viernes, 28 de noviembre de 2008

El asalto a Bombay

Por Tariq Ali

El asalto terrorista a los hoteles de cinco estrellas de Mumbai fue bien planificado, pero no requirió un gran esfuerzo de inteligencia logística: todos los objetivos eran fáciles. El objetivo era crear el caos haciendo brillar los reflectores sobre la India y sus problemas y en esto los terroristas tuvieron éxito.


La identidad del grupo con capuchas negras sigue siendo un misterio.El Deccan Mujahedeen, que reclamó la autoría en un comunicado por e-mail, es, sin duda, un nombre nuevo, probablemente elegido para este único acto.

Pero la especulación es muy grande. Un alto oficial de la marina india ha afirmado que los atacantes (que llegaron en un buque, el MV Alpha) estaban vinculados a los piratas somalíes, lo que implicaría que se trató de un ataque en venganza porla exitosa aunque sangrienta acción de la Marina india, contra los piratas en el Golfo Arábigo, que produjo fuertes bajas hace unas semanas.


El Primer Ministro indio, Manmohan Singh, ha insistido en que los terroristas tiene bases fuera del país. Los medios de comunicación de la India se han hecho eco de esta línea de argumento con Pakistán (a través de la Lashkar-e-Taiba) y al-Qaeda como los sospechosos de siempre.


Pero se trata de un meditado edificio de la imaginación polítcia de la India oficial.Su función es la de negar que los terroristas puedan ser una variedad casera, un producto de la radicalización de jóvenes musulmanes de la India que finalmente han dado renunciado al sistema político indio.


Aceptar este punto de vista implicaría que los médicos políticos del país necesitan curarse ellos mismos. Al Qaeda, como la CIA recientemente ha dejado en claro, es un grupo en retroceso. Nunca ha estado cerca de repetir algo vagamente parecido a los éxitos del 9 / 11.


Su principal líder Osama bin Laden podría estar muerto (ciertamente no hizo su tradicional aparición en vídeo en relación a elección presidencial en los Estados Unidos) y su suplente ha hecho tan sólo amenazas y bravatas. ¿Y Pakistán? Los militares del país están muy involucrados en acciones en la frontera noroeste, donde el vertedero de la guerra afgana ha desestabilizado la región.


Los políticos actualmente en el poder están haciendo repetidos acercamientos a la India. El Lashkar-e-Taiba, no usualmente tímido en alegar sus éxitos, ha negado firmemente cualquier participación en losataque de Bombay. ¿Por qué debería sorprender si los autores fueran los propios musulmanes indios Musulmanes?


Es apenas un secreto que ha habido mucha ira dentro de los sectores más pobres de la comunidad musulmana encontra de la sistemática discriminación y los actos de violencia llevados a cabo contra ellos, de los que el progrom anti-musulmán en 2002 en la brillante Gujarat fue sólo el más flagrante y el más investigado episodio, apoyado por el Primer Ministro del Estado y los aparatos de Estado locales. Añada a esto la continuación de esa llaga de Cachemira, que ha sido, durante décadas, tratada como una colonia por las tropas indias, con detenciones arbitrarias, tortura y la violación de los habitantes de Cachemira un hecho cotidiano.


Las condiciones allí han sido mucho peores que en Tíbet, pero han despertado poca simpatía en Occidente, donde la defensa de la los derechos humanos es muy instrumentalizados. Los cuadros de la inteligencia india son muy conscientes de todo esto y ellos no deberían fomentar las fantasías de sus dirigentes políticos. Lo mejor que pueden hacer es salir y aceptar que hay graves problemas en el interior del país.


Mil millones de indios: el 80 por ciento hindúes y 14 por ciento musulmanes. Una gran minoría que no puede ser depurada étnicamente sin provocar un conflicto más amplio. Nada de esto justifica el terrorismo, pero debería, al menos, forzar a los Gobernantes de la India a dirigir su mirada a su propio país y las condiciones que allí prevalecen.


Las disparidades económicas son profundas. La absurda noción de que la filtración de los efectos del capitalismo mundial resolvería la mayoría de los problemas puede ahora ser visto como lo que siempre fue: unahoja de parra para ocultar los nuevos modos de explotación.


Tariq Ali (nacido el 21 de octubre de 1943 es un escritor pakistaní, director de cine e historiador. Escribe habitualmente para The Guardian, Counterpunch, London Review of Books, Monthly Review, Z Magazine. Ali es, además, editor y asiduo colaborador de la revista New Left Review y de Sin Permiso )

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