenación. Al principio uno se enajena de sus muertos, después de quienes están en los márgenes, después de sus palabras. Permanentemente pienso en el mecanismo de la indiferencia. Por eso, como escritor, pensé abordar la tensión más marginal, la que menos pertenece, para darle sentido. En la realidad, hubo muertos como la mujer de la novela. Murió gente que viajaba en el ómnibus.
En cierto sentido, todos corrían riesgo, los que estaban comiendo en un restaurant o sentados en una cafetería, pero quienes viajaban en ómnibus o iban al mercado, son los que se encuentran en los márgenes de la sociedad y eran los más vulnerables, porque era más fácil para los terroristas perpetrar un atentado en esos lugares.
Entonces, esos muertos no identificados eran trasladados a Abu Kabir
[2]. Me pregunté por qué conservamos por sesenta años ese nombre en árabe, que significa "gran padre". ¿Por qué ese instituto lleva el nombre en árabe? Mil lugares tenían aquí nombre en árabe y fueron cambiados. Entonces, comencé a contar esta historia, a partir del cadáver de alguien que vive una vida en los márgenes. Y ese cuerpo no identificado es el motor de la travesía y del proceso que protagoniza el personaje principal, que va descubriendo los sentimientos lentamente. Una persona que vivía totalmente enajenada y se va involucrando profundamente. -El único personaje que tiene nombre propio es la muerta, Julia Regayev.
-Así es. Los demás llegan por su función. El encargado aparece enviado por el director. No entran por sus propias biografías, sino por la función que cada uno desempeña. A partir del nombre de la mujer ingresan a la travesía compartida, al descubrimiento de los sentimientos, a la consideración del otro.
-Contenido y forma están íntimamente relacionados en la novela.
-El subtítulo de la novela es Pasión en tres actos, en el sentido de calvario y también de deseo. Ella ni siquiera es judía, no es una simple trabajadora, llegó por Jerusalén. Vino a decir: Jerusalén también me pertenece.
-Pero uno de los personajes dice: "Jerusalén la mató".
-En el siglo XIX hubo una cruzada rusa muy importante, que llegó a Jerusalén y construyó sus iglesias. Hubo muchos peregrinos aquí durante ese siglo. En la novela aparece una Jerusalén que sufrió mucho durante la Intifada, pero que pertenece también a las demás religiones.
Por eso, cuando el encargado lleva el cuerpo hasta esa aldea lejana, la madre de la mujer le dice que la lleve de regreso a Jerusalén. Escribí una obra de teatro a partir de esta novela, que será presentada este año en el Teatro Cámeri.
Después de citar a las grandes plumas de la literatura argentina, el escritor se interesa por el panorama actual y recuerda su visita a Buenos Aires, en 1991. La conversación deriva en la literatura israelí.
-¿Lee lo que escriben los jóvenes escritores?
Después de citar a las grandes plumas de la literatura argentina, el escritor se interesa por el panorama actual y recuerda su visita a Buenos Aires, en 1991. La conversación deriva en la literatura israelí.
-¿Lee lo que escriben los jóvenes escritores?
-No tengo tiempo para seguir todo lo que se escribe. Generalmente leo aquello que me recomiendan, especialmente a la generación intermedia. Permanentemente se publican aquí muchísimos libros, es imposible seguir todo. O leo o escribo. Hasta hace siete años
atrás enseñaba en la universidad, pero ya no. Notas periodísticas escribo solamente en tiempos de guerra, pero recientemente se publicó un libro de ensayos, El arraigo a la Tierra
-¿Puede adelantarnos sobre qué está trabajando actualmente?
-Es demasiado temprano como para contar, pero estoy escribiendo. A mi edad, ya no puedo cambiar de profesión.
A. B. Yehoshúa se despide amablemente, y se preocupa por indicar el camino de salida de la ciudad, que no tiene prácticamente ninguna calle trazada en línea recta.
Notas:
[1] Movimiento feminista de izquierda nacido en 1988, que se manifiesta contra la ocupación en Cisjordania y el Líbano. Acostumbraban reunirse todos los viernes en la Plaza París, de Jerusalén.
2 Instituto de Medicina Forense.
3 Ajizal moledet: esrim maamarim ve rishum ejad (El arraigo a la Tierra: veinte ensayos y una impresión), Ediciones Hakibutz Hameujad, Tel Aviv, 2008.
fuente: Tamara Rajczyk publicado en htto://www.revistahorizonte.org/
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