domingo, 9 de agosto de 2009

Continúa la impunidad por los secuestros a integrantes de Chicos del Pueblo, en Argentina

Hace una semana la organización social sufrió un nuevo atentado, de los diez que ya acumulan en lo que va del año. “De arriba no tenemos ningún respaldo. Este es un tema que al gobernador Scioli le tendría que interesar. También quisimos llegar hasta la Presidenta, pero no pudimos”, dijo a P&M el padre Luís Esposito, integrante de la ONG.



Desde hace un año el Movimiento Nacional Chicos del Pueblo es víctima de una fuerte campaña de intimidación: en julio del 2008 se produjo el primer secuestro de un integrante de esta organización, y la semana pasada un grupo de encapuchados perpetró el décimo caso, todos seguidos de amenazas telefónicas y por mensaje de texto para que se alejen de la iniciativa “El Hambre es un crimen, ni un pibe menos”.
“Vemos que siempre están buscando desarticular nuestra campaña contra el hambre.
Las 300 organizaciones que integramos el Movimiento Nacional Chicos del Pueblo tenemos un trabajo de base con chicos, hogares, comedores, escuelas, centros de día, casas del niño. Pero al mismo tiempo denunciamos lo que vemos cotidianamente, porque estos chicos han sido víctimas del hambre, la desnutrición, la pobreza extrema, la marginalidad, la violencia y eso sigue pasando, se sigue reproduciendo, no se está parando, y entonces desde ahí que hace años que hemos lanzado la campaña
El hambre es un crimen.
Una campaña que sostenemos desde la acción cotidiana con nuestros pibes, pero también cuando nos manifestamos en una marcha”, contó a P&M el padre Luís Espósito, director del Hogar Juan XXIII de la obra Don Orione.
“Desde que incrementamos las fuerzas en la campaña recibimos sistemáticamente esta serie de ataques y una cantidad importante de amenazas a través de mensajes de texto, llamadas telefónicas, autos con vidrios polarizados que se detienen en la puerta.
A algunos chicos los han parado en la calle hombres encapuchados en pleno día”, contó el cura.
A partir del primer secuestro se sigue una causa Judicial, estancada en la Unidad Funcional de Instrucción Nº 4 de Avellaneda, a cargo del fiscal Guillermo Castro, según la ONG, por falta de personal involucrado en la investigación.
Desde el poder Ejecutivo tampoco hubo una reacción suficiente para terminar con estos hechos. “De arriba no tenemos ningún respaldo. Este es un tema que al gobernador (bonaerense Daniel) Scioli le tendría que interesar, también quisimos llegar hasta la Presidenta (Cristina Fernández), pero no pudimos, evidentemente habrá una decisión para que no lo logremos”, señaló Espósito y sostuvo que “el gobierno nacional no nos han llamado ni para decirnos que están de nuestro lado, eso ayudaría mucho”.
El último contacto que tuvieron con una autoridad nacional fue el año pasado con Aníbal Fernández, que en ese momento era ministro de Justicia.
“La primera vez minimizó totalmente lo que nos estaba pasando, la segunda vez se comprometió en poner más seguridad, pero a la hora de sostenerlo en el tiempo, se fue excusando en que no tenían personal”, detalló.
“El daño para los pibes es tremendo”, aseguró Espósito, ya que “muchos de ellos sufrieron la violencia en sus barrios, pero lo que ellos conocen es el robo, la droga. No saben de los secuestros.
Si un educador, que está todo el día con ellos, que los abraza, que los quiere, los ayuda, los educa, y un día lo levantan, no hay forma de que entiendan por qué a esa persona y por qué no pueden agarrar a los que lo hicieron”.
La semana pasada se produjo el último secuestro, fue a uno de los educadores del Hogar Juan XXIII, un joven de 20 años que ya fue víctima de dos episodios similares y que fue liberado tras seis horas frente al zoológico de Palermo.
“Pienso que vieron que era más efectivo seguir golpeado a la misma persona. Porque si para uno es difícil sufrir un atentado, es mayor si eso se repite. Eso genera más daño para él, para el entorno y demuestran que por más que tomemos medidas, lo pueden agarrar de vuelta porque tienen impunidad”, opinó el cura.
Los reiterados secuestros y amenazas hacen prever que estos hechos no se van a detener. Espósito explicó que están evaluando las acciones a seguir, “por el momento tratamos de protegernos, haciéndolo lo más público posible.
Lo que menos ayuda es el silencio porque lamentablemente toda esta inseguridad que sufrimos tiene que ver con dos cosas, una es que de algún lado se le garantiza la impunidad, y segundo, esa impunidad se da porque nadie se quiere meter en nada, el último secuestro se produjo 12.30 del mediodía, en un barrio donde circula gente, y alguien tuvo que haberlo visto y se le debería mover el corazón y declarar lo que vio”.
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