la rebelión de los
'indignados':el pueblo
exige Justicia Social.
Hace sólo un mes atrás escribí que la protesta del "cottage" [queso blanco-J.P. ] tuvo éxito porque era hecha a medida para el público israelí: "un público haragán que siempre va a preferir la comodidad del aire acondicionado a salir a manifestar en el cálido verano mediterráneo".
En el mismo artículo informé acerca de la incipiente protesta por la vivienda iniciada por una joven estudiante, Dafna Leaf, que se cansó de pagar alquileres altos y se instaló con una carpa en el centro de Tel Aviv.
Y aquí estamos, un mes después, con toda la sociedad revolucionada, con miles de familias viviendo en carpas en distintas partes del país y con las manifestaciones populares más grandes que vio el pueblo en Israel. Sábado tras Sábado la gente sale a las calles a manifestar logrando el record de más de 300 mil personas en un solo día en las calles de Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades, con un mensaje muy claro: Justicia Social!
Ya hace más de un mes, la carpa elevada por Dafna Leaf en el boulevard Rothschild en Tel Aviv, permanece en su lugar junto a otras cientos de carpas que se le unieron formando una enorme ciudad de carpas, en una de las calles más de moda de Tel Aviv, como parafraseando la canción que cantó el popular cantautor Shlomo Artzi en la gran marcha: "Pitom kam adam baboker u marghish ki u am u mamshij lalejet" (De repente se levanta un hombre a la mañana y siente que es un pueblo y sigue caminando).
Día y noche jóvenes y no tanto, familias con niños, estudiantes y jubilados pueblan esta improvisada ciudad, en la cual más allá de dormir, la gente comparte experiencias, dialoga, toma decisiones en conjunto y pone en práctica la solidaridad social tan olvidada en nuestra sociedad.
Los días en el húmedo y calcinante boulevard pasan entre funciones de artistas que vienen a identificarse con la protesta, conferencias de profesores e intelectuales y especialmente especies de asambleas populares en las cuales se discute de todo y participan todos.
"Me hace acordar a mis épocas de estudiante en Argentina", me decía un viejo amigo compatriota, "todos nos sentábamos juntos con el mate en la mano y charlábamos por horas y horas, haciendo y deshaciendo el mundo a nuestra manera y viendo como podíamos crear un futuro mejor. Esta es la primera vez que siento algo así en Israel, y realmente me emociona mucho".
Lo mismo sintieron Oscar Swartzman (62) y Haim Peres (61), dos argentinos que fueron entrevistados por YNET al llegar a Rothschild vistiendo remeras rojas con la cara de Che Guevara y banderas argentinas en sus manos. "En Argentina hace 10 años pasó algo parecido", expresaron a Ynet, "Y el pueblo logró derrumbar a tres presidentes. También en Argentina, como en Israel, los dueños del capital toman las tierras, los departamentos y no estamos lejos de que la gente salga con cacerolas a las calles, si siguen aumentando los precios de los alimentos".
El campamento de Rothschild engendró decenas de otros campamentos en distintas ciudades. Más grandes o más chicos, con familias de mayor o menor capacidad económica, el factor común entre todos los habitantes de estas ciudades es un grito de basta, nos cansamos y queremos cambiar el orden de prioridades en el país.
Un grito que no sale de las clases más necesitadas ni de los desocupados. Sale de la clase media, de familias normativas en las cuales los dos miembros de la pareja tienen títulos universitarios y buenos trabajos, pero, aun así no llegan a fin de mes, no pueden comprar una casa y les cuesta horrores mantener a sus pequeños hijos.
Es un grito que sale de la generación de los padres de estas familias que si vivieron una realidad diferente, en un país mucho más igualitario que permitía a todos vivir en forma honrada.
El derrumbe de los mitos
Este cálido verano tiró abajo varios mitos acerca de la sociedad en la cual vivimos:
► Los israelíes no salen a la calle a protestar.
► Los estudiantes israelíes son pasivos y lo único que les interesa es tener un auto y un teléfono celular sofisticado.
► Los artistas de este país no se comprometen, no luchan por causas sociales y políticas.
► Los trabajadores cuidan solamente sus bolsillos y no se solidarizan con sus compañeros.
Todos estos mitos fueron cayendo uno a uno en solamente un mes. Cuatro sábados consecutivos la gente salió a protestar a las calles en distintas ciudades por los precios de la vivienda y por el costo de vida en general.
Durante un mes el discurso en la sociedad israelí pareciera haber cambiado totalmente: de repente se habla de socialismo, solidaridad social, una política de bienestar social, vivienda pública, educación y salud pública y gratuita, palabras que parecían haber sido olvidadas en un país sumamente competitivo e individualista.
Fuera de las manifestaciones de los sábados, hubo varias marchas en diversas ciudades en protesta a lo caro que es criar chicos en el país, desde el alto costo de las guarderías (que son privadas hasta los tres años), hasta los precios de los pañales, la leche en polvo o las colonias de vacaciones.
Cientos de madres en Jerusalén, Rehovot, Kfar Saba, Modiin, etc. salieron con sus cochecitos y sus bebes en las llamadas "marchas de cochecitos".
Los médicos y residentes, en huelga desde hace más de tres meses, tomaron también las calles de Jerusalén, protestando no sólo contra el gobierno, sino también contra sus propios representantes que no logran cerrar acuerdos satisfactorios con el ministerio de economía.
Los pasivos estudiantes se sumaron plenamente a todos los campamentos y se convirtieron en una de las fuerzas organizativas de los eventos populares. Es más, uno de los jóvenes líderes que surgieron de esta nueva situación es el líder de la Unión Nacional Estudiantil, Itzik Shmuli, quien se convirtió en uno de los portavoces más elocuentes de esta lucha.
"Es la hora de los jóvenes", expresó Shmuli en una de las manifestaciones, explicando una y otra vez que el objetivo no es cambiar el gobierno sino cambiar el sistema, cambiar el orden de prioridades y el reparto de los ingresos.
"Queremos una economía humana, que no aplaste a la gente, una economía que vea la angustia de la gente y no vea solamente números", "ya no nos avergüenza decir que nos es difícil, que estamos hartos de ser esclavizados toda la vida, que queremos trabajar honradamente y recibir la remuneración que nos merecemos".
Rothschild llega a Mas'uda de Sderot
Mas'uda de Sderot es un símbolo de la mujer de origen marroquí, de un poblado en vías en desarrollo que vive una vida dura y su familia no puede salir de la pobreza o la marginación social.
"Mas'uda de Sderot llega a Rothschild, la periferia es el corazón del país", dice en un reportaje a la televisión, desde una manifestación en Natanya, el Dr. Hani Zubida, profesor de ciencias políticas del Centro Interdisciplinario de Herzlia, experto en movimientos sociales.
Muy eufórico agrega que lo que está pasando en la sociedad es
Esta vuelta a la periferia fue el objetivo de los organizadores de las protestas al decidir que las manifestaciones del cuarto sábado consecutivo serían en ciudades periferiales en lugar de hacerse en Tel Aviv.
Esta fue la respuesta a las críticas del gobierno que llamaron a los manifestantes "jóvenes mimados aburridos en el verano que comen sushi y fuman narguila". Estos jóvenes aburridos llegaron a los actos de protesta realizados en Beer Sheva, Afula, Haifa, Netanya, Modiin y otros puntos "periferiales del país", y dejaron hablar a los representantes de estas poblaciones marginales.
"La periferia es la víctima por excelencia del régimen de privatizaciones", dijo en un reportaje el Prof. Daniel Gutwein, historiador económico, "estas manifestaciones expresan la oposición a este régimen y piden un estado que invierta capitales en educación, programas de empleo masivos y vivienda pública, especialmente en las zonas marginadas".
En la manifestación central del sur en Beer Sheva, se vieron también carteles en castellano de "Latinos del Negev por la Justicia Social". Este grupo que abrió una página especial en Facebook para apoyar la ola de protestas escribió:
"Constituimos este grupo como convocatoria a los latinoamericanos del Negev a sumar fuerzas y desempeñar un papel activo y protagónico en la lucha reivindicatoria del pueblo israelí. Cuando los gobiernos no escuchan los pueblos toman las calles. Cuando las instituciones callan, el pueblo alza su voz. Unamos nuestro potencial cultural y humano al reclamo popular de JUSTICIA SOCIAL PARA TODOS!!!
En esta página, como en muchas otras páginas privadas de latinos en Israel renacieron las viejas consignas de la lucha latinoamericana: "el pueblo unido jamás será vencido", "unidos triunfaremos", "tomar la calle", etc. etc.
La ola de protestas que envuelve al país está acompañada por una ola de nostalgia, no sólo entre los latinoamericanos en Israel. Todos vuelven a los valores de los pioneros, los que crearon el Estado haciendo duros sacrificios personales pero creyendo en una sociedad nueva, distinta, solidaria.
Todos estos sueños se enfrentan con la realidad de un gobierno cuya ideología económica es totalmente opuesta a la ideología que surge de esta protesta.
Desconcertado a este movimiento popular espontáneo y totalmente inesperado, el premier Biniamin Netanyahu respondió con su respuesta clásica: crear una comisión de expertos que analice los problemas y proponga soluciones.
Así se formó un equipo de 15 ministros, además de observadores y expertos financieros, encabezado por El Prof. Manuel Trachtenberg, Presidente del Comité de Planificación y Finanzas para el Consejo de Educación Superior, también argentino.
Trachtenberg anuncia en toda oportunidad que su objetivo es escuchar a la gente e invita a los equipos de los líderes de las protestas a proponer también soluciones. Abrió a estos objetos una página especial en Facebook, y de forma sorpresiva se encontró con jóvenes en un sitio de carpas en Tel Aviv.
Y sin embargo, los líderes y la gente en general tienen poca confianza en una comisión nombrada por Netanyahu, cuya política económica se basó siempre en las privatizaciones, el mercado libre, favoreciendo a los ricos a costa de los pobres.
"Trachtenberg puede ser considerado con orientación social si se lo compara con Netaniahu", decía el profesor Daniel Gutwein, "pero sus posturas siguen siendo muy conservadoras y no dan una respuesta mínima a lo que el público reclama".
Gutwein, junto a otros profesores formaron una comisión alternativa a la comisión de Trachtenberg, avalada por los líderes de las protestas. El objetivo de este forum es "diagramar bases para una economía diferente que no esté regida por el capitalismo extremo sino por un reparto justo de papeles entre el gobierno y el mercado", expresó uno de los líderes de la comisión, Prof. Avihu Spivak.
"Esto no es una utopía, hay países en el mundo donde esto funciona", agrega diciendo que "el libre mercado no puede traer justicia social, solamente el estado puede mejorar la educación, la salud, el bienestar y la vivienda".
El tiempo dirá si estos vientos revolucionarios continuarán cuando termine el verano, los estudiantes vuelvan a sus aulas, el frío atente contra las precarias carpas y los palestinos declaren su Estado. Esto es quizás a lo que apuesta el gobierno, a que una vez más los problemas de seguridad y las amenazas externas se sobrepongan a los problemas sociales e internos. Pero los revolucionarios deben ser optimistas por naturaleza y es hora de ser optimistas.
LA CALLE DEL PUEBLO
Paradójicamente, la protesta social en Israel se centra en la una calle que lleva el nombre de un millonario: Barón Edmond James de Rothschild.
También paradójicamente, esta calle construida en el 1910, fue originalmente llamada Rehov Ha'Am, lit. "Calle del pueblo".
El Bulevar Rothschild de Tel Aviv comienza en el barrio de Neve Tzedek y culmina en el Teatro Habima. Es una de las calles más concurridas y costosas de la ciudad, siendo una de las principales atracciones turísticas de la misma. En los últimos años la avenida fue remodelada y sus casas fueron restauradas y muchos cafés y restaurantes de moda se abrieron a lo largo de la misma.
Esta calle presenció muchos acontecimientos históricos, como la Declaración de Independencia de Israel, firmada en el entonces Museo de Arte de Tel Aviv, en el número 16 de dicho bulevar Rotchschild, conocido como Salón de la Independencia.
La mayoría de los edificios históricos presentes han sido construidos en el estilo arquitectónico Bauhaus, formando pare de la Ciudad Blanca de Tel Aviv, que es patrimonio cultural de la Humanidad designado por la UNESCO en el año 2003.
En el último mes la calle está irreconocible y se lleno de nuevas "atracciones" turísticas. Estas atracciones fueron señaladas en un mapa por el sitio de internet "Nana" y estas son algunas de ellas:
1. Sede de la lucha, lugar en el cual todo empezó y se convirtió en el centro operativo de la protesta popular. Hay una enfermería, una cocina que otorga comidas gratis y provee de agua fresca. Los militantes y líderes de las protestas suelen reunirse aquí y hay también una carpa de esclarecimiento donde se explican los motivos de la lucha.
2. La torre del pueblo: una construcción de madera hecha por miembros de movimientos juveniles en honor a los pioneros de la época de Homa hu Migdal (Torre y empalizada).
3. Carpa de protesta árabe judía, lugar de encuentro y diálogo para ambos pueblos.
4. Cine de las luchas y centro de encuentro de los artistas populares, donde se proyectan películas con contenido social y político y hay espectáculos de todo tipo.
5. Sababilon: funciones de artistas, fiestas y diversión.
6. Carpas de los estudiantes, donde se concentran las organizaciones estudiantiles.
7. Revolución de amor y carpa de los Breslavim una al lado de la otra estas carpas pretenden difundir el amor y la alegría, ya sea desde un punto de vista laico como religioso.
8. Agencia sentimental de la revolución: empezó como una iniciativa en el Facebook y se convirtió en un lugar de encuentro para solos y solas.
Además hay carpas que representan la lucha de los padres y madres, la asociación de defensa de los animales, carpa de escuelas militares, psicólogos y terapeutas alternativos, la carpa del Tío Tom, etc.
fuente: semanario "AURORA", Tel Aviv
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