Las revueltas en Londres han abierto un intenso debate en Reino Unido sobre la paternidad responsable, los deberes de su ejercicio pero también sus consecuencias. Tras haber informado sobre incendios, saqueos, disturbios, bandas, delincuentes, policías... los medios de comunicación han llegado ya a uno de los problemas que subyacen a estos altercados: la familia.
Según un estudio del Instituto Público de Investigaciones del país, una de las cosas que tienen en común barrios como Tottenham, Clapham, Ealing o Hackney es que, en todos los casos, el número de familias monoparentales es muy elevado.
"No creo que el problema sea si es una madre o un padre solo. Yo conozco casos como el de una mujer que está criando sola a sus tres hijos y son supereducados y otros que están los dos y no pueden con sus hijos. No se puede poner el acento en esto ni criminalizar, el Gobierno tiene que ver qué está haciendo mal en estos barrios", explica un trabajador social de Tottenham.
Este funcionario critica que los políticos británicos hayan dejado la autocrítica a un lado para centrarse, únicamente, en la actuación de los padres a la hora de hablar de una sociedad "enferma", sin más reflexión ni análisis sobre las revueltas.
Ayer, el distrito de Wandsworth, en el sur de Londres, tomó la decisión de desalojar a una mujer cuyo hijo ha sido acusado de participar en los disturbios de Clapham Junction. Por ahora es el único caso, pero la amenaza ha viajado a los barrios afectados muy rápido.
"¿Qué culpa tiene la mujer? Ahora son dos personas las que están en la calle. ¿Cómo van a vivir?", se pregunta este trabajador dejando claro que el joven ni siquiera ha sido condenado todavía por los delitos de los que se le acusa.
Frente a los que consideran que es una medida ejemplarizante (una iniciativa popular está a punto de llegar al Parlamento sobre la retirada de prestaciones sociales a los delincuentes), muchos ciudadanos de a pie creen que los rostros de las madres sufridoras no son una solución a este problema, sino más bien un foco mayor de odio y violencia.
"Es peor el remedio que la enfermedad, porque retirarle la vivienda a una familia porque uno de sus hijos es condenado por un delito no soluciona nada, es más, crea más problemas", explica Sarah, una joven del 22 años del norte de Londres que pertenece al colectivo de ayuda a los jóvenes a luchar por un trabajo.
'Deberían haberlo pensado antes de robar'
El primer ministro, David Cameron, se ha mostrado conforme con estas decisiones: "Ahora van a tener que encontrar una vivienda en el sector privado, lo que será más difícil para ellos. Sin embargo, deberían haber pensado en eso antes de empezar a robar". Cameron incluso resaltó la parte 'positiva' de la medida: "En algunos casos, incluso puede ayudar a romper las redes criminales en algunos barrios", según publica el periódico 'The Guardian'.
Algunos funcionarios ya han advertido de la estigmatización que puede provocar este tipo de medidas: "He hablado con una madre que tenía miedo de que ella y su hijo menor se fueran a quedar sin hogar por no poder mantener a su hijo de 17 años de edad bajo control. Hay que tener mucho cuidado porque se podría estar creando delincuentes en potencia", aclara un mediador social de ese distrito.
El sufrimiento de estas madres que, en muchos casos, admiten vivir con miedo por sus vástagos adolescentes, contrasta con algunas escenas que se han vivido en los juzgados, donde tanto en Londres como en Manchester, los magistrados han pedido en varias ocasiones una implicación mayor de los progenitores.
La juez Elizabeth Roscoe, en el juzgado de Westminster, se negó ayer a poner en libertad a una chica de 14 años, acusada de robar ropa, maquillaje y CD en las revueltas de Tottenham, porque ninguno de sus padres estaba en la sala y ni siquiera se habían preocupado de ir a verla a prisión.
"¿Dónde están tus padres?", le preguntó. La abogada de la joven le explicó que estaban trabajando y la magistrada se indignó al ver que ninguno se había molestado incluso cuando su hija "estaba en el banquillo de los acusados".
"No puedo dejarla en libertad sin saber que hay un adulto que va a cuidar de ella", advirtió. "Su hermana está en casa", reconoció la abogada.
Padres avergonzados
No es un caso aislado. Un juez de Manchester criticó esta semana que de los casos sobre menores que había visto en su sala, sólo en uno "estaba una madre o un padre presente". "Los padres tienen que asumir su responsabilidad", insistió el magistrado.
Pero muchos advierten de que no resulta tan fácil en una situación como esta. "Algunos padres están avergonzados, no quieren salir en televisión ni en los medios de comunicación, se les ha acusado de romper la sociedad, de fallar a todo el mundo... ¿cómo quieren que ahora den la cara?", se pregunta un trabajador social que advierte enseguida de que también se han dado actitudes contrarias: "Ha habido algunas madres que han llevado a sus hijos a la Policía para confesaran. No podemos quedarnos únicamente en si son malos padres y culparlos sin más".
Cualquiera que acuda a los servicios sociales de uno de los distritos afectados por los altercados se da cuenta de que hay muchas familias que tienen que sufrir la violencia descontrolada de sus hijos sin poder hacer nada, sobre todo cuando entran en la adolescencia. Uno de los acusados por participar en los disturbios de Londres espetó al juez que veía su caso que "sus padres no podían decirle qué tenía que hacer".
"Los problemas sociales no se pueden ver desde la singularidad, sino que hay que estudiarlos en su conjunto y eso implica que se debata sobre qué está pasando sin apuntar a unos u otros, pero sobre todo sin quitar las prestaciones antes de estudiar bien las consecuencias", concluye el asistente social.
El debate ha surgido. Lo peor es que ya se está empezando a marcar quiénes son los verdugos, quiénes los culpables y, sobre todo, no se está pensando mucho en las víctimas colaterales.
FUENTE: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/08/13/internacional/1313258112.html
Actualizado domingo 14/08/2011 06:37 horas
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