LA MAGIA DE LAS LUCES
En mi alma errante anida la sed de aventuras.
Cuando deseo soñar abro la ventana, y se realiza la fantasía de mis anhelos.
A poca distancia diviso un silo.
Siento una especial simpatía por aquel paisaje.
Durante las veinticuatro horas llegan camiones desde infinitos lugares.
Por la noche, el movimiento de esos vehículos se vuelve mágico.
A pesar de la oscuridad se adivina la silueta de cada transporte.
Lo que me seduce de ellos son las luces: luces de varios colores formando dibujos. Parecen piedras preciosas gigantes sobre un manto de terciopelo negro y, cada tanto, lanzan haces de luminosidad que quieren llegar hasta el firmamento para tocar las estrellas.
Estas luces con los colores de una esmeralda o, en otras ocasiones, de un rubí, se desgranan sobre una ruta escondida bajo una densa neblina o una incipiente lluvia. Y sus figuras se van deformando, dejando su estela sobre el asfalto mojado.
Adivino un destino para cada camión hacia donde su conductor llevará la mercancía, y volverá.
Y yo volveré a abrir la ventana para seguir con los ojos las luces que jamás están quietas. Traspasarán pueblos, ciudades y fronteras.
Utilizando la imaginación me introduzco entre ellas para ubicarme como polizonte en algún camión.
Cerca de mí siento el alma de su guía. Es el alma que pone en marcha el corazón de mi fantasía.
Y dentro del camión quedará la sed de una aventura no cumplida, esperando que la magia se realice.
Irma Cisneros
San Jerónimo Norte
Provincia de Santa Fe
ARGENTINA
domingo, 11 de noviembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario