Todo el recorrido del presente escrito tiene por objetivo poder demostrar, desde diferentes órdenes en cuanto a las disciplinas usadas por el hombre, cómo es que Auschwitz ha devenido y entrado en la historia de la humanidad como un nuevo paradigma, un nuevo modelo de Mal dado que su sola mención nos remite a él.
La tecnología empleada en Auschwitz fue ofrecida por la Modernidad, pero no es efecto de ella, pues no responde a una relación lógica entre causa-efecto, amén de que rompe con una causalidad histórica. De esta manera, Auschwitz como paradigma es una excepción, “un caso único”, hecho un ejemplo que ni siquiera sabemos si se pueda dar otra vez de la misma forma en su totalidad.
Sujetos no psicólogos
Para entender el fenómeno Auschwitz, hubo que apelar a recrear una estructura en cuanto a la investigación, la de planos arqueológicos y de discursos a los que llamamos “ejes de interpretación”, junto al uso de la metáfora y la analogía para ver cómo se fue perfilando el “ejemplo Auschwitz” en un nuevo paradigma.
Este se realizó por una voluntad férrea de poder, llevado a cabo por sujetos no patológicos, como cree el mito popular, quizás a modo de consuelo y de falso argumento, sino tomados y autorizados por un deseo de Mal, efecto del empleo de la pulsión de muerte ya sin ambages, dando a ver la verdadera factura con que está hecha la pasión humana: un goce mortífero aplicado sobre un otro,, donde el actor del acto criminal no recibiría ningún castigo penal, autorizado su actuar por el nuevo poder soberano, llamado Führer, y el régimen nacional socialista surgido durante el Tercer Reich (1933-1945).
Y este nuevo soberano accede a esa posición de forma racional y legal debido a las elecciones parlamentarias en el año 1933, donde Adolf Hitler es erigido como el nuevo Canciller de Alemania. Luego habrá de avanzar en su dominio político, con la quema soslayada (digo soslayada pues se inculpa por ello a los comunistas) del Reichstag ni bien asume en su función, y habrá de gobernar con el atributo de poderes excepcionales pues se rebaten, poco a poco, las leyes establecidas en la Constitución de Weimar, la más avanzada de Europa en esa época.
Hitler comienza así a ejercer un mandato totalitario, con un poder neutro y un estado de excepción, ideología facilitada por el gran jurista de ese entonces: el doctor en leyes Carl Schmitt, donde de allí en más la excepción entrará como regla.
Thomas Kuhn en el año 1962 va a establecer el concepto de paradigma científico cuando éste es aplicado en los nuevos hallazgos de la ciencia y es aceptado por la comunidad científica, pasando a ser el nuevo modelo, la medida de uso por su eficacia en el orden del saber, siendo que lo singular del caso pasa a ser de una utilización paradigmática en su aplicación general de allí en más.
Podemos emplear esta definición no sólo para los inventos científicos, sino para los paradigmas sociales y su aplicación concreta sobre los individuos.
El nombre de paradigma se va desplazando de la epistemología a la política. De esta manera es Michel Foucault quien va a emplear el concepto de paradigma sobre el poder político por el uso de éste en los hombres, y lo va a denominar biopolítica y somatopoder. El usará el concepto de paradigma ya no apelando a la ciencia normal como lo definiera Kuhn, sino como un proceso normativo del cual el saber actual no es más que un momento dado su constante cambio de modelos. Acorde a ésta definición, el paradigma deja de ser una lógica universal para devenir en una lógica del ejemplo (para-deígma en griego) que significa lo que se muestra al lado, y Beispiel en alemán como lo que juega en derredor.
En cuanto a su aplicación bastó con que un solo hombre fuera llevado a la cámara de gas por su condición de no ario o de deficiente mental, para que con ese acto barbárico se creara un nuevo modelo, un nuevo paradigma de Mal. Auschwitz deviene así en un caso único, inédito hasta su creación pero que ya dejó un precedente a ser emulado por la humanidad de allí en más.
Kuhn llega a definir su concepto de paradigma influenciado por el historiador de la ciencia, el doctor en medicina Georges Canguilhem aunque no lo haya nombrado públicamente.
El ejemplo como aplicación está relacionado a una voluntad política como ser, la del uso del poder y el deseo de sojuzgar al otro, ya sea por medio del saber, ya sea como un dominio político y económico, de los unos sobre los otros.
El modelo del panóptico de Jeremy Bentham de Dublín (1791) bien nos sirve de ejemplo. Bentham lo construye como un mirador circular donde el preso, el loco, el obrero, el escolar, pueden ser vigilados constantemente, entrando como un nuevo paradigma de poder en cuanto a una nueva forma de vigilar y, por ende, de castigar.
El escritor George Orwell lo va a implementar en la ficción por esa manera de sojuzagmiento de los hombres por medio de un nuevo panóptico discursivo y de control que él va a denominar: Neohabla, Viejohabla, Ministerio del amor y otros, donde el poder vigila a los ciudadanos de forma constante pero de manera soslayada, sin que éstos lo sepan o se dieran cuenta.
También el gran filósofo griego Aristóteles va a definir al paradigma diciendo que éste va de lo particular a lo particular y su empleo es por medio del ejemplo.
Cuando el paradigma es pensado como ejemplo no entra en el universal y no se pueden dar reglas. Auschwitz cuadra con esta definición de paradigma por ser un caso único, singular, no reglado y establece un nuevo modelo de maldad.
“Auschwitz”, un nuevo “un caso ejemplar”
Con el surgimiento de “Auschwitz” se da un nuevo “un caso ejemplar”, (tema que hemos ampliamente elaborado en nuestra tesis de doctorado que lleva por título: Auschwitz, paradigma del Mal del siglo XX. Análisis psicoanalítico, social y político, inédita) y fue posible de realizarse debido a una decisión política de dominio, de aniquilación por parte de sus gobernantes, en este caso los nazis, poniendo en funcionamiento la máxima segregación y la muerte de todos aquellos que no respondieran a la ideología del nuevo régimen, ya sea por su pensamiento político, religioso, por ser discapacitados, aplicando una voluntad de exterminio en cuanto a la diferencia, no sólo de las etnias, sino así mismo de los goces, dado que el goce es lo más íntimo que posee un sujeto y que lo define como tal debido a que concierne a su manera de poner en función la particularidad pulsional.
El lenguaje nazi también entra de esta manera como un nuevo modelo discursivo. Su forma política de obrar se muñó de la propaganda y sus consecuencias se vieron aplicadas en los disidentes, dado que fueron confinados en campos de concentración. Vemos así como los primeros integrantes de ellos no fueron precisamente los judíos o gitanos, sino los propios alemanes que no adhirieron al régimen hitleriano: políticos, artistas, educadores y libre pensadores.
De esta manera Auschwitz aconteció como un cálculo político, y en él se cristalizaron todos los movimientos e inventos del hombre venidos y surgidos en el siglo XlX.
Siendo así, con los inventos de la Modernidad, junto a una casta de funcionarios corruptos ya venidos como modelo del siglo XlX, como ser los parlamentarios franceses en cuanto a la estafa del empréstito de la construcción del Canal de Panamá, se establece una nueva manera de operar en los gobiernos democráticos del viejo continente. Para tapar dicho escándalo se inventa el Affaire Dreyfus como pantalla de humo, poniendo nuevamente al judío en el lugar del chivo expiatorio.
El uso de gas letal
También en el siglo XlX comienza a darse una nueva pasión en los hombres: la experimentación científica con toda una serie de aparatos de medición, el darwinismo con su concepto de supremacía del más fuerte, el genocidio armenio a comienzos del siglo XX como antecedente del cual ya nadie hablaba, y todo ello sirve de argumento a la creación de un nuevo modelo de sujeto: el hombre nazi.
Y en esa pasión por la perfección racial, ya desde 1933 se comienza a aplicar la eutanasia en los propios alemanas con un fervor eugenésico, preparando para ello determinados hospitales, acondicionados para el uso de gas letal, de manera secreta, sobre: dementes, deformes, personas con enfermedades genéticas, o sea, en todos aquellos que pudiesen entorpecer o torcer una herencia pura de la raza aria. Y con esta antesala en cuanto al ejercicio de la aniquilación, se va gestando la idea de un Holocausto masivo, empleando para ello todos los medios que la tecnología ya había inventado de forma industrial: maquinarias, trenes, hornos, gas, Zyklon B como pesticida, y las tarjetas IBM para una clasificación más precisa de los hombres.
También el psicoanálisis freudiano es producto de la Modernidad. Rescata el signo como lazo comunicativo y el síntoma analítico entra como una modalidad discursiva, hecho éste de palabras mal anudadas y ya no tan sólo como los síndromes traumáticos leídos y diagnosticados por el orden y la mirada médica. Ahora el cuerpo es visto como el asiento del sufrimiento debido al efecto de la palabra sobre él, generando en el sujeto consecuencias dolientes; llamamos a esto: goce.
Con Auschwtiz podemos decir que el paradigma no sólo pertenece a los enunciados científicos dado el número frondoso de experimentos médicos allí realizados, sino que compete a una voluntad de poder político, creándose un nuevo modelo, una nueva medida de Mal a partir de él.
Y para que esto acontezca hizo falta franquear una frontera, un borde prohibido, y cuando se burla ese borde, el hombre osa desatar todo su bagaje pulsional, pero no de cualquier forma, sino desanudando lo ominoso de la pulsión de muerte, dándola a ver ya sin ambages, recatos ni prohibiciones.
Y ese permiso pudo ser sostenido dado que estaba empujado y autorizado por el nuevo poder soberano que no castigó a sus autores en cuanto a sus actos criminales, sino que más bien los impulsó, como una demostración de obediencia y de amor al nuevo padre de la patria: el Führer del Tercer Reich. Debido a ello nominamos a ese Mal un nuevo paradigma y no un simple acontecimiento.
fuente: semanario AURORA-Tel Aviv-
21 octubre 2010
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