Por: Juan Arias |
Se da por seguro que el papa Francisco abrirá los archivos secretos
vaticanos sobre el Holocausto, y con ellos la participación que la Iglesia tuvo en el bien y en la
tragedia nazi.
Representantes de las comunidades judías, también aquí en Brasil, fundan esta esperanza en las afirmaciones que el entonces cardenal
arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio, hizo al rabino argentino Skorka en la obra Entre el cielo y la tierra.
A la pregunta explícita del rabino sobre si estaría de acuerdo en que el Vaticano abriera los archivos que
más escuecen a la Iglesia, como los relativos al Holocausto, el entonces
cardenal, en vísperas ya de ser papa, responde categóricamente:
“Me parece perfecto lo que usted propone de abrir los archivos de la
Shoá (Holocausto). Que se abran y se conozca todo y que se vea si se puede hacer
algo. Y si nos equivocamos tendremos que decir: “Erramos” A eso no hay que
tenerle miedo. La verdad tiene que ser el objetivo. Cuando uno empieza a ocultar
la verdad está eliminando la Biblia.”.
Aquel cardenal que defendió con énfasis la apertura de los secretos
vaticanos sobre el Holocausto judío tiene hoy el poder de hacerlo. ¿Podría
echarse atrás ahora que tiene en sus manos las llaves para que “se conozca toda
la verdad”?
El papa Francisco ha dado pruebas inequívocas, desde antes de ser papa de la importancia que para él y la Iglesia
tienen el pueblo judío y la religión de Jahvé en la fundación del cristianismo.
Para la Iglesia y para el mundo.
Ya papa, el primer documento que firmó fue una
carta enviada el primer
día de su pontificado, al rabino jefe de Roma. Después le felicitó la Pascua
judía que tuvo lugar días antes de la cristiana.
En Buenos Aires, invitaba al rabino Skorka a hablar a los seminaristas
sobre el tema de los” valores”. Y en el libro de conversaciones con él, llega a afirmar que lo
más “corajudo” que aprobó el Concilio Vaticano II, fue que “Dios rescató en primer
lugar al pueblo depositario de las promesas”.
Y explica: “La Iglesia defendió oficialmente (en el Concilio Vaticano II), que el
pueblo de Israel sigue siendo el depositario de las
promesas”. Y lo traduce con un lenguaje popular: “En ningún momento dice (el
Concilio), “perdió el partido, ahora nos toca a nosotros”.
Por ello, afirma, “al pueblo judío no se le puede acusar de deicidio como sucedió durante
mucho tiempo”.
El papa Francisco afirmó antes de serlo que : “cada judío que se mataba durante el nazismo, era una bofetada a Dios en
nombre de los ídolos”.
Glosando el Holocausto, el cardenal, después de reconocer que ha habido
y siguen existiendo “muchos otros holocaustos en el mundo”, reconoce que el
judío fue diferente: “Tuvo una particularidad, una construcción idolátrica contra aquel
pueblo. La raza pura, el ser superior eran idolatrados sobre la base en que se
forjó el nazismo. No es un hecho sólo geopolítico. Es una cuestión religioso
cultural”, escribe.
El rabino Skorka, llega a decirle al cardenal Bergoglio: “En los campos de muerte no se asesinaron sólo a seis millones de
judíos, sino que se asesinó a seis millones de Jesús, porque mucho de la
concepción y el mensaje de Jesús es judío, porque lleva lo mejor de los
profetas”.
La posición del papa de los católicos contra el antisemitismo, es de
excepcional importancia en este momento de resurgimiento de los fundamentalismos
políticos y religiosos de extrema derecha, muchos de ellos teñidos de
antisemitismo,
Y ello tanto en el campo político como en el
religioso, ya que no es posible olvidar que buena parte de la persecución a los
judíos se basó en la falsedad de que ellos habían matado a Cristo, cuando hoy
sabemos que lo condenó a muerte el romano Poncio Pilatos con la pena de la
crucifixión, desconocida a los judíos y que los romanos infligían a los
revoltosos, como le recuerda el rabino Skorka al cardenal Bergoglio en sus
conversaciones con él.
El papa Juan XXIII, había hecho borrar del texto de la liturgia del viernes santo las
palabras “recemos por los pérfidos judíos”. El papa alemán Benedicto XVIpermitió que volviese a usarse aquella expresión en la liturgia de
algunos movimientos católicos ultraconservadores.
Hoy, su sucesor, el papa Francisco puede que acabe abriendo los archivos vaticanos sobre el Holocausto y reconoce, con su máxima autoridad, que la Iglesia “nunca ha negado” que el Dios cristiano “rescató al pueblo judío, depositario de las promesas”.
Hoy, su sucesor, el papa Francisco puede que acabe abriendo los archivos vaticanos sobre el Holocausto y reconoce, con su máxima autoridad, que la Iglesia “nunca ha negado” que el Dios cristiano “rescató al pueblo judío, depositario de las promesas”.
En el campo de la teología, el énfasis que el papa pone en la búsqueda
de las raíces del cristianismo primitivo, nacido del Antiguo y del Nuevo
Testamento, más que de la filosofía aristotélica, es otra de las revoluciones puestas en marcha por
Francisco.
Estamos, quizás, ante un cambio copernicano en el convulso y complejo
mundo de la Iglesia. Como han afirmado algunos católicos franceses, el papa
Francisco “está dando la vuelta a la tortilla”.
Y acaba sólo de empezar. Aún no lleva un mes de
pontificado.01 de abril de 2013
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