Aimé Césaire ( Martinica 1913) es uno de los mayores poetas antillanos y cada vez más reconocido entre los grandes poetas de lengua francesa, de hecho varias veces ha sido propuesto para el Premio Nóbel de Literatura.
Nieto del primer profesor negro de Martinica, tras realizar sus primeros estudios, consigue una beca (1931) del gobierno francés y se traslada a París.
Uno de sus grandes amigos en el Liceo Louis-le-Grand será el senegalés, Leopold Sédar Senghor, futuro presidente de su país. Con él y otros amigos antillanos, funda en 1934 la revista El estudiante negro, en cuyas páginas se desarrolla y aparece por primera vez el término "negritud", concepto acuñado por Aimé Cesaire para representar la reacción de las colonias a la opresión cultural francesa.
Se trata más de una noción cultural que política, que busca dignificar la desprestigiada identidad cultural africana. Superadas las pruebas de acceso a la Escuela Normal Superior, en 1935, comienza la redacción del "Cahier d'un retour au pays natal". Césaire está pasando el verano en Dalmacia, en casa de su amigo Petar Guberina, y define su libro como la "evocación desde la costa dálmata de mi isla".
Lo acaba en 1938, año en que obtiene su licenciatura con una tesis sobre "El Sur en la literatura negro-americana de los Estados Unidos". Casado con una estudiante martiniquesa y convertido en catedrático, vuelve a Martinica en 1939 para ejercer, al igual que su padre, la docencia en el Liceo Schœlcher. El matrimonio Césaire, y otros intelectuales martiniqueses fundan en 1941 la revista Tropiques, cuyo propósito es defender una nueva literatura identitaria, que se despegue de los valores tópicos impuestos por Francia.
La revista sale con dificultades hasta el año 43. Ese mismo año es el que pasa por Martinica el poeta André Breton. Cuando éste se encuentra con Aimé, ya conoce el "Cuaderno de un retorno al país natal", editado en 1939. A Breton le interesa tanto esta poesía que escribe en el prólogo de la edición bilingüe de 1947 del "Cuaderno": La palabra de Aimé Césarie [es] bella como el oxígeno naciente.
"El Cuaderno de un retorno al país natal" fue traducido en Cuba por Lydia Cabrera, en 1943, y se editó con un prólogo de Benjamin Pèret que comenzaba así:
"Tengo el honor de saludar aquí a un gran poeta, el único gran poeta en lengua francesa que ha aparecido en veinte años. Por primera vez resuena una voz tropical en nuestro idioma, no para sazonar una poesía exótica, adorno de mal gusto en un interior mediocre, sino para hacer brillar una poesía auténtica, brotada de troncos podridos de orquídeas y de mariposas eléctricas devorando la carroña; poesía que es el grito salvaje de una naturaleza dominadora, sádica, que se traga a los hombres y a sus máquinas como las flores a los insectos temerarios".
También el haitiano René Depestre definió la poesía de Aime Cesaire como la más violenta del siglo. Su violencia es la de un ritmo trepidante que pide romper la ataraxia: La única cosa en el mundo que vale la pena empezar: el fin del mundo, ¡pues claro!
A sacudir sin piedad la pasividad de un pueblo lacayo se dirige su lenguaje; con una mano zarandea y con otra le señala caminos:
La negrada oliente a cebolla frita encuentra en su sangre derramada el sabor
amargo de la libertad.
Está de pie la negrada.
El arte había dicho Breton, será convulso o no será y a esa consigna surrealista se aplica su poesía. Aimé Cesaire señala el dolor con un lenguaje que duele pronunciar:
Igual que hay hombres-hiena y hombres-panteras, yo
seré un hombre-judío
un hombre-cafre
un hombre-hindú de Calcuta
un hombre de Harlem-que –no-vota
el hombre-hambruna, el hombre-insulto, el hombre-tortura podrían en cualquier
momento agarrarlo molerlo a golpes –matarlo sin más- sin tener que rendir
cuentas a nadie sin tener que excusar con nadie…
En 1944, en el del compendio "Las armas milagrosas", que marca la adhesión de Césaire al surrealismo, Breton le apodará "el negro fundamental". Y esa fundamentalidad tuvo que ver tanto con la literatura como con su repercusión social, pues influirá en muchos intelectuales africanos y afro-americanos en su lucha contra el colonialismo. Césaire, el político-escritor, el escritor-político pone, de manifiesto con este cuaderno hasta qué punto la revolución surrealista estaba también al servicio de la revolución social.
La Fundación Sinsonte, que tiene entre sus objetivos acercar la poesía del otro lado del Atlántico, entrega en una bella edición este "Retorno al país natal" acompañado del Prefacio de Benjamín Péret y de un Postfacio de Lourdes Arencibia con interesantes aclaraciones sobre la traducción. La colección se abría con el poemario "En algún sitio de la primavera", de Nicolás Guillén, poeta con el que Aimé Césaire mantuvo semejanzas: ambos comparten el interés por el canto antillano. Poesía mulata, en el caso de Guillén o poesía de la negritud, en el de Aimé, ambas muestran la raíz de la que emerge una lírica indoblegable, inseparable de crítica social.
Aimé Césaire: Retorno al país natal.
Fundación Sinsonte. Zamora, 2007.Traducción de Lydia Cabrera y Lourdes Arencibia.
Fundación Sinsonte. Zamora, 2007.Traducción de Lydia Cabrera y Lourdes Arencibia.
n.d.e. El presente texto fue publicado en:
"ARTES HOY-REVISTA DIGITAL DE LAS ARTES"
A QUIENES FELICITAMOS POR SU HERMOSA PUBLICACION DIGITAL
Y POR ESTE HERMOSO TEXTO, QUE HEMOS TOMADO PRESTADO, EN HIOMENAJE AL GRAN POETA RECIENTEMENTE FALLECIDO.
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