Dos leones huyeron del zoológico. En la huída cada uno partió con rumbo diferente.
Uno fue para la selva y el otro para el centro de la ciudad. Los buscaron por todos lados, y nadie los encontró.
Después de un mes y para sorpresa de todos, volvió el león que había huido para la selva. Regresó flaco, famélico y afiebrado. Fue reconducido a la jaula.
Pasaron ocho meses y nadie se acordó del león que había ido para el centro de la ciudad hasta que un día el león fue recapturado y llevado al zoo. Estaba gordo, sano, desbordante de salud.
Al ponerlos juntos , el león que huyó para la selva le pregunta a su colega:
-¿Cómo estuviste en la ciudad tanto tiempo y regresas tan bien de salud? Yo que fui a la selva, tuve que regresar porque casi no encontraba que comer.
El otro león le explicó:
-Me armé de coraje y fui a esconderme a un Ministerio. Cada día me comía a un funcionario y nadie advertía su ausencia.
-¿Y por qué regresaste?. ... ¿Se acabaron los funcionarios? .
-Nada de eso. Los funcionarios públicos nunca se acaban. Sucede que cometí un error gravísimo. Ya había comido a un director general, dos superintendentes, cinco adjuntos, tres coordinadores, diez asesores, doce jefes de sección, quince jefes de división, cincuenta secretarias, docenas de funcionarios y nadie los dio por desaparecidos. Pero el día que me comí al que servía el café... ¡¡¡ahí se jodió todo...!!!
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