Enrique Pérez Díaz
Del ángel en la tina. Antología de cuentos argentinos para niños, con selección y prólogo del escritor Luís Cabrera Delgado, publicado por la editorial Capiro de Santa Clara, es de esos textos mediante los cuales el lector puede encontrar un rico abanico de posibilidades y sorpresas agradables al abrir las páginas de un libro.
Para nadie es secreto que la literatura latinoamericana y caribeña, en franca desventaja promocional frente a la anglosajona -que por tradición goza de gran prestigio y difusión en todo el mundo-, apenas es conocida de un país a otro del hemisferio por esas veleidades que impone el mercado actual con sus a veces despiadadas leyes de oferta y demanda.
En gran número de oportunidades, cuando le preguntamos a un niño por el libro de su agrado, para nuestra sorpresa nos suele responder al instante: ¡Harry Potter! –que no se ha editado ni circula en la red de librerías del país- y sin embargo, goza de gran aceptación universal.
Esto demuestra la triste realidad de que los niños de hoy, no solo de Cuba o América, sino de muchas partes del universo, apenas conocen a los autores clásicos y muchos menos a los del continente en que viven.
Tal panorama no parece que vaya a tener un cambio posible, si uno visita cualquier librería de una gran ciudad y al momento advierte que, junto al citado best seller de J. K. Rowling, los Disney de siempre, alguna saga fantástica que remeda sin éxito el depurado estilo de Tolkien o montones de álbumes ilustrados, apenas asoman su rostro a mesas o estantes libros que reflejen dignamente los movimientos literarios de Asia, África, América y algunas minorías culturales de los países europeos.
Por eso resulta altamente loable y alentador el trabajo investigativo de quienes –hurgando como polillas hambrientas por aquí y por allá- van conformando un volumen antológico que, como en este caso, pretende mostrar el modo en que los autores argentinos enfrentan el acto de crear para la infancia de su tierra y de habla hispana.
Como en toda antología semejante, Del ángel en la tina va del azafrán al lirio con un abanico de posibilidades expresivas. Tenemos desde cuentos que apenas se apartan del folclore, hasta otros que audazmente exploran por los nuevos caminos en que discurre hoy el acto creativo destinado a la infancia, acto que desde hace décadas se compromete de veras con la realidad de los niños y va a explorar con audacia en temas que otrora parecían un tabú.
Si un valor tiene precisamente esta obra, es que se remite a darnos una muestra lo más abarcadora posible del panorama actual de la literatura para niños en Argentina, panorama francamente inabarcable en apenas las páginas de un libro como este, si reparamos en el hecho de que, hoy por hoy, junto a Brasil o Colombia, a este país del cono sur se le considera entre los más aventajados en tal disciplina, no solo en cuanto al desarrollo literario, sino a la producción editorial.
Pero el antologador no se amilanó y a la hora de seleccionar tuvo el buen tino de que su libro, además de representativo, tuviera más de una intención a lo largo de su bien hilvanado discurso narrativo.
Leyendo y avanzando página a página, uno se va permeando no solo de modos de decir, sino de temas, argumentos, problemáticas y sobre todo, de una intención más que evidente de dirigirse al niño de modo sincero, desprejuiciado y hasta cierto punto aleccionador.
La muestra de 32 escritores que conforman este corpus, bien nos corrobora el desarrollo de esa literatura en Argentina, y aunque una mirada más atenta advierte la ausencia notoria de firmas bien importantes y laureadas como pueden ser el caso de María Elena Walsh, Graciela Montes, Elsa Bonnerman, Silvia Graciela Schujer, Graciela Beatriz Cabal o Ema Wolf1, la muestra presentada, sin embargo, justifica con creces la lectura de este libro.
Desde una muestra ríspida e hilarante que es “Cartas a Papá Noel”, del humorista Luís María Pescetti, cuento que funciona como un pórtico detonante para alertarnos quizás de todo lo que podríamos encontrar a lo largo y ancho del volumen, hasta un texto del lirismo y el alcance humano de “Mi nombre es Federico”, de Mónica Ogando, el que abra las páginas de Del ángel en la tina no tiene un momento de reposo, pues mientras lee este libro, todo el tiempo va transitando de asombro en asombro, de risa en llanto, de emoción en emoción, de inquietud en inquietud.
Así descuellan ante nuestros ojos y no solo por su factura estilística sino por su gran interés, obras como “El rapto” (Ricardo Mariño), “Mucho Ojo” (Susana Goldemberg), “Macedonio” (Carlos Marianidis), “Guamuko, cazador de vicuñas” (Raquel Marta Barthe), “¿Un hermanito?” (Margarita Mainé), “El globo azul” (Julia Rossi), “Tres pajaritos” (Perla Suez), “Nicolás y el sol despertador” (Juan Raúl Rithner), “El perrito Boby” (María Cristina Bercaitz), “Pulga preguntona” (Gustavo Roldán), “La leyenda de la bruja de los mil botones” (Héctor Raúlk Gurvit), “Tres arbolitos” (Rosita Escalada Salvo), “Tan dulce como el agua” (Elena Dresser), “Doctor Lisandro cabalita, especialista en miedos” (Graciela Sverlick), “Alerta en Rubí” (Claudia Sánchez), “Cositos” (Laura Devetach), “El caballo de Chiang Tzu” (María Teresa Andruetto), “El caracol mágico de Celima” (Ana María Ramb), “Donde termina el mundo” (Silvia Grau), “Figantesca" (Mario Méndez), “Navidad blanca” (Sandra Comino), “Versero” (Suslvana Godemberg), “Rojo, amarillo y negro” (Liliana Bodoc), “Los picudos” (Lilia Lardone), “El árbol de sal” (Laura Roldán), “Risas de caballo” (Jorge Luján), “Viaje de ida y vuelta al vidrio” (Margara Averbach), “Un cuento para Nicolás” (Nilda Lacabe), “Golmito” (Mercedes Pérez Sarbi) y “Pat Garret and Billy the Kid” (Esteban Valentino).
Todos los cuentos de Del ángel en la tina nos revelan, no solo un acercamiento, sino también una mirada al mundo que a diario se encuentran los niños. Aunque se trate de fábulas, leyendas etiológicas, relatos humorísticos, siempre vamos a encontrarnos con una realidad difícil aunque superable, contada con los mejores atributos de la palabra.
Vale pues, felicitar a Luís Cabrera Delgado, autor que con su reducción ya nos tiene más que acostumbrados al abordaje de los temas difíciles y de las realidades más duras, por este acercamiento a la cultura y las letras de Argentina, que además se complementa con sus fichas sobre los autores, a quienes el lector puede escribir su opinión de cada cuento, pues como nota original, el libro brinda las direcciones electrónicas de cada uno de ellos.
Panoramas como los que oferece este libro, además de permitir a los niños y adolescentes el conocimiento de una literatura que de otro modo no llegaría hasta sus puertas, devendrá también un volumen de gran utilidad para profesores, pedagogos, promotores y hasta para los propios autores cubanos para niños que, de cada lectura, podrán cotejar las inquietudes de sus colegas argentinos.
Publicado en CubaLiteraria
1 comentario:
Estimados señores:
Agradezco su mención por la antología "Del ángel de la tina".
Señalo dos errores que continúan repitiéndose. Mi apellido lleva una S. Y el cuento que me publicaron en ese volumen se titula: "Tan dulce como el aguaí", con I final. Gracias y saludos cordiales. Elena Dreser (con una S)
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