viernes, 2 de marzo de 2012

SIRIA: Impresiones de la revuelta en Siria:“Asad o nosotros”, sostienen los rebeldes del Ejército Libre de Siria (ELS) y civiles.


Jonathan Spyer - La semana pasada, fui a la provincia Idlib en Siria, para pasar algún tiempo en compañía del Ejército Libre de Siria (ELS). Mi intención era hacerme una idea de esta fuerza - su unidad y su poderío - y averiguar si es factible que esta organización sea el instrumento que demuela al régimen del presidente Bashar Asad.

Tras atravesar las montañas de Turquía junto a los contrabandistas, me conecté con los miembros del ELS en la ciudad de Bini'ish, en las profundidades de la provincia de Idlib, y pasé los días siguientes junto a los rebeldes. Dialogué con ellos al regresar de los ataques contra posiciones del ejército, los observé en los controles carreteros que custodian la entrada a las “zonas liberadas” y los vi proteger las masivas manifestaciones que se llevan a cabo en Idlib todos los viernes.

La guerra del régimen de Asad contra su propio pueblo continúa desde hace casi un año. La ciudad de Homs es bombardeada diariamente por la artillería del régimen. Una crisis humanitaria se cierne sobre Homs, y a una parte de la población se le niega el acceso a la alimentación y a la atención médica.
Asad está decidido a fustigar la revuelta hasta someterla.

En la provincia de Idlib, mientras tanto, las precarias zonas libres creadas por el ELS y la oposición civil esperan desafiantes el tratamiento especial del dictador.
Al régimen de Asad no le queda ninguna presencia visible en estas áreas. La bandera rebelde flamea por todas partes.

Pero los agentes del régimen están aún presentes, y el ELS y los activistas civiles saben que el equilibrio actual no puede mantenerse.

Los rebeldes entienden que están metidos en una guerra de desgaste contra el régimen. Asad envía sus exhaustas fuerzas de ciudad en ciudad para aplastar los centros de la revuelta, que vuelven a surgir de nuevo una vez que el ejército se retira. Asad sabe que debe extinguir completamente el fuego de la rebelión antes de que sus fuerzas se vuelvan demasiado débiles.

El ELS ha ido creciendo en importancia en los últimos meses, así como se ha hecho evidente que el régimen de Asad no va a desvanecerse pacíficamente, y por lo tanto la pregunta - sobre quién es más fuerte, el régimen o los manifestantes - se ha vuelto central. ¿Cuáles fueron las impresiones principales que obtuve del ELS sobre el terreno en Idlib, una de sus áreas centrales? Mi primera observación inmediata fue la alta calidad y determinación de muchos de los combatientes y oficiales del ELS. La mayoría eran desertores recientes del ejército de Asad, muchos de ellos de la infantería y la unidades blindadas del frente. Las historias que contaban sobre las razones de su defección fueron similares e igualmente desgarradoras.

Contaron que se les ordenó disparar contra los manifestantes, la presencia del personal no árabe parlante (iraníes) que opera dentro de las unidades del ejército de Asad y los castigos terribles, incluyendo la ejecución - de los soldados que se negaron a cumplir las órdenes. En muchos casos, los hombres del ELS habían asumido considerables riesgos para escapar del ejército y unirse a los rebeldes.

Contra todas las probabilidades; parecen estar convencidos de su victoria final. “El régimen tiene armas pesadas”, me dijo un oficial del ELS en la ciudad de Sarmin. “La gente está con nosotros... o Bashar (Asad) se queda o nosotros”.

En segundo lugar, la ausencia de unidad y de una verdadera cadena de mando era sumamente evidente.
Nadie que encontré parecía considerarse bajo el mando o autoridad de la dirección teórica del ELS en Antioquía, Turquía. En muchos aspectos, de hecho, no existe un solo ELS. Por el contrario, hay una colección de milicias locales, formadas por una combinación de desertores del ejército y de los hombres locales que quieren tomar las armas.

Estas milicias están en contacto, cooperan unas con otras y reciben directrices generales. Sin embargo, cada una parece considerarse a sí misma como autónoma, y se ocupa principalmente por velar por la integridad de su propia área y la seguridad de los manifestantes civiles de la zona.

Mi tercera impresión fue que las armas a disposición del ELS son básicas, pero no tan básicas como podría sugerir la imagen de un “ejército improvisado con solo (fusiles rusos) Kalashnikovs”. El fusil AK-47 es realmente estándar en todos los combatientes del ELS (que deben comprárselos si no los obtienen por cortesía del ejército de Asad). Sin embargo, las unidades del ELS que vi también poseen RPG-7, ametralladoras pesadas y morteros. No serían capaces de resistir a un asalto frontal de las fuerzas de Asad en las zonas liberadas.

Pero sin duda son capaces de conducir una campaña guerrillera, en el caso que decidan hacerlo.

Por último, observé que el levantamiento en Siria es en gran medida un asunto sectario, aunque los activistas del ELS prefieren no caracterizarlo abiertamente de esta manera. Idlib es una provincia sunita muy conservadora y tradicionalista, y el ELS está compuesto allí enteramente por sunitas.

La ira en contra de los alauitas, en los cuales se basa el apoyo del régimen, emerge en momentos de descuido. Los asesinos paramilitares alauitas, conocidos como la “Shabiha”, son particularmente odiados.

Los combatientes del ELS con los que hablé me dijeron una y otra vez que sin las armas de Occidente y el establecimiento de una zona de amortiguamiento, los asesinatos en Siria podría continuar “durante años”.

Si estos llamados comienzan a ser escuchados por Occidente, mientras la matanza en Siria continúa, es una cuestión crucial. Una coalición internacional de facto está detrás de Asad: Irán, muy hábil en el arte de la represión de las revueltas civiles, brinda el equipo y la experiencia. Rusia continúa prestando cobertura diplomática y armas. Hezbollah, también provee recursos humanos y técnicas.

El ELS, por lo que vi, tiene la materia prima para convertirse en una fuerza de combate eficaz y potente, y posee el potencial para proteger a la población siria de la ira del dictador y, al mismo tiempo, desafiar su dominio. Sin embargo, aún no constituye tal fuerza.

La variable crucial será si Occidente comienza a ayudarlo, asesorarlo y equiparlo - como los amigos de Asad lo están haciéndolo con el régimen. Si es así, el levantamiento tiene una posibilidad.

El resultado de la crisis en Siria podría depender de esta decisión.


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