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sábado, 22 de junio de 2013

ARGENTINA: La poeta y escritora Lydia Raquel Pistagnesi- Viajar por el espacio para la biblio de los Peques, por Lydia Pistagnesi. 3º invitada de Bibliopeque 2013


Viajar por el espacio para la biblio de los Peques, por Lydia Pistagnesi. 3º invitada de Bibliopeque 2013




Viajar por el espacio, libre como el viento hasta que el sonido de una música angelical vuelve mi espíritu a la realidad, tengo que regresar a la tierra para refugiarme en mi nuevo hogar.

Ha llegado el momento esperado, mi llanto y los brazos tiernos de mi madre acunándome en su seno, a mí alrededor voces queridas que festejan gozosos mi llegada.

Es el día 29 de julio de 1953, la ciudad, Bahía Blanca.



Estado de alegría
cual moneda corriente,
ignorante de ausencias,
de dolor, de problemas.
Tan solo la aventura
de saberse querida,
y fundida en la senda
de aquellas primaveras.

Después crecer en un hogar maravilloso, tener por papá a un ser especial que logró hacer de mi infancia, la etapa más feliz de mi vida y hoy a pesar de que nos separa la barrera infranqueable del misterio, lo conservo a mi lado como una flama mágica que me indica el camino a seguir; su lema: “Honradez y Dignidad”.
Mi madre, esa mujer recta y bella, haciéndonos cumplir con todas nuestras obligaciones. Mis hermanos y ese pueblito pincelado con los tonos de verde. Su arroyo, Sauce Chico, sus sierras de la Ventana, la vieja estación de ferrocarril (Chasicó y su magia), con aquel pino centenario, donde en el estío, en horas de siesta, papá nos sentaba para leernos a Almafuerte , Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Cronning, Alfonsina Storni y tantos otros escritores que llegaron a mí, despertando aún más mi amor por las letras.

La escuelita rural donde el sonido de la campana atraía a todos los niños del lugar, a pie, a caballo o en lujosos vehículos, (En ese recinto éramos todos iguales).



Escuelita de campo inmaculada,
sencilla como el marco que te adorna
con tu patio de baldosas desgastadas
y la bandera flameando esplendorosa.

Misterios dibujando tus paredes,
pupitres gastados por los años,
trayendo lentamente los recuerdos
de niños que pasaron por tu lado

Quisiera hoy volver a tu regazo,
sentir que mi niñez no se fue nunca
y levantar con ímpetu la mano
dando alguna lección que quedó trunca.

Mi vida transcurría entre risas y juegos, hasta que una tarde, papá anunció: -Familia me trasladan a Buenos Aires.

Recuerdo que cuando partimos de Chasicó, pegué la ñata al vidrio (Como dice el tango), mientras las lágrimas mojaban la ventanilla del tren.



Allí están las ausencias
que añoro todavía.
Papá, con su ternura.
Mamá, con su alegría.
Un día acariciada
por alas de misterio,
regresaré sin prisa
a dormirme en mi pueblo.

Después, el colegio secundario y el primer amor acompañando del adiós definitivo de mi padre. -Aquí se termina mi mundo -pensé, pero la vida continúa y con ella los sucesivos cambios. Me casé y la vida me regaló un hijo hermoso, hoy hombre.

Me dediqué a compartir mis obligaciones con la poesía y comprendí que ella es un préstamo de finitud, una zona de riesgo sagrado que nos comunica con el mundo y su sensibilidad, pero recién apareció mi primer libro, cuando perdí a mi compañero.



Amordacé mi corazón
tratando de olvidarte.
Ahogué tu nombre
en amaneceres solitarios
y almohadas húmedas de llanto.
Caminé sobre melodías
desafinadas en pentagramas
sin auroras.
La tempestad
acudió mis limites.

¡Ya no existen espacios
para tu recuerdo!



Fue como un homenaje, una asignatura pendiente para quien tanto me había pedido la edición del mismo; así que Poemas en Azul nació para ser el primero y el único, no permití correcciones y esos 5.000 libros desaparecieron en menos de seis meses.



Soy paréntesis

de páginas escritas
con frases impensables.
Pincelo
noches sin estrellas

Y canto,

con la voz enronquecida
y los labios resecos





Después nació “Azul de Adiós”,
(en homenaje a mi madre)




Hoy es mi último poema en azul,
azul distancia.
Azul amor, azul olvido,
azul con ansias.
Escrito con mano temblorosa,
y un corazón que duele,
por lo que fue, por lo que pudo ser
y porque no se puede.
Nostalgias de una juventud
que no vivió momentos
y un gran amor que llegó tarde
en tiempo de descuento. (...)





Más tarde le siguieron Cenizas de Abril,





Vivir
Soñando amaneceres,
caricias perdidas,
palabras.
Ayer sin retorno.
Presente solitario,
Conquistas,
para compartirlas,
¿Con quién? (...)





El tiempo
deshoja esperanzas.
Estoicamente
enfrento el naufragio.
Mientras un crucigrama de ambigüedades
tiembla en mis pupilas.


y mi primera novela histórica “A la sombra de la Gloria”, alentada por una gran mujer, ícono de las letras en toda América y creadora de la revista “Letras de Buenos Aires” que salió al mundo durante 22 años. Esa mujer que partió de gira hace casi siete años, la escritora, conferencista, poeta, Sra. Victoria Pueyrredón, fue mi ángel abriéndome las puertas de un mundo fantástico e Impulsándome a continuar mis estudios de letras.


Así comencé a viajar por el mundo llevando mis creaciones





Después nació Duendes de la Lluvia, mi libro dedicado a los bajitos




Para los más pequeños
hay otros universos
donde juega la luna
y vive el arco iris.
Las estrellas se miran
en espejos de soles,
los ángeles descansan
en nubes de colores.

Mientras bailan descalzos
“Los duendes de la Lluvia".





y por último Destino de Gorrión, Prosa poética, cuentos, poesía y pensamientos.




El escritor acumula experiencias
que guarda en un arcón imaginario.
De pronto una de ellas escapa
para golpear la mágica puerta
de la creación.
En ese momento
embriagado ante el hallazgo
viaja con las palabras y les da vida.

¡Ha nacido un cuento!

El camino no fue fácil, aún queda mucho por recorrer, pero es maravilloso regalar palabras para que el viento las lleve a distintos lugares del planeta sintiendo así el amor de los lectores, eso, aunque les parezca mentira es lo más importante. Todo aquel que escribe desde el desgarro, dejando a la vista los sentimientos, sin tratar de buscar palabras difíciles se adentra en la gente, pues sus problemas se mimetizan y siente como suyo ese mensaje.

Hoy dentro de esta difícil realidad mundial, la palabra se hace luz, apuntala el amor, la compasión y la ternura y crea un oasis en el corazón de los lectores.



"Cuando la alegría se hace duende, en su diáfana sonrisa anuncia a un ángel que atrapa los rayos de sol y los hace suyos, sacralizando pupilas y modulando metáforas de fábulas con lunas de chocolate.

Es horizonte de vida, es mar cantándole a la espuma; es danza, profetizando universos de felicidad.

Es además, águila blanca transportando ilusiones hacia cuadrantes de sombra, para dejarlas en los altares de cristal donde habitan los Peques, esos seres diminutos que aplauden el canto de los niños y los acompañan con acordes melodiosos, en jardines multicolores donde asoma un pícaro y caudaloso río que serpentea epopeyas felices para los niños del mundo".


Lydia Raquel Pistagnesi

fuente: http://biblio-peque.blogspot.co.il/2013/06/viajar-por-el-espacio-para-la-biblio-de.html#more

martes, 24 de julio de 2012

ARGENTINA POETICA: Poemas inéditos de Bernardo Canal Feijoo

Bernardo Canal Feijoo
Poemas inéditos
Fragmentos Mediterráneos y El inconjurable poema de la barba datan de 1924, año en que Canal Feijóo publicó Penúltimo poema del fútbol. Ambos son inéditos y gentileza de Adriana Canal Feijoo, a quien agradecemos la oportunidad de difundirlos.

Fragmentos mediterráneos


Lástima
no poder
hacer
todo el poema de la retreta provinciana.
Resultaría muy largo y nadie lo leería.
(Juzgo por lo que a mí me pasa).
Además, tengo contados los minutos
para lanzarme en el otro poema.
Debo, pues, sacrificar lo más sugestivo
y contentarme con trazar tres o cuatro franjas.
Yo mismo no sé cómo levantaré mi canto
si soy el náufrago de la retreta.
Tal vez por eso mismo.
Porque su marejada me arrastra,
y en el fondo de su piélago cenagoso, mi única preocupación
es esquivar la carga de catamaranes de zapatos
que se arrojan contra los míos como peces famélicos.
Flota una alegría clandestina y banderolera;
es que cada uno encuentra la dirección
que los otros pierden
y la consecuencia consiste en volver sobre sí
—falaz consecuencia!
Así, nunca podrá haber entrechoques.
Los focos que flanquean la acera
miran con caras de imbéciles de frac.
Los más espirituales se inclinan al paso de las muchachas
y les soplan en los ojos humo blanco de sus cigarrillos,
y les enjugan —no sé cómo, lo declaro—
la dulce sangría de la boca.
Ellas resurgen de la andanada
con una sonrisa que muerde un azahar
como morderán las Venecias de sus sábanas en sus sueños de amor.
(Para fijar la idea de movimiento que embarga el cuadro,
yo haría brotar con una fuerte mirada en las nalgas de ellas
un ojo muerto que guiñase automáticamente
con el balanceo. No se vería la congruencia. Pero he ahí justamente).
Las fulguraciones de sus ojos han conseguido
la desviación pasional de los reojos
y lanzan sus miradas transversas contra nuestra desprevención
como si no supiéramos que están abiertas por delante.
La fatiga va depositando las resacas crasas
en los bancos que bordean el paseo,
donde sedimenta la maledicencia envenenada
de todas las toxinas de la fatiga
con todo el peso irreflexivo de los traseros,
y amarra sus rabos demoníacos
a las patas de los bancos.
Y mientas yo percibo en mi turbación
que la ópera italiana se refugia en los kioscos musicales
de provincia,
las núbiles parejas adelantan sus dúos almibarados
hacia los bancos.
Él, echa su aliento de más calor visceral
sobre las mantecas amorosas de ella.
Ella, cruza las piernas,
y, por abajo,
deja correr los óleos del amor liquefacto…
Tesis:
el provinciano es un animal sin psicología.
4-X-24
*
El inconjurable poema de la barba


Agente natural de la civilización,
el peluquero está instituido para combatir
las ingencias salvajes de la cabeza humana.
La humanidad en masa
debiera detenerse un segundo, de pronto,
como si se hubiera trabado la película de la vida,
en su homenaje,
y volver el rostro,
y decir a coro:
“Gracias!”.
(Sé que esto no es posible, porque
más fuerte que los impulsos de la gratitud
son los horarios, por ejemplo,
pero sería justo).
Yo también —pero siempre
menos que otros—,
estoy condenado al banquillo del peluquero.
Lo confieso con la emoción necesaria
que me impone el tener que enfrentar mi hiperestesia
en el espejo,
como en un caso de conciencia,
mientras noto que bajo mis asentaderas el banquillo
se descadera en voluptuosidades criminales.
No! y no!
Yo me siento incómodo en el ortopédico banquillo
porque siento
que la imagen del espejo
me quiere ejemplarizar con un ejemplo de niño de babero,
y yo no quiero ejemplos
sino raptos.
Sólo el peluquero sabe desmelenar ahora.
Eso es reparable, ahora
que la humanidad ha conquistado la gomina
y la sífilis.
Y sólo el peluquero
apoya la mano sobre la cabeza de los calvos
con algo así como una idea de noble empresa ascensional,
escaleras arriba,
hacia el cielo
que es el sentido de la alopecia…
El pulverizador tuerce y endurece el cuello
como si le atragantara un súbito canto de gallo.
Yo pienso:
con estos elementos, nada más,
qué gran artista sería el peluquero
si no le venciera el don de la palabra;
si su visión
no se anegara tanto en el color exánime de sus lociones;
si su olfato
no predispusiera tanto a una atmósfera emulsionada de alcoba;
si al asentar su navaja
no volviese los ojos torcidamente
hacia uno;
si al rasarle a uno el bigote
tomándole por la nariz
no le dejase el labio leporino,
y pusiese en su boca un fruncimiento de beso pudibundo!
Poseedor
del pulso exacto de los perfectos desbrozamientos,
así sabe darse el escultórico placer
de arrancarse los rostros en la última limpidez
de los perfiles fisonómicos,
desde el fondo negro y blanco
de sus regresivos erizamientos
y de las espumas,
con que, sólo, se les sofoca.
Llegaría a consumarse
EL ARTISTA
si se decidiese, y
—en un cercén heroico, él, que tiene la navaja—
independizase de una vez
la cabeza,
del resto irreductible del cuerpo.
El pulverizador estallaría
con todas las salivas de su continencia.
Flotaría un olor de crimen ridículo, un instante,
pero el Arte se habría impuesto
al fin.
13-IX-24


fuente: REVISTA TEINA-
http://www.revistateina.org/teina10/feijoo.htm