sábado, 28 de febrero de 2009

Antognazzi: “escribir no es racional”




Por:Jackeline Rojas Heredia

Tiene el tic de tocar con las manos la frente para explicar lo que piensa, es como si jalara con los dedos las ideas de la cabeza. Carlos O. Antognazzi, premio internacional de novela, además de periodista llegó a Bolivia por una invitación de la carrera de Arquitectura de la Universidad Privada Boliviana (UPB).

El pasado miércoles dio un taller sobre las similitudes de la creación en la arquitectura y en la literatura.

Antognazzi explica que “escribir no es un proceso racional, es un proceso difícil de explicar porque es totalmente subjetivo” y aclara que si bien existen escritores que saben a donde quieren llegar con sus obras, hay otros que no saben de dónde viene una idea y se involucran tanto con ella que durante el desarrollo, son los primeros en sorprenderse de las situaciones inesperadas. “Estoy hablando del inicio del proceso creativo, de la creación de ficción como el cuento, la poesía, la novela que son géneros bien pasionales”, defiende el escritor.

Carlos O. Antognazzi ganó el premio internacional de novela, en 2005 en España, con su obra “Señas Mortales”. La novela, según relata el escritor, es parte de una tetralogía, (cuatro novelas), las otras dos están escritas e inéditas, la cuarta, afirma que le está rondando por la cabeza.

La narrativa de “Señas Mortales” gira en torno a la investigación de un crimen, desde diversos ángulos y desde los aportes de los testigos, los investigadores forenses, el juez, el sumariante, e incluso el periodista que intenta ir detrás de la verdad.

La verdad, algo tan relativo para el escritor, no existe. O existe a partir de la construcción de todos los personajes, en ese sentido no hay una sola verdad, hay varias verdades complementadas unas con otras para formar una que se adapte a todas.

Un proceso de construcción parecido a un diseño arquitectónico.

Antognazzi trabaja tres géneros, “según lo que vaya surgiendo”, afirma.

Sin embargo, el género de su preferencia es el cuento, la novela le exige más tiempo, más trabajo y la poesía es el género en el que se inició como escritor a los 14 años.

El escritor que no encuentra a veces la forma de expresar lo que siente cuando escribe, dice que sólo continúa una obra cuando se mete en la piel del personaje, cuando se deja llevar por la historia.



fuente: LOS TIEMPOS.COM- 22 DE FEBRERO DE 2009

http://www.lostiempos.com/lecturas/22-02-09/22_02_09_contenido2.php

Escritor invitado a disertar en Universidad de Bolivia

El escritor argentino Carlos O. Antognazzi fue invitado a disertar en la Universidad Privada Boliviana, sede Cochabamba. La disertación se realizó en el marco de la extensión a la comunidad de la universidad, con entrada libre y gratuita tanto para alumnos como para público en general. El tema fue la relación entre el proceso creativo de la arquitectura y la literatura.


La charla tuvo lugar el miércoles 18 de febrero en el auditorio La Paz, en el campus de la UPB, con el título «Una aproximación al proceso creativo: Vinculación entre la Literatura y el Espacio Urbano».



Antognazzi, que nació en Santa Fe en 1963 y reside en Santo Tomé, fue presentado por el Arquitecto Bernardo Cabrerizo B., Jefe de la Carrera de Arquitectura de la Universidad. Previamente a la charla Antognazzi leyó dos cuentos de su autoría, «Los exilios» y «Trabajar con papá», que se articulan en el texto de la disertación y funcionan en este caso como “espejos” para comprender el proceso creativo.


La UPB es la universidad privada más importante de Bolivia, y tiene sedes en ciudades como La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija. Cochabamba es la tercera ciudad en importancia de Bolivia, con un millón de habitantes. Se encuentra enclavada a 2600 metros de altura, y está rodeada de montañas.


Con motivo de esta disertación Antognazzi fue entrevistado luego por la periodista Jackeline Rojas Heredia, del diario Los Tiempos. La nota se publicó en este matutino el domingo 22/02/2009.


A modo de intercambio cultural, Antognazzi distribuyó ejemplares de sus libros y de otros autores santafesinos, además del nuevo libro de los talleres literarios que coordina, Antología 5, que acaba de aparecer.

Carlos O. Antognazzi
coantognazzi@hotmail.com

Páginas personales:
http://www.castalia.es/Shop/Detail.asp?IdProducts=1324 http://www.mundoculturalhispano.com/spip/auteur.php3?id_auteur=142 http://www.ate.org.ar/home/index.php?acc=la_asf&id=255
http://axxon.com.ar/wiki/index.php?title=Antognazzi,_Carlos_O.
http://www.tyhturismo.com/data/destinos/argentina/literatura/escritores/Antognazzi/Antognazzi.html




jueves, 26 de febrero de 2009

TRIBUNA: ENRIQUE KRAUZE

El énfasis sospechoso

por ENRIQUE KRAUZE

Hace cinco siglos que los judíos fueron expulsados de España, pero a veces pareciera que todavía ronda en España el fantasma del judío, no en las calles de Gerona o las sinagogas de Toledo, sino en el alma de algunos españoles en quienes persiste -soterrado, inconfesable- el viejísimo prejuicio antisemita.


Conviene aclarar, en negativo, qué entiendo por antisemitismo.


Criticar la fundación de Israel teniendo en cuenta el altísimo costo que tuvo que pagar desde entonces el pueblo palestino, no implica por fuerza un acto antisemita: historiadores israelíes de la corriente post-sionista han ejercido y documentado esa crítica. Criticar la política exterior israelí en las últimas décadas conlleva aún menos una actitud antisemita: de hecho, los propios israelíes liberales y de izquierda han visto en los asentamientos un acto de ocupación inadmisible, cruel y, a fin de cuentas, contraproducente.


Criticar la reciente ofensiva israelí en Gaza tampoco supone albergar un prejuicio antisemita: existen argumentos serios contra su desproporción y una indignación general por el sufrimiento de la población civil. Ni siquiera criticar a "los judíos" supone necesariamente un reflejo antisemita: los fanáticos de la identidad suelen generalizar así sus antipatías, lo mismo contra "los judíos" que contra "los yanquis", "los chinos", "los sudacas" o "los gachupines".


Dicho todo lo cual, creo que a raíz de la guerra de Gaza afloraron dos actitudes preocupantes: una roza el antisemitismo, otra lo asume abiertamente.


La primera es la parcialidad noticiosa y editorial de algunos medios con respecto al tema, como si la ofensiva israelí se hubiese dado (casi) en el vacío, sin la provocación previa de los proyectiles de Hamás sobre el sur de ese país y la amenaza cierta de que en un futuro cercano cayeran sobre Tel Aviv.


Creo que no se documentó de manera suficiente el hecho (recogido con amplitud, por ejemplo, en el Corriere de la Sera) de que Hamás puso en posiciones de riesgo militar deliberado y forzado a su población civil.


Creo que ese énfasis condenatorio no se ha visto en otras tragedias: pienso en Chechenia, donde fueron torturadas y muertas decenas de miles de personas. La doble moral resulta inexplicable.


Nadie comparó entonces a los rusos con los nazis. Hubiera sido una infamia, a pesar de lo que hicieron en Chechenia. Y es que los rusos sufrieron indeciblemente a manos de los nazis. Los judíos aún más. Otorgar a las víctimas la identidad de los victimarios es una perversidad moral.


Allí reside la segunda actitud, francamente antisemita.


Su expresión más socorrida es la amalgama de maldad: la equiparación (ostentada en las manifestaciones de Madrid y Barcelona) de la Esvástica con la Estrella de David, que a su vez supone la equiparación (formulada por varios importantes escritores y periodistas) de la tragedia de Gaza con el Holocausto.


Se trata de dos fenómenos distintos que por su magnitud y naturaleza no pueden ser homologables.


La amalgama de todos los males conduce a la banalización del mal: si 600 víctimas inocentes son lo mismo que seis millones (aunque la muerte de los seis o 600 sea claramente reprobable) el mal resulta relativo, el mal no importa. Pero aún más decisiva que la diferencia cuantitativa es la diferencia de sentido.


El Holocausto representó la voluntad (cumplida en un 50%) de exterminar un pueblo, de borrarlo, de tratar a niños, mujeres, ancianos como plaga y no como personas. Este exterminio no fue solamente un crimen contra los judíos sino contra el concepto mismo del ser humano. La inteligencia, la racionalidad y el lenguaje desaparecen si no suponemos una semejanza radical entre los hombres.


En el caso actual, son los fundamentalistas islámicos quienes reproducen el ánimo nazi: quieren borrar al otro, en Jerusalén, Nueva York, Madrid o Londres. Ni en esta ofensiva ni en ninguna otra, Israel se ha propuesto exterminar a la población palestina.


Según el Pew Research Center de Chicago, desde 2005 España es el país de Europa donde el prejuicio antisemita ha aumentado más aceleradamente: pasó del 21% al 46%. Según una encuesta realizada por el Observatorio Español de Convivencia Escolar, más de la mitad de los estudiantes de secundaria declararon que preferirían no sentarse junto a un joven judío en sus aulas.


La España tolerante y plural que ha otorgado el Premio Príncipe de Asturias a las comunidades que preservaron el legado de Sefarad no puede -sin negarse a sí misma- desdeñar esos datos sin hacer un análisis valiente y objetivo.


Y la España democrática y moderna, que ha sido víctima reciente del terrorismo islámico, no puede ignorar -sin caer en la esquizofrenia- que Hamás busca la imposición de un régimen fundamentalista mientras que Israel es el único Estado democrático de la región.


¿Qué haría España, mutatis mutandis, en el caso, improbable pero no imposible, de que un triunfo generalizado del islam radical en el norte de África se tradujera en una amenaza sobre sus puertos mediterráneos bajo el pretexto teológico de recobrar el territorio de Al Andalus que fue suyo siete siglos?


En el tema judío, hay que volver a la tradición liberal de Benito Pérez Galdós, quien en tres novelas (Aita Tettauen, Misericordia y Gloria) mostró comprensión y compasión por el drama histórico del pueblo judío. Israel no es una nota al pie de página en ese drama.


Israel es el corolario de ese drama. Si se acepta la legitimidad de su existencia (producto, no olvidemos, de las circunstancias sin precedente creadas por el Holocausto), debe admitirse también su derecho a vivir sin la amenaza cotidiana que ha pendido sobre sus habitantes.


Esa doble aceptación no implica, repito, justificar la política israelí de los últimos decenios. Pero sí implica mirar al conflicto en toda su diabólica complejidad, distinguir la responsabilidad de ambos bandos, y dar a los muertos israelíes el mismo peso que los muertos palestinos.


Implica evitar la inmoral referencia al Holocausto y exorcizar el fantasma del judío para poder verlo como los nazis y los fundamentalistas no lo ven: como un ser humano.

Enrique Krauze es escritor mexicano, director de la revista Letras Libres.

Publicado en el diario EL PAIS -04/02/2009

© Diario EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

miércoles, 25 de febrero de 2009

"POETA ENFERMO REHÉN DEL INEFICIENTE SISTEMA DE SALUD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES"

El poeta Eduardo Dalter ingresó en la sala de terapia intensiva del Hospital. Lucio Meléndez de Adrogué la noche del 19 de febrero de 2009, con un cuadro de trombosis arterial de miembro inferior izquierdo, originada en un aneurisma localizado en la aorta abdominal. Los estudios a que fue sometido y que confirmaron el diagnóstico se efectuaron en otro centro de salud, dado el precario equipamiento con que cuenta el nombrado nosocomio para el seguimiento de estos pacientes.


Actualmente se encuentra estable y anticoagulado, pero lo delicado del caso impone una pronta derivación a un centro de alta complejidad que cuente con un servicio de hemodinamia.



Ninguna solución han provisto las autoridades del Hospital Meléndez, como tampoco el Ministerio de Salud de la Provincia, y a cinco días de este episodio, prácticamente agotadas las instancias de sus amigos en cuanto a “contactos” con hospitales de la Capital o de la Provincia de Buenos Aires, recurrimos a la solidaridad de quienes tengan la posibilidad de obrar en favor de la salud de nuestro amigo.


Sería óptimo si se consiguiese una cama en los servicios de terapia intensiva o cirugía vascular de los hospitales Argerich o Presidente Perón de Avellaneda.
Eduardo Dalter, cuyo nombre legal es Eduardo Borrachia, tiene 62 años, y es un especialista destacado en poesía latinoamericana, con una obra poética y ensayística de más de treinta años de publicaciones en nuestro país y en el exterior. Como suele pasar con muchos artistas e intelectuales ninguneados, no tiene trabajo estable y, por ende, carece de cobertura social.


Los teléfonos para comunicarse con su esposa Nidia son los siguientes:
en la ciudad de Buenos Aires:
4219-5755
y 15 60389013.
desde el interior del pais: 011-4219-5755

Muchas gracias.

José Emilio Tallarico. DNI 8340647.
e-mail
untaltalla@gmail.com



EL EMBAJADOR URUGUAYO S.E.ALFREDO CAZES SE DESPIDE DE ISRAEL

CIRCULAR NRO. 79


A TODOS LOS COMPATRIOTAS


La Embajada del Uruguay en Israel saluda a todos los compatriotas y tiene el agrado de enviar la carta de despedida del Embajador Alfredo Cazes a todos los compatriotas uruguayos

Estimados compatriotas y amigos,

En unos pocos días se completan mis 5 años como Embajador de la República Oriental del Uruguay ante el Estado de Israel, lo que significa la finalización de mi Misión en este hermoso país.

No sería justo ni con ustedes todos, ni conmigo mismo, si no les expresara mi más profundo reconocimiento y agradecimiento por el apoyo, el calor humano y la sincera amistad que todos nos dispensaron, a mí y a mi familia durante estos 5 años.

Esto fue de enorme importancia para que desarrolláramos nuestra Misión diplomática sin tensiones, y con la tranquilidad de espíritu y la sensación de permanente de no sentirnos extranjeros o extraños a esta sociedad. Y esto, que para quien lleva más de 42 años en el servicio exterior es algo muy difícil que suceda y es mérito de toda la sociedad israelí, sin distinciones.

Siento la necesidad de expresarles que esta ha sido una experiencia sumamente enriquecedora en tres planos, a saber:

A) En lo personal el haber disfrutado de la belleza, cultura y altísima calidad de vida de este país.

B) En lo familiar, no sólo la integración inmediata de mi señora esposa y los dos hijos que vinieron con nosotros, sino tambien el enriquecimiento intelectual y cultural que lograron.
En el caso de mis hijos, ambos finalizaron el B.A. en Gobierno, Diplomacia y Estrategia en el Centro Interdisciplinario de Herzliya y mi hija tuvo tiempo suficiente para finalizar el Master en Gobierno del mismo Instituto.

C) En lo profesional fue una experiencia única e irrepetible de estar en un lugar que para mal o para bien, ocupa la atención del mundo y que convierte el análisis político del acontecer interno y externo de Israel en un ejercicio intelectual continuo, desafiante y hasta rejuvenecedor.
Y en el campo de las relaciones bilaterales Uruguay- Israel, históricamente excelentes, creo que avanzaron aún más con la puesta en vigor del Tratado de Protección Recíproca de Inversiones, la firma del Tratado de Libre Comercio Israel- MERCOSUR, que Uruguay ya ratificó y la firma del Acuerdo sobre Cooperación Bilateral en Investigación y Desarrollo Industrial del Sector Privado y el Acuerdo en Salud y Medicina, culminando con la muy exitosa visita del Señor Presidente Tabaré Vazquez en agosto pasado.

Me voy satisfecho y con la sensación personal del deber cumplido.
Pero quiero expresarles que a pesar de todos los acontecimientos y cambios que se produjeron en estos 5 años en Israel, en la región y en el mundo, no me parece que mucho haya cambiado para las perspectivas de paz. Esta es una sensación amarga que me llevo, aunque no evitará que siga siendo un optimista.

Quiero también reiterarles y ratificarles lo que he dicho en múltiples oportunidades, que como representante de un país que ha hecho de la defensa del Derecho Internacional y sus principios básicos el interés político fundamental de su política exterior, siempre defendí el derecho de Israel de vivir en fronteras seguras, su inalienable derecho a defenderse y su derecho a vivir en paz con sus vecinos.

Por último, deseo expresarles mi más profundo y sincero deseo, que es el mismo que los gobiernos uruguayos tuvieron desde el comienzo y que quedará reflejado para siempre en lo actuado por el memorable Prof. Enrique Rodríguez Fabregat, que Israel sea siempre un hogar para el pueblo judío y una democracia donde todos sus habitantes tengan los mismos derechos, deberes y oportunidades.

En nombre de Graciela, mis hijos y en el mío propio, gracias por todo y hasta la vista.

Alfredo Cazes
Embajador


Herzliya, 25 de febrero de 2009.


FUENTE: recibido directamente de la Embajada.

martes, 24 de febrero de 2009

FINLANDIA, un pais formado por gente que no le tiene miedo al trabajo(uno de los países más competitivos del mundo )


foto:http://www.flickr.com/photos/jordipostales/533629444/


Finlandia no tiene muchos recursos naturales. El himno nacional dice: ...somos un país pobre, que no tiene oro. El recurso que tenemos es nuestro pueblo.
Así, invertimos en nuestro pueblo. Toda persona tiene que recibir formación, educación, para ir tan lejos como su capacidad lo permita.
No es suficiente que una sociedad posea algunas personas muy capacitadas. Toda la sociedad tiene que tener la posibilidad de formación durante toda la vida.
No basta que un niño pobre reciba alguna formación cuando pequeño. Tiene que poder estudiar cuanto quiera.
Y Finlandia es uno de los países mas competitivos en las estatísticas internacionales con solo 5 millones de habitantes.
Imagine lo que haría con 190 millones.
Si un país busca inspiración para enfrentar dos de sus principales problemas (educación y corrupción), difícilmente se podría dejar de visitar un lugar más apropiado que Finlandia.
La presidenta finlandesa, Tarja Halonen, adelanta algunas
palabras-clave: “fuerte inversión en educación”
(6% del PIB en Finlandia, sin contar investigación); transparencia en el gobierno; y fidelidad partidaria; Es muy importante tener el coraje de reservar los recursos para la educación básica", resalta ella.







Un pueblo educado elegirá dirigentes honestos y competentes. Estos elegirán los mejores asesores.
Un pueblo educado no tolera la corrupción.
Un pueblo educado sabe muy bien diferenciar un discurso serio y una prédica demagógica.
Un pueblo ignorante desperdicia sus recursos y se empobrece.
Un pueblo ignorante vive de ilusionarse.
Un pueblo educado prospera también en condiciones adversas!
Finlandia posee una economía de mercado altamente industrializada, con producción per capita mayor que la del Reino Unido, Francia, Alemania e Italia.







El patrón de vida finlandés es elevado. El sector clave de su economía es la industria - principalmente maderera, metalúrgica, ingeniería, telecomunicaciones (se destaca Nokia) y productos electrónicos.
El comercio exterior es importante, representando cerca del 1/3 del PIB. Con excepción de la madera y de varios minerales, Finlandia depende de importaciones de materias primas, energía, y algunos componentes de bienes manufacturados.
fuente: llegó en un PPS.

JULIO MARTEL ,ADIOS A UN VECINO ILUSTRE





Por Rubén Fiorentino

Con el dolor por la pérdida aflorando en cada palabra, con la emoción contenida tratando de hilvanar un recuerdo, una anécdota, un hecho puntual, a pocas horas de la penosa partida, me dispongo a evocar a un grande. Los que de alguna manera están vinculados a esa expresión genuina de la cultura de los argentinos que es el tango, saben que no exagero para nada en el concepto. Fue grande en los años mozos cuando nos regalaba el trino de su canto y grande después cuando desde la función pública elaboró un incomparable programa cultural desarrollado en el municipio vecino de Vicente López, tierra que adoptó como propia a pesar de su nacimiento en Baigorrita, localidad cercana a Junín. El documento lo registraba como Julio Pedro Harispe aunque trascendiera a la popularidad como Julio Martel y así se alejó de nosotros hace escasas horas. Confieso que no tuve la dicha de presenciar en vivo sus actuaciones pero rescato el recuerdo de su personalísima voz desde aquel programa señero que fue el “Glostora, Tango Club” en el que Alfredo de Ángelis, “El colorado de Banfield” le brindaba el marco musical propicio para su lucimiento, desde un viejo disco de 78 r.p.m. o acaso desde el film nacional “El cantor del pueblo”donde aparece fugazmente haciendo dúo con Carlos Dante o “El ídolo del tango” en el que cubrió el rol protagónico y desde donde hacía trascender también su estampa de galán. Ya más cerca en el tiempo memorizo los días en que desde los distintos espacios culturales que dispone el vecino partido era el responsable de acercar figuras de la talla de Mariano Mores, Osvaldo y Beba Pugliese, Ernesto Franco y tantos otros que sería interminable enumerar. Aquel 27 de Marzo de 1998 cuando el Centro Cultural del Tango Zona Norte lo declara Socio de Honor y junto al entonces presidente de la entidad, Don Roberto Peregrino Salcedo, en mi carácter de Secretario, le hago entrega, con toda la emoción que me embargaba, del pergamino que lo acreditaba como tal, o cuando en esa misma jornada después de un singular reportaje para el programa “Abriendo un camino” que le hizo mi hijo Gerardo de escasos 12 años me felicitó públicamente por los conocimientos tangueros de su circunstancial entrevistador. Es justicia que una plaza de su querido Munro lleve su nombre lugar que como testimonio de afecto, sus vecinos bautizaron de esta manera, al cumplir el cantor su octogésimo aniversario. Se marchó hace escasas horas, el 19 de Febrero pero acaso como otro grande, Aníbal Troilo, no se irá nunca …”si siempre esta llegando”…





--Publicado por Centro Cultural del Tango Zona Norte para Nortangoxxi el 2/23/2009


RIOLAMA FERNANDEZ: UN PINO POR JUDIO

Riolama Fernández *

El Estado de Israel se formó en 1948, luego del holocausto nazi en la Segunda Guerra Mundial, donde fueron discriminados, humillados y asesinados seis millones de judíos. En conmemoración a ellos, se sembró en Israel un pino por cada judío muerto en el holocausto, es decir, se sembraron seis millones de pinos en el desierto de Judea, donde aún sobreviven fuertes, pujantes y verdes, y aunque no alcanzan la altura de sus parientes de Canadá y Europa han logrado reproducirse, contradiciendo todos esos conocimientos de fisiología vegetal, tan académicos y exquisitos, que suelen ser pesadilla diurna de quienes no lo poseen y están en el deber de aplicarlos. Contra todo pronóstico científico, religioso y político hoy el desierto de Judea es un incipiente bosque de pinos apto para lo supervivencia en las condiciones más extremas.


Hace unas semanas, cuando el bombardeo israelí hizo estragos en Gaza, algunos políticos y periodistas venezolanos llamaron a un boicot para los productos de Israel, para que Venezuela dejara de adquirir cualquier cosa elaborada allá, e incluso se cerró la embajada. Esta situación me hizo pensar en una respuesta para mis amigos que me habían preguntado acerca de lo más impresionante de mi viaje a ese país del Medio Oriente, lo cual no había querido responder porque la respuesta sería muy compleja de explicar, pues toca punzantemente esa fibra de patriotismo y orgullo nacional que todos los venezolanos tenemos, sobretodo yo, tan orgullosa de conocer mi país mejor que muchos soldados y que me encanta decir que me lo he gozado, rodado, escalado, cabalgado, volado, navegado, nadado y pateado de Norte a Sur y de Este a Oeste.


Las neuronas de esta venezolana orgullosa, amantísima desbocada de nuestra geografía, echaron chispas de incredulidad al pensar en qué afectaría a Israel el que Venezuela no compre sus productos.


Israel no tiene más fuente de agua dulce que el río Jordán y el lago de Galilea, pero tiene los mejores cultivos del planeta tierra. La superficie territorial de Israel es tan irrisoria, apenas 145 Km de largo por 135 de ancho, la mayor parte es desierto y mar, pero cultivan hasta en los bordes de las carreteras y hasta al frente del Mar Muerto entre los desiertos de Judea y Cisjordania a 40 ºC. Tienen un desarrollo tecnológico que supera al de países más grandes y poderosos. No tienen petróleo, ni agua ni hidroelectricidad lo que a Venezuela le sobra hasta para regalar y botar como lo hace, pero no falla la luz nunca y la presión del agua es tan fuerte que si te descuidas te hace chichones en la cabeza cuando te duchas. La población entera goza de todos los servicios por igual. No tienen oro ni metales de ningún tipo, pero si a los mejores joyeros del planeta. No tienen petróleo pero las calles no tienen huecos. No tienen bosques sino desiertos, pero transforman desiertos en bosques. Toda la población es culta y educada, cada quien habla entre cinco (5) a ocho (8) idiomas, incluyendo el hebreo, el inglés, el árabe e incluso el español. Usted puede caminar por la playa del mediterráneo a cualquier hora del día o de la noche sin que le atraquen, violen ni maten. Usted no verá nunca a un policía ni un soldado en la calle, pero hay seguridad y su ejército es de los mejores del mundo. Las casas no tienen rejas ni en las puertas ni en las ventanas y permanecen con el color natural de la piedra, recordándome a la Ciudad Bolívar que mi padre me enseño a amar, esa que ya no existe, la ciudad de casas blancas y crema, de las fotos de la historia. En Israel no se desperdicia petróleo ni se daña la estética pintando con esos horrendos colores oleaginosos como en esta Venezuela petrolera. En un comercio judío no le van a dar rebajas, pero nunca le cobrarán de más, de eso puede estar seguro. Pobreza no hay, solamente los beduinos se puede decir que son pobres, entonces queda claro que la prosperidad del pueblo judío no se debe solamente a su monoteísmo (creencia en un solo Dios) sino más bien a su monogamia (se procrea solamente con una sola mujer). Son judíos no solo de raza sino de religión, pero viven del turismo para cristianos, de modo que conocen el cristianismo mejor que los mismos cristianos. Son un pueblo pequeño rodeado de enemigos, de modo que las mujeres paren bastante, hasta en eso son eficientes e inteligentes. El Estado de Israel se formó con Kibbutz, estilo de vida comunitario, pero prevaleció el respeto a la libertad e independencia de los hijos de realizar una profesión distinta a la del padre. Hoy Israel es un Estado democrático de verdad, altamente productivo, vive fundamentalmente de la venta de su tecnología desarrollada a base de intelecto puro, con independencia económica y libertad y prosperidad ciudadana, su principal recurso es el hombre con su intelecto y su trabajo.


Sin duda es impresionante que algunos venezolanos crean que pueden boicotear a Israel, cuando ellos sin tener nada de lo que a nosotros nos sobra viven con niveles de excelencia, prosperidad y eficiencia. Mientras en Venezuela la mayor parte de la población tiene déficit de agua potable, luz eléctrica, vivienda y demás servicios, la mayor parte del territorio son tierras ociosas, no se aprovecha el potencial turístico, se desforesta el bosque para sacar oro y demás metales a los que no se le da valor agregado. En lugar de pretender boicotear se debe pretender aprender de Israel. Dios me ha dado la oportunidad de conocer y disfrutar de lugares realmente impresionantes tanto dentro como fuera de mi país, sin embargo, aunque parezca inexplicable para muchos, dudo que algo pueda impresionarme más que ver los pinos crecidos en el desierto de Judea, ante eso yo no me quito el sombrero (símbolo de respeto en Venezuela) sino me dejo el sombrero puesto, lo que es respeto para el pueblo judío.

FUENTE: recibido de la autora.

* Bióloga y escritora. Ciudad Bolívar. Venezuela

Américo Gollo Chávez: NO MÁS! MAS NO!

NO MÁS! MAS NO!
Américo Gollo Chávez.

Viernes, dos de la tarde casi en punto. Tres patrullas repletas se detuvieron frente a la casa y un carrito por puesto, golpeado, gris, había señalado el destino. Un joven flaco, mal vestido, sin detalles para la memoria se bajó y señaló, aquí. Lo demás fue rápido. Una docena de seres armados entraron a la casa, a decir verdad un rancho limpio, de dignidad repleto, distribuidos para el asalto un primer grupo por el callejón de la izquierda, otro por el de la derecha y el tercero, del comandante escoltado por dos subalternos, cauto, entró por la única puerta. La operación duró pocos minutos. La presa estaba escondido tras un libro, su más alto refugio. Los niños, como si vieran una película refugiaron sus miedos sin signos de terror en su inocencia y, al fondo en el patio vecino, un señor, contemplaba la escena, tras sus lentes, paseaba sus ojos por “Crimen y Castigo”, quedó suspendido como en acto final de una película de terror. ¡Es ese! gritó el taxista. Un joven muy flaco, un poco más allá de la mediana estatura estaba ya de pie. Lo demás fue sencillo. El comandante se sonrió. ¿Él? Sí, respondió con rabia el taxista, él! Venimos por usted, no se preocupe, se aclarará todo, pero debe venir con nosotros. Son órdenes. Lo llevaremos a una prefectura, en Sabaneta. Y, de nuevo advirtió, no se preocupe. Pueden llevarle hamaca. Se disculpó. La mamá de los niños, serena como un roble, cubría de fe y amor a los hijos. Inmutable como si nada sucediera o como si ocurriera algo normal, tal como sabía era. A apenas unos diez minutos del viaje, el comandante se detuvo y propuso dejar libre al flaco, éste dijo, es menos peligroso que San José. Y se rió. Pero, el taxista advirtió, si lo soltáis te denuncio. Ese me despreció, ayer pasé por su casa y no me quiso comprar los perfumes y es el dueño del carro que se decomisó lleno de propaganda subversiva, allá en Ojeda.


Podría seguir en esta historia que, narrada hoy, material podría ser para un cuento, pero dejo el episodio tal cual fue. Hablo de mí, de mis dos mayores hijos, uno de ellos trágicamente ido y en mí eternamente vivo en la sublimidad de mis sueños, y de mi papá y de la mamá de los niños. Pero sobre todo, quise hablar del hombre bueno, tendría cuarenta años, no se de él, solo que era bueno. El Comandante, el jefe de la misión, para quien yo, un muy joven bachiller, presidente del centro de estudiantes de economía carecía, ante sus ojos, de las cualidades de un peligroso guerrero que pudiese poner en riesgo al régimen.


Tiempos fueron de yerros, de episodios sangrientos unos cuantos, de asesinatos fueron, de implacables persecuciones, de órdenes macabras, de “disparar primero y averiguar después” principal argumento que Betancourt, el padre de la democracia, así bautizado para esconderle sus crímenes, había empleado como arma para defender a su hija y como slogan teórico, si así llamar se puede, la expresión “la democracia construye, el comunismo destruye”, con la cual se adornaba los puentes destruidos en las más transitadas carretas. También responsable fue de la miserable exclusión e implacable persecución a quien adeco o copeyano no fuera y, de manera aun más concreta a los comunistas y miristas. Siempre supe que el autor de esta macabra jugada era el propio Rómulo, pero el placer de sus ejecuciones estaba en manos de sus secuaces y de los verdugos, según fueran los casos. El placer estaba en los perfumeros, a quienes sin razón alguna, nutría el odio su alma. Los tiempos que vinieron luego los sabemos. Rómulo triunfa, pero dejó secuelas. La mayor fue no haber dado a la democracia contenido histórico, convertirla en mera ideología que si bien alimenta el espíritu como valor político trascendente, la podredumbre real que la sustenta generó el aparatoso triunfo de una derrota, el golpe del 4F, y a guión seguido, la victoria política de Chávez. Verdad absoluta es cuanto cuento y verdad que reivindico ahora la del comandante, aquel, que bueno era y tantos había en esa era.


HRCHF alimenta su proyecto, en su praxis política de esa podredumbre, descociendo por razones de su oportunismo político*sus fuentes de, al menos algún valor moral e histórico, como fueron los textos y orientaciones de Kleber Ramírez, y en su lugar de manera grotesca sus “lecturas” de la “postmodernidad”, imbecilidad que si tuviera algún mérito queda reducido a los pantanos de las ideologías siempre con pretensiones hegemónicas del eurocentrismo, pero que para este mundo prelógico, precapitalista, premoderno como lo es Venezuela, solo puede alimentar la retórica de la mediocridad y en su narcicismo asumir el tal socialismo originario, indoamericano bolivariano, robinsoniano, zamorano, humanista, cristiano... Y si algo de esto pudiese sustentarse, si algo pudiese en honor a la verdad decir de ello, sería su negación. En efecto, del cristianismo hereda la Inquisición, de Zamora, un caudillismo sin ideas, pero pisoteando su federalismo; de Simón Rodríguez deformó sus sueños y transformó su prudente soledad en escandalosa misoginia, de Bolívar el delirio y amor por la libertad lo trueca por el imperialismo de chequera y convirtió en alucinaciones la falacia del socialismo originario e indoamericano. Ah!, casi lo olvido, su humanismo, una charca, un estercolero donde pacen la lista de Tascón y las nuevas listas, que se construyen siempre bajo sus órdenes, para asegurarse de que “quien no es mi subordinado, mi esclavo, mi secuaz, es mi enemigo”. Un infierno donde el odio se cultiva en la violencia de la palabra para crear la atmósfera para el delito y el estimulo a la impunidad. De la política un ejercicio de la retórica en donde se la rectitud, el equilibrio, la verdad y la ética se sustituyen según los miedos y las circunstancias. El Uribe, lacayo, miserable, criminal, las FARC, ejército de libertadores, y en breve, intercambia el sujeto al mismo verbo, para afirmar, desvergonzado, lo inverso. Con traje de palestino se inclina a pedir perdón a los judíos. A su diestra se ubica Lina Ron y a sus espaldas La Piedrita, guardianes de la revolución y su justicia, pero al soplar mal el viento, de revolucionarios en dos palabras o tres se hacen traidores, contrarrevolucionarios e, incluso, asesinos. El amor se invoca para preguntar al condenado de que forma quiere que le corten el cuello en el corto camino hacia el cadalso.



Me he visto en la extrema necesidad de escribir esto, así de esa forma, porque papá soy y abuelo soy. Mis hijos, según en ejercicio de la libertad plena de su conciencia, han respaldado, unos, al proceso, otros, lejos de él. Las fuentes de su actitud pudieran estar en esta historia en unos, en otros, también pero en diversos momentos y dimensiones de su existencia plena. Pero, la verdadera razón, la vive cada quien, sin que yo jamás hubiese tratado de moldear su consciencia, son sus decisiones. Respetado sus decisiones y sin importar su talante, su tono y su verdad, con Pascal, siempre me digo que “el corazón tiene razones que la razón no comprende” y sus decisiones me enorgullecen, porque propias son. Pero otra vez, el perfumero de la anécdota “originaria” de este texto, ha tocado con violencia las puertas de mi alma. A uno de mis hijos se le condena por no dar obligado el día de salario para abonarlo en pago voluntario a la publicidad del proceso. Se le persigue para que se retrate y sin saber qué piensa y como piensa, se le exige, para conservar su trabajo, que apoye al comandante por la importancia que para la revolución tiene ganar la enmienda. Los secuaces verdugos llevan las cabezas de los disidentes, de los revisionistas y de los enemigos y enemigo es todo que por dignidad diga NO!. No se trata de un NO político, en el sentido feo que esta palabra ha adquirido a la manera en este tiempo. No, eso no. Se trata de un no consciente, que reivindica los valores supremos de la constitución, del derecho humano al trabajo, a la vida, a la libertad y se va aun mas al hondo, a lo profundo, a la sentencia ética y de altura política, de verdadero humanismo: “a cada quien según sus capacidades, según sus necesidades”, tal dijo Marx, en una de sus mas felices expresiones, valor esencial de lo que él llamara comunismo.



No reproche nadie que no hubiese tocado este tema. Muchas veces lo he hecho, esfuerzos por demostrar, incluso, que el único gran beneficiado de esa “revolución” es el imperialismo y lo ayuda a vivir, porque, no se si Chávez tiene idea de esto, pues, mientras mas larga tiempo alcance el mandado absoluto de Chávez, mas rechazo histórico generará y su mal ejemplo será expuesto para frenar los sueños de paz, justicia, ética, arte, ciencia, libertad, como hoy con propiedad se hace del comunismo real de los soviéticos, la tragedia sin fondo de Corea del Norte. En cambio, asesinaron muy temprano a Allende, porque su camino era mal ejemplo para el “capitalismo salvaje”, sencillamente porque se pudo conseguir acercar a la realidad la utopía: el socialismo, en su fase inicial, el comunismo como meta debía ser, para que valga el sueño, separador de toda alienación, y, la peor de todas, la sumisión del hombre al Estado, de este al dictador, cuya muerte debería producirse en esa etapa superior. Espacio de la libertad como consciencia y práctica social. Y mantengo, iluso tal vez, la esperanza de que la gran mayoría de este pueblo nuestro, diga a su presidente, NO MÁS, MÁS NO!.


E Invoco a la Providencia e incluso a los dioses que el comodante venera, para que él oiga, y sus verdugos regresen tras lo humano.




Américo Gollo Chávez. (premio regional de literatura)Maracaibo- Zulia-Venezuela. Septiembre 2006

Américo Gollo Chávez es un hombre de montaña. Nació en Mitón, un pueblito del Estado Trujillo, hace exactamente cincuenta y cinco años. Ha transitado mucho camino en busca del conocimiento. Varios títulos universitarios, melómano a conciencia de la terredad latinoamericana, profundo conocedor y practicante voraz de la literatura y la música sin regatearle el tono sublime de los campesinos hasta las profundidades de un Wagner. Sólo basta, como dirían los poetas clásicos chinos, que pulse la lira para que exista el bosque. Ha publicado un libro: Cuatro variaciones de nuestra conciencia. Ha ejercido el periodismo como columnista de opinión en varias publicaciones nacionales. Profesor de la Facultad de Ciencias en la Universidad del Zulia. Estudió en Alemania y Hungría, donde se doctoró en Estética.
http://www.legamos.com/html/gollo_right.htm

FUENTE:
A) El texto me lo envió el autor.
B)Los datos de vida, fueron extraídos del Blog:

http://miton.nireblog.com/post/2008/06/14/americo-gollo-chavez


Festival Rocanpoetry! en BUENOS AIRES, SABADO 28 DE FEBRERO


FESTIVAL ROCANPOETRY! #11
Sábado 28 de febrero, 23 hs.

México 3854, Almagro
entrada: 5 pesos.

Música:
Andrés Ruiz
Tulús
Gigante Elefante
Orquesta Horizontal

Palabras:
Juan Alberto Crasci
Fernando Bogado
Juan Manuel Daza
Sebastián Realini
Jeremías Ramaro
Mariano Massone
Marimé Arancet
Alejandro Güerri
Fernando Aíta
Miguel Ángel Lens
Luciano Di Silvestro
María Virginia Gallo
Exposición de fotos e instalaciones:
Rocío Rec


además:
venta de libros y de cds



organiza:
http://www.editoria lcilc.blogspot. com


Editorial CILC - Festival Rocanpoetry!

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domingo, 22 de febrero de 2009

INMIGRACION Y LITERATURA el libro-vida cotidiana de los inmigrantes y exiliados que llegaron a la Argentina entre 1810 y 1960

por Lic.MARIA GONZALEZ ROUCO*

Buenos Aires

En Miramar vivió el pampista Mauricio Chajchir. En sus memorias, el relata que en 1891 “se abrió el comité del Barón de Hirsch. Fue una salvación para los judíos y empezó el registro de las familias. Aceptaban solamente familias con hijos varones. Los que no los tenían, se daban maña. Hacían inscribir a un soltero como hijo y la cosa marchaba”. Cuando llegaron fueron alojados en el Hotel de Inmigrantes: "No sé de dónde surgió la versión que los cocineros y el personal eran judíos españoles y por consiguiente todo era kosher. Y ¡ah! Por primera vez durante todo el viaje, todo el pasaje disfrutó de una buena cena. Al día siguiente una comisión de mujeres fue a investigar a la cocina para ver si salaban la carne y se encontraron con una cabeza de cerdo sobre la mesa. Volvieron amargadas y tratando de vomitar lo que habían comido la noche anterior”. De Buenos Aires viajaron a Miramar y fueron hospedados en el Hotel Atlántico, donde permanecieron hasta que se inició el traslado a Entre Ríos. Chajchir escribe en sus memorias: “Lo que recuerdo de allí y lo conservo aún hoy día, es el gusto del té recocido y endulzado con azúcar negra, la que no era refinada y que hoy la llaman azúcar rubia. Ah! Hasta me parece que siento el gusto y el olor del té recocido con azúcar negra”. Recuerda en otro pasaje: “Nos habían dado matze para cuatro días, por lo que una delegación viajó a Villaguay y regresó al otro día en el tren con 5 bolsas de harina. De inmediato, al primer día hábil de la semana de Pésaj, jal-amoed, o mejor dicho la noche antes, calentaron y amasaron con palos improvisados. Una espuela de bota que se quitó un peón sirvió para cortar las hojas”. Cuenta una travesura que hizo con otros compañeros: “Yo sí que tomé clandestinamente un vaso de leche. Un día nos juntamos tres muchachos y fuimos por una senda a una casita, de la que habíamos oído que convidaban con leche a los visitantes. Fuimos repitiendo todo el camino la palabra leche para no olvidarnos. Llegamos, el más grande de nosotros dijo –leche-, largaron una carcajada y nos dieron un vaso de leche a cada uno. Como no sabíamos cómo decir gracias, hicimos una reverencia en señal de agradecimiento. Y hubo más carcajadas” (1).


Muchos italianos fueron pescadores, en Mar del Plata. Un descendiente se refiere a la vida cotidiana de uno de estos inmigrantes: “A Juan Carlos D’Amico lo llaman Chupete. (...) A Chupete le gusta su profesión, la misma de su padre y de sus dos abuelos italianos. Para ellos, toda la vida giró en torno a la pesca. ‘Mi abuelo llegaba a la casa, se lavaba y preparaba el chupín. Mientras se cocinaba, tejía la red. Todos los días un poquito. Terminaba de coser, comía, y se iba a dormir hasta el otro día, que volvía a pescar. Esa era la vida de él” (2).


José Navarro y Humberto Sánchez fundaron en Mar del Plata la tienda “Los gallegos”: “Con poca mercadería y muchas ganas de ganar dinero, los dos gallegos dormirían muchas noches sobre los dos únicos mostradores de la tienda vencidos por el cansancio de largas horas de trabajo y temerosos que un desborde del arroyo se llevara rápidamente las ganancias del mes”. A ellos se sumaron más tarde los empleados Enrique Martínez y José Vicario. “Recuerda doña ‘Conce’, la esposa de José Vicario que ‘cuando ellos (Vicario, Martínez y Navarro) iban al campo a hacer propaganda y vender, nosotras las mujeres, preparábamos las viandas. Es que estaban afuera varios días y debían llevar la comida. Sí, claro que con la señora de Martínez tratábamos de ayudar. Hubo épocas muy malas, como aquella de la crisis del 30... bueno, nosotras confeccionábamos ropa interior, camisetas y todas esas prendas para ser vendidas en la tienda...” (3).


En Mar del Plata, viven también los valencianos. Ellos realizan, año tras año, la Falla que sus mayores trajeron de España. Una noticia publicada en el diario La Capital en marzo de 2004 informa: “Desde ayer y hasta el sábado próximo se desarrolla en la ciudad de Mar del Plata la 50º edición de la Semana Fallera. La celebración es organizada por la Unión Regional Valenciana y se realiza en la céntrica plaza Colón. Todas las noches se ofrecen delicias gastronómicas y suben al escenario agrupaciones de música y baile de distintos puntos del país. (...) La celebración, con epicentro en la ciudad española de Valencia, alcanzará el máximo esplendor el sábado próximo cuando a partir de las 21 se realice un espectáculo de fuegos artificiales y luego, desde las 22, se proceda a la crema del monumento principal de la Falla 2004. La asistencia se estima entre 80 y 100 mil personas. (...) Este año la estructura del monumento principal instalado en la plaza Colón consiste en enormes castillos que simbolizan al Fondo Monetario Internacional y un galeón, que representa a nuestro país, que intenta alejarse del lugar. Entre los muñecos que forman parte de la escena se destaca la réplica del presidente Néstor Kirchner. La instalación tiene una altura de 31 metros y está confeccionada con madera y cartón. Precisamente el ritual de la "crema" consiste en prender fuego la obra de arte, que por lo general está inspirada en algún hecho saliente de la escena nacional o internacional” (4).


Hay gitanos en Mar del Plata. Algunas de sus composiciones han sido recopiladas por Perla Miguelí y transcriptas musicalmente por Pedro Leguizamón. Escribe Miguelí: “las canciones nuestras están basadas siempre en hechos reales, en acontecimientos que han pasado. Son anécdotas cantadas, inspiradas por el protagonista o por algún antepasado que transmitió el caso como canción. Pequeñas historias que pueden haber parecido importantes sólo para el grupo, en el momento de componerse, pero que con el paso de las generaciones adquieren una grandeza especial, una ternura, una bella sencillez, una frescura que nos cautivan a los que tenemos en nuestros oídos mucho más material de música (por discos, cassettes, compactos, radio, televisión, etc) que los que se podrían tener en otras épocas. Muy ocasionalmente, hoy en día en alguna fiesta o reunión se entonan canciones gitanas, para sorpresa y deleite de los presentes” (5).


En Villa Gesell vive Valeria Rodziewicz, “una encantadora ex enfermera polaca, sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial”. La anciana “nació en Wilno (Vilna hoy), Lituania, el 27 de diciembre de 1913. Por entonces, el territorio lituano pertenecía a la Rusia zarista”. Recuerda la guerra. En Polonia, en 1939, “La comida escaseaba, sólo teníamos arroz y la carne de los caballos muertos esparcidos por las calles. Cuando los alemanes llegaron al hospital, me echaron, con el pretexto de que no figuraba como enfermera estable. De golpe me quedé sin trabajo y me instalé en un albergue para estudiantes. Para poder comer tenía que vender mi sangre para las transfusiones” (6).


En Villa Gesell se estableció “el matrimonio que formaban la princesa María Windesgraetz y el conde Esteban Károlyi, de la nobleza húngara. Como tantos europeos de la posguerra, los Károlyi eligieron Villa Gesell para vivir y para ofrecer a turistas y amigos la mejor atención personal de la familia” (7).


En Necochea vive Amy Stirling –que “había sido inglesa, linda y joven”-, en un texto de María Esther de Miguel: “Cuando llegó a Necochea, no fue casualidad quedarse: cierto matiz del puerto le recordó suburbios de su ciudad. Yo la conocí una noche en Quequén: vieja, borracha y sentimental. Parecía un clown, exageradamente maquillada, propensa al disparate. Me informaron: está loca. Pero no lo creí” (8).


María M. Bjerg es la autora de Entre Sofie y Tovelille Una historia de los inmigrantes daneses en la Argentina (1848-1930), “una versión revisada y abreviada” de su tesis doctoral, dirigida por Fernando Devoto. En esa obra, ella evoca a su abuela dinamarquesa, que vivía en Necochea: “Entre mis recuerdos infantiles guardaré para siempre aquellos viajes familiares que hacíamos desde Juan N. Fernández a Necochea para pasar el día en lo de la abuela Frida. Los ochenta kilómetros que separaban esos dos lugares resumían el tránsito imaginario a un mundo mucho más distante por el que yo sentía una profunda fascinación. En el porche de la casa los visitantes éramos recibidos por un elocuente anfitrión: un zueco rojo de madera que la abuela había traído de Dinamarca. Aquel zueco, que colgaba a un costado de la puerta principal y en el que nadie parecía reparar, me señalaba la entrada al mundo de Frida. Un mundo en el que esa mujer –por momentos inescrutable, que no hablaba bien el castellano y que se dirigía a mi padre casi siempre en danés- había recreado una parte de su pasado y de su tierra a la que ya sólo la unía la nostalgia y la certeza de que el retorno al lugar de nuestros orígenes nos condena a movernos en un paisaje de imágenes y sensaciones que ya no podemos reconocer” (9).


Cerca de Médanos abrieron la Proveeduría “El Progreso” los hermanos Martínez y la esposa de uno de ellos. “Tanto Paco como Pepe –relata Isaías Leo Kremer- eran medio duros de entendederas, pro nunca dejaron de pagar sus cuentas, ni de tener preparados los billetes para los proveedores, cuando estos presentaban sus facturas. (...) Los gallegos, no sólo eran muy trabajadores, sino que hacían todo solos, no contrataban personal alguno; esto, unido a una vida austera, hizo que pronto cimentaran su posición” (10).


El pionero holandés Diego Zijlstra relata en Cual ovejas sin pastor: “Desde Buenos Aires, y previo paso por el Hotel de Inmigrantes, un grupo llegó en tren hasta Tres Arroyos, mientras que otros se instalaron en Cascallares, en la llamada Colonia del Castillo” (11).


El ensayo “La construcción de nuestra identidad”, de Angela Mónica Waksman, fue distinguido con una Mención de Honor en el Concurso AMIA 2004 Juana y Julio Kolonsky. En ese texto, ella relata que en Tres Arroyos vivieron sus antepasados: “Me pusieron ese nombre porque la tía mayor de papá había muerto tres meses antes de que yo naciera. Ese era mi nombre en castellano que, seguramente, mi bisabuela, pobre, copió de alguna vecina de Tres Arroyos. Allí había ido a vivir con sus hijos pequeños cuando mi bisabuelo, apenas llegado a tierras de Sudamérica, decidió buscar su propio ‘El Dorado’ en el norte del continente, abandonando a mi bisabuela, la bobe Berta. Para su empresa conquistadora se llevó a sus hijos varones mayores y dejó a esa mujer fuerte, siempre vestida de negro y con un rodete encanecido y muy prolijo” (12).


En el Buenos Aires Herald, Michael John Geraghty relata que en 1889 arribó el SS City of Dresden con alrededor de dos mil pasajeros. Se dirigieron a Napostá, cerca de Bahía Blanca, desde donde, en 1891, quinientos veinte colonos regresaron a Buenos Aires, “broken in spirit, uterly destituted” (13).


“Go west! Esa era la consigna del padre Antonio Fahy, uno de los personajes más emblemáticos de la comunidad irlandesa en el país. ‘Entre 1840 y 1850, Fahy recibía a los irlandeses en el puerto de Buenos Aires y los convencía de que se fueran al campo, al Oeste, a criar ovejas. Después los visitaba y los iba casando entre ellos’, cuenta Teresa Deane” (14).


“ ‘A mi abuelo Gaynor lo cargaron los ingleses en un barco a los 19 años, por rebelde, en 1857. Los últimos quince días antes de embarcarse lo único que comió fueron ortigas hervidas, porque no había ni para pan. A su hermano lo mandaron a Tasmania, donde se convirtió en un bandolero legendario. Eran barcos de vela, los cargaban para que se hundieran en el mar, y si llegaban a algún lado era por obra de Dios. La gente venía desnutrida y muchos morían durante el viaje. Mi abuelo fue a dar al Hotel de Inmigrantes, con apenas 45 centavos en el bolsillo’. Mateo Kelly –botas y bombachas de gaucho- ofrece un mate en su casa de San Antonio de Areco. Tiene 86 años, una memoria prodigiosa y cientos de historias. ‘Los criollos les daban a los irlandeses mil ovejas y un pedazo de campo –sigue-. Exigían el 66 por ciento de los corderos y la lana. Los irlandeses se quedaban con el tercio restante y así, en ocho o diez años, salían a flote. Era una vida dura. Vivían en taperas, ranchos de adoba, con puertas de cuero de oveja y en la frontera con el indio. Pero así mi abuelo Gaynor, que llegó sin nada, pudo comprar campo en San Andrés de Giles” (15).


En 1878, ocho familias y tres solteros volguenses fundaron Kaminka, un pueblo que más tarde cambiaría su nombre: “Cuando los colonos llegaron a Hinojo ya contaban con casillas provisorias instaladas y, cumpliendo con lo prometido, el gobierno les cedió animales y un arado como así también medios para su manutención por un año” (16).


Los volguenses que fundaron Colonia San Miguel “de las bodegas del antiguo trasatlántico pasan a los incómodos asientos de un vetusto coche ferroviario de la empresa inglesa de ferrocarril que los traslada hasta su estación terminal, Azul, pues hasta allí llegaba. Para completar los treinta y cinco kilómetros que les faltaba para llegar a su destino definitivo, abordaron una tradicional carreta, cuyos pesados bueyes los conducen hasta un paraje denominado San Jacinto, en el partido de Olavarría (...) Dos años en ese lugar, en contínuos sobresaltos por la lucha contra los malones indígenas, con armas que ellos mismos implementaban, bastaron para determinar la búsqueda de un sector más propicio. Encontrando, algo más al este, tierras más aptas y más alejadas de los peligros del indio. (...) Por mayoría deciden establecer allí su definitivo asentamiento, que debía llevar el nombre de uno de los tres patriarcas de mayor edad: Juan Ruppel, Pedro Kessler y Miguel Stoessel. Echada fue la suerte y don Miguel Stoessel fue el favorecido para transmitir su nombre a la nueva colonia. De ahí en más se denominaría ‘Colonia San Miguel’ ” (17).

El bisabuelo de Zahira Juana Ketzelman llegó a Azul con su familia, pero, molesto por la actitud de unos lugareños para con sus hijas casaderas, se fue de esa localidad: “Desde atrás de unos árboles, varios hombres observaban. Los ojos renegridos les ardían al ver a las rusitas, apetecibles como frutas pulposas y brillantes, blanqueadas de leche y miel. De improviso, el paisano más audaz se adelantó, asió a la rusita mayor por la cintura, se la echó al hombro y salió corriendo a campo traviesa. El bisabuelo era fuerte como un buen labrador; logró recuperar a su hija. A pesar de ello, la decisión fue tan súbita como el rapto. Subió a las tres (¿o cuatro?) hijas al carro, miró fijamente a la bisabuela, y sin decir palabra, del carro al tren con bultos y samovar, regresó a la capital. En la lejanía de los imposibles se habían diluido para siempre los campos de Azul” (18).

Otros, se quedaron: “Las diferentes expediciones realizadas con el fin de ensanchar los límites de la frontera eran complementadas por los gobiernos mediante el dictado de las leyes de enfiteusis. De esta manera atraían al colono y al extranjero. En virtud de ellas, legiones de inmigrantes vascos, franceses e italianos se introdujeron en el desierto a fin de explotar esas tierras que se les proporcionaba. Esos pobladores como don Pablo Acosta, don Miguel Rodríguez Machado se trasladaron a estas regiones y en virtud de salvaguardar sus vidas, su hacienda y, a fin de favorecer el comercio interno, se creó la línea de frontera del Arroyo Azul” (19).


A fines del siglo XIX, en la frontera vive un flamenco, personaje creado por Eugenio Juan Zappietro en De aquí hasta el alba. Roger Bary era “mercader en aquella esquina del infierno” y entra en tratativas con los indígenas, aún a costa de las vidas de sus hijas, sólo para salvar el pellejo”. En esa misma novela, el desierto alberga los restos de un estadounidense: “Un hombre delgado y macilento que era ingeniero del ejèrcito, habìa llegado para estudiar la posibilidad de trasladar el asiento de las tropas un poco màs hacia el mar. Se habìa llamado Jewison y era un americano de Tejas, muy golpeado por la enfermedad que habìa contraido al atravesar la Florida. Jewison tenìa treinta y cinco años y un Colt Forntier a la cintura; vestìa levitòn Prìncipe Alberto y fumaba cigarrillos muy suaves, ambarinos, de Virginia”. Una noche, “quedò con los ojos abiertos, mirando el techo de paja trenzada, inmòvil como una piedra. Habìa muerto sonriendo, cara a un cielo extraño, tal vez muy semejante al de las interminables noches de su Tejas natal” (20).


Décadas después, Mario, protagonista de Hermana y sombra, de Bernardo Verbitsky, recuerda al español que les vendía leche: “Dejamos en Bahía Blanca varias cuentas impagas, pero la que realmente nos preocupaba era la del lechero, un español bajito y menudo, a quien se le formaban unas arruguitas alrededor de los ojos al sonreír, lo que hacía con frecuencia. Vestía algo parecido a un chaleco oscuro, sin magas, usaba faja, y un chambergo negro echado ligeramente hacia la nuca. Teóricamente, lepagábamos mensualmente los cinco litros que nos dejaba cada día pero siempre fue tolerante para el cobro, aceptando los pretextos con que explicábamos nuestra condición de deudores morosos. En los últimos meses no pudimos darle un centavo sin que él suspendiera el suministro de nuestro principal alimento. Nuestra convicción, reafirmada más de una vez por mamá, era que a ese pequeño español bondadoso debíamos el no haber muerto de hambre, sobre todo nuestra hermanita a quien no le faltaron nunca varias mamaderas diarias para suplir los pechos casi secos de mamá” (21).


En 1844, llegó a la Argentina el danés Juan Fugl, pionero que se estableció en Tandil cuando los indios habitaban la región. El “relató que después del sitio indígena de Tandil en el mes de noviembre de 1855, ‘Al fin de cuentas, los soldados que llegaron no habían resultado mucho mejor que los salvajes, pues en las casas abandonadas que encontraron, robaron todo lo que pudieron y les fuera útil’. Resultaba notorio que la Guardia Nacional por lo general llegaba después de que los indios habían hecho los peores destrozos” (22).


Señala John Lynch que “Los pioneros, en muchos casos, fueron los colonos inmigrantes y desde el comienzo de la década de 1880 la cría de ovejas también llegaría a Tandil. (...) Los inmigrantes también podían convertirse en víctimas de la especulación con la tierra; cuando los especuladores compraban tierras a bajo costo y las vendían a los recién llegados a precios más altos o cuando se subdividían o arrendaban las grandes propiedades” (23)



En esa localidad, a fines del siglo XIX, se establecieron mis bisabuelos, el matrimonio integrado por Guillermo Paggi y Lucía Silvani, procedente de Lombardía. Otro lombardo afincado en Tandil, Martín Illia –quien más tarde sería padre del presidente-, logró “salvarse de un malón que arrasó con los pobladores de la zona” y regresó a Italia. Corría 1872, el año de la “masacre” –en la que no tuvieron que ver los indios- que costó la vida a muchos extranjeros. “En 1876, volvió solo al país, trabajando como jornalero en la construcción de ferrocarriles” (24).


Hugo Nario describió la dura vida de los picapedreros en Tandil: “Despeñarse, quedar aplastado por el desprendimiento de piedras o cascajo, perder un ojo reventado por una escalla o por un pinchote mal templado, morir destrozado por una voladura imprevista, caer bajo las ruedas de las zorras que bajaban cargadas de material desde lo alto de la pendiente, o carros cuyo control de descenso se perdía, y volcando arrastraban por el precipicio a caballos y conductor. Y en todo tiempo, el arresto, el allanamiento, las redadas, días y meses de encierro, la amenaza de la deportación, a veces sin proceso” (25).


Sobre Colonia Urquiza, escribe Gabriela Bovcon: “En sus comienzos, los primeros en ocupar estas tierras fueron: Guillermo Décker, de origen holandés, seguido por el inglés John Mhay, dueños originarios del territorio. A partir de la ley de Nacionalización de grandes latifundios, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, estos terratenientes deciden negociar sus tierras La colonia fue pensada por el Consejo Agrario Nacional como resultado del segundo plan quinquenal para que, grupos de diversas nacionalidades europeas se instalaran y desempeñaran la actividad agrícola. Es así que las primeras familias en llegar al lugar fueron de origen italiano, entre ellas: la familia Di Carlo, Petíx, Fanara y Parrillo. (...) los italianos ingresaron a la colonia para trabajar la tierra, porque se les proporcionaba un territorio, en donde veían muchas posibilidades de progreso para ellos” (26).


“Baradero se convirtió en asiento de una de las primeras colonias, fundada por familias suizas, el 4 de febrero de 1856” (27).


En noviembre de 2000 se llevó a cabo, en el Salón Azul del Honorable Congreso de la Nación, la muestra “De los Alpes a las pampas Un siglo y medio de presencia suiza en Baradero” (28).


La organizaron la Bibliotheque Cantonale et Universitaire de Fribourg, la Association Baradero-Fribourg (Suiza), la Sociedad Suiza de Baradero (Depto. Historia) y el Honorable Senado de la Nación”. En el discurso pronunciado con ocasión de otorgársele la ciudadanía italiana y la Medalla de Oro a la Cultura Italiana en la Argentina, dijo Ernesto Sábato: “En el siglo pasado, mis padres llegaron a estas playas con la esperanza de fecundar una tierra de promisión. Se instalaron en la ciudad de Rojas, donde tuvieron un pequeño molino harinero” (29).

En su poema “La Condra”, Fulvio Milano canta: “Así la llamaba el abuelo italiano. No sé/ qué significa este nombre. Condra,/ la yegua blanca que atábamos al sulky./ ¿Qué voy a hacer, Dios mío, con este/ nombre raro/ a través de la gente, a través del olvido?/ La Condra, impredecible de caprichos en/ los caminos rurales,/ batía al aire los remos nerviosos, disparaba/ por fantásticos ríos/ tronaba el abuelo, y yo veía palidecer/ en tambaleante escorzo el angustioso sueño/ de la llanura” (30).


Aurora Alonso de Rocha se refiere a los editores de periódicos de Olavarría, localidad bonaerense: “Los españoles, dueños de un buen idioma hablado y, seguramente, monopolizadores del español escrito en un país babélico, eran los editores obligados” (31).

En “José Balbino, el portugués” (32), Maria Elena Massa de Larregle relata la historia de este inmigrante. “El había nacido en Portugal el 9 de marzo de 1900. Casado con Ana Brígida Ferreyra y padre de una niña (María, hoy señora de Elbey), pasó con ellas a Francia por un breve tiempo, y desde allí vinieron todos a la Argentina en 1930. Su lugar de radicación fue una cantera próxima a Villa Mónica, llamada según referencias Cerro del Aguila, donde trabajó como picapedrero. Era ése un oficio duro pero muy requerido en tiempos en que continuaba avanzando el empedrado en ciudades del interior (recién después del año 1938 fue desplazado por el asfalto, llegando esa tarea de recambio a Olavarría, hasta tiempos de la intendencia de Alfieri, en los años setenta”. Por participar en una huelga de obreros, se quedó sin empleo. “Una circunstancia fortuita lo constituyó en dueño de un colectivo marca Chevrolet: fue la forma de poder cobrar una suma que le adeudaban por salarios. Y con ese vehículo, tuvo la posibilidad de iniciar lo que sería su ocupación de allí en más: conducir el UNICO medio para viajar entre Bolívar y Olavarría en forma directa y en colectivo”. Años más tarde, la muerte se le anunció estando al volante: “Continuó en Olavarría un tiempo más en viajes particulares para CORPI, para escuelas de educación especial. En una de estas tareas de transporte, llevando en su viejo colectivo chicos de una Escuela Diferenciada (como se llamaban entonces) lo alcanzó el invisible rayo de su destino. Sintiéndose mal, tuvo lucidez y un último gesto de responsabilidad, por las vidas que transportaba, para quitar el pie del acelerador y llevar con suavidad la marcha hacia el borde de la vereda. Y dejó que el infarto hiciera su obra. Falleció a los cuatro días, el 30 de enero de 1968. Preguntó por ‘los chicos’ –los escolares- y cerró los ojos. Se había cumplido un ciclo en una vida”. Antonio Dal Masetto llegó a Salto a los doce años, donde –afirma en una entrevista- “Empezó el duro aprendizaje, la transculturación. Cansado de que lo cargasen por su forma de hablar, decidió esforzarse para aprender el castellano. Para eso recurrió al arte. Su padre se asoció con su tío en una carnicería. Dal Masetto empezó a seleccionar las revistas que llegaban para envolver y, entre los globitos y el dibujo de las historietas, empezó a adentrarse en el idioma” (33).

En “Pleamar”, Oscar González evoca al capitán Griffith George, quien, tras naufragar en 1883, se radicó en la estancia “Los Yngleses”, en el Partido de General Lavalle (34).

Marcos Alpersohn fue pionero en la colonia Mauricio, en la provincia de Buenos Aires, y primer cronista de un asentamiento judío en la Argentina. “Dejó escrito su interesante testimonio sobre la llegada al país, en 1891”, en el que manifiesta: “Nadie nos recibió en la estación: ningún empleado de la empresa colonizadora del Barón nos aguardaba. El jefe de la estación de Casares, un morocho alto, de tupida cabellera encrespada, salía a cada rato de su oficina y sonreía zalameramente a nuestras hermosas mujercitas; pero al ver que ninguna de ellas le prestaba la menor atención, irritóse, al parecer, sacudió su melena, se encerró en su oficina y no volvió a salir. Aquellos de nosotros que conservaban aún en sus hatillos un pedazo de pan, hicieron uso de él. Poco a poco los niños fueron sintiendo hambre y nos dispersamos por los almacenes en busca de pan, pero ese artículo no se encontraba en ninguna parte. Los ojos se nos salían de impaciencia mirando en todas las direcciones, por si llegaba alguien para conducirnos hacia "nuestras" chacras. Así pasaron horas tras horas, sin que apareciera nadie. La gente empezó a irritarse, cundió el descontento, primero quedamente y luego con fuerza cada vez mayor. Grupitos de los nuestros se ubicaron al lado de los rieles y peroraban gesticulando con las manos y los pies. Lentamente el desaliento y la desesperación fueron penetrando en los corazones, creciendo de instante en instante. Los ojos de todos se fijaron en los yuyales: "¡Ahí vienen!", parecían decir. Algunos lanzaron, a cuenta de los negligentes funcionarios colonizadores, ciertos improperios en lengua rusa. Otros se diseminaron por los senderos de la maleza, pero al rato volvieron, jadeantes, sudorosos, cubiertos de abrojos. Así transcurrió el día hasta las dos de la tarde. Súbitamente se dejó oír el chasquido de un látigo y de entre los yuyos apareció una carreta de ruedas altísimas, uncida a una decena de caballos. Detrás de ella venía otra y otra, hasta completar ocho, todas sobre dos extrañas ruedas y se colocaron en fila, a lo largo de la vía férrea. Un joven rubio, montado en un caballo arisco, llegó al instante y ordenó algo a los negros que manejaban las carretas y acto seguido cada uno de ellos desparramó desde arriba, directamente sobre la hierba, una montaña de galletas secas. Otro señor, joven, blanco como la leche, de rasgos finos y delicados movimientos, llegó en un caballo lindamente enjaezado, nos saludó en alemán y se presentó como nuestro administrador, el señor Gerbil. El que tenga hambre, que coma de estas galletas -nos dijo. Debido a que nuestro pudor había quedado quebrantado en la frontera alemana, al primer bocado de misericordia que nos arrojaran los judíos tudescos, y debido también, en parte, al hambre que nos venía apretando, no demostramos ninguna resistencia ahora; sin dejarnos rogar nos lanzamos como salvajes sobre los panecillos de la mendicidad, disputándonoslos. Los rostros broncíneos de los argentinos, al ver esta escena, se contrajeron de espasmo; agitaron fuertemente las manos y viendo que las criaturas hambrientas no podían romper con sus tiernos dientes las galletas petrificadas, bajaron de las carretas y nos enseñaron cómo proceder con aquel manjar; golpearon las galletas contra las llantas de las ruedas y las quebraron como pedazos de vidrio; luego metieron los trozos en agua, y se los lanzaron a los chicos, hambrientos, murmurando: "íPobres niños! íPobres inmigrantes!" (...)” (35).


Mario Goloboff rercuerda su infancia en Carlos Casares: “fui un bilingüe auditivo de nacimiento. Lamentablemente, no hablé el idish, pero sin duda fue la primera lengua que oí y escuché en mi infancia. Y entre los dolores y terrores de la infancia y de la guerra (en aquel momento, en su esplendor), y en un pueblo como Carlos Casares (uno de las colonias judías más importantes que hubo en la provincia de Buenos Aires), me tocó vivir desde muy chico los temores familiares y las pocas esperanzas de que las cosas terminaran bien. Creo que esto, junto a la lengua, es lo que me ha marcado más profundamente” (36).


Nissin Mayo entrevistó a Salvador Cohen, quien relató: “Mi papá, Mair Cohen y mamá, Raquel Cohen (no eran parientes) se conocían de Magnasía (hoy Manisa), un pueblo cercano a Esmirna, Turquía. Papá llegó a la Argentina alrededor de 1910 y ella por 1921. Se casaron en Buenos Aires, donde yo nací el 31 de julio de 1923. (...) A su llegada a la Argentina él se instala en Gral. Villegas, Pcia. de Buenos Aires, con un negocio de zapatillas, telas y ropas. Lo ayudaban mi tío Aarón, (hermano de mamá que llegó de Turquía por 1910) y mamá, que también hacía los trabajos de la casa. Los miércoles, papá salía a vender en el pueblo. (...) Mi tío Aarón, que vivía con nosotros, rezaba las oraciones en hebreo todas las mañanas, poniéndose en la cabeza una carpetita en forma de kipá (gorrita) con la cual a veces salía, sin darse cuenta, a la calle. Mi tío hablaba cinco idiomas, entre otros el djudeo español . El negocio sólo cerraba en Iom Kipur (día del Ayuno y el Perdón Divino) y un cartelito anunciaba: ‘cerrado por balance’. (...) En Villegas cursé la escuela primaria. En el segundo grado nos pegaba la maestra, Srita. Balán. Usábamos gorra de vasco, que debíamos sacárnosla cuando saludábamos a las mujeres; si no lo hacíamos nos tiraban de las orejas hasta dejárnoslas rojas. En 1933, recuerdo, hubo una gran invasión de langostas; las paredes se pusieron negras y tuvieron que eliminarlas con aplanadoras. En una ocasión, un zapatero italiano, cuando yo jugaba con su hijo a la pelota, agarró su cuchillo de zapatero y me dijo jugando: ‘ te corto, te corto’, y me hizo un corte en la pierna izquierda. Todavía tengo la marca. En Villegas me recibí de tenedor de libros en 1934. Mi hermana Victoria, debió estudiar obligatoriamente, en el Colegio, religión católica”. El entrevistado recuerda a General Villegas “como un pueblo agrícola-ganadero, de casas bajas, con dos cines, simpático y económicamente progresista. Había muchos ingleses, exposiciones y ventas de ganado, con la intervención casi permanente del martillero Bullrich. Allí tenía amigos. Jugábamos a la pelota y con el trompo y las bolitas. Con ellos y mi familia, pasé una infancia y adolescencia feliz” (37).


En San Vicente vivió la viuda de Oskar Schindler. “El libro Yo, Oskar Schindler (38), una recopilación de documentos fidedignos y originales, según su autora, Erika Rosenberg, intenta reivindicar la imagen de Schindler frente a la que presentó Steven Spielberg en su película sobre este empresario alemán salvador de miles de judíos. La escritora argentina, quien presentó en Budapest la versión húngara de este libro escrito originalmente en alemán y presentado el año pasado en la Feria Internacional del Libro de Frankfurt, recalcó que siente ‘una obligación moral, como amiga de la viuda de Schindler, de borrar esa imagen de 'don Juan' y especulador que ofreció Spielberg en La Lista de Schindler'. Rosemberg señaló que ‘quizás ésta sea una de las mejores formas de recordar la memoria de Oscar Schindler, fallecido en Alemania en 1974, y de la viuda de Schindler, Emilie, quien falleció hace una semana, a los 93 años de edad, en Brandemburgo’. Schindler, junto a su esposa, salvó la vida de más de 1.300 judíos al darles trabajo en su fábrica y protegerles así de la deportación, recalcó la autora del libro y biógrafa de Emilie Schindler. El industrial alemán, además, repartió más de dos millones de marcos entre los judíos a quienes salvó, según atestiguan los documentos, explicó Rosenberg. ‘Yo nunca vi que los estadounidenses hayan puesto en una película las buenas actuaciones de un alemán, así que Spielberg no podía hacer otra cosa que lo que hizo», señaló Rosenberg. ‘Una película nacida de un sentimiento estadounidense, dirigida por un director estadounidense y escrita por un australiano presentado al público como americano, no pudo tener otro resultado que La lista de Schindler’, comentó la escritora argentina. ‘Es cierto que Spielberg no pudo utilizar la documentación que aparece en mi libro porque no sabía de su existencia, ya que la misma apareció en el año 1998, pero mi pregunta es que por qué no utilizó a la viuda’, recalcó Rosenberg. Agregó que, ‘según la carta que tengo en mi poder, Spielberg invitó a Emilie Schindler a Jerusalén para rodar las últimas imágenes de su película, como una sobreviviente y nada más’ “ (39).


Oskar Schindler “Después de la guerra, dirigió un rancho en Argentina (1949-1957), quebró y regresó a Alemania. En 1961 fue invitado a Israel, donde recibió la Cruz del Mérito en 1966 y una pensión del Estado en 1968. La novela de Thomas Keneally, El arca de Schindler (1982), fue llevada al cine con el título de La lista de Schindler, en 1994 por el director Steven Spielberg, y obtuvo los premios Oscar más importantes, entre otros al mejor director y a la mejor película en ese año, dando a conocer las actividades de este héroe de guerra a un público mucho más numeroso” (40).

En Matanzas se afincó el gringo Sardetti, a quien Juan Moreira mata por haber negado la deuda que tenía con el gaucho. “Concluyamos que es tarde –dijo levantándose de pronto-. Amigo Sardetti, vengo a que me pague los diez mil pesos o a cumplir mi palabra empeñada. El pulpero vaciló, miró con espanto a Moreira, y dirigiendo una mirada de suprema súplica al paisano que había tratado de disuadir a aquel terrible acreedor, respondió de una manera humilde y quejumbrosa: -Yo no tengo plata, amigo Moreira; espérese unos días, y le juro por Dios que le he de pagar hasta el último peso. -No espero más –contestó el paisano con suprema altivez-; vengan los diez mil pesos o te abro diez bocas en el cuerpo, para que por ellas puedas contar que Juan Moreira cumple lo que promete, aunque lo lleve el diablo. Y con la mano segura desnudó su daga, que brilló con un fulgor siniestro. Los paisanos habían quedado helados; Sardetti estaba más muerto que vivo, y Moreira, arrogante y altivo, con la daga en la mano y la manta de vicuña volcada sobre el brazo izquierdo, estaba allí como el ángel del exterminio. -O pagas sobre el acto –dijo imperiosamente Moreira-, o te abro como un peludo. -No tengo plata –balbuceó el pulpero en una especie de estertor, mientras el paisano que desde un principio había tratado de evitar el lance, se cruzaba delante de la daga de Moreira, diciéndole: -No te pierdas, hermano; el gringo no vale la pena y vas a tener que huir del pago” (41).


En Don Segundo Sombra, Ricardo Güiraldes escribe acerca de ”la desvergüenza del gringo Culasso que había vendido por veinte pesos a su hija de doce años al viejo Salomovich, dueño del prostíbulo” (42).


En San Nicolás vivió Frances Armstrong de Bessler, que había nacido en Elma, Estado de Nueva York, en 1862. Llegó a la Argentina en 1879. “Había cursado estudios en la escuela secundaria de Buffalo y se graduó como profesora en la escuela normal de Winona. Fue destinada a la Escuela Normal de Catamarca, donde actuó como secretaria y profesora. Luego de seis años de eficaz desempeño, en 1884 el gobierno le encargó la organización de la Escuela Normal de Córdoba, de donde pasó a San Nicolás para cumplir igual cometido. Permaneció veinticinco años al frente de este establecimiento, hasta que se retiró. Había contraido enlace con el doctor John Alfred Bessler y durante su permanencia en San Nicolás conquistó el cariño de discípulos y amistades. Lo mismo que su hermana Minnie, poseía condiciones naturales para la música. Cantó y tocó el órgano en una iglesia de Buenos Aires hasta que la parálisis atacó sus manos. Falleció en esta ciudad el 6 de mayo de 1928” (43).


Elena Guimil es la autora de “Mi búho” (44), uno de los seis relatos del Premio La Nación 1999 de Cuento Infantil. En ese relato, que transcurre en Pellegrini, la escritora recuerda la oportunidad en que su padre, “un gallego fornido” le trajo un pichón. Acerca del texto premiado, afirma la autora: “Este cuento nació en un momento muy especial de mi vida, donde los recuerdos de la niñez se hacen vívidos, provocados por un hecho sutil: encontrarme de frente con los grandes ojos amarillos de un pichón de lechucita, parado en un alambre de un camino de tierra rumbo a un campo”. En la provincia de Buenos Aires vive Francisco Sainz, “Hombre solo, siempre. De recién cumplidos 85 y costumbres rudas como el campo. Hijo de un español de Santander, el primero de la familia en meter la mano en esas tierras, hace cien años. La casa está en lo alto del terreno y todo alrededor es horizonte limpio. Un patrimonio de cuatro mil hectáreas compradas de a pedacitos, en las entrañas de Buratovich” (45)

.A principios de la década iniciada en 1880 existía una sola población importante en el sur: Carmen de Patagones, ciudad ya centenaria, dueña de un estilo y de tradiciones propias. A lo largo del siglo XIX, maragatos hispanos, corsarios extranjeros, comerciantes italianos y criollos de distintas provincias argentinas, se agregaron a sus primitivos habitantes" (46).

En esa misma provincia se afinca el protagonista de un cuento de Arturo M. García: “Don Javier Echegaray y Tarragona, oriundo de San Sebastián en el país vasco y como su nación, fuerte de temperamento, férrea voluntad, constante en el trabajo y perseverante en sus ideas había llegado a la Argentina a los doce años con unas ansias inconmensurables de hacerse la América. Recaló en Buenos Aires, pero la ciudad que crecía no le brindaba muchas ilusiones y esperanzas, eran los resabios de la generación del 80 con su crisis económica, financiera y social y Javier evocando las praderas vascuences y las montañas pirenaicas, solo, se exilió de nuevo. Viajaba como linyera en trenes de carga hacia el Sur, comenzó a admirar las extensas pampas, se asombraba contemplando la cantidad de ganado pastando a la vera de los rieles del ferrocarril, asentándose por fin como peón en las regiones de Pigüé, Coronel Suárez y Saavedra. Trabajó mucho y fuerte, ahorró dinero y junto con las pocas pesetas que le mandaban los tíos desde la patria, fue haciendo un capital que le permitió comprar primero unas pocas hectáreas, luego más terrenos, una granja después y por fin una estancia en la zona de Tornquist” (47).

Arturo M. García relata, en “Ella eligió así”, lo sucedido a Raquel Amanda Olascoaga, hija de vascos tomada cautiva por Biguá, con quien pidió contraer matrimonio cristiano, rehusando volver a la sociedad. Cuando la llevaron los indios, ella era una “mujer de treinta años de edad, dama de recio temple y extraordinaria hermosura, hija única de un matrimonio de origen vasco, que después de haber habitado muchos años en el Río de la Plata, donde cosecharon una ingente fortuna a través de negocios de importación de bebidas espirituosas, traídas de Europa, se volvieron a su país natal, dejando a su hija ya madura, al frente de sus casas en Buenos Aires y Montevideo” (48).


La casa de Myra (49), de Aurora Alonso de Rocha, fue distinguida en 2001 con el Segundo Premio para Autores Inéditos, en el “Concurso organizado por la Fundación El Libro, en el marco de la 27ª Exposición Feria Internacional de Buenos Aires ‘El libro del Autor al Lector’ ”. En esa obra, protagonizada por una gallega tomada cautiva por los indígenas, narra un personaje: “En unos meses se le puso la piel del color del cuero sobado, se le hicieron unos manchones del solazo debajo de los ojos y como no los tiene oscuros como las otras se ven como gemas transparentes. En lo que se ve del descote es pura mancha y peca y tiene el pelo cerdoso, enrulado y reseco de tanta agua e intemperie. Igual que las chinas va mezclada de cristiana y de india: le cuelgan unas ajorcas pesadas, se ata las clinas con seda trenzada y las botas son las de media caña, de pata de potro pero finísima, muy retobada (¡Que las quisiera para mí!), con lazos de colorines y bordados. Por arriba usa un vestidito de percal que ha de ser el que traía cuando la encontré en el puerto, según recuerdo, así que va medio disfrazada pero tan cargada de lazos y joyas como una princesa”. Jorge Luis Borges –a quien María Rosa Lojo volvió personaje de ficción, en Las libres del Sur-, relata: “Sin contar los muchos relatos de la Conquista española, entre nosotros ya Sarmiento hablaba de un mayor Navarro –todo un dandy- que se casó con la hija de un cacique, y bebía la sangre ‘en la degolladera de los caballos’. Mansilla cuenta otros tantos episodios, y mi propia abuela, que era inglesa, conoció uno muy de cerca. Estaban en Junín con el abuelo Borges, que era jefe militar de la frontera, y una tarde se presentó en el pueblo una mujer rubia, vestida de india. Venía a abastecerse de ‘vicios’ (yerba mate, azúcar, aguardiente) y traía pieles, tejidos y plumas de avestruz para canjear en las pulperías. Mi abuela pidió hablar con ella, y la otra le contó su historia en un inglés rústico, que parecía un instrumento oxidado. Era una inglesa, cautivada por un malón cuando chica. No quiso saber nada de volver son los cristianos, aunque la abuela le ofreció todas las seguridades, para ella y para los hijos que tenía con un cacique. Tiempo después, volvió a encontrársela. Estaban en un bañado, degollando una oveja, y la india inglesa cruzó a caballo, y se tiró al suelo y bebió la sangre caliente...” (50)


En “Flandria, la ciudad-fábrica cuyo espíritu vive en una banda”, Jorge Iglesias se refiere al belga Julio Steverlynck; presenta, además, el testimonio de personas que estuvieron vinculadas a la Algodonera Flandria. Iglesias escribe: “Por cierto, en la Argentina de finales de los veinte, encontrar un obrero textil calificado era tarea de cíclopes. Así, Steverlynck le abrió las puertas de la fábrica a gran cantidad de inmigrantes españoles e italianos. Toda gente que había dejado sus raíces. Gente que venía a ‘hacer la América’. Mejor, ¿por qué no?: a hacer la Flandria... Pero, como la gente trabajando se hace, de los telares no sólo salieron telas, como se verá, también salieron ‘hombres de Flandria’ “ (51).


La decisión de María (52) es el libro que escribieron María Carmen Merbilhaa del Frate y Amalia María Calandra Merbilhaa. “Las autoras, al encontrar las cartas de su abuela, hija de inmigrantes bearneses que se establecieron en el campo a mediados del siglo XIX, descubren interesantes testimonios de vida en el pueblo de General Belgrano y en la ciudad de La Plata a principios del siglo XX. Ellas agregan comentarios y anécdotas propias o transferidas por sus familiares. Pretenden homenajear a su querida abuela y contar a sus descendientes, con un toque de humor, vivencias de la infancia que compartieron” (53).


La portuguesa Zulmira Rosa Alves recuerda a sus vecinos húngaros. Ella llegó a la Argentina en 1950 y se afincó en Villa Elisa. “Villa Elisa es una localidad de cerca de 50000 habitantes cercana a la ciudad de La Plata. Este es su hogar ahora, aquí tuvo su familia y vivió toda su vida desde vino a este país. Llegó cuando al regreso de su padre a la Argentina no pudo volver a trabajar en Loma Negra. Las tierras de Pereyra Iraola habían sido expropiadas en gran parte y esos terrenos eran alquilados a familias de inmigrantes que trabajaban la tierra. En una de esas tierras se instalaría su familia para comenzar a pelear en esta Argentina. Los primeros tiempos fueron difíciles, se encontraron en medio de una comunidad húngara con la que se hacía muy complicado comunicarse. Existía un importante asentamiento de portugueses que se dedicaban a la floricultura pero se encontraban del lado oeste de las vías del Ferrocarril Roca y no tenían contacto con los quinteros (húngaros)" (54).

Nacido en Berisso, Esteban Peicovich, hijo de dálmatas, recuerda la localidad como “una sociedad compuesta por treinta y siete etnias diversas que, en medio de la crisis, hacía de la vida vecinal un acto religioso. No piqueteaban. Se defendían con el trueque, la huerta y la mano pronta al caído en desgracia mayor. Una red de asistencia que permitía preservar la costumbre traída: mantener lo genuino y sostener a los hijos en medio de la adversidad” (55).


En “Canción a Berisso”, Matilde Alba Swann recuerda las escuelas de esa localidad: “Yo le canto a tus niñas saliendo de la escuela:/ alemanas, rusitas, italianas, armenias,/ distintas lenguas todas e idéntico candor;/ y canto a las pequeñas hijas de mi tierra/ "made in argentina" levadura extrajera,/ raíces que se prenden a un destino mejor.// Le canto al influjo de tus academias/ alimentando el sueño de tu adolescencia/ por salir del hollín;/ y canto a tus escuelas nocturnas para adultos/ donde padres y abuelos aprenden a escribir” (56).



Gabriel Báñez es el autor de Virgen (57), novela finalista del Concurso Editorial Planeta 1997, en la que evoca la inmigración del belga Divas y su hija, Sara. La inmigrante, décadas después, recuerda: “Había llegado a Ensenada a finales de los treinta, con apenas nueve años y un padre belga que, además de venir huyéndole al antisemitismo, tenía la abstracta pretensión de vender sombreros en una tierra en que los hombres apenas si se cubrían las ideas con el sudor y los sueros del frigorífico inglés que se sostenía junto a las charcas del puerto. Todavía podía escuchar el rolido de las aguas contra el casco del lanchón de amarre, los saludos violentos de la tripulación a lo lejos, y la mano aterrada de su padre mientras le ayudaba a bajar de la planchada. No iba a olvidarla jamás: era una mano con consistencia de pez, húmeda y avergonzada. Desde ese día Sara Divas sintió la exacta revelación de qué cosa eran los hombres: personitas indefensas y minúsculas a las que había que proteger, pero en las que nunca se podía confiar. También conservaba una foto percudida y oxigenada de la casa natal, en Bruselas, y algunos moldes de cabezas humanas que su padre había ido descartando a medida que el país se le hacía carne o corned beef y se alejaba de los moldes ideales del pensamiento”. Un informe publicado por la Asociación Caboverdeana de Ensenada – “la más antigua del mundo de todas las que nuclean a caboverdeanos en el exterior”-, destaca que “La inmigración caboverdeana llegó a principios del siglo XX, en consonancia con el resto de los inmigrantes. A diferencia de los 12 millones de africanos que llegaron a América entre los siglos XV y XVI, los caboverdeanos fueron los únicos que no llegaron como esclavos, sino en busca de trabajo y mejores horizontes para desarrollarse. A diferencia de los europeos, no llegaron empujados por guerra alguna. Por el carácter insular de Cabo Verde, sus hijos inmigrados eran expertos marineros y también habilidosos pescadores, por lo cual buscaron aquí sitios con puertos, como Ensenada y Dock Sud. Aquí, la mayoría de los caboverdeanos se empleó en la Marina Mercante y la Armada” (58).

Notas 1 Chajchir, Mauricio: “Viaje al país de la esperanza. Relato de un viajero del Pampa”, en La Opinión, Buenos Aires, 8 de agosto de 1976, reproducido en Asociación de Genealogía Judía de Argentina, Toldot #8. Noviembre de 1998.

2 Zárate, Francisco de: “A la pesca”, en Clarín Viva, 23 de mayo de 2004. Fotos: Andrés Hax.
3 S/F: “El baratillo”, en La Capital, Mar del Plata, 25 de mayo de 2000.
4 S/F: “Mar del Plata: Fallas criollas”, en La Capital, Mar del Plata, 21 de marzo de 2004, http://www.lacapital.com.ar/.
5 Miguelí, Perla: “Introducción”, en Miguelí, Perla y Leguizamón, Pedro: Primer cancionero gitano de la Argentina. Recopilación y notación musical. Mar del Plata, 1995.
6 Castrillón, Ernesto y Casabal, Luis: “El día que fue arrasada Varsovia”, en La Nación, Buenos Aires, 1° de septiembre de 2002. 7 S/F: “Centro Cultural Pipach”, en el folleto de la institución. Villa Gesell, 2004. http://www.villagesell.gov.ar/.
8 Miguel, María Esther de: “Amy Stirling”, en el gRillo, Buenos Aires, Marzo-Abril de 2003, Año 12, N° 34.
9 Bjerg, María M.: Entre Sofie y Tovelille Una historia de los inmigrantes daneses en la Argentina (1848-1930). Buenos Aires, Editorial Biblos, 2001. 191 pp. (La Argentina plural).
10 Kremer, Isaías Leo: “Proveeduría ‘El Progreso’ “, en Mundo Israelita. Buenos Aires, 8 de agosto de 2003.
11 S/F: “Historia de pioneros”, en Clarín, Buenos Aires, 2 de febrero de 2002.
12 Waksman, Angela Mónica: “La construcción de nuestra identidad”, en Hupert, Pablo, et al: Qué significa ser judío hoy Ensayos premiados del Concurso AMIA 2004 Juana y Julio Kolonsky. Buenos Aires, Milá, 2005. 180 pp.
13 Geraghty, Michael John: “Lands, lambs and churches”, en Buenos Aires Herald.
14 Guyot, Héctor M.: “Sociedad. Irlandeses en la Argentina. Una verde pasión”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 13 de marzo de 2005. Fotos de Daniel Pessah.
15 ibídem
16 Weyne, Olga: El último puerto. Del Rhin al Volga y del Volga al Plata. Buenos Aires, Editorial Tesis / Instituto Torcuato Di Tella, 1986.
17 Chiérico, Ariel Edgardo: en La Capital de Mar del Plata.
18 Ketzelman, Zahira Juana: en el gRillo, Suplemento: Gabinete de Letras y Arte. N° 9, 2000.
19 S/F: “Azul: nuestra esencia, nuestra identidad”, en El Tiempo, Azul, 15 de diciembre de 2002.
20 Zappietro, Eugenio Juan: De aquí hasta el alba. Barcelona, Planeta, 1971.
21 Verbitsky, Bernardo: Hermana y Sombra. Buenos Aires, Editorial Planeta Argentina, 1977.
22 Lynch, John: Masacre en las pampas. La matanza de inmigrantes en Tandil, 1872. Buenos Aires, Emecé, 2001.
23 ibídem
24 Frigerio, José Oscar: Italianos en la Argentina LOS LOMBARDOS. Buenos Aires, Asociación Dante Alighieri de Buenos Aires, 1999.
25 Nario, Hugo: “Cortando piedra”, en Todo es historia, N° 178, Marzo de 1982.
26 Bovcon, Gabriela: “Inmigración Italiana y Japonesa, en Colonia Urquiza”, en http://www.perio.unlp.edu.ar/.
27 S/F: “Las corrientes inmigratorias en Argentina, La aventura de los pioneros”, en Argentinaexplora.com, 2001.
28 S/F: “De los Alpes a las pampas”, en http://www.baradero.com.ar/

29 Sábato, Ernesto: “La memoria de la tierra”, en La Nación, Buenos Aires, 5 de diciembre de 1999.
30 Milano, Fulvio: “La Condra”, en El Tiempo, Azul, 12 de noviembre de 2000.
31 Alonso de Rocha, Aurora: “Los gallegos en Olavarría”, en El Tiempo, Azul, 30 de octubre de 1994.
32 Massa de Larregle, María Elena: “José Balbino, el portugués”, en Revista N° 4, 2000, Dirección y coordinación: Aurora Alonso de Rocha. Archivo Histórico “Alberto y Fernando Valverde”, Municipalidad de Olavarría, Secretaría de Gobierno.
33 Roca, Agustina: “Historia de vida”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 12 de julio de 1998.
34 González, Oscar: “Pleamar”, en El Tiempo, Azul, 1° de diciembre de 1996.
35 Alpersohn, Marcos: “Memorias de un pionero”, en Clarín. Fuente: Memorias de un colono argentino, en Judaica N° 50. Tomado de Senkman, Leonardo: La colonización judía. Buenos Aires, CEAL, 1984.
36 Goloboff, Mario: “Teatro con debate: ‘Tras el paso de los grandes’ “, en Feierstein, Ricardo y Sadow, Stephen A. (comp.): Recreando la cultura judeoargentina / 2 Literatura y artes plásticas. Buenos Aires, Editorial Milá, 2004.
37 Mayo, Nissin: “De Turquía a Gral. Villegas”, en SEFARaires N° 15, Julio de 2003 (sefaraires@fibertel.com.ar).
38 Rosenberg, Erika: Las memorias de Oskar Schindler. Buenos Aires, Distal, 1998.
39 S/F: “Un matiz diferente”, en http://www.grupopayne.com.ar/.
40 Pérez García, José Javier: “Biografía de Oskar Schindler”, en http://www.alipso.com/.
41 Gutiérrez, Eduardo: Juan Moreira. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
42 Güiraldes, Ricardo: Don Segundo Sombra. Buenos Aires, CEAL, 1979. 216 pp. (Capítulo).
43 Sosa de Newton, Lily: Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas. Buenos Aires, Plus Ultra, 1986.
44 Guimil, Elena: “Mi búho”, en El desafío. Buenos Aires, Sudamericana, 2000.
45 Piotto, Alba: “Campo de batalla”, fotos de Rubén Digilio, en Clarín Viva, Buenos Aires, 21 de marzo de 2004.
46 Larra, Raúl: "La Patagonia hacia 1880", en La Argentina austral, volumen incluido en la colección Nuestro Siglo - Historia de la Argentina, dirigida por Félix Luna. Buenos Aires, Crónica, 1992.
47 García, Arturo M.: “El cóctel”, en el gRillo, Buenos Aires, N° 22, 1999.
48 García, Arturo M.: “Ella eligió así”, en el gRillo, Suplemento: Gabinete de Letras y Arte El tema es la libertad, N° 18, 2004.
49 Alonso de Rocha, Aurora: La casa de Myra. Buenos Aires, Fundación El Libro, 2001.



50 Lojo, María Rosa: Las libres del Sur. Una novela sobre Victoria Ocampo. Buenos Aires, Sudamericana, 2004.
51 Iglesias, Jorge: “Flandria, la ciudad-fábrica cuyo espíritu vive en una banda”, en La Nación, Buenos Aires, 28 de enero de 2001. 52 Marbilhaa Del Frate, María Carmen y Calandra Merbilhaa, Amalia María: La decisión de María. Buenos Aires, Dunken, 2003.
53 S/F: en Marbilhaa Del Frate, María Carmen y Calandra Merbilhaa, Amalia María: La decisión de María. Buenos Aires, Dunken, 2003.

54 Da Conceiçao, Mauro; Euguaras, Mariano; Flibert; Francisco; Marino, Roberto; Sánchez, Julián: “Sabores de una historia”, en http://www.ciet.org.ar/.
55 Peicovich, Esteban: “Volver a Berisso”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 24 de febrero de 2002.
56 Swann, Matilde Alba: “Canción a Berisso”, en Canción y grito, 1955. Incluido en http://www.matildealbaswann.com.ar/.
57 Báñez, Gabriel: Virgen. Buenos Aires, Sudamericana, 1998.
58 S/F: “Asociación Caboverdeana de Ensenada”.

fuente:
http://inmigracionyliteraturaellibro.blog.arnet.com.ar/
mgonzalezrouco@gmail.com


*María M. González Rouco de Prebble nació en Buenos Aires en 1960. Cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de dicha ciudad, de la que egresó con los títulos de Licenciada en Letras con Orientación en Letras Modernas (1984) y Profesora en Letras (1983).
Escribió su Tesis de Licenciatura sobre los aspectos autobiográficos de la obra de Manuel Mujica Láinez. Ha publicado ensayos, comentarios, reportajes, notas de actualidad, cuentos y poemas en los diarios La Prensa (donde tramitó, en 1990, su Matrícula Nacional de Periodistas), Clarín, La Nueva Provincia de Bahía Blanca, La Voz del Interior de Córdoba, La Capital de Rosario, La Capital de Mar del Plata, Diario de Cuyo de San Juan, Pregón de Jujuy, El Diario de Paraná, El Tiempo de Azul, El Tiempo de Saladillo, The Southern Cross, Mundo Israelita y Diario Armenia.
En 2007 creó el blog "Inmigración y literatura", el más visto de Arnet. En 2008 creó el fotoblog "Colectividades argentinas", uno de los más vistos de Arnet.Es autora de Inmigración y literatura, libro digital publicado en el sitio
www.monografias.com, y de las series Visiones del inmigrante, Inmigración a la Argentina: Personalidades e Inmigración a la Argentina: Colectividades, publicadas en el mismo sitio.