En su autobiografía 'En el espejo de la nostalgia. Una historia de amor y oscuridad', Amos Oz se sumerge en una desgarrada reflexión sobre su vida y literatura (Aparte).
"No solo el Mundo entero, también Eretz Israel estaba lejos: en algún lugar, más allá de las montañas, estaba surgiendo una raza de judíos heroicos, una raza bronceada y robusta, silenciosa y eficiente, completamente distinta al judío de la diáspora, completamente distinta a los habitantes de Kerem Abraham.
Chicas y chicos pioneros, bronceados, curtidos y silenciosos, que habían logrado convertir la oscuridad de la noche en un aliado, y que también en las relaciones entre el hombre y la mujer habían superado ya todas las inhibiciones. No se avergonzaban de nada. El abuelo Alexandre dijo una vez: "Creen que en el futuro será muy fácil, el chico sencillamente podrá acercársele a la chica y pedírselo sin más, y puede que las chicas ni siquiera esperen a que el chico lo pida, puede que ellas mismas se lo pidan a los chicos, como se pide un vaso de agua".
El miope tío Betzalel dijo con rabia contenida: "¿Pero no es un acto bolchevique de primer orden acabar así con todo el secreto y el misterio? ¿Anular así cualquier sentimiento? ¿Convertir toda nuestra vida en un vaso de agua templada?". El tío Nehemías, desde su rincón, soltó de repente dos versos que me parecieron un bramido desesperado: "Ay, el camiiino me resulta tan laaargo, el sendero se hace sinuoso y huuuye, ay madre, yo me pongo en marcha pero tú estás lejos, más cerca de mí está la luna...". Y la tía Tzipora: "Bueno. Ya está bien. ¿Es que os habéis vuelto locos? ¡No veis que el niño os está escuchando!". Y entonces pasaron al ruso...
...Había también refugiados e inmigrantes clandestinos, supervivientes, tizones salvados del fuego con quienes normalmente nos relacionábamos con piedad y algo de aversión: atormentados y afligidos, pobres del mundo, ¿quién tenía la culpa de que con toda su sabiduría se hubiesen quedado sentados esperando a Hitler en vez de venir aquí en el momento oportuno? ¿Y por qué dejaron que los llevasen como ovejas al matadero en vez de organizarse y luchar?
Que dejasen de una vez por todas de hablar aquí su patético yiddish y que no empezasen a contarnos todo lo que les habían hecho allí, porque aquello no nos dignificaba ni a ellos ni a nosotros. Aquí nos dirigíamos hacia el futuro y no hacia el pasado, y si hubiera que rescatar el pasado, bastaba con el pasado gozoso, hebreo, bíblico, asmoneo, no había necesidad de afearlo con un pasado judío deprimente donde solo había grandes desgracias (la palabra "desgracias" en casa siempre se decía en yiddish, tzures, y con una mueca de disgusto y sarcasmo, para que el niño supiera que esas tzures eran una especie de lepra y que tenían que ver con ellos, no con nosotros)..
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Era un niño obsesionado por la historia. Se me ocurrió corregir los errores de los jefes militares del pasado: renové, por ejemplo, la gran rebelión judía contra los romanos, salvé Jerusalén de la destrucción a manos de la tropa de Tito, trasladé el frente de batalla al campo enemigo, llevé a las hordas de Bar Kokba hasta las murallas de Roma, conquisté al asalto el Coliseo y puse una bandera hebrea en la colina del Capitolio.
Para ello tuve que trasladar la brigada judía del ejército británico a la época del Segundo Templo, y disfruté del daño que dos ametralladoras podían infligir a las magníficas legiones de Adriano y de Tito; sus nombres sean borrados. Un avión ligero, un único Piper, puso al arrogante Imperio romano de rodillas. La desesperada batalla de los defensores de Masada la convertí en una total victoria judía con ayuda de un mortero y algunas granadas de mano.
Y, de hecho, ese extraño impulso que tenía de pequeño, el deseo de darle una segunda oportunidad a lo que no tenía ni tendría nunca una segunda oportunidad, es uno de los motores que mueven aún hoy mi mano, cada vez que me pongo a escribir una historia".
.FUENTE: HTTP://www. eltiempo.com / cultura y ocio / lecturas
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