Lo que mandaron los rusos.
Con cierto misterio se maneja la información sobre el armamento que ha vendido el gobierno de Putin a Venezuela. Diputados opositores obtuvieron datos preocupantes sobre esas compras.
Por Oscar Medina
El Presidente Nicolás Maduro prueba el sistema antiaéreo ruso ZU-23,
uno de los que estaría presentando "novedades" AFP
uno de los que estaría presentando "novedades" AFP
La orden de comprar
armas y equipo de guerra a Rusia se ha cumplido: la Fuerza Armada Bolivariana
se pertrechó de tal manera de fusiles, tanques, aviones, blindados y sistemas
de artillería hasta convertirse en el comprador estrella de Moscú.
Pero ¿han sido
adquisiciones acertadas? ¿Ese equipamiento está a tono para responder cuando se
le requiera? Al parecer no: comienza a colarse información preocupante y ya
hemos visto helicópteros caer.
En mayo de 2001 empezó a decidirse todo. Los presidentes Hugo Chávez y Vladimir Putin acordaron desarrollar y ampliar las relaciones entre ambos países en más de un sentido y con la mira puesta tanto en hacer grandes negocios como en la gestación de eso que llaman "un nuevo orden mundial multipolar". Y en ese contexto, las armas tienen un peso considerable.
Como se sabe, desde sus primeros años de gobierno Chávez le puso empeño al plan de romper los tradicionales nexos militares entre Venezuela y Estados Unidos. La revolución no podía depender del imperio, claro está. Había que conseguir nuevos proveedores. El 14 de mayo de 2001 se firmó el primer papel de cooperación técnico-militar con la Federación Rusa y al día siguiente otro referido a inteligencia militar, que incluyó hasta la preparación en suelo ruso de especialistas venezolanos. En diciembre la relación se hizo aun más formal: se creó la Comisión Intergubernamental Venezolano-Ruso de Alto Nivel (CIAN). Y así fuimos "estrechando", hasta llegar a 2013.
En mayo pasado se hizo público que el Gobierno bolivariano es el mayor comprador de armas y equipo bélico ruso en América Latina. Anatoli Isaikin, director de Rosoboronexport, la exportadora estatal rusa, ubicó a Venezuela en el cuadro de clientes especiales: de los 14, 5 millardos de dólares que vendieron en la región a lo largo de doce años, 11 millardos de dólares corresponden a las compras ordenadas desde Caracas. En marzo ya el Stockholm International Peace Research Institute ubicaba a Rusia como el principal proveedor de armas de Venezuela y al país como el mayor comprador de armamento de la región, contando además sus encargos a otros vendedores.
Se estima que nada más entre los años 2005 y 2007 se firmaron con los camaradas rusos contratos de compras por más de 4 millardos de dólares, en operaciones que incluyeron la adquisición de los famosos aviones Sukhoi (24 de ellos), alrededor de cincuenta helicópteros en tres modelos diferentes (MI 17, M 26 y M 35) y un lote de 100 mil fusiles Kalashnikov AK 103.
En el informe de la Asociación Civil Control Ciudadano, titulado "Venezuela. Adquisiciones de sistemas de armas y material militar 2005-2012" se explica claramente: "En 2004, Chávez trazó tres líneas estratégicas para conceptualizar la nueva doctrina militar venezolana: Defensa Integral de la Nación. La primera línea estratégica, denominada Fortalecimiento del Poder Militar, comprendía la ejecución de un plan de reequipamiento militar, que incluía tanto la adquisición de nuevos sistemas de armas, como la recuperación de los existentes. La idea se centraba en encontrar fuentes alternativas para el suministro de material militar y establecer una industria bélica local".
Muy bien, el reequipamiento se hizo. Y sigue en curso. Pero, ¿qué se ha comprado? Y más importante aun: ¿en qué condiciones está eso que se ha comprado?
Tanques parados
Los diputados Stalin González (UNT) y Tomás Guanipa (PJ), quienes forman parte de la Comisión Permanente de Defensa y Seguridad de la Asamblea Nacional, manejan información sobre el estatus en que estaría parte de esos equipos de guerra importados de Rusia: "Tenemos datos confiables que nos indican que en general casi todo lo que se le ha comprado a Rusia presenta o ha presentado problemas y fallas", aseguró González: "Algunos, claro, se han resuelto, pero otros no. Y rayan en lo absurdo".
González, papeles en mano, asoma un caso: "Se supone que el Gobierno compró alrededor de 90 tanques de un modelo llamado T 72 B1. Resulta que son tanques construidos hace más de 40 años, que fueron repotenciados pero que han presentado una cantidad importante de fallas. Esos tanques prácticamente no pueden utilizarse porque consumen mucho lubricante y solo pueden operar con lubricante ruso, que no hay. O no siempre hay. Un país que exporta hidrocarburos no ha podido resolver el problema de los lubricantes de esos equipos por la sencilla razón de que son tanques muy viejos. ¿Cómo nos vamos a defender de los gringos así?".
La referencia a "los gringos" es más que una ironía del diputado a propósito del recurrente discurso oficial. En 2009 Colombia anunció que permitiría el uso de algunas de sus bases militares a Estados Unidos. Y fue esa una de las grandes razones invocadas por Chávez para -ante esa amenaza- reforzar el equipamiento nacional con blindados, tanques y lanzacohetes de fabricación rusa. En agosto de 2009, de hecho, el gobierno ruso aprobó un financiamiento a Venezuela de 2 mil 200 millones de dólares para proveerse tal como lo pedía el entonces presidente.
En septiembre de ese mismo año Chávez viajó a Rusia y uno de sus primeros anuncios al regresar a Venezuela fue: "Pronto comenzarán a llegar unos cohetitos rusos (...) que no fallan. No vamos a atacar a nadie, pero con esos instrumentos de defensa haremos frente a cualquier amenaza, venga de donde venga". Esos "cohetitos", misiles, tendrían -según se dijo en el momento- la capacidad de alcanzar objetivos a 300 kilómetros de distancia. En ese viaje, lo informaron desde Rusia, Chávez habría insistido en que le suministraran sistemas antiaéreos y tanques T 72 y T 90.
Y sí, los T 72 son los del problema de intolerancia al aceite criollo.
"En buena medida se podría decir que se han hecho compras de equipos obsoletos", advirtió Guanipa: "Y la información que manejamos corrobora de alguna manera las denuncias que se hicieron en el pasado en este sentido". González aporta un matiz: "Según los datos de los que disponemos, se puede concluir que, por ejemplo, los Sukhoi parecen estar funcionando bien, parecen haber sido una buena compra, pero no se puede decir lo mismo sobre los helicópteros, de los cuales, incluso hay al menos un modelo que está totalmente inoperativo".
Lo que han podido conocer los diputados es que no todos los 24 Sukhoi están aptos para volar y que está en marcha un par de financiamientos para proyectos de recuperación y otros asuntos referidos a los aviones que rondarían los 150 millones de dólares.
El estado de los helicópteros es, de acuerdo a los datos, más comprometido tanto por lo que se ha visto, como por lo que se conoce solo puertas adentro de la Fuerza Armada.
Control Ciudadano hizo el recuento de los helicópteros rusos que se han accidentado hasta hoy: se trata de seis, cinco del modelo Mi-17V-5. Y se trata también de algo peor que una inversión caída a tierra: han muerto 31 personas.
De acuerdo al informe de Control Ciudadano sobre las compras de armas de Venezuela, se habrían adquirido 38 helicópteros de este modelo. Pero podrían ser más. Ese documento se trabajó con la información recopilada en medios informativos y sitios especializados en el tema. En todo caso, además de los accidentados habría una cantidad considerable de estos Mi-17V-5 en tierra sin poder despegar por diferentes tipos de fallas.
Sería peor -en caso de ser comprobada- la situación de los helicópteros MI-35M, al menos desde el punto de vista material. "La flota ha tenido tantas fallas importantes y estructurales no superadas que ninguno de los aparatos está disponible para su uso", aseguró González.
A rendir cuentas
"Lo que tenemos sobre los equipos militares rusos es preocupante", apunta el diputado: "Uno se pregunta, ¿cómo es que hicieron esas compras así? Hay equipos con fallas recurrentes de software, con problemas estructurales, sin sistemas de comunicaciones, incluso unos blindados que presentan problemas de funcionamiento en condiciones de mucho calor, otros que son vehículos de combate que se quedan sin batería en pleno uso, reclamos por falta de repuestos y piezas y otras tantas cosas".
El informe de Control Ciudadano hace un énfasis especial en la falta de información precisa sobre las compras de armas: "...no ha sido posible determinar con exactitud la cantidad, modelo y costo de los equipos militares adquiridos por Venezuela en el período 2005-2012, debido a que en la anterior Asamblea Nacional se acordó decretar la confidencialidad de los acuerdos militares suscritos con Rusia y Bielorrusia". Y señalan entre sus preocupaciones como organización, la "opacidad" en las compras y los "problemas de operatividad que han mostrado algunos sistemas".
"Esto no es un asunto que se puede escudar en la seguridad nacional", explica González: "Estoy de acuerdo en que el Gobierno mantenga temas en bajo perfil por seguridad nacional, pero si hay tantos problemas con los equipos rusos los venezolanos tenemos derecho a saberlo porque eso se ha comprado con dineros públicos. Con la excusa del secreto por seguridad no se puede ocultar un daño al patrimonio de la Nación, al patrimonio público".
Los parlamentarios asomaron otros ejemplos: los sistemas misilísticos Pechora 2M han presentado además de fallas operativas y limitaciones, deficiencias en la disponibilidad de partes y repuestos. En el caso de un modelo de cañones antiaéreos: "Cuando vieron las municiones, se dieron cuenta de que compraron una cosa y recibieron otra".
Pero además la información que recopilaron presenta aspectos especialmente llamativos: la supuesta adquisición de otros 100 mil fusiles Kalashnikov, de un número similar de carabinas y -lo más curioso- la compra de una enorme cantidad de minas.
"Son miles de minas", señala González: "Desconocemos por qué el Gobierno habría comprado tantas minas, si es que de verdad lo ha hecho. Y desconocemos el propósito o si son antipersonales o antiblindados, pero nos preocupa y queremos saberlo porque si son antipersonales estaríamos pasando por encima acuerdos internacionales que prohiben su uso". En efecto, Venezuela firmó en 1997 la Convención o Tratado de Ottawa que prohibe el uso, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonales y que establece la destrucción de las existentes en los países que lo suscribieron.
Para aclarar estas dudas e informaciones solo queda tocar a las puertas del despacho de la Ministra de la Defensa. Y eso propondrán esta semana los diputados en la Asamblea: preguntarle a la Fuerza Armada si el dinero de la nación ha sido bien invertido o no.
fuente: diario EL UNIVERSAL- Caracas, 17 de Noviembre 2013
En mayo de 2001 empezó a decidirse todo. Los presidentes Hugo Chávez y Vladimir Putin acordaron desarrollar y ampliar las relaciones entre ambos países en más de un sentido y con la mira puesta tanto en hacer grandes negocios como en la gestación de eso que llaman "un nuevo orden mundial multipolar". Y en ese contexto, las armas tienen un peso considerable.
Como se sabe, desde sus primeros años de gobierno Chávez le puso empeño al plan de romper los tradicionales nexos militares entre Venezuela y Estados Unidos. La revolución no podía depender del imperio, claro está. Había que conseguir nuevos proveedores. El 14 de mayo de 2001 se firmó el primer papel de cooperación técnico-militar con la Federación Rusa y al día siguiente otro referido a inteligencia militar, que incluyó hasta la preparación en suelo ruso de especialistas venezolanos. En diciembre la relación se hizo aun más formal: se creó la Comisión Intergubernamental Venezolano-Ruso de Alto Nivel (CIAN). Y así fuimos "estrechando", hasta llegar a 2013.
En mayo pasado se hizo público que el Gobierno bolivariano es el mayor comprador de armas y equipo bélico ruso en América Latina. Anatoli Isaikin, director de Rosoboronexport, la exportadora estatal rusa, ubicó a Venezuela en el cuadro de clientes especiales: de los 14, 5 millardos de dólares que vendieron en la región a lo largo de doce años, 11 millardos de dólares corresponden a las compras ordenadas desde Caracas. En marzo ya el Stockholm International Peace Research Institute ubicaba a Rusia como el principal proveedor de armas de Venezuela y al país como el mayor comprador de armamento de la región, contando además sus encargos a otros vendedores.
Se estima que nada más entre los años 2005 y 2007 se firmaron con los camaradas rusos contratos de compras por más de 4 millardos de dólares, en operaciones que incluyeron la adquisición de los famosos aviones Sukhoi (24 de ellos), alrededor de cincuenta helicópteros en tres modelos diferentes (MI 17, M 26 y M 35) y un lote de 100 mil fusiles Kalashnikov AK 103.
En el informe de la Asociación Civil Control Ciudadano, titulado "Venezuela. Adquisiciones de sistemas de armas y material militar 2005-2012" se explica claramente: "En 2004, Chávez trazó tres líneas estratégicas para conceptualizar la nueva doctrina militar venezolana: Defensa Integral de la Nación. La primera línea estratégica, denominada Fortalecimiento del Poder Militar, comprendía la ejecución de un plan de reequipamiento militar, que incluía tanto la adquisición de nuevos sistemas de armas, como la recuperación de los existentes. La idea se centraba en encontrar fuentes alternativas para el suministro de material militar y establecer una industria bélica local".
Muy bien, el reequipamiento se hizo. Y sigue en curso. Pero, ¿qué se ha comprado? Y más importante aun: ¿en qué condiciones está eso que se ha comprado?
Tanques parados
Los diputados Stalin González (UNT) y Tomás Guanipa (PJ), quienes forman parte de la Comisión Permanente de Defensa y Seguridad de la Asamblea Nacional, manejan información sobre el estatus en que estaría parte de esos equipos de guerra importados de Rusia: "Tenemos datos confiables que nos indican que en general casi todo lo que se le ha comprado a Rusia presenta o ha presentado problemas y fallas", aseguró González: "Algunos, claro, se han resuelto, pero otros no. Y rayan en lo absurdo".
González, papeles en mano, asoma un caso: "Se supone que el Gobierno compró alrededor de 90 tanques de un modelo llamado T 72 B1. Resulta que son tanques construidos hace más de 40 años, que fueron repotenciados pero que han presentado una cantidad importante de fallas. Esos tanques prácticamente no pueden utilizarse porque consumen mucho lubricante y solo pueden operar con lubricante ruso, que no hay. O no siempre hay. Un país que exporta hidrocarburos no ha podido resolver el problema de los lubricantes de esos equipos por la sencilla razón de que son tanques muy viejos. ¿Cómo nos vamos a defender de los gringos así?".
La referencia a "los gringos" es más que una ironía del diputado a propósito del recurrente discurso oficial. En 2009 Colombia anunció que permitiría el uso de algunas de sus bases militares a Estados Unidos. Y fue esa una de las grandes razones invocadas por Chávez para -ante esa amenaza- reforzar el equipamiento nacional con blindados, tanques y lanzacohetes de fabricación rusa. En agosto de 2009, de hecho, el gobierno ruso aprobó un financiamiento a Venezuela de 2 mil 200 millones de dólares para proveerse tal como lo pedía el entonces presidente.
En septiembre de ese mismo año Chávez viajó a Rusia y uno de sus primeros anuncios al regresar a Venezuela fue: "Pronto comenzarán a llegar unos cohetitos rusos (...) que no fallan. No vamos a atacar a nadie, pero con esos instrumentos de defensa haremos frente a cualquier amenaza, venga de donde venga". Esos "cohetitos", misiles, tendrían -según se dijo en el momento- la capacidad de alcanzar objetivos a 300 kilómetros de distancia. En ese viaje, lo informaron desde Rusia, Chávez habría insistido en que le suministraran sistemas antiaéreos y tanques T 72 y T 90.
Y sí, los T 72 son los del problema de intolerancia al aceite criollo.
"En buena medida se podría decir que se han hecho compras de equipos obsoletos", advirtió Guanipa: "Y la información que manejamos corrobora de alguna manera las denuncias que se hicieron en el pasado en este sentido". González aporta un matiz: "Según los datos de los que disponemos, se puede concluir que, por ejemplo, los Sukhoi parecen estar funcionando bien, parecen haber sido una buena compra, pero no se puede decir lo mismo sobre los helicópteros, de los cuales, incluso hay al menos un modelo que está totalmente inoperativo".
Lo que han podido conocer los diputados es que no todos los 24 Sukhoi están aptos para volar y que está en marcha un par de financiamientos para proyectos de recuperación y otros asuntos referidos a los aviones que rondarían los 150 millones de dólares.
El estado de los helicópteros es, de acuerdo a los datos, más comprometido tanto por lo que se ha visto, como por lo que se conoce solo puertas adentro de la Fuerza Armada.
Control Ciudadano hizo el recuento de los helicópteros rusos que se han accidentado hasta hoy: se trata de seis, cinco del modelo Mi-17V-5. Y se trata también de algo peor que una inversión caída a tierra: han muerto 31 personas.
De acuerdo al informe de Control Ciudadano sobre las compras de armas de Venezuela, se habrían adquirido 38 helicópteros de este modelo. Pero podrían ser más. Ese documento se trabajó con la información recopilada en medios informativos y sitios especializados en el tema. En todo caso, además de los accidentados habría una cantidad considerable de estos Mi-17V-5 en tierra sin poder despegar por diferentes tipos de fallas.
Sería peor -en caso de ser comprobada- la situación de los helicópteros MI-35M, al menos desde el punto de vista material. "La flota ha tenido tantas fallas importantes y estructurales no superadas que ninguno de los aparatos está disponible para su uso", aseguró González.
A rendir cuentas
"Lo que tenemos sobre los equipos militares rusos es preocupante", apunta el diputado: "Uno se pregunta, ¿cómo es que hicieron esas compras así? Hay equipos con fallas recurrentes de software, con problemas estructurales, sin sistemas de comunicaciones, incluso unos blindados que presentan problemas de funcionamiento en condiciones de mucho calor, otros que son vehículos de combate que se quedan sin batería en pleno uso, reclamos por falta de repuestos y piezas y otras tantas cosas".
El informe de Control Ciudadano hace un énfasis especial en la falta de información precisa sobre las compras de armas: "...no ha sido posible determinar con exactitud la cantidad, modelo y costo de los equipos militares adquiridos por Venezuela en el período 2005-2012, debido a que en la anterior Asamblea Nacional se acordó decretar la confidencialidad de los acuerdos militares suscritos con Rusia y Bielorrusia". Y señalan entre sus preocupaciones como organización, la "opacidad" en las compras y los "problemas de operatividad que han mostrado algunos sistemas".
"Esto no es un asunto que se puede escudar en la seguridad nacional", explica González: "Estoy de acuerdo en que el Gobierno mantenga temas en bajo perfil por seguridad nacional, pero si hay tantos problemas con los equipos rusos los venezolanos tenemos derecho a saberlo porque eso se ha comprado con dineros públicos. Con la excusa del secreto por seguridad no se puede ocultar un daño al patrimonio de la Nación, al patrimonio público".
Los parlamentarios asomaron otros ejemplos: los sistemas misilísticos Pechora 2M han presentado además de fallas operativas y limitaciones, deficiencias en la disponibilidad de partes y repuestos. En el caso de un modelo de cañones antiaéreos: "Cuando vieron las municiones, se dieron cuenta de que compraron una cosa y recibieron otra".
Pero además la información que recopilaron presenta aspectos especialmente llamativos: la supuesta adquisición de otros 100 mil fusiles Kalashnikov, de un número similar de carabinas y -lo más curioso- la compra de una enorme cantidad de minas.
"Son miles de minas", señala González: "Desconocemos por qué el Gobierno habría comprado tantas minas, si es que de verdad lo ha hecho. Y desconocemos el propósito o si son antipersonales o antiblindados, pero nos preocupa y queremos saberlo porque si son antipersonales estaríamos pasando por encima acuerdos internacionales que prohiben su uso". En efecto, Venezuela firmó en 1997 la Convención o Tratado de Ottawa que prohibe el uso, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonales y que establece la destrucción de las existentes en los países que lo suscribieron.
Para aclarar estas dudas e informaciones solo queda tocar a las puertas del despacho de la Ministra de la Defensa. Y eso propondrán esta semana los diputados en la Asamblea: preguntarle a la Fuerza Armada si el dinero de la nación ha sido bien invertido o no.
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