domingo, 23 de agosto de 2009

Johnny Deep habla sobre su nuevo papel de ladrón de bancos en la película 'Enemigos Públicos'

El famoso actor, que no vive en Hollywood sino en Francia, interpreta a John Dillinger, el legendario asaltante de los años 30, por quien dice sentir fascinación desde que era niño. Incluso con el pelo grasoso y



desproporcionadamente largo adelante, y unos jeans de obrero una talla más grande, Johnny Depp no pierde su atractivo. Su característico chaleco a rayas sobre una camisa blanca y una pañoleta que cuelga del bolsillo de su pantalón completaban la pinta con la que el actor apareció en el hotel Four Seasons, de Los Ángeles.

Depp, de 46 años, parece estar en un estado meditabundo constante y habla sólo cuando es estrictamente necesario, es decir, cuando no tiene más remedio que responder a las preguntas de los periodistas.

No es que el actor sea desagradable con los medios, todo lo contrario, trata de ser cortés, simplemente se nota que lo hace por que le toca. Cuando habla, su acento está marcado de inflexiones del sur estadounidense, con palabras como 'daddy', para referirse a su papel de padre, o 'kiddies', para referirse a sus hijos, Lily-Rose, de 10 años, y John, de 7.

Aunque también es cierto que Depp se ha hecho legendario justamente por salirse del molde, no solo en la selección de sus personajes (desde Eduardo manos de tijeras al espeluznante Willy Wonka), sino en su vida: vive con su familia en el sur de Francia, lo más alejado posible de Hollywood.

Su piel se veía bronceada, el resultado de los tres meses que pasó en Puerto Rico rodando The Rum Diary, una cinta basada en la novela del escritor estadounidense Hunter S. Thompson. En ella, Depp interpreta a un periodista freelance que se ve envuelto en líos de corrupción, alcohol y de amor.

Algunos de estos ingredientes también están presentes en Enemigos públicos, la cinta dirigida por Michael Mann (Heat, El informante, El último de los Mohicanos) y coprotagonizada por Christian Bale (Batman: el caballero de la noche), en la que Depp hace de John Dillinger, un legendario ladrón de bancos de los años 30.

La película se estrenó este fin de semana en Colombia. Como ya se ha vuelto costumbre, Depp no interpreta a personajes ordinarios, ya sean reales o producto de la imaginación. Mientras más raros, mejor.

Y aunque en la escala de excentricidad no se acerca al capitán Jack Sparrow o al Sombrerero loco (que actualmente interpreta en Alicia en el país de las maravillas), Dillinger ciertamente tiene sus peculiaridades.

Sus proezas criminales cautivaron la simpatía del público estadounidense, justo cuando el país estaba sumergido en la Gran Depresión y los bancos eran señalados como responsables de la debacle.

"Desde que era un niño, he tenido una especie de fascinación por John Dillinger", dice Depp, quien leyó montañas de información durante la preparación del personaje.

"La clave para escuchar su voz en mi cabeza fue cuando me di cuenta de que había nacido y crecido en Mooresville, Indiana, a unas 80 millas (120 kilómetros) de donde yo había nacido y crecido en Owensboro, Kentucky, justo al otro lado del río Iowa".

Las similitudes para Depp no paran allí: su abuelo también estuvo al margen de la ley por esa época, vendiendo alcohol en el sur estadounidense durante la era de la prohibición. "De repente escuché hablar a mi abuelo (a través del personaje de Dillinger)", agrega el actor, quien no oculta su admiración por el personaje.

"Cuando empezamos a hablar de la película, detecté que Johnny tenía a Dillinger dentro de él", dice Mann, el director, quien hizo todo lo posible por rodar en locaciones reales.

"Poder cruzar por las mismas puertas que Dillinger cruzó cuando escapó de la cárcel Crown Point, en Indiana, fue fantástico. Y poder recrear, casi literalmente, el enfrentamiento que Dillinger y sus hombres tuvieron con el FBI en el hostal Little Bohemia en Wisconsin fue más que extraordinario. Y la única razón por la que pasó es porque Michael Mann es un artista de los detalles y la veracidad", afirma el actor.

Además de las locaciones, algunas circunstancias también parecen sobrevivir al paso del tiempo, como la atención generada en los medios. En el caso de Dillinger, el cubrimiento periodístico lo catapultó como el Robin Hood de la época. En el caso de Depp, su esfuerzo por evitar que se metan demasiado en su vida privada es una lucha constante.

"Hace muchos años me di cuenta de que parte del trabajo conlleva cierta cantidad de atención y la pérdida del anonimato. Puede ser un poco latoso". Sin duda las cosas adquirieron una mayor dimensión con cierta película sobre piratas, en el 2003.

Para escapar de su popularidad y del asedio de los paparazzis, Depp se recluye con su familia (sus hijos y la madre de éstos, Vanesa Paradis) en su casa al sur de Francia o zarpa hacia su isla privada en Las Bahamas. "Simplemente busco un lugar donde haya oportunidad para la normalidad y la simplicidad", dice.

"Sé que suena como una extravagancia enorme, pero es tan distante de eso, que no se puede imaginar cuán extraordinario es que después de estar recorriendo el mundo de locación en locación y de repetir sin cesar palabras de otras personas por su trabajo tenga la oportunidad de ir a este lugar y sentarse a mirar el horizonte por un rato. Es increíble".

CLAUDIA SANDOVAL GÓMEZ
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
NUEVA YORK

fuente: www.eltiempo.com

1 comentario:

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