domingo, 28 de septiembre de 2008

JUAN CARLOS GOMEZ: GOMBROWICZIDAS

GOMBROWICZ Y LA ARGENTINA

Las señales más conspicuas que aparecen sobre la existencia de un Gombrowicz argentino son tres.

La declaración del Vate Marxista de que Gombrowicz es el mejor escritor argentino del siglo XX.El nombramiento de Gombrowicz como autoridad de una mesa electoral que le hace el Ministerio del Interior en una nota que encuentra el Pegajoso en la casa de Venezuela filmando una escena de la peor de todas las películas que se hicieron sobre Gombrowicz.La inclusión de Gombrowicz en "Historia crítica de la literatura argentina" que llevó adelante Noé Jitrik venciendo la resistencia que le opuso una buena parte de la obtusa intelectualidad local.
Recientemente incorporado al club de gombrowiczidas Noé Jitrik es, sin embargo, un viejo admirador del admirable Gombrowicz."Leí ‘Ferdydurke’ casi cuando apareció la versión en castellano; muy posteriormente ‘Trans-Atlántico’ y las obras de teatro. Me deslumbró. Sentí que rompía todos los límites y se atrevía, en un gesto vanguardista muy radical, a poner todo el orden convencional patas para arriba"Gombrowicz vivió un cuarto de siglo entre nosotros, si bien ésta no puede ser considerada la cuarta señal conspicua de su argentinismo sí lo pueden ser el mar y el campo.A Gombrowicz le gustaba pasar las vacaciones en las playas y en las estancias, aunque con escasos recursos económicos tenía acceso a las clases más acomodadas de modo que se ponía en contacto con toda la variedad de nuestras costumbres ya que su medio más natural era el de la bohemia y el de la pobreza.
Ese alcance social lo estimulaba a opinar también sobre política, a pesar de que consideraba a la política como una actividad de trocha angosta."La Cabaña" era una estancia cercana a las playas de Necochea donde Gombrowicz pasaba sus vacaciones, una casa en la que escribió páginas memorables de los diarios como la de los escarabajos, el contraste entre las playas y el campo le resultaba propicio para la meditación.En esa pampa ilimitada no hay océano ni sal ni vientos, después de la agitación de las playas, ahora estaba frente a la tranquilidad, el silencio y el relajamiento. En el campo argentino no hay campesinos como los hay en Polonia, aquí no hay nadie. Unos cuantos peones cuidan los campos y la enorme cantidad de vacas y de caballos, pero sin prisa. Un hombre con un tractor labra, siega, trilla y embolsa los granos.
Gombrowicz caminaba por las avenidas de eucaliptos en medio de la inmensidad de la pampa húmeda, y de nuevo lo asaltaba el presentimiento de una agonía solitaria en un sótano asfixiante. Sabía que Dios no sería un asilo para su vejez, y menos aún la trascendencia del existencialismo con sus borracheras de sentimientos trágicos. El tiempo del deshielo presionaba sobre su conciencia y se preguntaba si su regreso a Polonia, si su regreso a la patria no podría darle lo que Dios y la filosofía no podían darle. Pero en ese caso se tendría que enfrentar con una libertad relativa, una libertad que debía presentarse dos veces por semana en la oficina de control para poder vivir una semivida y una semiverdad.A través de estas cavilaciones se estaba definiendo respecto a la ética del catolicismo, del existencialismo y del marxismo, pero la moral es sólo un fragmento de la vida, y los otros fragmentos lo seguían presionando por todas partes pues la realidad es inagotable.
Esa contradicción entre el ser y el existir lo llevaba de la mano al mundo palpable de los eucaliptos y de la tierra, ese único mundo amigable y creíble, un mundo que se le había diluido en esa pampa inmensa bajo la bóveda celeste, se le había borrado.Ni siquiera el globo terrestre, suspendido él mismo, podía asegurarle un terreno firme para los pies. Ese abismo sin fondo podría enloquecernos si es que no estuviéramos tan acostumbrados a él.En las playas de Necochea tomaba contacto en cambio con la flor y nata de la clase alta, donde también se le prendía la lamparita, por la aplicación de una determinada ciencia infusa supo de repente cómo se había realizado en la Argentina la reforma agraria."Santiago Achaval, Juan Santamarina, Paco Virasoro y Pepe Uriburu: jóvenes de la oligarquía, ricos. ¿Cuántos hermanos y hermanas tienen? Paco es el que tiene menos, sólo seis. Entre los cuatro, un total de cuarenta hermanos. Niaki Zuberbühler tiene ochenta primos de primer grado. La reforma agraria se lleva a cabo en la cama"
Pero Gombrowicz también tenía acceso a estancias ubicadas a mayor altura sobre el nivel del mar. En una de las vacaciones que pasó en la ciudad de Córdoba se alojó en la residencia de un nuevo rico argentino que había llegado al lugar con unas monedas en el bolsillo y que había llegado a tener doscientos millones, un Rolls Royce, un yate, un avión y una piscina de tres plantas que se adaptaba a cada nivel del terreno."Soporto mal la riqueza, la brutal preponderancia del dinero por lo general me ofende, de modo que interiormente me preparé para mostrarme disgustado y rebelde. Pero resultó que mi rebeldía estaba fuera de lugar"Gombrowicz se fue dando cuenta de que en la mesa donde estaba cenando había una especie de sinceridad infantil y una falta total de afectación y arrogancia.
El dueño de la casa, a diferencia del tío de "Ferdydurke", miraba sin temor a los criados, y eso porque aún hoy seguía trabajando duro, probablemente más duro que sus propios sirvientes.No había reticencias entre el magnate y los empleados, la situación era evidente para todos, en la vida unos tienen mucha suerte y otros no tienen tanta."Es cierto que en la Argentina, y quizás en toda América, se da menos importancia al dinero que en Europa. El dinero es más ligero. Es más inocente. Tiene menos pretensiones. Y cambia de manos con facilidad"El vecino de mesa, un coronel simpático, le señala discretamente a un señor corpulento sentado junto a la señora de la casa: –Es Neruda.
Y aquí comienza el desarrollo de un malentendido que tiene un final inesperado, como tantos otros finales inesperados que lo persiguieron durante el cuarto de siglo que vivió en la Argentina.Neruda, ese bardo comunista tenía más suerte que Gombrowicz, él sólo era un burgués instalado en el capitalismo que vivía apenas mejor que un obrero.El cantor del proletariado en cambio, censor de la explotación del hombre por el hombre, se revolcaba en millones largos gracias precisamente a su melopea revolucionaria."No hay mejor cosa que ser un poeta rojo en el podrido Occidente: se goza de una fama universal, también detrás del ‘telón de acero’, se gana un montón de dinero y encima todos los placeres de ese capitalismo podrido están a mano. Sin hablar de que una situación casi oficial te convierte en una especie de embajador o ministro"
Cuando estaba realmente contrariado con todos estos pensamientos que le habían venido a la cabeza se la acerca la señora de la casa: –Señor Gombrowicz, el señor Neruda es un gran admirador suyo.Gombrowicz no comprendía nada, ¿cómo ese enemigo suyo podía ser su admirador? El coronel, muy nervioso, le da un codazo: –Es Neruda, pero no el que usted piensa. Es otro Neruda. Éste es del Chaco.Juró para dentro de sí aprovechar la primera ocasión que se le presentara para vengarse de ese coronel gracioso, mientras tanto salieron a pasear por el campo. Pero, lamentablemente para Gombrowicz, la primera ocasión para hacer una nueva broma se le volvió a presentar al coronel.
Si en la Polonia de antes de la guerra, en un campo de doscientas hectáreas, vivían más o menos diez familias de jornaleros, en la Argentina, en cuatro mil hectáreas, no habitaban más de quince personas.Todo se hacía a máquina, y el ganado no vivía en establos como en Europa, vivía en el campo día y noche, en verano y en invierno.Otra cosa que llamaba la atención de Gombrowicz era que por la noche no se cerraban las puertas, quedaban abiertas, y esto era así seguramente porque a los habitantes del lugar, con una población tan escasa, les hubiera resultado difícil cometer delitos sin que los identificaran, todos se conocían.A la vuelta del paseo se sentaron en el salón, y como las puertas estaban abiertas se metió una serpiente que sólo atemorizó a Gombrowicz.
"Perdí la conciencia de lo que pasaba conmigo y sólo al cabo de un rato constaté que estaba de pie sobre una frágil mesita de caoba: un milagro de equilibrio, que no sé cómo se produjo"Antes de irse a dormir en la maravillosa residencia del magnate a Gombrowicz le ocurrió algo que me hizo recodar a una aventura que había tenido con el Beduino.Una tarde conversaba con el Beduino en un banco de la plaza principal de Santiago. Este pichón santiagueño de sociólogo le preguntaba de vez en cuando si tenía tanto sentido del humor como parecía a primera vista. Mientras tanto le contaba que cada uno de los hermanos Santucho tenía una tendencia política diferente, gracias a esto la familia no le temía a las revoluciones tan frecuentes en aquella época, cualquiera fuese la que triunfara algún hermano ganaría: el comunista, el nacionalista, el liberal, el cura o el peronista.
El Beduino trataba de asegurarse, más que de ninguna otra cosa, de que Gombrowicz tuviera sentido del humor. Cuando estuvo seguro, con mucho disimulo, encendió un petardo y lo puso debajo del banco, el petardo estalló: –Perdón, Gombrowicz, ¿se asustó?; –No utilice, jovencito, esas armas infernales. Me contaba el Beduino que se puso blanco como un papel y durante un largo rato no pronunció palabra."El coronel me preguntó si me gustaba que me gastaran bromitas. Le contesté que sí, que un hombre dotado de un sentido del humor como el mío puede deleitarse con cualquier bromita. El coronel se alejó un momento para beber agua, mientras yo pegaba un brinco, debajo de mi sillón se produjo un estallido ensordecedor. ¡Me había puesto un petardo!"
El acceso natural que tenía a todas las clases sociales y una curiosidad manifiesta por lo fenómeno sociales le daban aire para opinar sobre política.Las circunstancias políticas que vivió Gombrowicz después de la aparición de "Ferdydurke" en la Argentina fueron: el peronismo, la revolución libertadora y el gobierno de Frondizi. Le interesaban poco los contenidos políticos cualesquiera fuera el régimen, le interesaba más el estilo de los políticos."Este país tan aburrido que es la Argentina de un día para otro se ha convertido en uno de los espectáculos más interesantes del mundo" Fue una época de una gran exaltación política, Frondizi había hecho un pacto con Perón y ganó las elecciones del año 1958 de una manera aplastante.
Los discursos de su campaña electoral contenían programas de la izquierda nacionalista. El petróleo debía ser nuestro, había que llevar adelante la reforma agraria, darle un gran impulso a la industria nacional y socializar el capital.Este programa despertó el entusiasmo del pueblo y obtuvo cuatro millones de sufragios sobre siete millones de votantes... pero..."Apenas nueve meses más tarde, ese mismo Frondizi entregaba la explotación del petróleo a los magnates extranjeros. Anuncia un programa de reformas financieras y económicas que es uno de los más draconianos del mundo. Empieza a cerrar las empresas estatales y despide a los empleados. Abre de par en par las puertas del país al capital extranjero. Proclama el estado de sitio y sofoca la huelga general con el ejército"
Este escándalo le resulta a Gombrowicz bastante instructivo. Los argentinos estaban aturdidos, habían pasado del arrebato de entusiasmo, al temor y la rabia. Los salarios subían por la escalera y los precios empezaron a subir por el ascensor, Gombrowicz estaba cayendo en la cuenta de que se había acabado la facilidad.El país era tan rico que durante largos años había soportado la demagogia, la megalomanía y la fraseología, así como toda clase de teorías magníficas, sin hablar de diversos negocios turbios que habían prosperado en ese caldo de cultivo.Gombrowicz se estaba refiriendo a la época peronista, a su entender había llegado la hora de enfrentarse cara a cara con la realidad, con el enorme despilfarro que había realizado el régimen derrocado.
"La enorme energía acumulada en el capital internacional ha irrumpido en la Argentina, un país que es casi tan grande como la mitad de Europa. De modo que un ciudadano de a pie no entiende nada de nada y no sabe a qué atenerse. Durante largos años le han dicho que todo eso era ‘explotación’ e ‘imperialismo’, y ahora resulta que es la perspectiva de un nuevo bienestar y el remedio más eficaz contra la anemia"Los nacionalistas piensan que Frondizi los ha traicionado: –¿Qué es lo que, según ustedes, se puede hacer?; –La revolución; –Bien. Pero, al llegar al poder... ¿qué programa tienen para salir de la crisis?; –¿Programa? Bueno...Era imposible seguir imprimiendo billetes sin el respaldo de la provisión de fondos, pero el nacionalismo argentino, como todos los nacionalismos del mundo, es emocional y no le gustan las cifras.
"Todo su programa se reduce a un odio verdaderamente enfermizo hacia los Estados Unidos y a un temor igualmente enfermizo de que los Estados Unidos los va a devorar (...) La Argentina debe a los Estados Unidos una parte importante de su desarrollo técnico, sin hablar ya de los provechos en el tema de la política: ¿quién, por ejemplo, les defendió de Hitler?"Según la manera de ver las cosas que tenía Gombrowicz se estaba produciendo una guerra entre las cifras y los sentimientos, las fobias y las ilusiones. Los nacionalistas habían conducido el país al aislamiento económico, una de las causas principales de la crisis. En la Argentina existían varios tipos de nacionalismos y cada uno de ellos deseaba un tipo distinto de dictadura para recuperar la dignidad.
Un cierto tipo de nacionalismo era el clerical militarista, admirador de España y de Franco, que había formado parte de la revolución contra Perón porque quemaba iglesias y combatía al clero.Pero en la época de Frondizi ese mismo grupo intentaba aliarse con los peronistas y con los comunistas, porque también ellos eran nacionalistas, para formar un frente antigubernamental y establecer una dictadura. Pero la única dictadura posible en la Argentina era la dictadura militar, y el ejército estaba contra ellos.Para los comunistas del país existían tres centros de poder: el ejército, la iglesia católica y los sindicatos obreros. Las instituciones democráticas, como el parlamento y la corte suprema, habían sido violadas tantas veces que carecían de prestigio.
Los partidos políticos y la opinión pública estaban desorientados, habían elegido un presidente de izquierda y progresista y justamente él los había traicionado. El cambio de chaqueta del presidente había provocado una confusión infernal en todo el país.Pero a un simple obrero no le preocupa tanto la victoria de la revolución mundial, lo que quería era seguir viviendo más o menos bien, descubriendo sin saltos, poco a poco, esta realidad."Mientras volvía a casa, unas masas de niebla irrumpían por entre los bloques de edificios, y yo me decía que si la Argentina es un lugar del mundo tan atractivo, incluso para un escritor como yo, poco interesado en política, debe ser porque aquí, aunque todavía flotan en el aire brumosos montones de consignas, nombres, ideas, corrientes políticas, ideologías, intereses, poco a poco la niebla va disipándose y deja al descubierto el implacable contorno de la vida real (…)"
"Todo eso ocurre por sí solo, simplemente porque se ha agotado el dinero, el dinero, que es el infalible instrumento de la ilusión. La verdad es que toda esa aventura de ellos no ha sido nada original. Se trata de un proceso histórico dialécticamente clásico (…)""La izquierda llega al poder: reformas, subidas de sueldos, precios más bajos, planificación, reestructuración, manipulación y declamación, después de lo cual aparece el fondo de la caja.Entonces empieza la crisis, el poder da un giro a la derecha, liberal, impopular, y al cabo de unos años de esfuerzos y ahorro las cajas vuelven a estar llenas y de nuevo se puede soñar, y planificar, y engrandecer..., e imprimir los billetes para cubrir todos esos gastos.He aquí la noria de la Historia. Vuelta a empezar"GOMBROWICZ Y LA ARGENTINA
Las señales más conspicuas que aparecen sobre la existencia de un Gombrowicz argentino son tres.La declaración del Vate Marxista de que Gombrowicz es el mejor escritor argentino del siglo XX.El nombramiento de Gombrowicz como autoridad de una mesa electoral que le hace el Ministerio del Interior en una nota que encuentra el Pegajoso en la casa de Venezuela filmando una escena de la peor de todas las películas que se hicieron sobre Gombrowicz.La inclusión de Gombrowicz en "Historia crítica de la literatura argentina" que llevó adelante Noé Jitrik venciendo la resistencia que le opuso una buena parte de la obtusa intelectualidad local.
Recientemente incorporado al club de gombrowiczidas Noé Jitrik es, sin embargo, un viejo admirador del admirable Gombrowicz."Leí ‘Ferdydurke’ casi cuando apareció la versión en castellano; muy posteriormente ‘Trans-Atlántico’ y las obras de teatro. Me deslumbró. Sentí que rompía todos los límites y se atrevía, en un gesto vanguardista muy radical, a poner todo el orden convencional patas para arriba"Gombrowicz vivió un cuarto de siglo entre nosotros, si bien ésta no puede ser considerada la cuarta señal conspicua de su argentinismo sí lo pueden ser el mar y el campo.A Gombrowicz le gustaba pasar las vacaciones en las playas y en las estancias, aunque con escasos recursos económicos tenía acceso a las clases más acomodadas de modo que se ponía en contacto con toda la variedad de nuestras costumbres ya que su medio más natural era el de la bohemia y el de la pobreza.
Ese alcance social lo estimulaba a opinar también sobre política, a pesar de que consideraba a la política como una actividad de trocha angosta."La Cabaña" era una estancia cercana a las playas de Necochea donde Gombrowicz pasaba sus vacaciones, una casa en la que escribió páginas memorables de los diarios como la de los escarabajos, el contraste entre las playas y el campo le resultaba propicio para la meditación.En esa pampa ilimitada no hay océano ni sal ni vientos, después de la agitación de las playas, ahora estaba frente a la tranquilidad, el silencio y el relajamiento. En el campo argentino no hay campesinos como los hay en Polonia, aquí no hay nadie. Unos cuantos peones cuidan los campos y la enorme cantidad de vacas y de caballos, pero sin prisa. Un hombre con un tractor labra, siega, trilla y embolsa los granos.
Gombrowicz caminaba por las avenidas de eucaliptos en medio de la inmensidad de la pampa húmeda, y de nuevo lo asaltaba el presentimiento de una agonía solitaria en un sótano asfixiante. Sabía que Dios no sería un asilo para su vejez, y menos aún la trascendencia del existencialismo con sus borracheras de sentimientos trágicos. El tiempo del deshielo presionaba sobre su conciencia y se preguntaba si su regreso a Polonia, si su regreso a la patria no podría darle lo que Dios y la filosofía no podían darle. Pero en ese caso se tendría que enfrentar con una libertad relativa, una libertad que debía presentarse dos veces por semana en la oficina de control para poder vivir una semivida y una semiverdad.A través de estas cavilaciones se estaba definiendo respecto a la ética del catolicismo, del existencialismo y del marxismo, pero la moral es sólo un fragmento de la vida, y los otros fragmentos lo seguían presionando por todas partes pues la realidad es inagotable.
Esa contradicción entre el ser y el existir lo llevaba de la mano al mundo palpable de los eucaliptos y de la tierra, ese único mundo amigable y creíble, un mundo que se le había diluido en esa pampa inmensa bajo la bóveda celeste, se le había borrado.Ni siquiera el globo terrestre, suspendido él mismo, podía asegurarle un terreno firme para los pies. Ese abismo sin fondo podría enloquecernos si es que no estuviéramos tan acostumbrados a él.En las playas de Necochea tomaba contacto en cambio con la flor y nata de la clase alta, donde también se le prendía la lamparita, por la aplicación de una determinada ciencia infusa supo de repente cómo se había realizado en la Argentina la reforma agraria."Santiago Achaval, Juan Santamarina, Paco Virasoro y Pepe Uriburu: jóvenes de la oligarquía, ricos. ¿Cuántos hermanos y hermanas tienen? Paco es el que tiene menos, sólo seis. Entre los cuatro, un total de cuarenta hermanos. Niaki Zuberbühler tiene ochenta primos de primer grado. La reforma agraria se lleva a cabo en la cama"
Pero Gombrowicz también tenía acceso a estancias ubicadas a mayor altura sobre el nivel del mar. En una de las vacaciones que pasó en la ciudad de Córdoba se alojó en la residencia de un nuevo rico argentino que había llegado al lugar con unas monedas en el bolsillo y que había llegado a tener doscientos millones, un Rolls Royce, un yate, un avión y una piscina de tres plantas que se adaptaba a cada nivel del terreno."Soporto mal la riqueza, la brutal preponderancia del dinero por lo general me ofende, de modo que interiormente me preparé para mostrarme disgustado y rebelde. Pero resultó que mi rebeldía estaba fuera de lugar"Gombrowicz se fue dando cuenta de que en la mesa donde estaba cenando había una especie de sinceridad infantil y una falta total de afectación y arrogancia.
El dueño de la casa, a diferencia del tío de "Ferdydurke", miraba sin temor a los criados, y eso porque aún hoy seguía trabajando duro, probablemente más duro que sus propios sirvientes.No había reticencias entre el magnate y los empleados, la situación era evidente para todos, en la vida unos tienen mucha suerte y otros no tienen tanta."Es cierto que en la Argentina, y quizás en toda América, se da menos importancia al dinero que en Europa. El dinero es más ligero. Es más inocente. Tiene menos pretensiones. Y cambia de manos con facilidad"El vecino de mesa, un coronel simpático, le señala discretamente a un señor corpulento sentado junto a la señora de la casa: –Es Neruda.
Y aquí comienza el desarrollo de un malentendido que tiene un final inesperado, como tantos otros finales inesperados que lo persiguieron durante el cuarto de siglo que vivió en la Argentina.Neruda, ese bardo comunista tenía más suerte que Gombrowicz, él sólo era un burgués instalado en el capitalismo que vivía apenas mejor que un obrero.El cantor del proletariado en cambio, censor de la explotación del hombre por el hombre, se revolcaba en millones largos gracias precisamente a su melopea revolucionaria."No hay mejor cosa que ser un poeta rojo en el podrido Occidente: se goza de una fama universal, también detrás del ‘telón de acero’, se gana un montón de dinero y encima todos los placeres de ese capitalismo podrido están a mano. Sin hablar de que una situación casi oficial te convierte en una especie de embajador o ministro"
Cuando estaba realmente contrariado con todos estos pensamientos que le habían venido a la cabeza se la acerca la señora de la casa: –Señor Gombrowicz, el señor Neruda es un gran admirador suyo.Gombrowicz no comprendía nada, ¿cómo ese enemigo suyo podía ser su admirador? El coronel, muy nervioso, le da un codazo: –Es Neruda, pero no el que usted piensa. Es otro Neruda. Éste es del Chaco.Juró para dentro de sí aprovechar la primera ocasión que se le presentara para vengarse de ese coronel gracioso, mientras tanto salieron a pasear por el campo. Pero, lamentablemente para Gombrowicz, la primera ocasión para hacer una nueva broma se le volvió a presentar al coronel.
Si en la Polonia de antes de la guerra, en un campo de doscientas hectáreas, vivían más o menos diez familias de jornaleros, en la Argentina, en cuatro mil hectáreas, no habitaban más de quince personas.Todo se hacía a máquina, y el ganado no vivía en establos como en Europa, vivía en el campo día y noche, en verano y en invierno.Otra cosa que llamaba la atención de Gombrowicz era que por la noche no se cerraban las puertas, quedaban abiertas, y esto era así seguramente porque a los habitantes del lugar, con una población tan escasa, les hubiera resultado difícil cometer delitos sin que los identificaran, todos se conocían.A la vuelta del paseo se sentaron en el salón, y como las puertas estaban abiertas se metió una serpiente que sólo atemorizó a Gombrowicz.
"Perdí la conciencia de lo que pasaba conmigo y sólo al cabo de un rato constaté que estaba de pie sobre una frágil mesita de caoba: un milagro de equilibrio, que no sé cómo se produjo"Antes de irse a dormir en la maravillosa residencia del magnate a Gombrowicz le ocurrió algo que me hizo recodar a una aventura que había tenido con el Beduino.Una tarde conversaba con el Beduino en un banco de la plaza principal de Santiago. Este pichón santiagueño de sociólogo le preguntaba de vez en cuando si tenía tanto sentido del humor como parecía a primera vista. Mientras tanto le contaba que cada uno de los hermanos Santucho tenía una tendencia política diferente, gracias a esto la familia no le temía a las revoluciones tan frecuentes en aquella época, cualquiera fuese la que triunfara algún hermano ganaría: el comunista, el nacionalista, el liberal, el cura o el peronista.
El Beduino trataba de asegurarse, más que de ninguna otra cosa, de que Gombrowicz tuviera sentido del humor. Cuando estuvo seguro, con mucho disimulo, encendió un petardo y lo puso debajo del banco, el petardo estalló: –Perdón, Gombrowicz, ¿se asustó?; –No utilice, jovencito, esas armas infernales. Me contaba el Beduino que se puso blanco como un papel y durante un largo rato no pronunció palabra."El coronel me preguntó si me gustaba que me gastaran bromitas. Le contesté que sí, que un hombre dotado de un sentido del humor como el mío puede deleitarse con cualquier bromita. El coronel se alejó un momento para beber agua, mientras yo pegaba un brinco, debajo de mi sillón se produjo un estallido ensordecedor. ¡Me había puesto un petardo!"
El acceso natural que tenía a todas las clases sociales y una curiosidad manifiesta por lo fenómeno sociales le daban aire para opinar sobre política.Las circunstancias políticas que vivió Gombrowicz después de la aparición de "Ferdydurke" en la Argentina fueron: el peronismo, la revolución libertadora y el gobierno de Frondizi. Le interesaban poco los contenidos políticos cualesquiera fuera el régimen, le interesaba más el estilo de los políticos."Este país tan aburrido que es la Argentina de un día para otro se ha convertido en uno de los espectáculos más interesantes del mundo" Fue una época de una gran exaltación política, Frondizi había hecho un pacto con Perón y ganó las elecciones del año 1958 de una manera aplastante.
Los discursos de su campaña electoral contenían programas de la izquierda nacionalista. El petróleo debía ser nuestro, había que llevar adelante la reforma agraria, darle un gran impulso a la industria nacional y socializar el capital.Este programa despertó el entusiasmo del pueblo y obtuvo cuatro millones de sufragios sobre siete millones de votantes... pero..."Apenas nueve meses más tarde, ese mismo Frondizi entregaba la explotación del petróleo a los magnates extranjeros. Anuncia un programa de reformas financieras y económicas que es uno de los más draconianos del mundo. Empieza a cerrar las empresas estatales y despide a los empleados. Abre de par en par las puertas del país al capital extranjero. Proclama el estado de sitio y sofoca la huelga general con el ejército"
Este escándalo le resulta a Gombrowicz bastante instructivo. Los argentinos estaban aturdidos, habían pasado del arrebato de entusiasmo, al temor y la rabia. Los salarios subían por la escalera y los precios empezaron a subir por el ascensor, Gombrowicz estaba cayendo en la cuenta de que se había acabado la facilidad.El país era tan rico que durante largos años había soportado la demagogia, la megalomanía y la fraseología, así como toda clase de teorías magníficas, sin hablar de diversos negocios turbios que habían prosperado en ese caldo de cultivo.Gombrowicz se estaba refiriendo a la época peronista, a su entender había llegado la hora de enfrentarse cara a cara con la realidad, con el enorme despilfarro que había realizado el régimen derrocado.
"La enorme energía acumulada en el capital internacional ha irrumpido en la Argentina, un país que es casi tan grande como la mitad de Europa. De modo que un ciudadano de a pie no entiende nada de nada y no sabe a qué atenerse. Durante largos años le han dicho que todo eso era ‘explotación’ e ‘imperialismo’, y ahora resulta que es la perspectiva de un nuevo bienestar y el remedio más eficaz contra la anemia"Los nacionalistas piensan que Frondizi los ha traicionado: –¿Qué es lo que, según ustedes, se puede hacer?; –La revolución; –Bien. Pero, al llegar al poder... ¿qué programa tienen para salir de la crisis?; –¿Programa? Bueno...Era imposible seguir imprimiendo billetes sin el respaldo de la provisión de fondos, pero el nacionalismo argentino, como todos los nacionalismos del mundo, es emocional y no le gustan las cifras.
"Todo su programa se reduce a un odio verdaderamente enfermizo hacia los Estados Unidos y a un temor igualmente enfermizo de que los Estados Unidos los va a devorar (...) La Argentina debe a los Estados Unidos una parte importante de su desarrollo técnico, sin hablar ya de los provechos en el tema de la política: ¿quién, por ejemplo, les defendió de Hitler?"Según la manera de ver las cosas que tenía Gombrowicz se estaba produciendo una guerra entre las cifras y los sentimientos, las fobias y las ilusiones. Los nacionalistas habían conducido el país al aislamiento económico, una de las causas principales de la crisis. En la Argentina existían varios tipos de nacionalismos y cada uno de ellos deseaba un tipo distinto de dictadura para recuperar la dignidad.
Un cierto tipo de nacionalismo era el clerical militarista, admirador de España y de Franco, que había formado parte de la revolución contra Perón porque quemaba iglesias y combatía al clero.Pero en la época de Frondizi ese mismo grupo intentaba aliarse con los peronistas y con los comunistas, porque también ellos eran nacionalistas, para formar un frente antigubernamental y establecer una dictadura. Pero la única dictadura posible en la Argentina era la dictadura militar, y el ejército estaba contra ellos.Para los comunistas del país existían tres centros de poder: el ejército, la iglesia católica y los sindicatos obreros. Las instituciones democráticas, como el parlamento y la corte suprema, habían sido violadas tantas veces que carecían de prestigio.
Los partidos políticos y la opinión pública estaban desorientados, habían elegido un presidente de izquierda y progresista y justamente él los había traicionado. El cambio de chaqueta del presidente había provocado una confusión infernal en todo el país.Pero a un simple obrero no le preocupa tanto la victoria de la revolución mundial, lo que quería era seguir viviendo más o menos bien, descubriendo sin saltos, poco a poco, esta realidad."Mientras volvía a casa, unas masas de niebla irrumpían por entre los bloques de edificios, y yo me decía que si la Argentina es un lugar del mundo tan atractivo, incluso para un escritor como yo, poco interesado en política, debe ser porque aquí, aunque todavía flotan en el aire brumosos montones de consignas, nombres, ideas, corrientes políticas, ideologías, intereses, poco a poco la niebla va disipándose y deja al descubierto el implacable contorno de la vida real (…)"
"Todo eso ocurre por sí solo, simplemente porque se ha agotado el dinero, el dinero, que es el infalible instrumento de la ilusión. La verdad es que toda esa aventura de ellos no ha sido nada original. Se trata de un proceso histórico dialécticamente clásico (…)""La izquierda llega al poder: reformas, subidas de sueldos, precios más bajos, planificación, reestructuración, manipulación y declamación, después de lo cual aparece el fondo de la caja.Entonces empieza la crisis, el poder da un giro a la derecha, liberal, impopular, y al cabo de unos años de esfuerzos y ahorro las cajas vuelven a estar llenas y de nuevo se puede soñar, y planificar, y engrandecer..., e imprimir los billetes para cubrir todos esos gastos.He aquí la noria de la Historia. Vuelta a empezar"GOMBROWICZ Y LA ARGENTINA
Las señales más conspicuas que aparecen sobre la existencia de un Gombrowicz argentino son tres.La declaración del Vate Marxista de que Gombrowicz es el mejor escritor argentino del siglo XX.El nombramiento de Gombrowicz como autoridad de una mesa electoral que le hace el Ministerio del Interior en una nota que encuentra el Pegajoso en la casa de Venezuela filmando una escena de la peor de todas las películas que se hicieron sobre Gombrowicz.La inclusión de Gombrowicz en "Historia crítica de la literatura argentina" que llevó adelante Noé Jitrik venciendo la resistencia que le opuso una buena parte de la obtusa intelectualidad local.
Recientemente incorporado al club de gombrowiczidas Noé Jitrik es, sin embargo, un viejo admirador del admirable Gombrowicz."Leí ‘Ferdydurke’ casi cuando apareció la versión en castellano; muy posteriormente ‘Trans-Atlántico’ y las obras de teatro. Me deslumbró. Sentí que rompía todos los límites y se atrevía, en un gesto vanguardista muy radical, a poner todo el orden convencional patas para arriba"Gombrowicz vivió un cuarto de siglo entre nosotros, si bien ésta no puede ser considerada la cuarta señal conspicua de su argentinismo sí lo pueden ser el mar y el campo.A Gombrowicz le gustaba pasar las vacaciones en las playas y en las estancias, aunque con escasos recursos económicos tenía acceso a las clases más acomodadas de modo que se ponía en contacto con toda la variedad de nuestras costumbres ya que su medio más natural era el de la bohemia y el de la pobreza.
Ese alcance social lo estimulaba a opinar también sobre política, a pesar de que consideraba a la política como una actividad de trocha angosta."La Cabaña" era una estancia cercana a las playas de Necochea donde Gombrowicz pasaba sus vacaciones, una casa en la que escribió páginas memorables de los diarios como la de los escarabajos, el contraste entre las playas y el campo le resultaba propicio para la meditación.En esa pampa ilimitada no hay océano ni sal ni vientos, después de la agitación de las playas, ahora estaba frente a la tranquilidad, el silencio y el relajamiento. En el campo argentino no hay campesinos como los hay en Polonia, aquí no hay nadie. Unos cuantos peones cuidan los campos y la enorme cantidad de vacas y de caballos, pero sin prisa. Un hombre con un tractor labra, siega, trilla y embolsa los granos.
Gombrowicz caminaba por las avenidas de eucaliptos en medio de la inmensidad de la pampa húmeda, y de nuevo lo asaltaba el presentimiento de una agonía solitaria en un sótano asfixiante. Sabía que Dios no sería un asilo para su vejez, y menos aún la trascendencia del existencialismo con sus borracheras de sentimientos trágicos. El tiempo del deshielo presionaba sobre su conciencia y se preguntaba si su regreso a Polonia, si su regreso a la patria no podría darle lo que Dios y la filosofía no podían darle. Pero en ese caso se tendría que enfrentar con una libertad relativa, una libertad que debía presentarse dos veces por semana en la oficina de control para poder vivir una semivida y una semiverdad.A través de estas cavilaciones se estaba definiendo respecto a la ética del catolicismo, del existencialismo y del marxismo, pero la moral es sólo un fragmento de la vida, y los otros fragmentos lo seguían presionando por todas partes pues la realidad es inagotable.
Esa contradicción entre el ser y el existir lo llevaba de la mano al mundo palpable de los eucaliptos y de la tierra, ese único mundo amigable y creíble, un mundo que se le había diluido en esa pampa inmensa bajo la bóveda celeste, se le había borrado.Ni siquiera el globo terrestre, suspendido él mismo, podía asegurarle un terreno firme para los pies. Ese abismo sin fondo podría enloquecernos si es que no estuviéramos tan acostumbrados a él.En las playas de Necochea tomaba contacto en cambio con la flor y nata de la clase alta, donde también se le prendía la lamparita, por la aplicación de una determinada ciencia infusa supo de repente cómo se había realizado en la Argentina la reforma agraria."Santiago Achaval, Juan Santamarina, Paco Virasoro y Pepe Uriburu: jóvenes de la oligarquía, ricos. ¿Cuántos hermanos y hermanas tienen? Paco es el que tiene menos, sólo seis. Entre los cuatro, un total de cuarenta hermanos. Niaki Zuberbühler tiene ochenta primos de primer grado. La reforma agraria se lleva a cabo en la cama"
Pero Gombrowicz también tenía acceso a estancias ubicadas a mayor altura sobre el nivel del mar. En una de las vacaciones que pasó en la ciudad de Córdoba se alojó en la residencia de un nuevo rico argentino que había llegado al lugar con unas monedas en el bolsillo y que había llegado a tener doscientos millones, un Rolls Royce, un yate, un avión y una piscina de tres plantas que se adaptaba a cada nivel del terreno."Soporto mal la riqueza, la brutal preponderancia del dinero por lo general me ofende, de modo que interiormente me preparé para mostrarme disgustado y rebelde. Pero resultó que mi rebeldía estaba fuera de lugar"Gombrowicz se fue dando cuenta de que en la mesa donde estaba cenando había una especie de sinceridad infantil y una falta total de afectación y arrogancia.
El dueño de la casa, a diferencia del tío de "Ferdydurke", miraba sin temor a los criados, y eso porque aún hoy seguía trabajando duro, probablemente más duro que sus propios sirvientes.No había reticencias entre el magnate y los empleados, la situación era evidente para todos, en la vida unos tienen mucha suerte y otros no tienen tanta."Es cierto que en la Argentina, y quizás en toda América, se da menos importancia al dinero que en Europa. El dinero es más ligero. Es más inocente. Tiene menos pretensiones. Y cambia de manos con facilidad"El vecino de mesa, un coronel simpático, le señala discretamente a un señor corpulento sentado junto a la señora de la casa: –Es Neruda.
Y aquí comienza el desarrollo de un malentendido que tiene un final inesperado, como tantos otros finales inesperados que lo persiguieron durante el cuarto de siglo que vivió en la Argentina.Neruda, ese bardo comunista tenía más suerte que Gombrowicz, él sólo era un burgués instalado en el capitalismo que vivía apenas mejor que un obrero.El cantor del proletariado en cambio, censor de la explotación del hombre por el hombre, se revolcaba en millones largos gracias precisamente a su melopea revolucionaria."No hay mejor cosa que ser un poeta rojo en el podrido Occidente: se goza de una fama universal, también detrás del ‘telón de acero’, se gana un montón de dinero y encima todos los placeres de ese capitalismo podrido están a mano. Sin hablar de que una situación casi oficial te convierte en una especie de embajador o ministro"
Cuando estaba realmente contrariado con todos estos pensamientos que le habían venido a la cabeza se la acerca la señora de la casa: –Señor Gombrowicz, el señor Neruda es un gran admirador suyo.Gombrowicz no comprendía nada, ¿cómo ese enemigo suyo podía ser su admirador? El coronel, muy nervioso, le da un codazo: –Es Neruda, pero no el que usted piensa. Es otro Neruda. Éste es del Chaco.Juró para dentro de sí aprovechar la primera ocasión que se le presentara para vengarse de ese coronel gracioso, mientras tanto salieron a pasear por el campo. Pero, lamentablemente para Gombrowicz, la primera ocasión para hacer una nueva broma se le volvió a presentar al coronel.
Si en la Polonia de antes de la guerra, en un campo de doscientas hectáreas, vivían más o menos diez familias de jornaleros, en la Argentina, en cuatro mil hectáreas, no habitaban más de quince personas.Todo se hacía a máquina, y el ganado no vivía en establos como en Europa, vivía en el campo día y noche, en verano y en invierno.Otra cosa que llamaba la atención de Gombrowicz era que por la noche no se cerraban las puertas, quedaban abiertas, y esto era así seguramente porque a los habitantes del lugar, con una población tan escasa, les hubiera resultado difícil cometer delitos sin que los identificaran, todos se conocían.A la vuelta del paseo se sentaron en el salón, y como las puertas estaban abiertas se metió una serpiente que sólo atemorizó a Gombrowicz.
"Perdí la conciencia de lo que pasaba conmigo y sólo al cabo de un rato constaté que estaba de pie sobre una frágil mesita de caoba: un milagro de equilibrio, que no sé cómo se produjo"Antes de irse a dormir en la maravillosa residencia del magnate a Gombrowicz le ocurrió algo que me hizo recodar a una aventura que había tenido con el Beduino.Una tarde conversaba con el Beduino en un banco de la plaza principal de Santiago. Este pichón santiagueño de sociólogo le preguntaba de vez en cuando si tenía tanto sentido del humor como parecía a primera vista. Mientras tanto le contaba que cada uno de los hermanos Santucho tenía una tendencia política diferente, gracias a esto la familia no le temía a las revoluciones tan frecuentes en aquella época, cualquiera fuese la que triunfara algún hermano ganaría: el comunista, el nacionalista, el liberal, el cura o el peronista.
El Beduino trataba de asegurarse, más que de ninguna otra cosa, de que Gombrowicz tuviera sentido del humor. Cuando estuvo seguro, con mucho disimulo, encendió un petardo y lo puso debajo del banco, el petardo estalló: –Perdón, Gombrowicz, ¿se asustó?; –No utilice, jovencito, esas armas infernales. Me contaba el Beduino que se puso blanco como un papel y durante un largo rato no pronunció palabra."El coronel me preguntó si me gustaba que me gastaran bromitas. Le contesté que sí, que un hombre dotado de un sentido del humor como el mío puede deleitarse con cualquier bromita. El coronel se alejó un momento para beber agua, mientras yo pegaba un brinco, debajo de mi sillón se produjo un estallido ensordecedor. ¡Me había puesto un petardo!"
El acceso natural que tenía a todas las clases sociales y una curiosidad manifiesta por lo fenómeno sociales le daban aire para opinar sobre política.Las circunstancias políticas que vivió Gombrowicz después de la aparición de "Ferdydurke" en la Argentina fueron: el peronismo, la revolución libertadora y el gobierno de Frondizi. Le interesaban poco los contenidos políticos cualesquiera fuera el régimen, le interesaba más el estilo de los políticos."Este país tan aburrido que es la Argentina de un día para otro se ha convertido en uno de los espectáculos más interesantes del mundo" Fue una época de una gran exaltación política, Frondizi había hecho un pacto con Perón y ganó las elecciones del año 1958 de una manera aplastante.
Los discursos de su campaña electoral contenían programas de la izquierda nacionalista. El petróleo debía ser nuestro, había que llevar adelante la reforma agraria, darle un gran impulso a la industria nacional y socializar el capital.Este programa despertó el entusiasmo del pueblo y obtuvo cuatro millones de sufragios sobre siete millones de votantes... pero..."Apenas nueve meses más tarde, ese mismo Frondizi entregaba la explotación del petróleo a los magnates extranjeros. Anuncia un programa de reformas financieras y económicas que es uno de los más draconianos del mundo. Empieza a cerrar las empresas estatales y despide a los empleados. Abre de par en par las puertas del país al capital extranjero. Proclama el estado de sitio y sofoca la huelga general con el ejército"
Este escándalo le resulta a Gombrowicz bastante instructivo. Los argentinos estaban aturdidos, habían pasado del arrebato de entusiasmo, al temor y la rabia. Los salarios subían por la escalera y los precios empezaron a subir por el ascensor, Gombrowicz estaba cayendo en la cuenta de que se había acabado la facilidad.El país era tan rico que durante largos años había soportado la demagogia, la megalomanía y la fraseología, así como toda clase de teorías magníficas, sin hablar de diversos negocios turbios que habían prosperado en ese caldo de cultivo.Gombrowicz se estaba refiriendo a la época peronista, a su entender había llegado la hora de enfrentarse cara a cara con la realidad, con el enorme despilfarro que había realizado el régimen derrocado.
"La enorme energía acumulada en el capital internacional ha irrumpido en la Argentina, un país que es casi tan grande como la mitad de Europa. De modo que un ciudadano de a pie no entiende nada de nada y no sabe a qué atenerse. Durante largos años le han dicho que todo eso era ‘explotación’ e ‘imperialismo’, y ahora resulta que es la perspectiva de un nuevo bienestar y el remedio más eficaz contra la anemia"Los nacionalistas piensan que Frondizi los ha traicionado: –¿Qué es lo que, según ustedes, se puede hacer?; –La revolución; –Bien. Pero, al llegar al poder... ¿qué programa tienen para salir de la crisis?; –¿Programa? Bueno...Era imposible seguir imprimiendo billetes sin el respaldo de la provisión de fondos, pero el nacionalismo argentino, como todos los nacionalismos del mundo, es emocional y no le gustan las cifras.
"Todo su programa se reduce a un odio verdaderamente enfermizo hacia los Estados Unidos y a un temor igualmente enfermizo de que los Estados Unidos los va a devorar (...) La Argentina debe a los Estados Unidos una parte importante de su desarrollo técnico, sin hablar ya de los provechos en el tema de la política: ¿quién, por ejemplo, les defendió de Hitler?"Según la manera de ver las cosas que tenía Gombrowicz se estaba produciendo una guerra entre las cifras y los sentimientos, las fobias y las ilusiones. Los nacionalistas habían conducido el país al aislamiento económico, una de las causas principales de la crisis. En la Argentina existían varios tipos de nacionalismos y cada uno de ellos deseaba un tipo distinto de dictadura para recuperar la dignidad.
Un cierto tipo de nacionalismo era el clerical militarista, admirador de España y de Franco, que había formado parte de la revolución contra Perón porque quemaba iglesias y combatía al clero.Pero en la época de Frondizi ese mismo grupo intentaba aliarse con los peronistas y con los comunistas, porque también ellos eran nacionalistas, para formar un frente antigubernamental y establecer una dictadura. Pero la única dictadura posible en la Argentina era la dictadura militar, y el ejército estaba contra ellos.Para los comunistas del país existían tres centros de poder: el ejército, la iglesia católica y los sindicatos obreros. Las instituciones democráticas, como el parlamento y la corte suprema, habían sido violadas tantas veces que carecían de prestigio.
Los partidos políticos y la opinión pública estaban desorientados, habían elegido un presidente de izquierda y progresista y justamente él los había traicionado. El cambio de chaqueta del presidente había provocado una confusión infernal en todo el país.Pero a un simple obrero no le preocupa tanto la victoria de la revolución mundial, lo que quería era seguir viviendo más o menos bien, descubriendo sin saltos, poco a poco, esta realidad."Mientras volvía a casa, unas masas de niebla irrumpían por entre los bloques de edificios, y yo me decía que si la Argentina es un lugar del mundo tan atractivo, incluso para un escritor como yo, poco interesado en política, debe ser porque aquí, aunque todavía flotan en el aire brumosos montones de consignas, nombres, ideas, corrientes políticas, ideologías, intereses, poco a poco la niebla va disipándose y deja al descubierto el implacable contorno de la vida real (…)"
"Todo eso ocurre por sí solo, simplemente porque se ha agotado el dinero, el dinero, que es el infalible instrumento de la ilusión. La verdad es que toda esa aventura de ellos no ha sido nada original. Se trata de un proceso histórico dialécticamente clásico (…)""La izquierda llega al poder: reformas, subidas de sueldos, precios más bajos, planificación, reestructuración, manipulación y declamación, después de lo cual aparece el fondo de la caja.Entonces empieza la crisis, el poder da un giro a la derecha, liberal, impopular, y al cabo de unos años de esfuerzos y ahorro las cajas vuelven a estar llenas y de nuevo se puede soñar, y planificar, y engrandecer..., e imprimir los billetes para cubrir todos esos gastos.He aquí la noria de la Historia. Vuelta a empezar"GOMBROWICZ Y LA ARGENTINA
Las señales más conspicuas que aparecen sobre la existencia de un Gombrowicz argentino son tres.La declaración del Vate Marxista de que Gombrowicz es el mejor escritor argentino del siglo XX.El nombramiento de Gombrowicz como autoridad de una mesa electoral que le hace el Ministerio del Interior en una nota que encuentra el Pegajoso en la casa de Venezuela filmando una escena de la peor de todas las películas que se hicieron sobre Gombrowicz.La inclusión de Gombrowicz en "Historia crítica de la literatura argentina" que llevó adelante Noé Jitrik venciendo la resistencia que le opuso una buena parte de la obtusa intelectualidad local.
Recientemente incorporado al club de gombrowiczidas Noé Jitrik es, sin embargo, un viejo admirador del admirable Gombrowicz."Leí ‘Ferdydurke’ casi cuando apareció la versión en castellano; muy posteriormente ‘Trans-Atlántico’ y las obras de teatro. Me deslumbró. Sentí que rompía todos los límites y se atrevía, en un gesto vanguardista muy radical, a poner todo el orden convencional patas para arriba"Gombrowicz vivió un cuarto de siglo entre nosotros, si bien ésta no puede ser considerada la cuarta señal conspicua de su argentinismo sí lo pueden ser el mar y el campo.A Gombrowicz le gustaba pasar las vacaciones en las playas y en las estancias, aunque con escasos recursos económicos tenía acceso a las clases más acomodadas de modo que se ponía en contacto con toda la variedad de nuestras costumbres ya que su medio más natural era el de la bohemia y el de la pobreza.
Ese alcance social lo estimulaba a opinar también sobre política, a pesar de que consideraba a la política como una actividad de trocha angosta."La Cabaña" era una estancia cercana a las playas de Necochea donde Gombrowicz pasaba sus vacaciones, una casa en la que escribió páginas memorables de los diarios como la de los escarabajos, el contraste entre las playas y el campo le resultaba propicio para la meditación.En esa pampa ilimitada no hay océano ni sal ni vientos, después de la agitación de las playas, ahora estaba frente a la tranquilidad, el silencio y el relajamiento. En el campo argentino no hay campesinos como los hay en Polonia, aquí no hay nadie. Unos cuantos peones cuidan los campos y la enorme cantidad de vacas y de caballos, pero sin prisa. Un hombre con un tractor labra, siega, trilla y embolsa los granos.
Gombrowicz caminaba por las avenidas de eucaliptos en medio de la inmensidad de la pampa húmeda, y de nuevo lo asaltaba el presentimiento de una agonía solitaria en un sótano asfixiante. Sabía que Dios no sería un asilo para su vejez, y menos aún la trascendencia del existencialismo con sus borracheras de sentimientos trágicos. El tiempo del deshielo presionaba sobre su conciencia y se preguntaba si su regreso a Polonia, si su regreso a la patria no podría darle lo que Dios y la filosofía no podían darle. Pero en ese caso se tendría que enfrentar con una libertad relativa, una libertad que debía presentarse dos veces por semana en la oficina de control para poder vivir una semivida y una semiverdad.A través de estas cavilaciones se estaba definiendo respecto a la ética del catolicismo, del existencialismo y del marxismo, pero la moral es sólo un fragmento de la vida, y los otros fragmentos lo seguían presionando por todas partes pues la realidad es inagotable.
Esa contradicción entre el ser y el existir lo llevaba de la mano al mundo palpable de los eucaliptos y de la tierra, ese único mundo amigable y creíble, un mundo que se le había diluido en esa pampa inmensa bajo la bóveda celeste, se le había borrado.Ni siquiera el globo terrestre, suspendido él mismo, podía asegurarle un terreno firme para los pies. Ese abismo sin fondo podría enloquecernos si es que no estuviéramos tan acostumbrados a él.En las playas de Necochea tomaba contacto en cambio con la flor y nata de la clase alta, donde también se le prendía la lamparita, por la aplicación de una determinada ciencia infusa supo de repente cómo se había realizado en la Argentina la reforma agraria."Santiago Achaval, Juan Santamarina, Paco Virasoro y Pepe Uriburu: jóvenes de la oligarquía, ricos. ¿Cuántos hermanos y hermanas tienen? Paco es el que tiene menos, sólo seis. Entre los cuatro, un total de cuarenta hermanos. Niaki Zuberbühler tiene ochenta primos de primer grado. La reforma agraria se lleva a cabo en la cama"
Pero Gombrowicz también tenía acceso a estancias ubicadas a mayor altura sobre el nivel del mar. En una de las vacaciones que pasó en la ciudad de Córdoba se alojó en la residencia de un nuevo rico argentino que había llegado al lugar con unas monedas en el bolsillo y que había llegado a tener doscientos millones, un Rolls Royce, un yate, un avión y una piscina de tres plantas que se adaptaba a cada nivel del terreno."Soporto mal la riqueza, la brutal preponderancia del dinero por lo general me ofende, de modo que interiormente me preparé para mostrarme disgustado y rebelde. Pero resultó que mi rebeldía estaba fuera de lugar"Gombrowicz se fue dando cuenta de que en la mesa donde estaba cenando había una especie de sinceridad infantil y una falta total de afectación y arrogancia.
El dueño de la casa, a diferencia del tío de "Ferdydurke", miraba sin temor a los criados, y eso porque aún hoy seguía trabajando duro, probablemente más duro que sus propios sirvientes.No había reticencias entre el magnate y los empleados, la situación era evidente para todos, en la vida unos tienen mucha suerte y otros no tienen tanta."Es cierto que en la Argentina, y quizás en toda América, se da menos importancia al dinero que en Europa. El dinero es más ligero. Es más inocente. Tiene menos pretensiones. Y cambia de manos con facilidad"El vecino de mesa, un coronel simpático, le señala discretamente a un señor corpulento sentado junto a la señora de la casa: –Es Neruda.
Y aquí comienza el desarrollo de un malentendido que tiene un final inesperado, como tantos otros finales inesperados que lo persiguieron durante el cuarto de siglo que vivió en la Argentina.Neruda, ese bardo comunista tenía más suerte que Gombrowicz, él sólo era un burgués instalado en el capitalismo que vivía apenas mejor que un obrero.El cantor del proletariado en cambio, censor de la explotación del hombre por el hombre, se revolcaba en millones largos gracias precisamente a su melopea revolucionaria."No hay mejor cosa que ser un poeta rojo en el podrido Occidente: se goza de una fama universal, también detrás del ‘telón de acero’, se gana un montón de dinero y encima todos los placeres de ese capitalismo podrido están a mano. Sin hablar de que una situación casi oficial te convierte en una especie de embajador o ministro"
Cuando estaba realmente contrariado con todos estos pensamientos que le habían venido a la cabeza se la acerca la señora de la casa: –Señor Gombrowicz, el señor Neruda es un gran admirador suyo.Gombrowicz no comprendía nada, ¿cómo ese enemigo suyo podía ser su admirador? El coronel, muy nervioso, le da un codazo: –Es Neruda, pero no el que usted piensa. Es otro Neruda. Éste es del Chaco.Juró para dentro de sí aprovechar la primera ocasión que se le presentara para vengarse de ese coronel gracioso, mientras tanto salieron a pasear por el campo. Pero, lamentablemente para Gombrowicz, la primera ocasión para hacer una nueva broma se le volvió a presentar al coronel.
Si en la Polonia de antes de la guerra, en un campo de doscientas hectáreas, vivían más o menos diez familias de jornaleros, en la Argentina, en cuatro mil hectáreas, no habitaban más de quince personas.Todo se hacía a máquina, y el ganado no vivía en establos como en Europa, vivía en el campo día y noche, en verano y en invierno.Otra cosa que llamaba la atención de Gombrowicz era que por la noche no se cerraban las puertas, quedaban abiertas, y esto era así seguramente porque a los habitantes del lugar, con una población tan escasa, les hubiera resultado difícil cometer delitos sin que los identificaran, todos se conocían.A la vuelta del paseo se sentaron en el salón, y como las puertas estaban abiertas se metió una serpiente que sólo atemorizó a Gombrowicz.
"Perdí la conciencia de lo que pasaba conmigo y sólo al cabo de un rato constaté que estaba de pie sobre una frágil mesita de caoba: un milagro de equilibrio, que no sé cómo se produjo"Antes de irse a dormir en la maravillosa residencia del magnate a Gombrowicz le ocurrió algo que me hizo recodar a una aventura que había tenido con el Beduino.Una tarde conversaba con el Beduino en un banco de la plaza principal de Santiago. Este pichón santiagueño de sociólogo le preguntaba de vez en cuando si tenía tanto sentido del humor como parecía a primera vista. Mientras tanto le contaba que cada uno de los hermanos Santucho tenía una tendencia política diferente, gracias a esto la familia no le temía a las revoluciones tan frecuentes en aquella época, cualquiera fuese la que triunfara algún hermano ganaría: el comunista, el nacionalista, el liberal, el cura o el peronista.
El Beduino trataba de asegurarse, más que de ninguna otra cosa, de que Gombrowicz tuviera sentido del humor. Cuando estuvo seguro, con mucho disimulo, encendió un petardo y lo puso debajo del banco, el petardo estalló: –Perdón, Gombrowicz, ¿se asustó?; –No utilice, jovencito, esas armas infernales. Me contaba el Beduino que se puso blanco como un papel y durante un largo rato no pronunció palabra."El coronel me preguntó si me gustaba que me gastaran bromitas. Le contesté que sí, que un hombre dotado de un sentido del humor como el mío puede deleitarse con cualquier bromita. El coronel se alejó un momento para beber agua, mientras yo pegaba un brinco, debajo de mi sillón se produjo un estallido ensordecedor. ¡Me había puesto un petardo!"
El acceso natural que tenía a todas las clases sociales y una curiosidad manifiesta por lo fenómeno sociales le daban aire para opinar sobre política.Las circunstancias políticas que vivió Gombrowicz después de la aparición de "Ferdydurke" en la Argentina fueron: el peronismo, la revolución libertadora y el gobierno de Frondizi. Le interesaban poco los contenidos políticos cualesquiera fuera el régimen, le interesaba más el estilo de los políticos."Este país tan aburrido que es la Argentina de un día para otro se ha convertido en uno de los espectáculos más interesantes del mundo" Fue una época de una gran exaltación política, Frondizi había hecho un pacto con Perón y ganó las elecciones del año 1958 de una manera aplastante.
Los discursos de su campaña electoral contenían programas de la izquierda nacionalista. El petróleo debía ser nuestro, había que llevar adelante la reforma agraria, darle un gran impulso a la industria nacional y socializar el capital.Este programa despertó el entusiasmo del pueblo y obtuvo cuatro millones de sufragios sobre siete millones de votantes... pero..."Apenas nueve meses más tarde, ese mismo Frondizi entregaba la explotación del petróleo a los magnates extranjeros. Anuncia un programa de reformas financieras y económicas que es uno de los más draconianos del mundo. Empieza a cerrar las empresas estatales y despide a los empleados. Abre de par en par las puertas del país al capital extranjero. Proclama el estado de sitio y sofoca la huelga general con el ejército"
Este escándalo le resulta a Gombrowicz bastante instructivo. Los argentinos estaban aturdidos, habían pasado del arrebato de entusiasmo, al temor y la rabia. Los salarios subían por la escalera y los precios empezaron a subir por el ascensor, Gombrowicz estaba cayendo en la cuenta de que se había acabado la facilidad.El país era tan rico que durante largos años había soportado la demagogia, la megalomanía y la fraseología, así como toda clase de teorías magníficas, sin hablar de diversos negocios turbios que habían prosperado en ese caldo de cultivo.Gombrowicz se estaba refiriendo a la época peronista, a su entender había llegado la hora de enfrentarse cara a cara con la realidad, con el enorme despilfarro que había realizado el régimen derrocado.
"La enorme energía acumulada en el capital internacional ha irrumpido en la Argentina, un país que es casi tan grande como la mitad de Europa. De modo que un ciudadano de a pie no entiende nada de nada y no sabe a qué atenerse. Durante largos años le han dicho que todo eso era ‘explotación’ e ‘imperialismo’, y ahora resulta que es la perspectiva de un nuevo bienestar y el remedio más eficaz contra la anemia"Los nacionalistas piensan que Frondizi los ha traicionado: –¿Qué es lo que, según ustedes, se puede hacer?; –La revolución; –Bien. Pero, al llegar al poder... ¿qué programa tienen para salir de la crisis?; –¿Programa? Bueno...Era imposible seguir imprimiendo billetes sin el respaldo de la provisión de fondos, pero el nacionalismo argentino, como todos los nacionalismos del mundo, es emocional y no le gustan las cifras.
"Todo su programa se reduce a un odio verdaderamente enfermizo hacia los Estados Unidos y a un temor igualmente enfermizo de que los Estados Unidos los va a devorar (...) La Argentina debe a los Estados Unidos una parte importante de su desarrollo técnico, sin hablar ya de los provechos en el tema de la política: ¿quién, por ejemplo, les defendió de Hitler?"Según la manera de ver las cosas que tenía Gombrowicz se estaba produciendo una guerra entre las cifras y los sentimientos, las fobias y las ilusiones. Los nacionalistas habían conducido el país al aislamiento económico, una de las causas principales de la crisis. En la Argentina existían varios tipos de nacionalismos y cada uno de ellos deseaba un tipo distinto de dictadura para recuperar la dignidad.
Un cierto tipo de nacionalismo era el clerical militarista, admirador de España y de Franco, que había formado parte de la revolución contra Perón porque quemaba iglesias y combatía al clero.Pero en la época de Frondizi ese mismo grupo intentaba aliarse con los peronistas y con los comunistas, porque también ellos eran nacionalistas, para formar un frente antigubernamental y establecer una dictadura. Pero la única dictadura posible en la Argentina era la dictadura militar, y el ejército estaba contra ellos.Para los comunistas del país existían tres centros de poder: el ejército, la iglesia católica y los sindicatos obreros. Las instituciones democráticas, como el parlamento y la corte suprema, habían sido violadas tantas veces que carecían de prestigio.
Los partidos políticos y la opinión pública estaban desorientados, habían elegido un presidente de izquierda y progresista y justamente él los había traicionado. El cambio de chaqueta del presidente había provocado una confusión infernal en todo el país.Pero a un simple obrero no le preocupa tanto la victoria de la revolución mundial, lo que quería era seguir viviendo más o menos bien, descubriendo sin saltos, poco a poco, esta realidad."Mientras volvía a casa, unas masas de niebla irrumpían por entre los bloques de edificios, y yo me decía que si la Argentina es un lugar del mundo tan atractivo, incluso para un escritor como yo, poco interesado en política, debe ser porque aquí, aunque todavía flotan en el aire brumosos montones de consignas, nombres, ideas, corrientes políticas, ideologías, intereses, poco a poco la niebla va disipándose y deja al descubierto el implacable contorno de la vida real (…)"
"Todo eso ocurre por sí solo, simplemente porque se ha agotado el dinero, el dinero, que es el infalible instrumento de la ilusión. La verdad es que toda esa aventura de ellos no ha sido nada original. Se trata de un proceso histórico dialécticamente clásico (…)""La izquierda llega al poder: reformas, subidas de sueldos, precios más bajos, planificación, reestructuración, manipulación y declamación, después de lo cual aparece el fondo de la caja.Entonces empieza la crisis, el poder da un giro a la derecha, liberal, impopular, y al cabo de unos años de esfuerzos y ahorro las cajas vuelven a estar llenas y de nuevo se puede soñar, y planificar, y engrandecer..., e imprimir los billetes para cubrir todos esos gastos.He aquí la noria de la Historia. Vuelta a empezar"




FIDEL CASTRO Y EL
PRESIDENTE ARTURO
FRONDIZI
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EVITA(EVA DUARTE) Y JUAN PERON===>

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