Por Andrés L. Mate
Se llamaba Francois Marie Arouet, conocido universalmente
como Voltaire; y aunque su pensamiento es sinónimo de la ilustración
parisina, su poesía es mundana, y su ingenio filosófico mira la historia
como el producto de las pasiones humanas, más que por la intervención
de la providencia.
En el año 1759 escribió “Cándido”, una novela que los dominicanos
deberían leer, porque su personaje principal expresó en una frase toda
la filosofía pequeñoburguesa que vivimos hoy: “Hay que cultivar nuestro
jardín”, dijo Cándido, y la escueta dimensión del universo quedó
clavada como una perversión filosófica.
Tal vez eso sea lo que explique que en la República
Dominicana todos los días ocurran grandes escándalos, y al final no
pasa nada. Sobeida, el Cacón, Leonel Fernández, los senadores y su
“barrilito”, Felix Bautista, una policía que es una máquina de matar y
emplea los mismos métodos de los criminales que persigue, un Jefe de la
policía que sustituye al poder judicial y aplica la pena de muerte
cuando le da la gana, jueces con birretes que se venden sin ningún
pudor, y un largo etcétera que es la decepción cotidiana.
Mientrasl os pequeños burgueses cultivan su propio jardín. Creen que
éstas cosas no los alcanzarán, que es a “los otros” a quienes les
suceden éstos hechos. De instante en instante, pueden arrojarse con
ardor sobre metas más ambiciosas, pero será siempre “su jardín” el que
cultivarán.
Yo siento que el signo de la irremediable locura de los hombres y las
mujeres de este país, en las condiciones de la vida posmoderna,
cultiva con más el jardín de Cándido, sólo que en medio de una
contradicción que la “razón” no alcanza a explicar.
¿Cómo cultivar mi egoísta jardín, en un mundo que se reduce
dramáticamente ante mis ojos? ¿No es dudoso que ese pequeño burgués
sedentario, intelectual pagado, que acude a la oficina de FUNGLODE y
besa la mano del perínclito, y le rinde pleitesía, no piense que entre
el mundo real y él exista alguna relación?
El problema de “cultivar su jardín” es que la reproducción de la vida
material va encanalleciendo el espíritu, va calcando en la máscara
ruin de la cotidianidad nuestros miedos, y convirtiendo nuestros actos
en el lugar de la ausencia, en un hecho del discurso, no en un acto de
la voluntad.
¿No es lo que está ocurriendo? ¿Dónde están los
“intelectuales” dominicanos que ni siquiera se indignan ante tanta
corrupción y cinismo, que no son capaces de abrir la boca frente a la
delincuencia de cuello blanco, y se afanan y sudan la gota gorda por
la delincuencia común, sabiendo que no hay mayor estímulo para el
crimen que la impunidad de los poderosos?
Ahí están, “cultivando su propio jardín”, como Cándido, ese personaje
del liberalismo enciclopedista francés, a quien Voltaire hizo vivir
sus insólitas aventuras justamente en tierras americanas.
Los pequeñoburgueses, que son existencia y paradigma; que están
siempre tan cerca de la gloria como de la abyección, ahora sólo se
empinan para arar en su propio jardín. Todo se ha desflecado.
Lo insalvable del individualismo es que no funda ninguna posesión
verdadera para el ser. No es más que relaciones externas, de comercio,
ante las cuales el sujeto permanece indiferente, extraño, como un
extranjero.
Y es por eso que no somos un país, no encarnamos una nación. Somos un
archipiélago de insomnes jardineros que únicamente han aprendido a
cultivar su jardín. Aquí se han esfumado los proyectos sociales, y la
delincuencia no brota de la nada, sino del paradigma de quienes nos
dirigen y nos han enseñado que ya nada importa, que el valor del
dinero y el poder todo lo borra.
¿Sería posible imaginarse la historia dominicana sin los apremios del pequeño burgués asediado?
Los políticos que en nuestro país han manejado durante mucho tiempo
el poder, son quienes mejor los conocen. Ahí están, cultivando su propio
jardín. Portándose bien y sonrientes en FUNGLODE, mientras Sobeida, el
Cacón, Leonel Fernández, los senadores y su “barrilito”, Feliz
Bautista, una policía que es una máquina de matar y emplea los mismos
métodos que los criminales que persigue, un jefe de la policía que
sustituye al poder judicial y aplica la pena de muerte cuando le da la
gana, jueces con birretes que se venden sin ningún pudor, y un largo
etcétera que es la decepción cotidiana nos atosigan el diario vivir.
¡Oh, Dios, en qué jungla tan siniestra han convertido los políticos éste país!
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Imagen impactante de "Policía de RD ejecutando tres reclusos" en San Francisco de Macoris - (CLICK AQUÍ PARA VER MAS VIDEOS...)
fuente: http://www.despertardominicano.com/noticias/noticias-republica-dominicana/7530-un-personaje-de-voltaire
viernes, 11 de enero de 2013
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