por Barbara Celis
Alcance usted la presidencia de un país y aunque le toque trabajar duro, cuando tenga que renunciar a su cargo podrá dedicarse a ganar mucho dinero. Entre quienes le sacan jugoso partido a su paso por la política y disfrutan de la holgada vida del millonario destaca el ex primer ministro británico Tony Blair. Aunque pertenecía a un partido de izquierdas, el laborista y aunque a menudo ha repetido que no le interesa convertirse en un superrico, Blair vive en una mansión en Londres de cinco millones de euros, tiene otra valorada en más de siete y además viaja en jet privado por el mundo impartiendo conferencias por las que cobra hasta 250.000 euros, según el Financial Times, diario que cifró sus ingresos de 2011 en 24 millones de euros.
Esta semana el diario The Guardian informaba de otra golosa cifra: 15,7 millones de euros. Eso es lo que ha entrado el pasado año en las arcas de Windrush Ventures y Firerush Ventures, dos empresas que pertenecen a la extensa red de compañías (más de una docena) creadas por el ex primer ministro tras su dimisión en 2007 y que utiliza para gestionar su trabajo como asesor de empresas y gobiernos. Al menos dos millones habrían sido beneficios limpios, aunque según se explica en la web tonyblairoffice.org en un texto que acompaña a su información financiera, esos números no indican las ganancias del ex jefe de gobierno y con ellos “se pagan los costes operativos de las actividades globales del grupo Tony Blair Associates”.
Pero la cifra sí que sirve como indicativo de lo bien que le van los negocios a este astuto político de 60 años que también ejerce como enviado especial para la paz del Cuarteto de Madrid (el grupo formado por Naciones Unidas, Rusia, Estados Unidos y Unión Europea para buscar una salida al conflicto árabe-israelí). Eso no le impide asesorar a personajes tan poco pacíficos como el presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbayev, denunciado por Amnistía Internacional por ejercer esencialmente como un dictador que no respeta los derechos humanos de sus ciudadanos.
Y es que Blair no parece tener muchos escrúpulos a la hora de escoger para quién trabajar. Entre las críticas recibidas destaca el haber cobrado 1,2 millones de euros por elaborar un informe sobre el futuro de la industria petrolífera para una empresa surcoreana con intereses en el Kurdistán iraquí.
Temiendo que el mundo pensara que se estaba beneficiando de las consecuencias de la guerra de Irak, de la que fue un firme defensor, trató sin éxito de mantenerlo en secreto, aunque no tuvo reparos en dejar saber que también asesora a la familia real de Kuwait o al fondo de inversiones de Emiratos Árabes Unidos en temas relacionados con el petróleo. En 2008, un año antes del colapso de los mercados financieros, también se convirtió en consultor permanente del banco JP Morgan por la módica cifra de 600.000 euros al año. ‘Su banco’ acaba de ser multado con 1200 millones de euros por haber hecho la vista gorda con Bernie Madoff, el mayor estafador de la historia.
Más allá del dinero, con el que también realiza labores filantrópicas a través de varias fundaciones dedicadas al desarrollo en África y a combatir el cambio climático– donó íntegros los cinco millones de euros que recibió de adelanto por su autobiografía- una noticia personal le hizo tambalearse recientemente: el divorcio entre el magnate Rupert Murdoch y Wendi Deng que según algunos diarios pudo estar motivado en parte por los encuentros que Blair y Deng habrían mantenido en propiedades de Murdoch.
Aunque nadie ha demostrado que existiera un affaire y la prensa británica escarba en el tema con pies de plomo, el propietario de News Corporation, su antaño amigo y aliado, le ha retirado la palabra. La noticia se supo a mediados de noviembre y entonces ni Blair ni Murdoch se pronunciaron aunque desde el entorno del político se dijo que las acusaciones del magnate australiano eran “delirios de un hombre triste y viejo”.
A principios de diciembre el periódico Mail on Sunday aseguraba que Deng estaba “colada por Blair” según ella misma escribió en un papel que llegó sin querer a manos de Murdoch. Fue así como Murdoch descubrió que la pareja se había visto varias veces a sus espaldas. Además el periódico aseguraba que Murdoch prohibió en julio a los organizadores del Allen & Company Sun Valley Conference invitar a Blair, que semanas antes aparecía como uno de los conferenciantes estrella. Tampoco en esta ocasión ningún portavoz oficial de Murdoch o Blair se ha pronunciado. El ex primer ministro ha resistido a múltiples embistes en su vida política. Veremos si es tan bueno capeando las consecuencias de un supuesto lío de faldas del que aún no se ha dicho la última palabra
http://elpais.com/elpais/2014/01/10/gente/1389367918_405611.html
Pero la cifra sí que sirve como indicativo de lo bien que le van los negocios a este astuto político de 60 años que también ejerce como enviado especial para la paz del Cuarteto de Madrid (el grupo formado por Naciones Unidas, Rusia, Estados Unidos y Unión Europea para buscar una salida al conflicto árabe-israelí). Eso no le impide asesorar a personajes tan poco pacíficos como el presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbayev, denunciado por Amnistía Internacional por ejercer esencialmente como un dictador que no respeta los derechos humanos de sus ciudadanos.
Y es que Blair no parece tener muchos escrúpulos a la hora de escoger para quién trabajar. Entre las críticas recibidas destaca el haber cobrado 1,2 millones de euros por elaborar un informe sobre el futuro de la industria petrolífera para una empresa surcoreana con intereses en el Kurdistán iraquí.
Temiendo que el mundo pensara que se estaba beneficiando de las consecuencias de la guerra de Irak, de la que fue un firme defensor, trató sin éxito de mantenerlo en secreto, aunque no tuvo reparos en dejar saber que también asesora a la familia real de Kuwait o al fondo de inversiones de Emiratos Árabes Unidos en temas relacionados con el petróleo. En 2008, un año antes del colapso de los mercados financieros, también se convirtió en consultor permanente del banco JP Morgan por la módica cifra de 600.000 euros al año. ‘Su banco’ acaba de ser multado con 1200 millones de euros por haber hecho la vista gorda con Bernie Madoff, el mayor estafador de la historia.
Más allá del dinero, con el que también realiza labores filantrópicas a través de varias fundaciones dedicadas al desarrollo en África y a combatir el cambio climático– donó íntegros los cinco millones de euros que recibió de adelanto por su autobiografía- una noticia personal le hizo tambalearse recientemente: el divorcio entre el magnate Rupert Murdoch y Wendi Deng que según algunos diarios pudo estar motivado en parte por los encuentros que Blair y Deng habrían mantenido en propiedades de Murdoch.
Aunque nadie ha demostrado que existiera un affaire y la prensa británica escarba en el tema con pies de plomo, el propietario de News Corporation, su antaño amigo y aliado, le ha retirado la palabra. La noticia se supo a mediados de noviembre y entonces ni Blair ni Murdoch se pronunciaron aunque desde el entorno del político se dijo que las acusaciones del magnate australiano eran “delirios de un hombre triste y viejo”.
A principios de diciembre el periódico Mail on Sunday aseguraba que Deng estaba “colada por Blair” según ella misma escribió en un papel que llegó sin querer a manos de Murdoch. Fue así como Murdoch descubrió que la pareja se había visto varias veces a sus espaldas. Además el periódico aseguraba que Murdoch prohibió en julio a los organizadores del Allen & Company Sun Valley Conference invitar a Blair, que semanas antes aparecía como uno de los conferenciantes estrella. Tampoco en esta ocasión ningún portavoz oficial de Murdoch o Blair se ha pronunciado. El ex primer ministro ha resistido a múltiples embistes en su vida política. Veremos si es tan bueno capeando las consecuencias de un supuesto lío de faldas del que aún no se ha dicho la última palabra
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