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jueves, 13 de marzo de 2014

SALUD Y BIENESTAR: 6 razones de sentido común para dejar de comer carne

25823A pesar de que muchos de los argumentos para volverse vegetariano se centran en razones nutricionales, les presentamos algunas de sentido común.


 La dieta vegetariana tiene para muchos, tantas ventajas como desventajas. No comer carne roja o carne blanca podría representar una pérdida de proteína y hierro que podrían causar (en casos extremos) problemas de salud como desnutrición, anemia y debilitar el sistema inmunológico. Sin embargo, una dieta vegetariana balanceada (o sea no sólo quesos, cereales y la fruta o verdura ocasional) ofrece muchas ventajas, por ejemplo un consumo mucho menor de grasas saturadas (las cuales se encuentran en carnes rojas), más fibra y podría ser más barato.

1-      Cosecha urbana vs. Matadero urbano

Es sencillo, puedes cosechar algunos de tus propios alimentos desde tu hogar, más no puedes criar ganado y tener tu propio matadero. De manera similar puedes hacer tu propia leche de almendras, leche de soya o leche de amaranto desde tu casa usando utensilios y aparatos que ya tienes, más no puedes salir a ordeñar tu vaca.

2-      Trato animal

Todos hemos oído de las condiciones terribles en las que viven los animales que comemos, hemos visto imágenes de pollos enjaulados, vacas con lodo hasta el pecho, cerdos apachurrados en espacios mínimos, alimentados en una dieta continua de granos transgénicos y antibióticos. Muchos de los animales que son criados siguiendo producción en masa están enfermos, miserables, viven y mueren enjaulados —vidas innegablemente anti-naturales. Un poco de sentido común dicta que la comida nos nutra debe de estar bien nutrida también, sin embargo, las prácticas “modernas” garantizan lo opuesto a un alimento sano.

3-      Frescura

Si el producto no es nacional, las probabilidades de que este sea fresco son muy bajas. Ya que el mercado globalizado ha permeado la industria alimenticia, prácticas más que cuestionables también lo han hecho, por ejemplo la práctica de inyectar gas de monóxido de carbono a la carne para que esta tenga una apariencia más agradable, o carne de cordero neo zelandesa que viaja hasta por dos meses antes de ser consumida.

4-      ¿Cuántos químicos tiene la carne?

Aparte del uso desmesurado de antibióticos y conservativos, durante la vida de un animal este también recibe un cóctel químico con vacunas, analgésicos y hormonas del crecimiento. El cóctel mortal de químicos sin embargo, no para ahí, también tiene los ingredientes cosméticos, o sea aquellos que hacen que la carne se vea fresca como el antes mencionado gas de monóxido de carbono (que es venenoso), “pegamento de carne”  y productos nuevos creados a base de partes animales como la infame baba rosa; se encuentra hasta en el 70% de la carne procesada  y usa sustancias como amoniaco para hacer que la carne se vea más atractiva.

5-      ¿Qué tipo de carne es realmente?

El reciente escándalo europeo que puso en evidencia a la industria de los alimentos procesados resonó por todo el mundo, carne vendida cómo bovina contenía rastros, en algunos casos muy altos, de carne de caballo. Mientras que habrá muchos que se identifiquen con el argumento ético de la situación (los caballos no son alimento en muchos países, si no animales superiores a las vacas y cerdos) realmente nos hace cuestionar una industria alimenticia que no se molesta en separar la carne destinada para alimentos de perros (caballo) de la humana.

6-      Sustentabilidad

Actualmente existen billones de animales de pastoreo que producen cantidades enormes de gases contaminantes, entre ellos el metano y dos tercios del amoniaco del planeta provienen de vacas. Se cree que el calentamiento global de la era jurásica fue acelerado por el gas metano producido por lo dinosaurios por ejemplo. Un animal de pastoreo contamina mientras que las plantas crean oxígeno. 

¿Cuál es más sustentable entonces?

Cuestionen entonces si realmente tienen un argumento fuerte para respaldar su consumo de carne. En términos nutricionales, económicos y de sentido común no consumir carne parecería ser más razonable. Hagan la prueba, dejen de comer carne una o dos semanas (les proponemos algunas deliciosas recetas) y verán lo rápido que se adapta su metabolismo y su cartera a los nuevos hábitos. En cuanto a los malestares que puede causar la falta de carne, hace poco fui a donar sangre y me sorprendí cuando el médico me dijo que comiera muchas hojas verdes (acelgas, espinacas, etc.) para mejorar mi conteo de células rojas, al preguntarle si más carne también me dijo que no, ya que es más efectivo y saludable conseguir hierro de verduras y vegetales. 
Ahora cuando pensemos en alimento para nutrir nuestro cuerpo, mente y espíritu pensemos verde, orgánico y nacional.


viernes, 29 de marzo de 2013

SALUD Y BIENESTAR: Tradiciones gastronómicas en Semana Santa.- Claves para verificar si el pescado está fresco


Debe comprarse en comercios autorizados. Si es fresco, hay que asegurarse de que tenga agallas rojas, escamas y carne firme y ojos brillosos. Y si está congelado, tiene que estar correctamente envasado y totalmente rígido.




Es un hecho: en Semana Santa no solamente crece en forma exponencial el número de turistas en distintas ciudades del país; también aumenta notoriamente el consumo de pescado, que forma parte esencial de la tradición gastronómica para la época. Frente a esta perspectiva, la Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria (Assal) emitió una lista de recomendaciones para poder identificar cuándo los productos son frescos y de buena calidad.


En primer término, el organismo sugiere que la compra del pescado y sus derivados se realice en negocios autorizados para este fin y que se encuentren en buenas condiciones de higiene. Para eso, hay que verificar que el punto de venta cuente con la estructura necesaria para mantener el producto refrigerado, señaló a El Litoral Nicolás Scalcione, de la División de Epidemiología de la Assal.


Tras asegurarse de que el comercio está habilitado y equipado para la provisión de este tipo de productos, el próximo paso que debe dar el consumidor es constatar que los pescados frescos mantengan la cadena de frío en heladeras o hielo y no estén expuestos al sol o al aire libre. En este sentido, una acción sencilla es comprobar que las características organolépticas sean las correctas: agallas rojas, escamas y carne firme, ojos brillosos y olor suave y agradable.


En el caso de que los productos adquiridos sean congelados, la recomendación de la Assal es adquirir aquellos que estén correctamente envasados y totalmente rígidos. Lo que equivale a examinar que no tengan golpes, roturas o deterioros que les hagan perder el frío o contaminarse. Para esto, se puede verificar la existencia de rótulos y en el caso de enlatados, que no estén abollados, oxidados o hinchados.


Para descongelar el producto, no hay que llevarlo a temperatura ambiente, sino del freezer a la heladera. O bien pasarlo debajo de un chorro de agua enérgico. Pero una vez que se descongeló, hay que consumirlo y no volver a congelarlo.


“Una vez descongelado no hay que volver a guardarlo, porque ya va a tener una contaminación superior a la inicial. Los microorganismos se desarrollan entre 5º y 60º, lo hacen Más rápido a 37º. Entonces cuanto Más tiempo se deja un alimento fuera de la heladera según la temperatura que haya, habrá mayor cantidad”, explicó Scalcione.


Al cocinar los alimentos que va a consumir, hay que hacerlo completamente. Y si se compran productos como empanadas ya cocidas, hay que verificar que las mismas estén conservadas en refrigeración, y al momento de consumirlas, calentarlas completamente. En el mismo sentido, si se van a elaborar empanadas para la venta, la recomendación es adquirir las materias primas en establecimientos habilitados y exigirles la documentación correspondiente para su comercialización.





FUENTE: diario 'EL LITRORAL', SANTA FE-ARGENTINA