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martes, 20 de abril de 2010

1947- Un año agitado y decisivo -Entre el Holocausto y la Independencia de Israel

Hojeando los anales de 1947, y una reflexión en cuánto a qué encontrarán los que en el futuro escojan conocer los acontecimientos de nuestros días, días después de Yom Hashoá y víspera de Yom Haatzmaut 5770


Por el Lic. Samuel Leillen


Preparado para "LÍNEA DIRECTA", abril 2010

Hojeando los relatos cronológicos de lo sucedido en el transcurso del año 1947, encontramos que el 3 de enero se televisaron por primera vez los procedimientos en el Congreso de los EE.UU; un mes después, se registró la temperatura más baja de los EE.UU: -63 grados en Gancho, Territorio Yukon, al este de Alaska; el primero de marzo comienza a funcionar el FMI – Fondo Monetario Internacional; el 14 de agosto - después de 90 años de dominio colonial británico, Paquistán se independiza. Al día siguiente, La India se independiza del Imperio Británico y Jawaharlal Nehru asume como el primer Primer Ministro de la India.
En Palestina suceden acontecimientos de trascendencia histórica. Por un lado, al iniciarse el 1947 se anuncia el hallazgo de los rollos del Mar Muerto por parte de beduinos en la zona de Qumram. El suceso llevará al descubrimiento de los más antiguos manuscritos de contenido bíblico hallados hasta entonces y serán considerados uno de los mayores descubrimientos arqueológicos del siglo.
Pero nada de esto es lo que normalmente se recuerda.

EL ENTORNO JUDÍO: LA REVUELTA HEBREA
El año 1947 se caracteriza por una intensa lucha por el derecho de los judíos a la inmigración a Palestina. El creciente flujo de inmigrantes ilegales judíos, sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial - en su mayor parte de Europa Central, continuaba provocando frecuentes incidentes con las autoridades británicas.

Siguiendo la política establecida por el Libro Blanco, que limitaba la entrada de judíos, Gran Bretaña no permitió a los 300 mil sobrevivientes que había en Alemania llegar a Palestina.

El 12 enero de 1947, un grupo de la organización Stern hace estallar un camión bomba contra el cuartel de la policía británica en Haifa provocando 4 muertos y más de 70 heridos. En setiembre en otro ataque contra el Cuartel de Policía, elementos del Irgún, lanzan una bomba desde otro camión provocando la muerte de 10 personas y heridas a otras 54.
En ambos casos los ataques se reivindican como represalias por la política británica de deportación de inmigrantes judíos que intentan ingresar a Palestina por vía marítima.

Los organismos paramilitares judíos, Haganá, Etzel y Leji, resolvieron en forma coordinada salir a la lucha en lo que se llamó "el Movimiento Hebreo de Rebelión".

Al recrudecer la violencia, los ingleses deciden aplicar la pena de muerte. El 16.4.1947 son colgados, por el delito de portar armas, Dov Gruner y tres de sus compañeros. La reacción: Etzel hace volar la muralla de la cárcel de Acco y muchos prisioneros huyen.

En Tel Aviv y Haifa las manifestaciones por el l° de Mayo toman un carácter activista en pro de la inmigración bajo el lema "Mediná ivrit", "Estado Hebreo".

EL ENTORNO PÚBLICO: LA PRENSA MUNDIAL

Como parte de su respuesta, los ingleses recrudecen las medidas contra la inmigración de judíos, resolviendo deportar a los que ya estaban en los campamentos de Chipre. Las autoridades británicas consiguen detener casi todas las embarcaciones de refugiados, y esto atrae la atención de los medios de comunicación del mundo entero. Haifa se llena con periodistas y fotógrafos que transmiten al exterior la grave situación en Palestina.

La intelectualidad de Europa protesta contra Gran Bretaña: "Jamás participaron las tropas de un país civilizado en un combate tan vergonzoso contra míseros refugiados de persecuciones", formula el escritor Arthur Koestler.

La posición inglesa comienza a agrietarse, tratan de adoptar medidas conciliadoras, pero los incidentes continúan.


EL ENTORNO POLÍTICO: UNSCOP EN FUNCIONES

Los ingleses habían resuelto, en febrero de 1947, devolver el mandato sobre Eretz Israel a la Asamblea General de las Naciones Unidas. El tema se comienza a tratar el 28.4.1947. Resultó famoso el discurso de Gromiko apoyando la idea de un Estado Judío. El Presidente Truman, contra las recomendaciones del Departamento de Estado, ordena que EE.UU. apoye las demandas judías. Finalmente, se compone la Comisión UNSCOP que se traslada a Palestina.

Al llegar la Comisión, el 14.6.1947, la sorpresa es muy grande: entre sus 11 integrantes no hay representantes de los factores implicados, ni siquiera representantes de las potencias. Al llegar a Jerusalén, ven alambradas y soldados armados por todas partes, y los periódicos anuncian que otros tres judíos van a ser ejecutados.

La comisión recaba de las partes testimonios. Los árabes no se presentan y declaran una huelga general del comercio. Los judíos preparan sus informes: Ben Gurión se manifiesta convencido que "de esta comisión saldrá un veredicto justo".


EL ENTORNO HUMANO: LA LLEGADA DEL "ÉXODO"

Días después, llega a Haifa la nave "ÉXODO", con 4,515 refugiados. Habían partido de Francia el 11.7.47. Dos miembros de la Comisión UNSCOP, el sueco y el yugoeslavo, están en Haifa y resumen sus impresiones: "…esta es la prueba más evidente como familias enteras, mujeres, ancianos y niños, sanos y enfermos, son nuevamente desplazados", y esta vez no a Chipre, sino directamente a los campos de refugiados en la zona británica de la Alemania ocupada.

La nave "ÉXODO" se convirtió en símbolo de las vicisitudes de los 65 barcos que, entre 1945 y 1949, trasladaron a 69.877 sobrevivientes de los campos nazis desde Europa a Palestina desafiando el bloqueo de la Armada británica y la resistencia creciente de los árabes.



EL ENTORNO HISTÓRICO: LAS RECLAMACIONES ÁRABES

Al iniciarse el retorno judío, a finales del siglo XIX, se plantea el conflicto con la población árabe local. Según ellos, los judíos son una religión, y las comunidades religiosas no pueden ni deben tener aspiraciones nacionales. El sionismo sostenía que los judíos eran primordialmente un grupo nacional (como los polacos o los alemanes) y no un grupo religioso (como los musulmanes o los católicos) y que, como tal, tenía derecho a crear su propio Estado en su territorio histórico. Hasta nuestros días los árabes presentan al sionismo como una maniobra imperialista que los hace a ellos cargar con el precio del Holocausto.

El 26 de noviembre de 1947 la Comisión UNSCOP lleva a votación de las Naciones Unidas la propuesta de la partición de Palestina en dos estados: "…el 29 de Noviembre de 1947 la Asamblea General de la UN recibió, por mayoría de 33 votos, 13 en contra y 10 abstenciones, la resolución de conclusión del Mandato Británico y la partición de Eretz Israel occidental en un estado judío y un estado árabe…".




EL ENTORNO IDEOLÓGICO: EL PARADIGMA DE ERETZ ISRAEL

La Resolución 181 señala que si bien se había prometido establecer en Palestina un Hogar Nacional Judío, eso no significaba que se debía negar a los árabes locales el derecho de expresar su autonomía nacional - párrafo 176 del informe de la Comisión. Les lleva a los árabes dos decenios para que comiencen a redactar los fundamentos de sus aspiraciones nacionales. Les lleva otros 30 años más entender que el Estado de Israel es realidad y finalmente reclamar sólo 22% de Cisjordania y Jerusalén como capital. Les lleva a los judíos otros 60 años más para que la mayoría acepte la "visión" de dos estados, uno judío y otro árabe.

Para el movimiento renacentista judío, los dilemas fueron muchos. Los dirigentes del Ishuv sostenían que los judíos no pueden aspirar a toda la "Tierra Prometida", desde el mar al desierto, pues hay que considerar a la población local. Estaban dispuestos a conciliaciones territoriales. "Entre el sueño de Eretz Israel completa y la realidad de un Estado Judío en parte de ella, prefiero la realidad", aseveró Ben Gurión.

En 1923, Zeev Jabotinsky había planteado que todo el territorio es necesario, pues " hará falta espacio para los millones de judíos que regresarán a la Patria renacida". De cualquier manera, consideraba Jabotinsky, "los árabes nunca van a reconocer las aspiraciones nacionales judías y habrá que asegurar el "muro de hierro", la fuerza necesaria que convenza a los árabes que el estado judío es realidad.

También Itzjak Tabenkin, líder del movimiento kibutziano, ideólogo de la izquierda sionista, fundador de Ahdut Haavodá y Mapam, se opuso siempre a las renuncias territoriales. Para él, el incremento de la colonización era la mejor táctica.

La partición puso comienzo al fin del paradigma de Eretz Israel Hashleimá, Palestina íntegra sólo para los judíos, que aún ciertos sectores del mundo judío consideran vigente. En 1947 la UN determinó 55% del territorio al Estado Judío a establecerse, que se convirtieron en 78% después de seis guerras declaradas por los árabes.



REFLEXIÓN –

Hemos tratado de transmitir el ambiente, las circunstancias, las resoluciones meses antes a que el 15 de mayo de 1948 se declare la Independencia del Estado de Israel.

Dentro de otros 62 años, el que hojee la lista de acontecimientos del año 2010 – estudiantes, científicos, curiosos, etc., tal vez encuentre elementos de otras dimensiones, milagros que hacen que el orgullo nos embargue: la culminación o iniciación de obras de envergadura nacional y trascendencia mundial - como adelantos en el campo de la alta tecnología; la notable participación de expresiones artísticas israelíes en escenarios internacionales; películas en festivales prestigiosos; loables logros de deportistas israelíes en eventos internacionales; mejoras en las condiciones de salud de la población; la fortaleza del poder judicial y la prudencia de sus fallos; aumento en la motivación por integrarse a unidades militares de primera línea; porcentajes altos en las listas de receptores de Premio Nobel; invenciones y patentes que ayudan a superar el hambre a nivel mundial; economía sólida y desarrollo continuado; iniciativas que agilizan las comunicaciones e intentan hacer de este mundo un mundo mejor; medallas y premios en el arte de la producción de vinos; etc., etc. …..

Pero es muy posible que también encuentre en EL ENTORNO JUDÍO, los casos de extorsión desenfrenada que propician partidos religiosos respaldándose en el santo verbo de la Torá – como si fuera propiedad exclusiva de ellos; en EL ENTORNO PÚBLICO, largas listas de funcionarios, políticos, dirigentes, en tribunales por razones de corrupción y malversación de fondos; en EL ENTORNO POLÍTICO, un aislamiento cada más inquietante de Israel en el concierto de las naciones; en EL ENTORNO HUMANO, no podrá ignorar los informes anuales que anuncian la galopante polarización social interna y la violencia física y oral en todos los ámbitos de la vida civil; en EL ENTORNO HISTÓRICO, una completa confusión y falta de horizonte de paz y de entendimiento con nuestros vecinos; en EL ENTORNO IDEOLÓGICO, habrá de detenerse ante páginas en blanco.


Lic. Samuel Leillen
Entre el 12.4, Yom Hashoá, y el 20.4, Yom Haatzmaut - 2010





sábado, 6 de febrero de 2010

En cuántas lenguas se puede hablar el hebreo?





Autor: Tzvi Kito Hasson*

El 7 de enero de l858 nació Eliezer Ben Iehuda (hace ya l52 años) y esta fecha se proclama en el Estado de Israel, a su memoria, como el “Día del Idioma Hebreo”.

Esta antiquísima lengua hebrea porta ya sobre sus angustiadas espaldas más de 3.500 años de veteranía idiomática.
Este vetusto idioma nuestro es parte de la babélica familia de más de 5.000 lenguas, idiomas y dialectos, que pululan en las bocas y los escritos de nuestra humanidad.

Mas, todos ellos, incluido nuestro semítico y nunca suficientemente respetado hebreo, se ven hoy en día amenazados por el inglés (¿el neo esperanto de la globalización?), que se impone casi inconteniblemente, conquistando término a término, apertrechando sus arsenales vocabularios.

El milagro de la resurrección del hebreo, que de una situación de entierro-destierro, entre plegarias y polvareda de miles de años, aparece hoy rebozante y madrugador, con impropias energías de tan ancestral figura, este hebreo está umbilicalmente unido a la revolución sionista.

El retorno y la concentración del pueblo judío en su Tierra histórica es un retorno a las raíces bíblicas, a la historia pretérita, a los Profetas, los Jueces y los Reyes; es un retorno a la moral básica del Judaísmo, a su concepción cultural, civilizadora y filosófica. Es un retorno, con todas las inmensas dificultades de escalar 2.000 años de abismos y rupturas, y construir un puente que una y por el cual pueda deambular un pueblo entero. Ello era dado a hacerse con aquel hebreo arcaico, anquilosado, polvoriento y en un estado de coma. Revivirlo, actualizarlo y lograr (qué empresa titánica e inconcebible) ponerlo en las bocas, la mente y el corazón de un pueblo que se expresaba en cientos de idiomas diferentes ¡y... vivos!

Era preciso aprenderlo, estudiarlo, actualizarlo, vitalizarlo, darle fuentes de energía y valor para entrar en el mundo de la globalización idiomática... y luego hacerle el marketing necesario.

Todo ello, si no era una aventura, romántica, peligrosa, destinada a desaparecer a la próxima madrugada. Sólo podría ser otro de los milagros sionistas, que en tantos terrenos y situaciones demostró ser la herramienta fundamental, la más concreta y real de las herramientas (¡el milagro!) para un pueblo racional, pero muy terco
.
Y, entonces, tal vez por todo ello, la figura enjuta y humilde, con sus pesados y austeros anteojos, de Eliezer Ben Iehuda, debería ser reubicada, justicieramente, en el triángulo que formarían Herzl, Ben Gurión y el propio Ben Iehuda.

Nacido en Lituania, a mediados del siglo XIX, había heredado la terquedad judía que era típica del judaísmo lituano, como también la tenacidad y la acerada voluntad y el empuje sin igual de ellos. Frágil de salud y de endeble y dubitativa figura, Eliezer Ben Iehuda era un motor de impulsos, tenacidad y creatividad.
El, su familia, su casa, su barrio, su ciudad, todo su entorno, sintieron que estaban frente a un titán incontenible, un luchador que no se doblegaría ante las dificultades, la sorna, la indiferencia, la incredulidad o la realidad y la razón misma, que no parecían estar de su lado en su lucha por el idioma hebreo.
El haría renacer el idioma, ni más ni menos. El, delgado, corto de vista, ajeno a todos los visos de alguna dosis de carisma, sería el hombre que impondría al ishuv judío de Palestina y a todo el pueblo y el futuro Estado, que debíamos volver a ser hebreos, idiomáticamente también. La ardua y titánica misión de revivir un muerto; de hablar un idioma que sólo poseía términos bíblicos empapados de pasado, sin presente ni futuro alguno; un idioma de enigmáticas plegarias, que habían pasado de generación en generación empapadas de misterio y enhebradas las unas a las otras, como fantasmas que existen, sin existir, como sombras huérfanas de los cuerpos que las crearon.
¿Podrían los judíos de Palestina en el siglo XIX, comprar pan en ese idioma? ¿Podrían los comerciantes en los mercados, vender sus especies en hebreo? ¿Podrían los clientes expresar sus necesidades, usando tal idioma, no idioma? ¿Se podría editar diarios, libros, escribir novelas y poemas, cantar canciones y denominar toda la tecnología, que no existía en las épocas del Templo, y sin ellas, hoy en dia, estamos mudos e inermes? Ben iehuda no tenía la menor duda que ello era posible, y no sólo posible, sino urgentemente necesario y no sólo necesario, sino ultimativo. Sencillamente, en su opinión, no podía ser de otro modo.

Entonces, él, su hijo Itamar, toda su casa, toda su familia, y posteriormente su barrio, sus amigos y los primeros aventureros que lo acompañaron en la cruzada,, crearon la Primera Academia de la Lengua Hebrea.

Así empezó la revolución idiomática, cultural y conceptual que habría de ser la cuna del hebreo moderno, idioma nacional del Estado de Israel.
Podía, entonces, el pueblo judío, enrolarse a la revolución sionista en ciernes, en un idioma suyo, histórico, enraizado en las bases mismas del judaísmo sionista. Con ese idioma, podría el sionismo prepararse para su amalgama espiritual, idiomática, literal, poética; sólo con ese idioma, enquistado en el pasado, podrían delinear el futuro Estado judío.

“Fuimos un pueblo sin tierra y sin idioma. Sin la base en la vida temporal y sin fudamento en la vida eterna. Esa es la situación del pueblo en la diáspora”. Asi definía Birenfeld la situación del pueblo judío en su destierro, como una anomalía telúrica, y su anomalía idiomática, como una lisiadura espiritual.
Así lo pensaron y lo impulsaron los Jovevei Sión, que daban una primacía increible a la “resurrección” del hebreo.

Biniamín Zeev Herzl dudaba un poco más, al respecto. En su monumental opúsculo “El Estado Judío” detalla Herzl, en un mini capítulo dedicado al idioma: “Tal vez alguien podría ver una seria dificultad en el hecho que somos un pueblo sin un idioma común; por supuesto que nosotros no podemos comunicarnos entre nosotros en hebreo. Nadie sabe lo suficiente, nadie podría imaginarse que es dable comprar un boleto de tren en hebreo”.
Hoy, me parece a mí, modestamente, casi risueño que alguien pueda comprar un boleto de tren en otro idioma que no sea el hebreo. En esto, Herzl se equivocó, diametralmente.
Nuestro país habla, compra, vende, escribe poemas, sueña, insulta, piropea, se enoja y ama en hebreo. Rezonga, elogia, estudia matemáticas y geografía, química y física, bendice y maldice, declama, declara, miente y deforma, explica y discute (¡cómo discute!) y compra boletos en los autobuses, los trenes, los cines, los teatros y la ópera... hasta subimos a los aviones, cargando nuestro idioma junto a nuestras maletas.

Sin muchos esfuerzos, en forma muy sencilla y normal, cada cosa se hace en hebreo en nuestro país. Ese es el idioma en las calles, en las escuelas, en las universidades, en el ejército, en las fabricas, en los pubs (asi se llaman todavía, pronto los hebraizaremos también), en los jardines de niños y en el Parlamento. En todo lugar. Bueno, casi en cada lugar.
No olvidemos que somos un país de olim, de inmigrantes, donde uno de cada dos ciudadanos nació fuera del país y aprendió aquí el hebreo. Por ello, el hebreo se ha ductilizado y va, a cada instante, escuchando y captando términos, figuras literarias, insultos, maldiciones, cantos; enriqueciendo su despensa de expresiones y ampliando sus limitadas fronteras arcaicas, captando de otras culturas y otros idiomas y mezclando, revolviendo y amasando la blanca harina del pan idiomático diario, para hacer, como el pan: el hebreo nuestro de cada día.

Por ello, seguramente, se relata la babélica situación lingüística que dice que ¡un israelí insulta por lo general en ruso, maldice solamente en árabe y hace sus cuentas (para estar seguro de no equivocarse) en idish! Finalmente, cuando un israelí quiere simplemente hablar, lo hace con sus manos, en una versión idiomática mímica, llena de modismos figurativos muy convincentes. Finalmente, si se pretende acallar a un israelí... ¡amárrenle las manos; entonces, enmudecera totalmente!

Hertzberg solía relatar que, a su criterio, había dos grandes escándalos en la vida del pueblo judío y de los israelíes: uno era que los nativos sabras, nacidos en Israel, saben muy poco sobre la vida, la historia y los sucesos que acontecen con sus hermanos, los judíos de la diáspora. Por ello, va en desmedro la fraternidad entre el judío de la diáspora y los de Israel.

El segundo gran escándalo, a opinión de Hertzberg, es el hecho que los judíos del mundo no saben ni utilizan el hebreo.

Los extranjeros no entienden

Por ello, van perdiendo la posibilidad de una relación normal, fraterna, con sus hermanos israelíes. Incluso cuando llegan de visita a Israel son, concretamente, turistas, sin posibilidades de comunicarse directamente, entender, escuchar, opinar, captar, palpar el sentir del pueblo, de la prensa, del teatro hebreo, del taxista, del niño israelí, de los diputados en el Parlamento, de los ministros, de los olim procedentes de tantos puntos del globo que se concentran en una sola calle jerosolimitana, como ejemplo.

Nuestros hermanos judíos del extranjero no pueden gozar de un poeta israelí, ni emocionarse con un escritor en forma directa; no podrán palpar el sentir del israelí en forma directa, íntima, diaria. Todo ello, en opinión de Hertzberg es un escándalo que exige esfuerzos por ambos, para manetener y desarrollar el contacto, la comprensión y la fraternidad judía.

En síntesis; el hebreo en su vetusta ancianidad y en su rejuvenecida longevidad, es un idioma palpitante, atractivo, desafiante, un puente irremplazable como factor de concatenacián entre las distantes y diversas capas del pueblo judío.
El hebreo está hoy en boca de millones que lo hablan y de otros millones que, en otros idiomas, hablan de él. Está en las plumas de una pléyade de poetas, dramaturgos y escritores que lo alimentan y lo proliferan, lo enriquecen y lo expanden. Estos son, sin duda, momentos muy buenos para un idioma, que hace sólo menos de 70 80 años estaba enterrado y desterrado.
Hoy en día goza de buena salud. Decenas de nuevos términos, neologismos hebraizados, que emanan de las raíces bíblicas ancestrales y de las oraciones de miles de años atrás, que hoy se escuchan; también en los mercados, en los jardines infantiles, en las escuelas, en las universidades, en las calles, en los campamentos militares, en los teatros y la ópera.

Una deslumbrante despensa de nuevas palabras va danzando en nuestras bocas en hebreo y van embelleciendo la cultura hebrea, la antigua y la nueva, que emerge de los campos de la Galilea, de las calles de Haifa, de los mercados de Jerusalén, de los cines y teatros de Tel Aviv, del desértico Néguev y de las playas de Eilat.
Hoy, a 152 años del nacimiento deEliezer Ben Iehuda, el hebreo lo saluda y lo recuerda.


* Directivo sionista de reconocida trayectoria
Tzvi Kito Hasson,
nació en Chile y se radicó en Israel hace más de cinco décadas. Vive en el kibutz Tel Itzjak y cuenta con una amplia trayectoria en diversas instituciones. Es miembro del Ejecutivo Sionista Mundial (WZO) y de algunas Comisiones del mismo (Contralor, Movimientos Realizadores Mundiales, Federaciones Sionistas Mundiales, Relaciones con las Corrientes Reformistas y Conservadoras Mundiales).
Asimismo fue elegido para integrar la Junta de Gobernadores de la Agencia Judía y la Directiva del Brit Sionista Mundial Kadima Hanoar Hatzioni.
Está casado, tiene cuatro hijos y 14 nietos.
fuente: SEMANARIO 'AURORA' - TEL AVIV, 4 Febrero 2010

domingo, 31 de enero de 2010

Mensaje del Presidente del Estado de Israel, Sr.Shimón Peres ante el Parlamento Alemán, en conmemoración del Día Internacional del Holocausto.



MENSAJE DEL PRESIDENTE SHIMON PERES ANTE EL PARLAMENTO ALEMÁN, BUNDESTAG en conmemoración del Día Internacional de la Shoa, 27 de enero, 2010.

Sr. Presidente,
Sra. Kohler,
Sr. Presidente del Bundestag,
Sra. Canciller,
Sr. Presidente del Bundesrat,
Sr. Presidente de la Corte Federal Constitucional,
Profesor Tych,
Honorables miembros,
Su Excelencia,
Honorables invitados,

Me presento hoy, ante ustedes, como Presidente del Estado de Israel, Hogar del Pueblo Judío. Y, mientras mi corazón se quiebra frente a los recuerdos del terrible pasado, mis ojos se orientan hacia el futuro común de un mundo joven, de un mundo libre de todo odio; un mundo en el que las palabras "guerra" y "antisemitismo" sean palabras muertas.

Mis Honorables;
En la tradición judía, que nos acompaña desde hace miles de años, encontramos una oración en arameo, que es pronunciada en memoria del muerto, en memoria del padre y la madre, de hijos e hijas, hermanos y hermanas. Esa oración, antiquísima, que no alcanzaron a pronunciar ni escuchar las madres cuyos bebés fueron arrancados de sus brazos, los padres que acompañaron con mirada de espanto a sus hijos arrastrados hacia las cámaras de gas ni los niños elevados en las cenizas del crematorio. Desde esa condición, Damas y Caballeros, pido pronunciar las primeras palabras de esa oración, aquí y ahora, en nombre del Pueblo Judío y en recuerdo y memoria de los 6 millones que se convirtieron en cenizas.

Itgadal veitkadash shme rabá ,
Bealmá divrá jiruté veiamlij maljuté,
Veiatzmaj purkané, vikarev meshijé.
Bejaieijón uveiomeijón , uvejaiei dejol beit Israel
Baagalá uvizmán kariv, veimrú Amén.
Iehé shme rabá mevaraj Leálam uLeálmei almaiá.

Itbaraj veishtabaj, veitpaar,

Exaltado y santificado sea Su gran Nombre en el mundo que El ha creado según Su voluntad.
Que El establezca Su reino, haga florecer Su redención y aproxime la venida de Su Mashiaj durante nuestros días y vuestros días y en vida de toda la Casa de Israel, rápidamente y en una época cercana y decid, Amén.

Sea Su glorioso nombre bendecido por siempre y por toda la eternidad. Alabado, enaltecido, honrado, loado y venerado sea el nombre del Santo, Bendito Sea,
Y la oración termina con palabras que se convirtieron en el Estado de Israel, en un símbolo del sueño, en el mundo judío:


Osé shalom bimromav, hu berajamav/ iaasé shalom aleinu/ veal kol Israel, veimrú Amén
El que hace la paz en los cielos, hará la paz sobre nosotros y sobre
todo Israel y decid Amén.

Mis amigos,
Delegados del Pueblo Alemán y sus representantes,

En el Estado de Israel y a lo largo del mundo, los sobrevivientes de la Shoa se alejan, lentamente, de la tierra de la vida. Su número disminuye día a día. Y, al mismo tiempo, aún viven, sobre la tierra alemana, en Europa y en otros sitios del mundo, aquellos que se ocuparon de la tarea más vil sobre la tierra, El Holocausto. Les pido, por favor, hagan todo para someterlos a juicio.
No se trata de venganza.
Es hora de educar.
Es hora de gracia para la joven generación en todo lugar.
Que lo recuerde. Que no olvide. Que conozca lo que sucedió y que nunca, pero nunca, se le ocurra, que existe otra posibilidad más allá de la paz, la conciliación y el amor.

Hoy, el Día Internacional de Recordación a las Victimas de la Shoa, es el día en que el sol alumbró, por primera vez, hace 65 años, luego de seis años de oscuridad y sus rayos revelaron, ante los ojos de todos, la magnitud de la destrucción a mi pueblo.

El mismo día, el humo aún sobrevolaba por sobre los crematorios desmantelados y las manchas de sangre y polvo regaban, todavía, con densidad el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Las vías del tren en silencio. La "rampa de selección", vacía. Sobre el monstruoso valle reinaba la mentirosa calma. El oído solo podía captar el silencio pero, desde la profundidad de la tierra congelada, surgía el grito que rompía el corazón de la humanidad y llegaba hasta el silencioso e indiferente cielo.
El 27 de enero de 1945 llegó al mundo demasiado tarde. 6 millones de judíos ya no estaban con vida.

Éste día simboliza no solo la unidad con el recuerdo de los asesinados, no solo la limpieza de la conciencia humana hacia el horror más allá de lo entendible sino, también, la tragedia en la tardanza; la lección del período de tiempo en el que, la opinión mundial, quedó bajo las llamas y la industria de la muerte actuó, día tras día, años tras año, sin molestias.

Tres años antes, el 20 de enero de 1942, no lejos de aquí, en la villa de Wannsee, a orillas del bello lago, un grupo de importantes generales y comandantes, bajo la dirección de Reinhard Heydrich, se reunieron para organizar y coordinar la puesta en práctica del programa "Solución Final del "Problema Judío".
Adolph Eichmann aplicó, al pie de la letra, el documento que detallaba la población destinada a la deportación y el aniquilamiento en la que se incluían todos los judíos del continente europeo; desde los tres millones que vivían en Polonia, Ucrania y en la ex Unión Soviética hasta los 200 judíos que vivían en la pequeña Albania. 11 millones de judíos fueron señalados para morir. Los nazis eran eficientes y, desde la villa de Wannsee, el camino condujo a Auschwitz, a las cámaras de gas y los crematorios.

- Estoy frente a ustedes, éste día y en éste lugar, mis respetados Líderes y Representantes de la otra Alemania, la democrática, como representante del Estado Judío, Estado de los Sobrevivientes, Estado de Israel.

Siento el tremendo peso y la grandeza de esa posición. Confío y espero que sientan como yo. Por un instante, coloco, ante mis ojos, la imponente imagen de mi abuelo, Rabbi Zvi Meltzer, de quien tuve el privilegio de ser su amado nieto.
Fue mi maestro y educador. Me enseñó la Biblia. Lo veo con su blanca barba y sus negras cejas, envuelto en el manto ritual, entre el público observante en la sinagoga, en mi pueblo de nacimiento, Vishniev, en Bielorrusia. Me sumaba entonces, a un lado de su manto y escuchaba, con fascinación, su transparente voz. Aún resuena en mis oídos en la oración de Kol Nidre del Día del Perdón, los momentos e instantes fijados, según su creencia, por el Creador del Mundo, quién vivirá y quién morirá.
Lo recuerdo parado en la terminal del ferrocarril que me condujo a mí, un niño de 11 años, desde el pueblo hacia el Estado de Israel.
Recuerdo su emocionado abrazo.
Recuerdo las últimas palabras y los preceptos que le escuché decir: "Mi niño, permanece judío, por siempre!”
El tren hizo sonar su bocina y comenzó su marcha.
Observé – desde la ventana – a mi abuelo hasta que su imagen despareció. Fue la última vez que lo vi.
Cuando llegaron los nazis a Vishniev ordenaron, a todos los miembros de la comunidad, reunirse en la sinagoga. Mi abuelo marchó primero, envuelto en el mismo manto ritual dentro del cual me envolvía de niño y, su familia, con él. Las puertas fueron cerradas por fuera y el fuego se apoderó de la estructura de madera. De toda la comunidad, sólo quedó el humo. Nadie sobrevivió.

Mis Honorables;
La Shoa despierta preguntas sobre la profundidad del alma humana.
¿Hasta dónde puede llegar el mal que habita en los hombres?
¿Hasta dónde puede llegar el silencio del pueblo que sabe de cultura y respeta la lógica?
¿Cuántas desgracias es posible provocar?
¿Silenciar la conciencia moral?
¿Silenciar un lógico balance?
¿Cómo puede un pueblo verse, a sí mismo, como hijo del "Racismo Supremo" y a su prójimo como a una creación nula?
Y persiste la pregunta actual, ¿por qué el nazismo vio en la existencia judía un peligro tan grande e inmediato?
¿Qué movilizó a los nazis a destinar tantos recursos hacia la industria de la muerte ?
¿Qué sentido vieron los nazis en continuar, y perseverar, en ello hasta el final, incluso cuando su causa ya se diluía en el horizonte?
¿Acaso el poder judío amenazaba con frenar al "Reich de los Cien Años?
¿Acaso podía un pueblo perseguido frenar la destructiva maquinaria nazi de matar?
¿Cuántas divisas tenía la comunidad judía en Europa?
¿Cuántos tanques, aviones de combate, cuántos rifles?

Damas y Caballeros,
Es imposible definir al odio nazi, simplemente, como "antisemitismo". Es una definición banal. No explica el hervor asesino vital; la forzada determinación del régimen nazi por eliminar a los judíos.
¿Acaso la guerra no estaba destinada al control sobre Europa y no para hacer cuentas con la historia judía?
Y, parece que éramos nosotros, los judíos, una terrible amenaza a los ojos del régimen hitleriano.
No se trataba de una amenaza militar sino de una amenaza moral.
Frente al anhelo que negaba nuestra fe, que todo hombre nace a la sombra de
D-os, que todos son iguales ante D-os, iguales como seres humanos y que el judío, aún estando libre de armas, contaría con la gracia divina.
Desde el día que nació el pueblo judío, ordenamos: "No Matarás!" y "Ama a tu prójimo como a ti mismo", en todas las situaciones, en todos los lugares.
A ese judío inocente, que cree en esos preceptos, lo veo – en este momento - ante mis ojos en la figura de mi buen abuelo, el recto y querido hombre. Los nazis intentaron convertirlo en un demonio, no un hombre. Lo cremaron en vida a él y a sus hermanos. El fuego quemó sus cuerpos. No su espíritu.

Intentaron describir a mi pueblo en terribles películas de propaganda, como parásitos, como ratas enfermas, como propagadores de enfermedades. Los nazis olvidaron, e hicieron olvidar, los valores de justicia y misericordia.

Como judío, porto siempre el sello del dolor de la Shoa de mis hermanos y hermanas.
Como israelí lamento la trágica demora de la creación del Estado de los Judíos, que dejó a mi pueblo sin costas seguras.
Como abuelo, soy capaz de superar la pérdida de un millón y medio de niños, el potencial humano y creativo más importante en condiciones de modificar el destino de Israel.
Estoy orgulloso de ser el más acérrimo enemigo del mal nazi.
Estoy orgulloso de la herencia de nuestros antepasados, la total oposición a la Biblia del racismo.
Estoy orgulloso del levantamiento de Israel, la respuesta moral e histórica al intento de borrar al pueblo judío de la faz de la tierra.
Le agradezco a D-os que algunos pueblos se hayan levantado y frenaran la locura, la maldad y la masacre.
La Shoa debe permanecer frente a los ojos y la conciencia de la humanidad como una grave alerta eterna; como una orden que compromete al respeto por la vida, la igualdad entre los hombres, la libertad y la paz. No debe verse - en el asesinato de los judíos de Europa en manos de Alemania nazi - una especie de "agujero negro" astronómico, una estrella de la muerte que traga la luz, que reúne en su interior – como unidad - el pasado y el futuro. Está prohibido que la Shoa sea, ante los ojos de todos, una barrera a la fe en el bien, en la esperanza, en la vida.

Me pregunto hoy, en el Día Internacional de la Shoa, ¿cómo querría el judaísmo europeo que lo recordáramos? ¿Quizás solo a través del humo de los crematorios? ¿O, quizás, sea correcto recordar la vida que antecedió a la Shoa?
Si existe – para los millones de judíos de Europa- una voz colectiva; esa voz nos llama, a nosotros y a ustedes, a mirar hacia delante; ser los que pudieran haber sido las víctimas y no fue; reconstruir lo perdido. ¿Acaso la creación de los judíos alemanes, que se identificaban con su país y cuyo aporte a la cultura, a la ciencia, la economía, la posición general de Alemania no fue tan grande, sin relación al tamaño de la comunidad?
¿Acaso los judíos europeos no promovieron y desarrollaron la ciencia, la tecnología, la economía, la literatura y el arte de este continente?.
Ellos lo hicieron porque, después de haber sido expulsados de su tierra, se vieron obligados a ser un pueblo nómade, conocedor del Libro; artesanos y comerciantes en varias lenguas; un pueblo bendecido con médicos, escritores, científicos y artistas; un pueblo bendecido con personalidades que maquillaron la cultura de Alemania y aportaron al mundo todo.

Me conmueve el pensar en la enorme corriente de pensadores e inventores que surgieron de la profundidad de la aldea judía, del gueto judío, de los hogares de la burguesía judía, desde el momento en que - a los judíos- se les permitió el ingreso a las universidades. Como en una sesión de magia, nos surgieron Albert Einstein, Sigmund Freud, Martín Buber, Carl Marx, Hermann Cohen, Hanna Arendt, Heinrich Heine y Moshe Mendelsohn, Rosa de Luxemburgo, Walter Rathenau, Stefan Zweig y Walter Benjamin que tienen, en común – a pesar d e ser personalidades tan diferentes- el enorme aporte al pensamiento de la humanidad; su contribución a la modernidad en su camino excepcional. Ellos orientaron la mirada alemana, europea y mundial hacia un nuevo futuro.
Y, ahora, aprendieron la lección que dice: "Nunca más", no más Biblia del racismo; no más sentimientos de superioridad; no más autoridad divina a la provocación, el asesinato, a la violación de la ley; a la negación de la Shoa y de
D-os; no más abstinencia de una dictadura sedienta de sangre, escondida detrás de máscaras demagógicas y, sobre ellas, consignas de muerte.

Mis amigos,
Representantes del Pueblo Alemán,
Las amenazas de exterminio de un pueblo y de un estado son oídas a la sombra del desarrollo de armas de exterminio masivo, en manos desequilibradas, con una idea insensata, con un lenguaje mentiroso. Para evitar otra Shoa, nuestro compromiso es educar a nuestros hijos a respetar la vida humana y mantener relaciones entre los pueblos a través de la paz; respetar la cultura particular y los valores universales; imprimir cada vez la lista de los Diez Mandamientos, encender las luces, orientar los telescopios y microscopios que iluminen los escondites de la ciencia, que encierran los remedios del hombre y de su alma; alimentos para los pobres, agua para los sedientos, aire para respirar.
Sabiduría para la humanidad.

Con el fin del Mandato Británico, Ben Gurion, líder de la nación renovada, declaró la creación del Estado de Israel. Los árabes rechazaron la resolución de Naciones Unidas y sus ejércitos atacaron a Israel. Y, entonces, algunas horas después de la Declaración, en el momento de nacer, siete ejércitos árabes atacaron a Israel para destruirla. Los enfrentamos solos. No teníamos aliados ni respaldos. Esa era la única esperanza que quedaba para el pueblo judío. Si hubiéramos perdido esa batalla, hubiera sido el fin de nuestro pueblo.
El Ejército de Defensa de Israel ganó esa enorme campaña, mientras la justicia histórica y la valentía humana permanecieron unidas. En ese ejército, en esa guerra, sirvieron los sobrevivientes de la Shoa que habían llegado a las costas y se enrolaron durante los combates. Parte de ellos cayó bajo fuego.
Mientras se reponía de las heridas de la guerra, la pequeña Israel comenzó con su primera prioridad de abrir sus puertas a los sobrevivientes de la Shoa y a los refugiados judíos de los estados árabes. Para ellos, todas las otras puertas estaban cerradas.

Mis Honorables,
Recordamos bien el día en que aún, en el colapso de nuestra sangre, llegó la ayuda, del lugar menos pensado, de la nueva Alemania. Dos líderes de estatura histórica, se dieron la mano, desde ambos lados del abismo: el Canciller Konrad Adenauer, padre de la Alemania Federal Democrática y David Ben Gurion, padre fundador y Primer Ministro del Estado de Israel. El 27 de septiembre de 1951, Adenauer habló sobre la tarima del Bundestag sobre la responsabilidad del pueblo alemán por los delitos del Tercer Reich hacia el pueblo judío; sobre la disposición de su gobierno por restituir los bienes judíos robados y la ayuda al levantamiento del Estado de Israel.

La decisión del gobierno de Israel de mantener negociaciones directas con el gobierno de Alemania despertó una tormenta, que no habíamos conocido en el mundo judío. Sobrevivientes - en cuyos brazos se tatuaron los números de la muerte en los campos de exterminio- fueron parte de las piedras en la Knesset y se contaron entre los que no apoyaron a Ben Gurion. Pero Ben Gurion se mantuvo en sus ideas: hay una Alemania distinta. Con ella hablaremos sobre el futuro, no solo sobre el pasado. La doliente Kneset dio su aprobación. Los pagos de Alemania ayudaron a sacar a Israel de su miseria y aportaron a su desarrollo.

Tuve la suerte, en mi juventud, de ser el asistente y luego vice de Ben Gurion en el Ministerio de Seguridad y aprendí que, la Israel que construye su hogar, está obligada a defenderlo. También en ello encontramos un oído atento en Alemania, que nos suministró recursos de defensa. Entre Alemania e Israel se desarrollaron relaciones de un estilo particular. La amistad que nació no vino a cuenta de la negación de la Shoa sino a partir de la conciencia sobre la nube sombría del pasado, a la luz de la decisión común y determinada de torcer la mirada hacia adelante, hacia un horizonte de buena esperanza, hacia la redención del mundo. El puente sobre el precipicio fue construido por manos dolientes y por hombros inclinados ante el peso de los recuerdos; sostenido sobre sólidas bases morales.
A nuestros hermanos y hermanas asesinados, les construimos un monumento vivo, en arados que convirtieron el desierto en lugares fértiles, en laboratorios que inventan nuevas vidas, en una Fuerza de Defensa capaz de defender nuestra existencia, en una democracia sin concesiones.
Creímos y, agregamos, creemos que la nueva Alemania hará todo lo necesario, para que el Estado Judío no se encuentre más sobre su alma cuando esté sola; para que una dictadura asesina, llena de odio, pueda en nuestros días, levantar su cabeza, otra vez.

Gracias.
Konrad Adenauer, que encontró un idioma común con Ben Gurion,
Willy Brandt que se arrodilló en memoria de los héroes del Gueto de Varsovia y a ustedes, miembros del Budenstag y del Budenstrat, por Helmut Schmidt y Helmur Kohl y otros líderes, por profundizar las bases y su aporte a la amistad.
Y a los organismos sociales, organizaciones económicas, centros de cultura, gente del pensamiento y de la práctica, que aportaron al enriquecimiento de esa red de vínculos especiales.
Gracias y, otra vez, gracias.

Usted, Presidente Ernst Keller declaró en la Kneset en Jerusalén que "La responsabilidad por la Shoa es parte de la identidad alemana". Lo valoramos mucho.
Y usted, Señora Canciller, Ángela Merkel, conquistó el corazón de nuestro pueblo por su sinceridad y por la calidez de su vínculo. Les dijo a las dos cámaras de Estados Unidos que "El ataque a Israel será considerado un ataque a Alemania". No olvidaremos ese apoyo que alienta a nuestro corazón.

Honorables Damas y Caballeros,
Más de 62 años transcurrieron desde la creación del Estado de Israel y ya pasamos por la prueba de nueve guerras. Alcanzamos dos acuerdos de paz, con Egipto y Jordania. Con los países con los que firmamos la paz, devolvimos los territorios que cayeron en nuestras manos durante la guerra.La tierra en nuestro poder es muy difícil y,a pesar de ello, logramos crear una agricultura considerada entre las mejores del mundo. La localización de materias primas en capacidades científicas y tecnológicas, nos condujo a la primera línea de los esfuerzos científicos. Es la grandeza de un país pequeño.
Nuestro pueblo retornó de la Diáspora.
La mayor parte del pueblo judío se encuentra hoy en Israel.
Retornamos a nuestra lengua.
Somos el único país de la región cuyos hijos hablan el mismo idioma antiguo que hablaron, desde hace más de 3000 años, la lengua hebrea, la lengua de las Sagradas Escrituras.

La historia judía se mueve en dos ejes paralelos: el eje moral, desplegado en los Diez Mandamientos; ese documento que nos fue entregado hace 3500 años, que no hubo necesidad de modificarlo y se convirtió en la base de la cultura occidental y el eje científico, que descubre misterios y escondites que desaparecieron en el pasado de los ojos humanos y, lo que descubre, modifica la calidad de nuestras vidas.

Israel es un país judío y democrático. Viven en el alrededor de un millón y medio de ciudadanos árabes en igualdad de derechos. No permitiremos que nadie haga el mal por nacionalismo o por religión.

Salimos de la crisis económica mundial y retornamos al florecimiento.
Nuestra cultura es renovadora y, a la vez, tradicional . La democracia israelí es activa, no descansa ni un minuto; ni en tiempos de guerra se detiene. El éxito de Israel no puso fin a sus peligros. No tenemos apetito de tierras ajenas. No tenemos voluntad de controlar a otro pueblo, pero tampoco podemos cerrar los ojos. Nuestra voluntad nacional es tajante: llegar a la paz con nuestros vecinos.

Damas y Caballeros:
Como bien saben, Israel apoya el principio de "Dos estados para dos pueblos".
Pagamos el precio de las guerras. No dudamos de pagar el precio por la paz.
También en el presente estamos dispuestos a ceder territorios por llegar a la paz con los palestinos, que levanten un estado para ellos, independiente, próspero y en paz.
Al igual que nuestros vecinos, nos identificamos con los millones de iraníes que se ubican contra la dictadura y la violencia. Como ellos, negamos el gobierno fanático, que contradice la declaración de principios de Naciones Unidas; un gobierno que hace oír amenazas de aniquilamiento, acompañado por reactores y misiles nucleares y despliega el terror en su país y en otros.
Ese gobierno representa un peligro para el mundo todo.
Es nuestra voluntad aprender de la Unión Europea, que liberó al continente de 1000 años de guerra y amarguras y permitió, a los jóvenes de Europa, cambiar el odio de sus padres en fraternidad. Es posible aprender de su experiencia, soñar con un Medio Oriente cuyos estados se liberen del conflicto de sus padres a favor de la paz de sus descendientes; crear una economía regional moderna que combata los peligros actuales, comunes a todos: hambre, enfermedades, desierto, terror; crear una cooperación científica que mejore el nivel de vida y su calidad.
Nuestro D-os común es el D-os de la paz, no el de la guerra.

Mis Honorables,
Estoy aquí, frente a ustedes, como un hombre que cree en sus fuerzas y en nuestras fuerzas de aportar a la creación de una nueva historia. Creo que la paz está al alcance de la mano. Las amenazas sobre Israel no desviarán su corazón de la paz.
Estoy aquí hoy, frente a ustedes, como el hijo de un pueblo que aspira a aportar todo lo que puede a un mundo iluminado y transparente, en el que un hombre para otro hombre, sea un hombre.

El Día Internacional de Recordación de la Shoa es un día de unidad y entendimiento; un tiempo de educación y esperanza.

Comencé con el Kadish de duelo y finalizaré con Hatikva:

No se habrá perdido nuestra esperanza;
la esperanza de dos mil años,
de ser un pueblo libre en nuestra tierra:
la tierra de Sión y Jerusalén.


Nos tomaremos el permiso y, estoy seguro, que ustedes también lo harán, de soñar el bienestar y cristalizar los sueños.


Fuente: Departamento de Información e Internet
27-1-10


FOTOGRAFIA:
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